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𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟫。

TEMBLANDO.

ㅡComando O-46, envíeme ubicación ㅡdijo Nazz, por el transmisor.

ㅡDoce metros del final de la Costa ㅡrespondió Edㅡ. ¿Tienes alguna noticia?

ㅡNada. No se olviden, entren por la puerta de atrás. Cuiden de no hacer demasiado ruido ㅡla rubia suspiró, tomándose un momentoㅡ. Por favor, tengan cuidado. Y espero que le suerte esté con ustedes hoy.

ㅡLo estará. Comunícate conmigo cualquier cambio o aparición.

Ed dejó de lado el transmisor, mirando el aparato por unos segundos. El pelirrojo, quitándose el cinturón, se tomó un momento para mirarle antes de salir.

ㅡ¿Qué? ¿Qué sucedió?

ㅡTenemos que entrar por la puerta de atrás ㅡdijo, bajándose más rápido de lo que subió.

El chaleco antibalas no sólo les cubría el pecho, sino que también las espaldas, en palabras de Kevin: "éstos hijos de puta podrían dispararte de cualquier lado". La arena y las piedrillas se metían entre las ranuras de las botas, pero la ligereza de las mismas les permitían moverse sin hacer mucho ruido.

Diez personas se amotinaron en la puerta del frente.
Otras diez amotinadas en la puerta de atrás.

Hoffersen, uno de los alfas favoritos del Señor Dorm, estaba esperando en una esquina a que otro de los armados (posicionado en la otra eaquina) diera una Señal de Ataque.

ㅡ¿Y ahora... qué? ㅡEddy llamó la atención de todosㅡ, ¿cómo vamos a saber si está dentro?, ¿cómo saber si, siquiera, está aquí? ㅡmiró a Kevin, luego a Edㅡ: y que no me digas "yo siento que está aquí", porque ésa mierda no me la voy a tragar.

ㅡSabremos si está o no, cuando entremos ㅡlos ojos del alfa se posaron en el beta que había dicho sus frases con algo de ironíaㅡ. No me mires así, idiota, ¿crees que tenemos visión láser o qué?

Nathan estaba a la izquierda de Kevin, a su derecha estaba Rolf. Detrás de ellos iban Eddy y Ed, y detrás, el resto de los armados. El pelirrojo se tomó un minuto para respirar y pensar. Se desprendió de sus pensamientos rápidamente, y con una mirada rápida a todos, dijo:

ㅡSimplemente vamos a entrar.

ㅡ¿Qué? ㅡRolf le tomó del beazo, intentando que los ojos nerviosos del alfa se encontraran con los suyosㅡ. Tu gente adora que seas impulsivo, pero ésta idea ya no me gusta ㅡsus ojos se conectaron al finㅡ. Vamos a entrar, ¿sin plan, sin nada?

ㅡSí, vamos a entrar; sin plan, sin nada. Enfóquense en encontrar a Eddward, y si pueden, no sean tan estúpidos cómo para morir ㅡvió a Hoffersen y luego a los demás.

ㅡ¿Listo, Capitán?

Miró a Eddy, luego a Ed: ㅡDéjenme encontrarlo a mi.

Eddy estaba a punto de reprochar algo, cuando Ed le tapó la boca. Ambos se miraron. El subconsciente de ambos alfas (e incluso el del omega) habían desarrollado lo que ellos llamaron "comunicación de bros"; en el cuál, con una sola mirada, sabían lo que se decían.

En los ojos de Ed claramente podía leerse; "deja a Kevin en paz, qué haga lo que quiera". Eddy bufó.

Con mucho cuidado y en sumo silencio, los alfas se abrieron camino por los pasillos. Pasaban y se escondían detrás de grandes cajas y pilares grisáceos llenos de una fina capa de polvo. Aferrándose a sus armas, observan.

De lejos se oye un grito y las risas que les acompañan. Todo demasiado masculino para ser de un omega. Bueno, de un omega cómo Eddward, al que le chilla la voz con las palabras que llevan "I" y se muerde la lengua en las "D".

Las grandes, dañadas y viejas escaleras de la disco se precipitan frente a ellos. Debajo era una pista de baile con aquella fina capa de polvo pisoteada por todos lados, las escaleras solían brillar con luces de neón. Arriba estaba lo básico, cómo algunos espejos, pequeñas barras para bar, y el saloncito del DJ; después había algo no tan básico, cómo una sección dónde vendían drogas cómo el éxtasis y la cocaína, o daban condones gratis, e incluso había una que otra habitación vacía para usar. En las esquinas, tanto derecha cómo izquierda, había otras simples escaleras; éstas iban directo a los baños.

