𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟨。
EXTRAÑO DESAYUNO.
Un mensaje de Ed apareció en su celular mientras lo dejaba sobre la mesita de noche. Lo tomó rápidamente, sintiendo su corazón detenerse por un segundo.
Sus manos comenzaron a temblar, ¿cómo le decía que estaban en la mansión, sin que sonara... muy extraño? La pantalla se volvió negra debido a su inactividad y puedo ver, en el reflejo, su cuello marcado con pequeños puntos rojos.
"Éste alfa... ¿marcó mi cuello?", se preguntó, con una imagen rápida del pelirrojo apareciéndole en la cabeza. Pensó en que sería mejor si se adelantaba a cualquier cosa que fuese a ocurrir en aquella habitación; ya fuese sexual o no, o una "pijamada" (con muchas más comillas), o lo que fuera. Pero, lo único que tenía en su cabeza era la estúpida melodía repetida de una canción que escuchaba en el fondo de su cerebro.
Cubriendo sus oídos, se dejó llevar por la música, hasta que, de alguna forma u otra, la melodía acabó. Estaba quedándose dormido para cuando el leve golpeteo en la puerta le abrió los ojos.
Se arrodilló en la cama y volteó, por un segundo casi tiene un paro cardíaco. Terminó volteándose completamente, aún sentado en la cama, viendo directo a aquellos otro par de ojos azules.
ㅡ¿Eres omega? ㅡdijeron, ambas voces, al mismo tiempo.
La persona en la puerta, una muchacha de cabellos cortos y rubios, rió al tropezón de palabras que éstos dos habían propagado por toda la habitación.
ㅡLo lamento ㅡdijeron al unísono, otra vez. La muchacha levantó la mano y la movió un pocoㅡ. Disculpa, sólo quería saber si Kevin estaba aquí.
ㅡOh, no... bueno... ha estado en su oficina cómo... por dos horas ya ㅡdijo, observando el reloj en una de las mesitas de noche.
ㅡAh, entiendo ㅡmurmuró, caminando hacia la camaㅡ. Soy Nazz, ¿tú eres?
ㅡEddward ㅡle sonrió, extendiéndole la mano cuando se sentó a un lado suyo.
Los dos omegas estrecharon sus manos y, después de unos segundos, se sonrieron mutuamente.
ㅡAsí que, si eres un omega ㅡcomentó, cruzándose de brazos.
ㅡLos rumores son ciertos ㅡrió bajito.
ㅡNo tenemos muchos omegas aquí dentro, ¿sabes?
ㅡSi... creo que por éso me han traído a una habitación tan... alejada.
La habitación en la que Eddward se encontraba, estaba en el segundo piso, al final del pasillo.
Enarcando una ceja, la rubia preguntó; ㅡ¿Sabes de quién es ésta habitación?
ㅡ¿Tuya? ㅡel omega abrió sus ojos en grande.
La rubia negó: ㅡEs la habitación del mismísimo Kevin Dorm. Y no muchos tienen el privilegio de dormir aquí.
ㅡNo quiero faltarte el respeto, pero parece que conoces bien ésta habitación ㅡmiró sus manos, una acariciando los dedos de la otra, sobre sus muslosㅡ. Sólo digo... ya que andas por aquí cómo si nada.
La omega levantó su mano y, con suavidad, acarició los moratones que estaban en su cuello: ㅡVeo que tú conoces su oficina bastante bien ㅡle sonrió, cuando el omega se hizo para atrás y tapó su cuelloㅡ. Tranquilo, a ambos nos deben tratar de la misma forma.
ㅡ¿De la misma...?, ¿a qué te refieres?
Antes de que la omega dijera a qué se refería, una voz gruesa y con deje de cansancio, habló desde la puerta; ㅡ¿Qué estás haciendo aquí?
ㅡ¿Dos omegas no pueden hablar juntos en una habitación, apartados de las porquerías que hay allá afuera, señor Dorm? ㅡrió la rubia, levantándose de la cama.
ㅡTe lo advertí, Nazz. Puedes quedarte dando vueltas por la mansión, pero quédate lejos de ésta habitación ㅡcaminó dentroㅡ. Ahora que lo he repetido de nuevo... lárgate.
