𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟦。
BAR.
Ed y Eddward discutieron sobre Eddy, casi toda la noche.
Cuando el alfa volvió en sí mismo, tomó un baño caliente y se sentó en el sofá cómo perro arrepentido. El alfa más alto y el omega se cruzaron de brazos y, en una pequeña y rápida charla en la cocina, quedaron en que no dejarían a Eddy sin supervisión. Nunca jamás.
Tal vez Doble D haya exagerado un poco a cerca de poner chips rastreadores en las ropas de Eddy y sobre tapiar las ventanas de su habitación con ladrillos; pero estaba realmente preocupado. Eddy, en su temor y consternación, se creyó todas y cada una de las palabras de su hermano.
Podía ser un alfa fuerte, al cuál todos temían por ésa cara de disgusto y enojo que lleva cuando camina solo por la calle (y es aún peor cuando va con Doble D al lado)... Nathan y sus matones se retorcerían de la risa si le vieran tan sumiso delante de un simple y debilucho omega cómo Edd.
El martes decidieron cenar en el patio trasero de la casa, cómo muchas veces ocurría cuando estaban todos en paz y tranquilidad. Habían preparado una barbacue y montones de papas fritas. Pidieron helado, tenían cervezas en la nevera y había un "vino fino" para brindar.
En el medio de la cena, las charlas se hicieron aún más intensas.
ㅡNinguno de nosotros (ni siquiera yo solito) vamos a hablar de lo que pasó en ésa sucia mansión hace unos días ㅡadvirtió Eddwardㅡ. No, al menos, hasta que esté lo suficientemente ebrio.
ㅡBueno, entonces hablemos de mi ㅡEd hizo una pose triunfante, señalándose con su pulgarㅡ. ¡Conseguí un empleo!
El alfa más bajo y el omega gritaron y aplaudieron al alfa que reía entre su copa de vino y un par de sorbos.
ㅡTus atributos deben funcionar para algo bueno, eh ㅡrió Eddy, meneándose sobre la silla.
Eddward aguantó sus carcajadas; ㅡSi me vas a decir que no es en un bar gay, entonces vete de mi casa.
ㅡNo, par de idiotas. No seré stripper ㅡrió el más altoㅡ. Creo que los dos ya están muy ebrios ㅡaclaró su gargantaㅡ. Escuchen... Sarah me envió un mensaje ayer, dijo que uno de sus mejores amigos vendrá a trabajar a las oficinas de Peach Creek, y que necesita que alguien le haga de asistente personal, ¡y ella me escogió a mi! Empiezo el jueves, a las nueve.
ㅡ¡Felicidades, hermano! ㅡel alfa más bajo palmeó su espalda, con una gran sonrosa en el rsotro.
Eddward movió un poco el vino de su copa; ㅡMe alegra que, al menos uno de nosotros, tenga un trabajo en el que le paguen realmente bien.
ㅡVamos, a ti te pagan bien ㅡel alfa golpeó su hombro con suavidadㅡ. Tal vez no tan bien cómo me pagarán a mi, pero al menos comes...
Los dos alfas estallaron a carcajadas, mientras el omega abría la boca junto a una mueca sorprendida; ㅡ¿¡Y el malo soy yo!?
La cena acabó rápidamente. Doble D se ofreció a llevar a Eddy a su habitación (que, por cierto, ya estaba ebrio), mientras que Ed limpiaba la cocina. Cuando llegó, lo dejó en la cama y lo cubrió con las mantas, pudo notar un destello de luz en la ventana. Más allá, a lo lejos, había un hombre con medio rostro cubierto, tomándole fotos.
Cerró la cortina de inmediato.
Un suspiro pesado salió de entre sus labios, se aseguró que todo estuviera bien cerrado y bajó corriendo hasta el último piso. Tomó bocanadas de aire para intentar tranquilizarse, revisando todas las demás ventanas con la vista. Todas estaban cerradas.
Estaba comenzando a agitarse y a ponerse aún más nervioso.
Salió a la cocina, y luego al patio trasero, recogiendo todo lo que faltaba. Una vez dentro, cerró todo cuidadosamente y apagó las luces. Se despidió de Ed en el baño, cuando terminó de cepillarse los dientes, y se dirigió a su habitación. Encendió la luz de la mesita de noche y se cambió las ropas por su pijama rápidamente.
Su celular no había emitido sonido en toda la tarde.
