﹒ " ✶ ˖ capítulo cuatro ۫
Soobin estaba muy enojado. ¿La razón?, Hueningkai había roto su cuento favorito. Y, por esa razón, el niño ya no quería ver al bebé jamas, ¡Jamas de los jamases!.
Y así, esa tarde, totalmente indignado, se marchó de la casa muy enojado e ignorando el llanto de Kai mientras lo llamaba a gritos desde la ventana.
Aunque, al dar los primeros pasos fuera de la casa, tenías muchas ganas de volver y cargar al bebé, se retractó al acordarse de como termino su libro favorito; Así que tomó la mano de su hermano mayor ―Quien fue el encargado de ir a buscarlo ya que sus padres estaban trabajando― y se fue sin siquiera mirar atrás solo una vez.
Soobin estába durmiendo cuando los constantes y cerca murmullos de sus padres en la habitación, queriendo despertar a Jungkook, lo terminaron por despertar a el también.
―¿Mamá qué sucede? ― Preguntó en un susurró confundido el pobre Jungkook, quien aun estaba algo dormido.
Al parecer ninguno de los tres se dieron cuenta que el menor se había despertado. No hasta que Hyorin le explicó a su hijo la razón del por qué lo despertaron:
―Tenemos que ir al hospital, cariño. Al parecer Hueningkai está mal y vamos a acompañarlos.
Al instante en el proceso el hecho de que: Hospital, Kai, y mal. Estaban en una misma oración, se sentó en su cama y miro a sus padres con ojos brillantes y puchero tembloroso.
―¿Qué pasó con Hueningie? ― Los adultos voltearon a ver sorprendidos al menor ―¿Por qué está en el hospital?.
―Hijo, ¿Qué haces despierto?, Vuelve a dormir ― Ordenó Changhyun pero Soobin negó sintiendo que sus ojitos se llenaban de lágrimas.
―¿Fu-Fue por mi culpa ve-verdad? ― Preguntaba con la voz ahogada a la par que limpiaba las pequeñas gotitas de lágrimas en sus ojos con sus puñitos apretados ―H-Hueningie está mal por mi culpa.
―No, no, no, bebé no pienses eso ― Instantáneamente y protectoramente, Hyorin lo rodeó con sus brazos ―No es tu culpa, ¿Sí?.
― Nada de eso, Soobin. No tienes porque culparte de nada. Con mamá solo iremos al hospital para acompañar a los Huening y volveremos, seguramente, a mitad de la mañana. Ahora ustedes solo vuelvan a dormir, ¿De acuerdo? ― Ordenó el Alfa, dejando un beso en la frente de ambos niños.
―¡No! ¡Yo ta-también quiero ir! ― Bramó decidido el pequeño Choi mientras se levantaba de la cama, yendo hacia su armario, para revólver dentro de el y buscar una campera que pueda ponerse. Encontrando una de Cooky ―de esas en las que, en la parte de la capucha, tiene orejas del dichoso personaje― y, entre lágrimas y gimoteos angustiosos, pasaba las mangas por sus brazos, sin darse cuenta que estaba al revés ―Ya e-estoy listo. Va-Vamos.
Hyorin lo miro con ternura, levantándolo del suelo entre sus brazos, y colocándolo cerca de su cuello para que pueda calmarlo con su aroma.
―No, no puedes mi pequeño fan de Cooky ― Susurró con cariño mientras repartía pequeñas caricias en su espalda ―Es muy peligroso que estés allí, podrías enfermarte.
―Pe-Pero... Quiero ir con Hueningie, Los doctores pueden asustarlo y yo no estoy ahí pa-para protegerlo ― Insistió mientras su madre lo depositaba en la misma cama que HyunSoo.
―Lo siento, cachorro. No podemos arriesgarnos a que puedas contraer una enfermadad allí ― Sentenció su padre en voz firme ―Te quedarás con tu hermano y cuando volvamos te llevaremos con Kai, ¿Está bien?.
Jungkook estába comenzando a preocuparse. Su hermanito no había dejado de llorar desde que sus padres se marcharon al hospital con los Huening ―y eso sucedió hace horas― y a pesar que había dejado de temblar y sollozar, lágrimas silenciosas seguían brotando y cayendo por sus palidas mejillas ya enrojecidas de tanto frotarlas con sus puñitos.
