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𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟩。

UN MES Y MEDIO.

La mañana había sido común, cómo tantas otras. El dolor en su pecho desde que el omega se fue había vuelto al recostarse en su habitación y leer el reciente mensaje de Eddward en su celular. Aquel dolor lo había sentido únicamente cuando su madre, de forma repentina, murió.

Y, bueno, Nathan podría tener razón... no había podido dormir bien en toda la noche, y en la mañana, cuando se abrazó a una almohada, siguió creyendo que era el omega quién estaba a su lado.

No podía sacárselo de la cabeza. El mensaje de ayuda del omega, que vió pero intentó ignorar, le seguía cómo una pesadilla. Aquel sentimiento interminable de frustración lo seguía a todos lados.

Edd se llevó un poco mejor con el alfa después de ésa fiesta. El tiempo voló, y lo que creyó serían un par de semanas, se convirtieron en un mes y medio. Aunque el pelirrojo no le tomase mucha importancia al omega, sabía que lo tenía en la palma de su mano.

Los mensajes en las mañanas solían ser poco comunes, pero con el tiempo se acostumbró a enviar uno primero, si es que el omega no lo hacía. Algunos eran de buenas noches, y casi siempre era el alfa quién los enviaba.

Había empezado cómo un juego, pero el omega lo había solucionado respondiendo con suavidad y dulzura. Siempre le decía que tuviera una noche a salvo... incluso, había noches en las que el alfa no salía a hacer sus rondas, con tal de mantenerse "una noche (más) a salvo".

La reunión que, desde la fiesta, había estado reprogramando (una y otra, y otra, y otra vez) finalmente estaba sucediendo. De traje negro y zapatos oscuros, el alfa se encaminó al centro de la reunión. Se reuniría con Jhonny, y aunque no quisiera verle la cara (arruinó su plan, ¿lo recuerdan?), tenía que presentarse.

Odiaba ésta parte de su... trabajo.

ㅡ¿Todo listo, señor? ㅡle sonrió Rolf, desde el espejo retrovisor.

El alfa asintió, acomodándose el saco negro. En el suelo, casi bajo los asientos, un pedazo de tela roja sobresaltaba en el suelo negro. La tomó entre sus manos, el aroma sobre el cuello de aquella corbata le recorada muchísimo al omega.

ㅡOh, la encontró ㅡle sonrió Rolf, deteniéndose en un semáforoㅡ. El señor Marion la estaba buscando.

En su cabeza, aquellas palabras sonaban en eco. Ni siquiera oyó bien qué fue lo que dijo. Observaba la prenda entre sus manos, no prestó la suficiente atención aquella noche, ni siquiera había notado que llevaba una corbata sobre la camisa blanca.

Recordaba sus ojos... azules cómo los zafiros, celestes cómo un cielo despejado, a veces oscuros cómo la parte profunda del mar... se parecían muchísimo a...

ㅡ... Los ojos de mi madre ㅡmurmuró.

Rolf levantó la vista, viendo el rostro confundido del alfa por el espejo retrovisor; ㅡ¿Disculpe, señor?

ㅡ¿Tú recuerdas... los ojos de mi madre? ㅡpreguntó, levantando la vista con el ceño fruncido.

ㅡSí, señor ㅡle sonrióㅡ, eran muy bonitos, si se me permite decir.

ㅡExtraño ver los ojos de mi madre ㅡsusurróㅡ, ella no sólo tenía unos ojos increíblemente bellos, sino que también brillaban muchísimo más cuando veía las cosas que le gustaban... cuando miraba a su preciado hijo crecer.

ㅡSeñor...

ㅡDelta, tú conoces más de ésto que yo ㅡhabló, mirándole directo a los ojosㅡ. Dime... ¿hay una probabilidad de que el dolor en mi pecho sea por los ojos azules del omega, o tengo una clase de complejo de Edipo con mi madre fallecida?