Mientras se preguntaba cuándo recibiría llamadas de su "nuevo jefe" y caminaba por la habitación con las luces apagadas, pudo notar que, en la calle del frente, había un hombre. Tomó su celular y lo acercó un poco a la ventana, haciéndole zoom con la cámara... era un hombre de traje y corbata, de pie al lado de un auto, fumando un cigarro.
Un hombre con unos ojos increíblemente azules.
Las horas extras del miércoles le quedaban a la perfección. Amaba los miércoles, amaba su trabajo, y amaba a la gente amable que asistía al café por ésos días.
Cuando su descanso empezó (a éso de las doce del mediodía), sus hermanos fueron a visitarle al café. Bebió algo con ellos, comieron unos fídeos instantáneos que consiguieron en la tienda de al lado, y luego cada uno volvió a su trabajo.
Ed le había conseguido un puesto de limpiador, en el hotel dónde él antes trabajaba, a Eddy. Tenía que limpiar pisos y baños, pero le pagaban bastante bien. Sus hermanos esperaban que no la cagara.
En la salida, a las ocho de la noche, divisó a Rolf y su camioneta unos cuantos autos más atrás que los suyos. Dejó que Eddy y Ed subieran primero y, después de fingir no poder abrir la puerta, saludó a Rolf.
Cuando volvió a recostarse en su cama, despues de un largo día de trabajo, la luz de una vela encendida a las afueras de su ventana le hicieron dar escalofríos. Tuvo los ojos abiertos por toda la madrugada, viendo fijamente el fuego de la vela que se movía para todos lados, pero jamás se apagaba.
Cuando se apagó, el omega finalmente pudo dormir
Jueves. Ocho con cuarenta y dos de la mañana. Ed empezaba a trabajar cómo asistente del mejor amigo de su hermana y Eddy aprovechaba la situación para tener un aventón gratis a su trabajo.
ㅡRecuerda... preguntas cortas, haz todo lo que te digan, no respondas mal e intenta ayudarle en todo lo que puedas, ¿está bien? ㅡpreguntó Doble D, aferrándose nerviosamente al volante de la camioneta.
Dejando un suspiro en el aire, Ed sonrió; ㅡSí, mamá.
ㅡ¿No hay consejos para mi? ㅡsonrió Eddy, apareciendo entre los asientos delanteros.
ㅡMás te vale dejar todo limpísimo ㅡseñalóㅡ. Y, no la cagues... por favor, no la cagues.
ㅡOye, ¡soy bueno limpiando!
ㅡOjalá pudiera decir que lo eres ㅡuna sonrisa amenazaba con salirse de sus labiosㅡ, pero, tu cuarto dice lo contrario.
El alfa más alto estalló en carcajadas. El callejón en el que se habían encontrado con aquellos matones la primera vez, pasó de largo por su lado derecho. Todo el mundo quedó en silencio por un minuto, hasta que salieron de aquella calle. Eddward suspiró, sintiendo sus hombros poder relajarse ahora. Ed le tomó una de las manos y Eddy se dispuso a esconderse nuevamente.
Aún se sentían perseguidos e inseguros. Ninguno de los tres podía dormir bien por las noches, aunque sus ojos se cerraran de cansancio. Ed llegó a su trabajo a tiempo, y Eddy llegó temprano.
Eddward tenía el día libre. Un día aburridamente cansador.
El silencio que antes le parecía encantador, ahora era agobiante y le estaba haciendo pasar por un infierno. Éste viernes no era tan tranquilo cómo los otros.
Ed había conseguido una invitación a una cena de trabajo, en el que conocería a otros empleados con su "posición" y, posiblemente, hablaría en una pequeña vídeoconferencia con su hermanita. Eddy fue a verse con unos viejos amigos a un bar a las afueras de la ciudad.
Eddward estaba solo. Y sabía lo que significaba.
Contaba que, al menos en una hora, se había visto veinte veces en el espejo, se había arreglado la camisa unas ocho, y se había acomodado los cabellos más de cincuenta veces. Habló con su reflejo, corrió escaleras arriba, corrió escaleras abajo, bebió agua, se preparó un café...
Cuando la hora llegó, tomó sus cosas, se puso un poco de colonia, y se dispuso a salir por la puerta. Cuando cerró con llave y se volteó, pudo ver a Rolf saludándole con una sonrisa, a lo que le devolvió el gesto.
ㅡSeñor Marion ㅡdijo, con media sonrisaㅡ. El señor Dorm lo está esperando en los asientos de atrás.