Por el pequeños transmisor oyó los "despejado" de sus compañeros. En la cocina no había nadie, tampoco en la zona de fumadores, ni había un alma en la zona de la piscina, o alguien en los jacuzzis del fondo. Lo que les dejaba la parte superior.

ㅡUstedes, por la derecha ㅡseñalóㅡ. Quiénquiera que lo encuentre, qué avise por el radio. Si alguien se les cruza, no esperen a que levante su arma, sólo mátenlo.

Rolf le dió una mirada a Ed, quién fruncía levemente el seño. Él también estaba confundido. No era el momento, y sabía que era mejor que Nathan hiciese ése comentario, pero tenía muchísimas ganas de decir: "¿a dónde tan enojado, jefecito?"

Luego lo recordó. Nadie se mete con los juguetes de un mafioso.

Nathan, los dos hermanos de Edd, y casi una media docena de armados fueron por la derecha. Otra media docena fue por la izquierda, junto a Hoffersen y el alfa que estaba a cargo de la puerta principal. El resto subió las escaleras más grandes con Kevin y Rolf al mando.

Los siguientes minutos fueron una bomba tras otra. Los alfas de la derecha dispararon primero, los de la izquierda hicieron lo mismo, y cuando los del centro llegaron arriba, los tomaron por sorpresa. Las balas no sólo volaban a los lados y frente a ellos, sino que lo hacían desde abajo y desde más arriba.

El pelirrojo no aguantó ahogarse en su propia rabia, así que dejó su arma ya descargada en el suelo y comenzó a repartir puñetazos a quiénquiera que se le acercara. Tomó a uno de los hombres por el cuello.

ㅡ¡Dime dónde está! ㅡle gritó, directo a la caraㅡ, ¿¡dónde carajo está el omega!?

No entendió las palabras mal dichas en ruso, pero con una cabeceada se le arreglaron los problemas. El moratón que le saldría a Kevin a un lado de su frente no le molestaba tanto cómo el oír incoherencias mientras buscaba a su omega.

Puso una pierna trás la del hombre y lo tiró al suelo. Entre tomarle del cuello y golpearle la cabeza contra el suelo, finalmente se rindió cuando su contrincante acabó muerto.

ㅡRemátalo, no le creo ㅡle dijo a uno de los suyos, que estaba tendiéndole su armaㅡ. No la quiero. ¿Has recibido noticias?

Rolf sonrió de lado, su pelirrojo favorito estaba demasiado enfocado en el omega cómo para darse cuenta de algo más: ㅡJefe, Plank acaba de decir que no lo encontraron allí. Vuelven a la Base.

Corrió junto al delta y Hoffersen, detrás de la barra del DJ se escondía una compuerta para pasar las drogas ilegales cuando la disco estaba en funcionamiento. Recibieron una llamada de Hyuka, uno de los armados que estaba cuidando la espalda de los hermanos de Doble D. Nazz les pasó el mensaje; el omega no está con ellos.

Otra noticia era que Plank había encontrado al jefe del lugar. Pornografía demasiado ilícita y drogas que van más allá de la marihuana. Todo ilegal, pero sin rastro del omega.

Jhonny era la única esperanza.
Esperaba oír buenas noticias de él.

El delta mató dos hombres, el alfa apresó a otros dos. Kevin se abrió paso y tomó a uno de los hombres que estaba tratando de escapar.

ㅡDime dónde está. Tienes dos segundos ㅡlo acercó, hablando con los dientes apretados y los ojos muy abiertosㅡ. Y que ni se te ocurra mentirme, bastardo.

ㅡSea lo que sea que buscas ㅡhabló, con el acento típico de inglés aprendiendo español por primera vezㅡ, no está acá.

ㅡJefe ㅡambos voltearon al deltaㅡ. Nazz dice que no está con Jhonny.

El alfa, aún estando en su rabia, tomó al hombre del cuello y lo lanzó al suelo.

ㅡDesháganse de él, no quiero verlo vivo.

ㅡPero, señor...

ㅡEs una órden ㅡvolteó a ver al alfaㅡ. No quiero verlo vivo. Él tiene algo que ver con el omega, y si no me va a decir dónde está, ¿para qué quiero que viva? ㅡmiró al deltaㅡ. ¡No quiero verlo respirar!

El suave y desgarrador grito llamándole por su nombre le hizo detener su paso en seco. Del otro lado de una puerta de madera (en realidad, era una simple madera enorme) yacía un omega tirado de lado, con las manos y piernas amarradas.