ㅡNos vemos, Edd ㅡsaludó, cruzándose de brazos, una vez de pieㅡ. Espero que podamos hablar mejor... en otra ocasión.
La rubia le dió una última mirada a Eddward, le sonrió y se fue por la puerta. Los tacones negros que llevaba, resonaron por toda la habitación, y el portazo que dió, dejó que los ruidosos tapeteos se acabaran.
El pelirrojo miró al omega. Suspiró a su rostro de confusión.
ㅡ¿Te ha dicho su nombre? ㅡseñaló la puerta.
ㅡSi.
ㅡ¿Algo más?
ㅡ... No.
ㅡEstá bien ㅡpasó una de sus manos por todo su rostroㅡ. Voy a tomar un baño. Intenta dormir un poco, ya es muy tarde.
ㅡS-Si, señor.
Las llaves se abrieron y, casi al mismo tiempo, volvieron a cerrarse (o, así de rápido había pasado para Eddward). Pensaba que, tal vez, pasaría lo mismo que con Ed cuando no podía dormir... una vez que el alfa más alto se recostaba a su lado, finalmente le ganaba el sueño y podía dormir. Lo que Nazz había dicho antes... diablos, lo había mantenido despierto.
Estaba de espaldas a la puerta del baño, viendo el gran ventanal de la habitación. Tenía miedo... y frío. Se encogió en su lugar, tomando las sábanas para pasarlas por encima de su cabeza. Los pasos inquietos del alfa le llamaron la atención, haciendo que se diera vuelta y le mirara por sobre su hombro.
Lo único que tenía puesto, era un par de pantaloncillos... luego se dió cuenta que era ropa interior. No había problema, después de todo, sus hermanos lo hacían todo el tiempo; más en verano... así que estaba bien.
ㅡ¿Aún estás despierto? ㅡpreguntó.
Dió un pequeño salto en la cama, que hizo a Kevin sonreír. Parecia tan enfocado en su silueta, que se había olvidado que aquella sombra podía hablar.
ㅡLo siento, no he podido dormir...
ㅡ¿Por qué te disculpas? El insomnio no es tu culpa ㅡmurmuró, un vez que tuvo sus pantalones de pijama puestosㅡ. ¿Quieres que te dé una pastilla para que puedas dormir?
ㅡNo, gracias.
ㅡ¿Leche caliente?, ¿un té?
ㅡNo, enserio, gracias ㅡle sonrió. Luego de unos segundos, abrió la boca de nuevo, llamando la atención del alfaㅡ. ¿Quién... es Nazz, realmente?
ㅡ¿A qué te refieres?
ㅡ¿Por qué tiene permitido vivir en la mansión... pero, sin entrar aquí? ㅡpreguntó.
ㅡPensé que alguien ya te lo había dicho ㅡel omega recordó las palabras de Rolf mientras se sentaba en la cama e hizo una mueca, el alfa se sentó a su ladoㅡ. Nazz es una de las "acompañantes" que ha estado metida, constantemente, en la mansión. Todo lo que necesites y mientras yo no esté, ella te lo dará.
Bueno, no era ésa la respuesta que estaba esperando... pero, estaba satisfecho. Dejó un suspiro al aire.
ㅡNo recordaba que ella también fuera una omega ㅡcomentó, levantando un par de almohadas, haciendo un pequeño respaldar cómodo para el pelirrojoㅡ. ¿Está bien?
ㅡ¿Las almohadas, o que no recordaras que Nazz era omega? ㅡpreguntó, relajándose. Sus músculos se lo estaban agradeciendo... y al omega también.
Se hizo de la computadora portatil, que estaba en uno de los cajones de la mesita de noche, y la puso sobre sus piernas, reacomodándose un poco más en las almohadas. Había adorado aquello de parte del omega, se sentía en las nubes.
ㅡ¿Vas a... trabajar? ㅡla voz suave del omega había salido de su garganta sin pensarlo. Kevin recibió un escalofrío pequeño y se volteó a verleㅡ. Lo siento, ya no me meteré en tus asuntos.
