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⊹ ָ࣪ capítulo dieciséis.

De nueva cuenta Soobin puede percibir el mal momento que el Omega estaba pasando. Rápidamente frota sus ojos y ve como luz del baño se cuela por el pasillo gracias a que ha estado dejando la puerta abierta de su propia habitación, es así como entiende lo que pasa y no demora mucho en ponerse de pie, aún con el sueño colándose perezosamente por su cuerpo.

Se pone de cuclillas una vez que Kai da una última arcada y pasa su mano por la menuda espalda, intentando hacerle saber que está ahí, siempre lo estaría.

―Sin duda esto es lo que más estoy empezando a odiar ― Balbucea el castaño mientras refriega su nariz con la manga de su pijama.

Soobin le ayuda a levantarse, alistando las cosas y esperando pacientemente a que pueda cepillarse los dientes y enjuagarse la boca.

Kai resopla suave al terminar, tomándose unos segundos frente al espejo para ver que sus ojos están rojos debido al esfuerzo que ha estado haciendo a causa de los vómitos. En verdad le desagradaba.

―Cada cosa valdrá la pena, Ning.

El Omega lo sabe, siente que su animal interno también se esfuerza a pesar de que los días ajetreados en el trabajo lo tienen más cansado de lo normal. Tanto que al llegar simplemente quiere dormir rodeado del aroma denso de su mejor amigo.

―Ya, ahora debes descansar ― La voz ronca y algo adormilada de Soobin lo saca de sus pensamientos ―Mañana tenemos la primera cita con Namjoon.

―Pero es antes que termines tu turno en el trabajo.

―No importa, pediré permiso.

―Ya te dije que no hay problema si no vas, es el primer mes y-

― Quiero estar ahí ― Le interrumpió de pronto.

El Omega se tensó ante el leve cambio de tono y mordió su labio inferior al saber que, si decía otra palabra fuera de lugar, iniciarían una pequeña discusión.

Después de todo, Soobin era el padre biológico aunque hayan acordado otra cosa muy diferente.

Sencillamente no podía prohibirle algo referido al bebé cuando estaba en todo su derecho. Y con eso en mente, Kai evita pensar en el problema que esto traería después, en un futuro no tan lejano pero sí incierto.

¿Qué pasaría cuando su mejor amigo encontrara algún Omega y él un Alfa? Fuera lo que fuera, esperaba que Soobin sea el primero en encontrar el amor y no verse posiblemente afectado en cuanto lo que respecta a su hijo.

La idea no era que su mejor amigo en verdad quisiera crear un lazo paterno, estaba empezando a temer que no pudiera tomar el control y que al final todo se vaya por la borda. No quería que Soobin se hiciera ilusiones con el cachorro, pero tampoco quería dejárselo en claro y herirlo en el proceso.

―Tomémoslo con calma. ¿De acuerdo?.

El Alfa resopló, asintiendo levemente. No podía fácilmente evitarlo, y aunque era consciente de saber lo que en realidad quería Kai de él. Sus emociones corrían como las aguas de un río desembocando en el mar; un mar tan extenso como sus anhelos por el Omega y el pequeño pedacito de cielo que crecía en su vientre.

Se estaba perdiendo y ya no había marcha atrás, no podía retorceder o quitar la fuerza con la que su corazón latía por él.

El momento pareció ser incómodo. Dejó que Kai avanzara primero, iba seguirlo hasta su recámara para procurar que descansara correctamente, pero la tensión era tan filosa para él que se quedó quieto en el marco de la puerta ajena. No sabía muy que hacer cuando las inseguridades lo atacaban.

Tal vez Hoseok tenía razón... Kai no lo vería más que como su mejor amigo.

Respiró hondo, no quería que sus pensamientos negativos le ganaran, al menos no cuando estaba cerca del Omega.

Mordió el interior de su mejilla, retrocedió dos pasos y, antes de dar media vuelta, Kai lo llamó una vez más. Dejándolo ahí, estático; en la espera de lo que tenga que decirle.

Y a veces el castaño se sentía tan egoísta. Empezaba a odiar esa parte suya, su instinto de Omega que aclamaba por Soobin.

Juntando sus delgadas manos en el regazo, intentó tomar algo de valor para preguntarle.

―Tú... Uhm, Soobinnie... ¿Puedes dormir conmigo? ― Bisbiseó dificultosamente ―Y-Yo, es... Es mi Omega, necesito de tu aroma, por favor...

El Alfa sonrió, sin aparente atisbo de felicidad en realidad, no sabía lo que pasaba dentro suyo.