Rolf se aguantó las ganas de carcajearse. El seño fruncido del alfa, más el hecho de que sostenía la corbata con ambas manos, le hacía gracia... le resultaba tierno.

ㅡBueno, usted bien sabe que mis creencias se basan en antigüedades y mis ancestros están muy orgullosos de éso ㅡsonrió a la sonrisa de su jefe.

ㅡSi me permites decirlo, creeré en tus creencias cuando algo ocurra con respecto a ellas. Por el momento, sólo necesito que vengas conmigo a ésta reunión.

ㅡEstamos a punto de llegar, señor.

Los espejos se levantaron y todo quedo sellado dentro del auto, cuando pasaron por la Jungla. Hace mucho tiempo, cuando el abuelo paterno de Kevin era parte de la mafia, las cosas que ocurrían en todo Peach Creek era más exageradas que ahora. Fabricaban armas para la Segunda Guerra Mundial, trasportaban droga en mochilas de niños pequeños, traficaban con la mafia italiana y los portugueses... cosas de mafiosos, ya saben.

Jefes de grandes mafias, cómo los Dorm (descendientes de italianos y polacos) y los Stuarts (estadounidenses), se convirtieron poco a poco en bandas de gángsters que, sí o sí, debías respetar si querías seguir viviendo. Con el tiempo, aquellas dos mafias comenzaron a volverse más y más amplias, obteniendo mayor respeto y poder.

El abuelo de Kevin, y lider de los Dorm en ése entonces, fallece en una encrucijada tramposa diseñada por una de las bandas que deseaban el poder del viejo padrino. El padre de Kevin toma su puesto y ordena a toda su gente a encontrar, uno por uno, a todos los integrantes de aquella banda, asesinarlos sin dejar huella y desaparecer cómo si nada hubiese pasado.

Los Stuart estuvieron de su lado desde aquel entonces.

Estando entre la espada y la pared, los miembros del jefe Robinston, fueron cometiendo suicidios, esperando pacientemente a la muerte o luchaban por su vida. Ninguno logró sobrevivir.

Las calles se limpiaron por completo, aunque las mafias más grandes aún estaban en el poder. Estando el padre de Kevin en el poder, los nombres de las calles y zonas (incluídas algunas áreas limítrofes) fueron cambiadas... el alcande del pueblo no se opuso.

Desde la Plaza Principal José Encuentro, hasta la última piedra de la mansión Dorm, era denominado "la Pecera"; ya que se decía que quién traicionase a la mafia, cargara juicios consigo o gente que escapaba de lo que fuera, terminaba nuevamente encerrada en un lugar peor.

Una calle sin nombre y habitantes venía después. Luego de ella se encontraba la Calle de las Artes, plagada de tiendas y casas consideradas museos, bares con artistas invitados y escuelas de artes varias. De la Calle de las Artes, hasta la última piedra de la mansión Stuart, se le conocía cómo "la Jungla".

Cul-de-Sac se separaba en dos grandes partes: la Pecera y la Jungla. Los Dorm y los Stuart. La mafia y una posible muerte segura. Nadie estaba a salvo.

De vuelta al mundo actual, Kevin dejaba su celular de lado. No quería comentarle a su padre acerca de las cosas que hacía cuando él estaba al mando. No le gustaba comentar a cerca de sus decisiones, porque él lo hacía dudar con una sola mirada de costado. Odiaba tener que hablar con él de su trabajo.

Odiaba el simple hecho de hablar, a veces.

ㅡ¿Qué diablos es éso? ㅡcomentó, sentándose derecho.

ㅡSeñor ㅡllamó Rolf. Kevin desvió la vista de las casi doce camionetas blindadas y miró hacia dónde el delta estaba mirando.

La fachada familiar de aquella camioneta negra le hizo tener un pequeño escalofrío que erizó los cabellos de su nuca.

ㅡMierda ㅡdijo, y mucho antes de que el auto se detuviera, abrió la puerta y salió a paso firme y rápido.