―Iré a preparar el desayuno, Bin ― Anunció mientras se destaba y se disponía a salir de la cama, pero la mano Soobin cerrándose contra su remera-pijama se lo impidió.
―No quiero, Hyung. Quiero ir con Kai ― Lloriqueó en protesta.
Jungkook suspiró ―Pero también debes desayunar, Binnie. Si no lo haces papá y mamá van a enojarse.
Entonces aquello dió rienda suelta a un prolongando, desconsolado y ruidoso llanto por parte del menor.
―K-Kai está muy mal y u-ustedes no me qui-quieren decir na-nada ― Se quejaba mientras ocultaba su rostro entre sus delgadas manitos ―Pe-Pero yo sé que é-él está ma-mal ― Sus hombros se contraían por el llanto y su voz salía de manera ahogada, cada tanto sorbiendo por la nariz ―Qui-Quiero ver a-a Hueningkai, Hyung.
Rápidamente Jungkook lo abrazó, buscando reconfortarlo y transmitirle tranquilidad. Pero la verdad era que el mayor se encontraba muy nervioso, nunca había visto a su hermano de esa manera tan angustiado. Ni siquiera cuando una vez había perdido su peluche de Cooky en el colectivo.
―Mira, voy a llamar a mamá y veremos si puedes hablar con Kai, ¿Sí?. Pero a cambio tienes que desayunar ― Le ofreció como trato mientras lo tomaba en sus brazos y lo colocaba cerca de su cuello, como había visto que su madre hacía ―¿Hacemos eso?.
Tras una larga pausa en la que Soobin analizaba las palabras del mayor, terminó por asentir, de acuerdo, y finalmente se escondió entre su cuello, apretando la nariz justo en el centro, donde el aroma era mucho más concentrado.
―¿Hola?.
―Hola Mamá...
―¡Jungkook, cariño!, ¿Está todo bien?, ¿Sucedió algo?, ¿Les pasó algo?.
―No, no. Es solo que... Soobin esta muy triste y quiere ver a Hueningkai. No dejaba de llorar y le dije que te llamaría para que pueda hablar con Hueningkai, solo así se calmó.
―¡Oh! ― Hyorin miro a los demás, ya que la llamada estaba en altavoz para que su esposo, quien estaba de coopiloto, también pueda escuchar; la ternura desbordó por los ojos de los presentes, hasta NaRa, quien mecia levemente a Kai entre sus brazos, soltó un leve «Aw» ―Ahora mismo ya estamos volviendo en el auto del Señor Huening, cariño. Y Hueningkai está dormido.
―¿Pero Hueningkai está bien, no mamá? ― Pregunto rápidamente el mayor y Soobin, en su imaginación, pensó lo peor y volvió a romper en llanto ―¡Hey, Binnie! No, no llores, Hueningkai está bien. Ahora están volviendo...
La señora Huening estaba que moría de ternura y preocupación, por. lo que se acercó por entre los dos asientos y miro a su Alfa ―Falta poco para llegar, cariño. Mejor paremos en la casa de los Choi para que Soobin pueda ver que Kai está. Creo que nada les hará más feliz.
El señor Huening asintió, totalmente de acuerdo. Los Choi agradecieron internamente aquello.
Hueningkai reía encantando por la atención que recibía de Soobin en esos momentos.
Apenas habían llegado a la casa de los Choi, Soobin volvió a romper en llanto al ver a su Hueningie bien y sanito. Fue tanto el ruido de sus sollozos que terminó despertando al bebé, quien apenas reconoció a Soobin estiró sus manitas pidiendo que lo cargue.
Soobin, una vez acomodó al bebé en sus brazos, se encargó de llenarle toda la carita de pequeños besitos, por su frente, ojitos, cachetitos, naricita y volviendo a su frente, quedándose allí un largo tiempo mientras se disculpaba con el bebé por irse de esa forma y prometiéndole que no lo haría jamás. Y Kai, mientras tanto, disfrutaba y trataba de secar las lágrimas que bajaban por las mejillas del niño, dando cortas palmaditas sobre la piel, con los ojitos brillosos por la felicidad que sentía al estar rodeado por el aroma y la atención del mayor.
―¡Shoonbi! ― Exclamó antes de besar su mejilla y quedarse allí, queriendo morderlo y babeandolo, Soobin está vez no se quejó.
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