―Si no quieres, lo entenderé ― Dijo en forma de evitar cualquier bochorno más ―Disculpa por decirte eso, agh, yo... N-No sé en qué estab-

―Tranquilo, está bien.

«Nada lo está.»

Ignoró a la voz de la razón, dejándolo de lado para obedecer lo que dictaba el sentimiento, ese que parecía más fuerte; aquel que lo estaba volviendo débil ante cualquier petición de Kai.

―¿S-Seguro? ― Los ojitos curiosos le miraron fijamente ―Yo no quería decir eso... En serio, perdón, es mi Omega y-

Kai flexionó levemente sus rodillas y lle dio un casto beso en la frente, soltando feromonas para relajarlo. No deseaba que algo le afectara al futuro cachorro.

―Acuéstate, no te pongas así que debo cuidar de los dos.

Las mejillas de Kai ardieron ligeramente. De pronto, sintió que la rara distancia que siempre se interponía por "algo" que no podía descifrar, desapareció tan pronto como la voz sedosa del Alfa llegó a sus oídos.

Soobin dobló las mangas de su pijama hasta los codos y se echó a la cama para instantáneamente recibir el cuerpo del Omega en sus brazos. Kai se acurrucó, ronroneando por la calma y el efecto casi sedante que la calidez y el olor de Soobin tenían en él.

El rostro del Omega se posó cómodamente en su pecho y se abrazó a la cintura adversa.

―Soobinnie... En verdad lamento mucho decir cosas tontas.

El Alfa se preocupó al notar la voz acongojada. Rápidamente descendió su rostro para observarlo, pero éste no sé dignaba a corresponderle el contacto visual.

―Ahora que lo pienso... Yo, yo no quiero hacerte daño con lo que está pasando.

―Hey, no lo haces ― Se apresuró en contestar, acunándole el rostro con una de sus manos. Kai al fin pudo observarlo fijamente ―¿Qué te hace pensar eso? Estoy muy bien, NingNing ― Mintió, reteniendo el que su aroma denotara el bajón de ánimo ―Todo es como debe ser, ambos lo acordamos. Solo... Solo es que tiendo a tener emoción. ¿Acaso tú no? ― Intentó sonreírle ―Al fin tendrás un cachorrito, lo que tanto anhelabas y que yo, como mejor amigo, quiero estar en todo momento, acompañándote...

Suspiró con algo de alivio al ver a Kai con una sonrisa suave como agradecimiento y que luego volvió a su sitio en el firme pecho del Alfa.

Soobin terminó por romperse un poquito cuando de esos labios salieron un: Te amo.

¿En verdad lo hacía?, Quizás no de la forma que él quería, con ese vigor que él sí.

¿Podría decírselo ahora?.

Quizás podía ser un buen momento, quizás estaba a tiempo de ya no dejar que el silencio de sus sentimientos pesaran cada vez más.

Sintió que sus manos sudaron, pero aun así, apegó más el cuerpo de Kai junto al suyo. Tomando gran aliento para atreverse a decirlo.

―Yo también te amo. ¿Lo sabes? Bueno, en realidad quizás no tienes ni la menor idea ― Dio un respiro ―Pero lo que quiero admitir hoy, o m-mejor dicho desde hace muchos años, es que yo ya no puedo verte como un amigo, Kai... N-No sé cómo pasó, pero un día me convertiste en esto... Te amo de una manera diferente, te amo con tanto en el pecho... Con tanto que quiero demostrarte pero que siempre termino callando, producto de mi temor a que te alejes, a que no quieras romper nuestra amistad, a que me rechaces y decidas tomar distancia... ¿Sabes cuánto duele verte suspirando por alguien más? Creo que tampoco-

Guardó silencio, su sentido agudo del oído detectó el leve ronroneo combinado con cierto débil ronquido; digno de un pequeño felino como lo era Kai.  A ello se agregaba el movimiento calmado de su respiración, más lento y liviano.

Entonces lo comprendió.

El Omega ya había caído en un profundo sueño.

Soobin volvió a guardarse sus palabras, reprimirlas ante la que fue su segunda oportunidad; acabando con otro obvio fracaso.

"Mañaña será un día mejor."

Convencido, se permitió disfrutar lo que en esa madrugada Kai le estaba ofreciendo.

―Si tan solo me dejaras amarte...

Susurró, la frase perdiéndose en el aire mientras que él lo hacía con el Omega entre sus brazos, escondiendo su rostro en la curvatura del cuello ajeno y dormitar bajo la dulce fragancia.

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