Los millones de ojos dentro de la mansión se posan en él rápidamente, incluso los de los dos hombres sentados en un sofá azul; quiénes, al verlo, se levantan casi al mismo tiempo.

ㅡ¡Maldito bastardo! ㅡaulló uno, encaminándose directo al pelirrojo.

Su vista estaba borrosa, pero reconocería la voz del hombre que detuvo al pequeñín de querer golpearle. Los hermanos de Doble D.

ㅡ¿Qué hacen aquí? ㅡdijo, haciéndole señas a los dos hombres que tomaron a Eddy de sus brazos, para que dejaran de moverloㅡ. ¿No les he dicho que les perdonaba la vida, sólo si ya no los volvía a ver?

ㅡPero... tú ㅡEddy arrugó el seño y sus dientes se apretaron aún másㅡ... ¡maldito!, ¡hijo de puta! Maldita sea... ¡devuélvenos a nuestro hermano!

Su rostro aún tenía una faceta confundida, mientras que su corazón daba un vuelco suave, haciéndolo aguantar la respiración por unos segundos.

ㅡ¿De qué carajo hablas? ㅡpreguntó, alzando una ceja.

Eddy seguía insultando y gritando, por lo que unos hombres se lo llevaron y lo obligaron a tranquilizarse. Ed se quedó en la sala, junto a un par de hombres y ambos jefes de la mafia, Kevin frente a él y Jhonny sentado en un sofá.

ㅡ¿Entonces...? ㅡmurmuró el alfa.

Estaba algo agitado, y apretaba un poco el vaso mientras intentaba calmar su pulso algo desvíado. Lanzó un suspiro al aire, intentando tranquilizarse. La idea de algo malo pasándole al omega, extrañamente, le hacía fruncir el ceño.

Oh, no... éso es... si hay un problema así de grande, involucrando a un omega que hizo un trato con él, posiblememte su padre también tenga que involucrarse... mierda.

ㅡDejé a Doble D ayer en el Café, deberían haber sido cómo las tres de la tarde... tal vez tres y media ㅡcomentó, bajitoㅡ. Iba a ir a buscarlo a las ocho, para que pudiéramos cenar juntos... iba a ser una buena noche, los invitaría a cenar con el dinero de mi primer paga ㅡse detuvo un momento y después chasqueó la lenguaㅡ. Creímos... creímos que estaría en casa, pero no estaba ahí.

ㅡTenemos todas las pruebas necesarias para determinar ㅡJhonny dejó su vaso sobre la mesa de vidrioㅡ que el omega fue secuestrado.

ㅡ¿Semejante golpe? ㅡel alfa frunció el ceñoㅡ, ¿por qué harían algo así? Peor aún... ¿por qué crees éso?

ㅡDejaron una carta ㅡse inclinó sobre la mesa, pasándole el sobre ya abierto.

La rápidez con la que Kevin tomó la carta y la abrió entre sus dedos hizo que los demás en la habitación se miraran entre sí.

"Queridos Alfas.

Tenemos a su preciado omega con
nosotros. Si lo quieren de nuevo, y
vivo, les invitamos a que presenten
una suma exacta de ochoscientos
mil millones de dólares en efectivo.

Mientras más se tarden en darnos la
paga, menos dedos tendrá su omega
en sus manos y pies. De no ser la suma
exacta que pedimos, el omega será
marcado por uno de nuestros alfas y
condenado a morir de depresión por
alejamiento.

Tienen dos semanas hasta el primer
dedo. Recuerden que tenemos sus
números telefónicos y direcciones.

Nos vemos pronto, alfas.
ㅡR"

ㅡ¿Quién mierda es 'R'? ㅡla carta ya estaba arrugada entre sus manos.

ㅡCreemos que es alguien perteneciente a los Robinston, Kev ㅡanunció Jhonnyㅡ. Algún maldito que logró sobrevivir, o algún hijo bastardo de los muertos.