Había escuchado los gritos y las balas, mientras intentaba pegar su oreja al suelo sin hacer demasiado movimiento. Cuatro hombres se adentraron en la habitación, su rostro de confusión se transformó en una mueca asustada.

ㅡ¿A quién llamaste? ㅡpreguntó uno, con un olor repugnante a alcohol en la boca, el omega frunció el señoㅡ. Ah, pero ¿qué cosas digo? ¿Cómo podrías llamar a alguien en tu estado? ㅡrió, chasqueando los dedos.

Uno de los tipajos detrás de él sacó unas pinzas. Iban a romperle los dedos, y el omega lo sabía. Ya se lo habían dicho; "te cortaremos los dedos y se los enviaremos a tus hermanos", ahora era ése momento.

Probablemente lo de las balas sería una pelea callejera.

Temblaba cómo una hoja atrapada en un simple viento suave. Pensó que iba a morir, ¿qué había hecho de su vida?, ¿qué sería de sus hermanos si él ya no estaba?, ¿y el mafioso?, ¿se sentiría mal ése alfa por perderlo? Probablemente no.

Cerró sus ojos, que aún lloraban. Esperaba que las palabras que pensó para sus hermanos cómo sus "últimas palabras" fuesen guiadas hasta sus oídos por el viento.

Los cuatro hombres se hablaban en un idioma que ninguno podía entender, y luego de que uno recibiera una llamada, los cuatro salieron casi corriendo. Aunque, sí, se tomaron el tiempo de dejar al omega a oscuras. Su trauma empeoraba.

La voz pidiendo que ya no respirara le resultaba familiar. ¿Se lo estaba pidiendo a él?, ¿le estaba diciendo que muriera?, ¿qué estaba pasando? Recordó los ojos verdes y llegó a la conclusión de que era cierto. Él estaba ahí. Kevin fue a buscarlo. A él. Estaba ahí.

Movió su cabeza de lado a lado y, con la poca visión que tenía, se acercó a una de las sillas que usaban los otros para "deleitarse" con escenas turbias y con los golpes que otros alfas le propinaban al pobre omega; comenzó moviendo su cabeza de lado a lado, hasta que encontró la punta de la silla. Con un movimiento suave logró bajar un poco la mordaza de su boca y, luego, abriéndola y cerrándola, logró hacer que la mordaza cayera.

Fue entonces cuando, después de unos segundos, pudo gritar.

El pelirojo se quedó un segundo admirando la escena, el omega estaba a punto de romper en llanto, de nuevo. Se acercó unos pasos. Pudo divisarlo bien, y también cuando sus temblorosos labios dijeron;

ㅡAlfa...

Se volteó a ver a Hoffersen: ㅡLlama a Nazz, dale el aviso ㅡvolteó a Rolfㅡ. Ve y mata a ése hijo de puta.

Ambos asintieron y se alejaron del espacio.

Se limpió rápidamente la sangre de las manos y se acercó lentamente, hasta que la luz de afuera dejó al omega entender quién era la sombra que veía. Lleno de sangre y sudor (y lo que parecían ser manchas de vómito), heridas y golpes casi severos, marcas de quemaduras de cigarro y las marcas de las sogas... el omega que tanto ansiaba ver.

El pelirrojo desató sus manos, y se quedó mirándole un segundo. El omega le miraba directo a los ojos, con sus lágrimas cayendo por sus mejillas. Levantó sua brazos y, cuando vió que el alfa no retrocedió (y asintió con media sonrisa), se abrazó a su pecho.

ㅡCreí que iba a morir ㅡsollozó.

ㅡNo, no morirás ㅡmurmuró.

El alfa se quitó su chaleco y lo puso sobre el cuerpo del omega.

ㅡAbrázame... por favor.

ㅡNo puedo ㅡle mostró sus manosㅡ... huelo a muerte, huelo a sangre.

ㅡNo, tú hueles a árboles. Árboles que intentan sobrevivir.

ㅡ... ¿Sobrevivir?

ㅡA una tormenta eléctrica ㅡmurmuró.

ㅡ¡Doble D! ㅡescuchó, en la lejaníaㅡ, ¡Doble D!

ㅡ¿Ése es Ed? ㅡsu respuesta la obtuvo del mismísimo alfa que aparecía de súbito por la puerta, detrás de él, Eddy.

El pelirrojo se soltó e hizo a un lado, admirando por un segundo la escena de sus hermanos corriendo para tomar al omega en brazos.