ㅡEstá bien ㅡle calló, rapidamenteㅡ. Sólo son e-mails... intenta dormir.
El omega sonrió levemente, sin decir nada más. Se acomodó entre sus propias almohadas y se cubrió hasta los hombros. Esperaba, finalmente, poder dormir.
ㅡMierda ㅡmurmuró el alfa, después de unos minutos.
Se estaba acariciando las sienes cuando sintió un suave golpe entre sus costillas. Doble D se había dado la vuelta, y había dejado su frente, debajo del brazo del alfa. La aguja del reloj despertador en la mesita de noche le hizo darse cuenta que faltaban veinte para las cuatro de la madrugada.
ㅡOmega ㅡmurmuró, moviéndolo un poco.
La suave respiración de Doble D había detenido sus movimientos. Estaba dormido... profundamente, al parecer. Apagó la computadora y la dejó en el suelo, cuando logró volverse a acomodar, el azabache se había aferrado a él con algo de fuerza.
Le cubrió los hombros con las mantas, dejando que el omega apoyase su cabeza sobre su hombro, y tomara su brazo como una koala a su rama.
Su celular vibró en la mesita, y lo tomó sabiendo que era un mensaje de Nathan.
Nazz me lo contó... estás
con ése sucio omega.
¿Qué con éso?
Quería confirmarlo. Entonces,
¿estás con él?, ¿sí o no?
Sí, ¿por qué? Está durmiendo
justo aquí a mi lado y no quiero
despertarlo, ¿sabes?
¿No puedes dejarlo? Quiero
decir, va a haber una reunión
pronto... ¿no vas a ir? Es muy
probable que Jhonny esté ahí.
No quiero ver a Stuart. No, al
menos, por un tiempo. No sé
cuando no querré romperle
la cara. Así que, no voy a ir.
Bien. Folla todo lo que quieras
con ése maldito omega, pero
no vuelvas llorando a mi cuando
se robe todo tu sucio dinero.
Había decidido no contestar. Después de todo, no quería pelear con él... no ahora, que estaba tranquilo. Despertaría en un par de horas para continuar con su trabajo, y Eddward tendría que quedarse solo.
Quería negarlo, con todas sus fuerzas, pero el hecho de su acompañante (la persona que ahora yacía durmiendo a su lado) no tuviese senos, ni uñas largas que le rasguñaran sin razón alguna; le gustaba.
Y, aunque siguiera negándolo quinientas veces más... le gustaba tener al omega ahí con él.
ㅡBuenas noches ㅡmurmuró, recostando su mejilla sobre la coronilla del azabache.
Despertó de buen humor... extrañamente. Pero se fue un poco al carajo cuando se dió cuenta que el omega no estaba ahí con él. Se aferró a la almohada que tenía a su lado y se levantó, sientiendo las sábanas cómo una suave pluma acariciándole el torso.
ㅡAh, ya estás despierto ㅡmurmuró el omega, quién recibió la mirada aún adormilada y confundida del alfaㅡ. Te traje un poco de café.
El pelirrojo miró sus ojos, cuando pudo abrirlos mejor. El azabache intentaba no hacerlo, pero finalmente levantó la vista y le miró, directo a los ojos. Millones de estrellas podían verse en ése cielo azulado, y millones de piedrecillas preciosas dentro de aquellas dos esmeraldas.
Un suspiro les hizo romper la conexión: ㅡ¿Dónde estabas?
ㅡEn la cocina... Rolf me envió un mensaje temprano en la mañana, me preguntó si estabas despierto y le dije que no, entonces me invitó a desayunar.
ㅡ¿Algo más?
ㅡNo ㅡambos dejaron de mirarse nuevamente, Edd acercó una silla cerca de aquel lado de la camaㅡ. Me iré en cuanto encuentre mis zapatos...
ㅡNo vayas solo ㅡmurmuró, cubriéndose con las sábanasㅡ. Es peligroso.
ㅡEstá bien.
"Entonces... ¿no me tengo que quedar?", se preguntó a si mismo, mientras entrecerraba los ojos e intentaba pensar.