ㅡ¿Cómo puede ser éso posible? ㅡlos ojos verdes, ahora llenos de rencor y frustración, se dirigeron al alfa albinoㅡ, ¿crees que, a nuestros padres, se les pasó verificar si todos los Robinston realmente estaban muertos? Aquella venganza de mi padre por mi abuelo ha sido completamente inservible, ¿éso es lo que quieres decir?

ㅡNo, señor. Por favor, no cambie las palabras ㅡhabló la mano derecha de Jhonny, Plank.

ㅡNo entiendo, entonces, cómo puedes estar tan enojado por un simple omega cómo éste ㅡel albino chasqueó su lengua.

Ed estaba a punto de recriminar algo, estallando en su propia rabia, pero Kevin había perdido la paciencia primero.

ㅡ¿Acaso te escuchas a ti mismo cuando hablas, mh? ㅡsus manos se estrellaron en la mesa de vidrio, al mismo tiempo que se apoyaba en ellas para levantarseㅡ. ¡Ése omega es una persona importante en mi vida!, ¡tal cómo mi padre, o Rolf, o tú lo son! ㅡaulló, casi gruñendoㅡ. ¡Así que todos levantarán su maldito trasero de ésas miserables sillas y se pondrán a buscarlo! ㅡseñaló a todos, completamente fuera de síㅡ. ¡Busquen por mar y tierra, bajo cualquier puta roca que se les atraviese en el camino!, ¡maten si es necesario!, ¡pero háganlo YA! ㅡobservó a todos marcjarse y señaló con un dedo a Edㅡ ¡Y tú...!, ¡tú te quedas aquí!

Ahogado en la pena y la rabia por haber provocado un secuestro tan sensible cómo éste, salió junto a Rolf casi pisándole los talones. Recorrió cada esquina de la casa, hasta que finalmente se encontró con el alfa rechoncho al que casi sedan.

ㅡVas a contestar a mi pregunta claramente ㅡlo señalóㅡ, y más te vale que no me hagas enojar ㅡsu respiración estaba demasiado agitada y su boca resecaㅡ. ¿Cómo iba vestido Eddward al trabajo?

ㅡCamiseta gris, pantalones blancos, zapatillas negras y un suéter beige ㅡcontestó.

Kevin volteó, mirando a Rolf; ㅡEnvía avisos a todas las estaciones de policía de Peach Creek, dile a los guardias que están afuera cómo lucía Edd, y envíale un mensaje a mi padre... dile que necesito hablar urgentemente con él.

ㅡEntendido, señor ㅡdijo, antes de voltear sobre sus talones e irse.

ㅡ¿Te han enviado alguna foto? ㅡel alfa volteó nuevamenteㅡ, ¿algún mensaje, coordenadas, alguna dirección?, ¿ya te han llamado?

ㅡNo... no aún. Nada de éso.

ㅡ¿Sabes algo sobre él? ㅡpreguntó, mirando directo a los ojos del alfaㅡ. Lo que sea, cualquier mínima cosa que haya dicho o hecho hoy antes de las tres, incluso si fueron a verlo o hablaron con él entre las tres y las ocho.

ㅡDijo que... posiblemente Rolf pasaría a buscarlo, pero él le mintió acerca de la hora en la que salía del trabajo para poder tener tiempo para salir con nosotros... incluso me dijo que después se disculparía con él ㅡpasó sus manos por su rostroㅡ. Me dijo que no te dijera nada, y le prometí no hacerlo... mierda, soy un idiota, debí haber dicho algo...

ㅡAhá, éso debiste haber hecho ㅡlos ojos de Eddy se clavaron en los suyosㅡ. Ahora, levántate de ésa silla. Olvida tu estúpido e incoherente odio hacia mi, y déjame entrenarte.

ㅡ¿Entrenarme? ㅡpreguntó, levantándose de la silla.

ㅡClaro ㅡle sonrió de ladoㅡ. Te enseñaré a cómo esquivar balas.

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