ㅡDios, qué susto nos diste..., creí ㅡvolteó la mirada a Eddyㅡ..., creímos que...

ㅡNo, jamás ㅡsonrió, entre sus lágrimasㅡ. No podría irme sin despedirme.

ㅡNo sabemos cuánta gravedad tienen las heridas de Edd, ni hace cuanto ha comido nada..., tenemos que ir al hospital.

ㅡNo podemos ir al hospital, ¿acaso debo recordarte quién eres? ㅡpreguntó Ed, mientras Eddy era el que se aferraba a su hermano ahoraㅡ. Estás forrado en dinero, ¿no tienes un doctor especial o algo?

ㅡSerá difícil ㅡle miró a los ojos, estaba siendo sinceroㅡ. Si Edd muere...

ㅡNo morirá ㅡmurmuró, a la vez que Rolf llegaba corriendo.

ㅡJefe, el tipajo de antes llamó a la policía antes de morir. Es hora de que nos vayamos. Se hace tarde.

Luego de salir por el agujero, bajar las escaleras, reclutar a sus pequeños soldaditos y subirse todos a sus camionetas; todos se marcharon, directo a la Mansión Dorm.

En la camioneta, ahora, iban Rolf, Nathan (de piloto y copiloto), Kevin, Eddward y Ed (en la parte de atrás). Ed miraba a su hermano aferrarse a la chamarra del alfa, una que estaba en la camioneta de improviso por si lo encontraban desnudo. Temblando. El pelirrojo le tomó entre sus brazos y lo sostuvo cerca de él.

ㅡTu colonia huele delicioso ㅡmurmuró, acercándose al pecho del alfa, si es que podía acercarse más.

ㅡNo te acostumbres ㅡmurmuró, mirando hacia la ventana.

No podía verle a los ojos, se sentía mal. Relativamente mal. Y no entendía por qué

ㅡAlfa, ¿mi rostro es un asco? ㅡpreguntó, bajito. Las ruedas de la camioneta chillaron al pasar de la arena a la acera de una forma tan dramática. El alfa negóㅡ. Entonces, ¿por qué no me miras?, ¿acaso tengo mala pinta?

ㅡNo, sólo estás lleno de sangre ㅡle miró, directamente a los ojso, tal cómo se lo pidióㅡ, cómo yo.

ㅡSi ahora somos iguales, ¿no te gustaría besarme?

"Porque jamás había besado a alguien antes", diría. Pero el tiempo no le daba para ello. Su propia vida se escapaba entre sus manos.

El delta se volteó con la cara más seria que pudo encontrar en todo su ser, y se quedó a mitad de frase cuando vió a ambos darse un beso. Un beso suave, algo que el delta esperaba ver hace muchísimo tiempo. Sus ojos brillaron mientras volvía la cabeza al beta.

ㅡNo quiero saber, no me digas ㅡmurmuró, negando suavemente.

Las manitos temblorosas del omega acariciaban el rostro algo áspero del alfa. No se había afeitado en un tiempo. Bajó las manos suavemente y las dejó sobre su pecho.

ㅡSi muriera ahora...

ㅡNo voy a dejarte terminar ésa frase ㅡmurmuró, acariciando suavemente su nariz contra la contrariaㅡ. Ni siquiera tuviste que haberla empezado, en primer lugar.

ㅡSe siente cómo un sueño ㅡmurmuróㅡ. Me hace sentir feliz.

ㅡNo digas estúpideces, tendrás más momentos felices ㅡsusurró, para luego alejarse un segundo de élㅡ. Abre los ojos, Eddward ㅡmurmuróㅡ. Hablo enserio, omega.

Ed volteó al oír la gravedad de la voz del alfa.

ㅡ¿Manito? ㅡmovió su piernaㅡ. Kevin, ¿qué diablos pasa?

ㅡNathan, acelera la camioneta.

ㅡ¿Qué está sucediendo? ㅡEd se alarmó, sentándose derechoㅡ. ¡Eddward! ¡oye, despierta!

ㅡ¿Qué pasa? ㅡvolteó el delta.

ㅡ¡Qué aceleres la maldita camioneta!

Entre la desesperación y los nervios, la camioneta comenzó a acelerar. Se llamaron a todos los comandos, se advirtieron los hechos. Médicos estaban listos para atenderlos cuando llegasen a la mansión.

"Si mueres, haré lo posible para traerte a la vida, y matarte de nuevo con mis propias manos", dijo el alfa, para sus adentros. Sus dientes tiritando en emociones encontradas y confusión. "No puedes jugar con mis sentimientos de una forma tan cruel..."

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