Se levantó un poco molesto, dió un par de vueltas y finalmente salió de la habitación. La noche anterior había sido un maldito caos. Después de haberse quedado dormido sujetando su brazo, en algún punto entre las cinco y seis de la mañana, se soltó y giró, dándole la espalda al alfa.
Un suspiro dejó sus labios, mientras sus ojitos se abrían e intentaban enfocar la habitación en la que se encontraba. Los primeros y pequeños rayos de sol aparecían levemente. Iba a tomar su celular y ver la hora, pero los brazos de Kevin detuvieron todos su movimientos. Gruñó sobre su oído, advirtiendo así, que no se moviera ni saliera de aquel lugar.
Mucho menos, separase de él.
Pensó que, entonces, el alfa querría que se quedara la mañana entera... o el día entero... pero, parece que se equivocó.
ㅡBuen día ㅡsaludó, cuando bajó por las escaleras y se adentró en la cocinaㅡ. ¿Por qué ésa cara?
ㅡÉse sucio omega ㅡel beta bufóㅡ. Se fue hace unos minutos.
El corazón del pelirrojo, por alguna razón que no podía explicar, se había estrujado.
ㅡAh, buenos días ㅡsonrió Rolf, haciendo una pequeña reverencia a Kevin con su cabezaㅡ. Acabo de llevar al señor Marion a su hogar.
ㅡYa puedes hablar normalmente, cielo ㅡrió Nathanㅡ. No hay nadie para juzgar.
ㅡSi se me permite ㅡmiró a Kevin y éste asintióㅡ. Tienes que ser un grandísimo idiota para dejarlo salir por ésa puerta cómo si nada.
Nathan jadeó en sorpresa, mierándolo; ㅡ¿¡Cómo te atreves!?
ㅡTiene razón ㅡdijo el pelirrojo, dejando de hacer contacto visual con Rolf, para mirar a Nathan casi pretificadoㅡ. Lo que oíste... el delta tiene razón ㅡseñalóㅡ. No debí haber dejado que se vaya, y sin embargo, lo hice.
ㅡ¿Por qué? ㅡpreguntó Rolf, arqueando una ceja.
ㅡLo he visto... directo a los ojos ㅡsuspiróㅡ. Pero, ha sido muchísimo más diferente hoy, en específico. Se fue y me quedé en mi habitación sintiéndome... ¿mal?
ㅡ¡Mal! ㅡgritó Nathan, con los ojos abiertos en demasía.
ㅡ¿Por qué? ㅡpregunró Rolf, ignorando al beta.
ㅡTal vez sea... porque, bueno, es la pirmera vez que duermo tan... tranquilo. Me sentí... ¿amado? Sentí que... ése omega ㅡfrunció el ceño, mirando su taza de caféㅡ... que ése omega podría amarme, a pesar de que sea un mafioso... o de que tenga mucho dinero... o que mis manos estén llenas de sangre.
ㅡAún estás durmiendo, tranquilo ㅡsoltó Nathan, sin emoción alguna.
ㅡMe voy a arreglar ㅡse levantó, y se marchó de la cocina.
El delta miró fíjamente al beta, y éste, después de un largo suspiro, le miró a él; ㅡ¿Qué quieres?
ㅡTú sabes qué es, y me temo que lo sabes bien ㅡse sentó frente a élㅡ. ¿No es así?
ㅡNo, no es así. Y más te vale que no me vengas con tus estúpidas creencias ahora ㅡlo señaló con el cuchillo para mantequillaㅡ. No ha habido una unión semejante entre alfa y omega desde hace años, y lo sabes. Los que encuentran su otra mitad, tienen una vida completamente difícil ㅡse levantó, dejando el cuchillo en la mesaㅡ. Y, créeme cuando te digo, que Kevin y Eddward no tienen nada que ver el uno con el otro. No son almas gemelas. Recuerda mis palabras.
ㅡ¿Qué tan seguro estás? ㅡpreguntó el delta, tan tranquilo cómo siempre.
Nathan salió echando humo por la cocina, mientras que Rolf tomaba tranquilamente su café matutino.
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