ㅡOh ㅡdijo, un poco sorprendido y nerviosoㅡ. Está... está bien, gracias.
Abrió la puerta y pudo observar al pelirrojo senrado en la otra punta de la camioneta... que dejó de verse tan lejana en cuanto entró en ella.
ㅡBuenas noches ㅡatinó a decir, aún nervioso.
ㅡBuenas noches ㅡsonrió el alfa, dejando su celular a un ladoㅡ. Te ves realmente bien.
ㅡUsted también se ve... muy... guapo.
ㅡBueno ㅡrió bajitoㅡ. Muchas gracias.
El silencio se prolongó por, al menos, diez minutos. Un leve empujoncito hizo caer algunas cosas que se encontraban en los asientos. Los pies de Eddward se habían adelantado un poco de la posición en los que lo había puesto y la mano caliente del alfa estaba ahora sobre su muslo izquierdo. Agradecía tener el cinturón puesto. El alfa apretó un poco su muslo.
ㅡRolf, ¿qué diablos fue éso?
ㅡUna bolsa de basura en medio del camino, señor ㅡdijo, observándole por el retrovisorㅡ. ¿Se encuentra bien, señor Marion? Lamento el susto que le dí.
ㅡN-N-No, está... está bien, a mis hermanos les pasa todo el tiempo ㅡsonrió suavemente.
ㅡSeñor ㅡllamó Rolf, mieando la calle nuevamenteㅡ, vamos a pasar por la Jungla.
ㅡGracias por el aviso. Ponte tus gafas ㅡle ordenó.
Eddward miró la leve sonrisilla del delta antes de que un espejo negro se elevara entre los asientos de adelante, y los de atrás. El omega se sorprendió y, viendo la mano del alfa tocando botones en una pequeña abertura, pestañó varias veces.
ㅡ¿Seguro que estás bien? ㅡpreguntó, apretando un poco su agarre nuevamente.
ㅡSí, sólo... fue el susto del momento ㅡasintió levemente, carraspeando un poco su garganta.
El pelirrojo mordió su lengua, aguantándose las ganas de aullar en disconformidad. Alejó su mano y esperó a que Rolf le avisara que ya estaban llegando a su destino.
ㅡDisculpa ㅡatinó a decir, mirándoleㅡ, ¿qué es... la Jungla?
ㅡSeguro mucho peor que la Pecera ㅡasintió, a sus propias palabrasㅡ. La Jungla, aunque no lo creas, está gobernada por un león. Uno bastante bonito, súper atractivo y un buen amigo mío ㅡle miróㅡ. Seguro lo conocerás hoy.
ㅡ¿Cuál es... su nombre?
ㅡLo sabrás al llegar ㅡsonrióㅡ. Me gustan algunas sorpresas.
Quería que la primera salida de ambos fuera tranquila. Lo primero que pensó fue en un restaurante, uno que fuese cerrado y tranquilo para ambos (más para Edd); un lugar dónde la comida sea buena y el omega no se sienta muy inseguro. Pero, uno de sus viejos amigos llamó, y al parecer resultaba importante. Una fiesta privada, dónde no asistirían muchas personas... pero un lugar, del que el alfa estaba muy seguro; habría drogas, alcohol, y muchas mujeres u hombres en pocas ropas.
La camioneta se detuvo y, cuando ambos bajaron, el delta dejó escapar una risita; ㅡDisculpe el atrevimiento, señor Marion, pero realmente creo que se ve muy guapo. Demasiado, si me deja decirlo ㅡle sonrió, dándole confianzaㅡ. Oh, ¿tal vez debería entrar como su escolta?
ㅡEstará conmigo, no tienes de qué preocuparte ㅡcomentó el alfa.
Sabía que las intenciones de Rolf no eran malas, que tampoco quería "robarle" a "su" omega... pero, por alguna razón, no podía soportarlo. No podía ver ésas escenas. Quería protegerlo él, no dejar que lo hiciese otra persona.
ㅡGracias por el halago, Rolf; tú siempre te ves guapo ㅡle sonrió, siendo tirado un poco por el brazo. Volteó a ver al alfa, y luego al delta con una gran sonrisaㅡ. Estaré bien... pero, ¿puedo llamarte si ocurre algo?
ㅡSi quieres irte ㅡhabló el alfa, con voz fuerteㅡ... me dices a mi, y nos vamos enseguida.
Eddward le miró: ㅡNo quiero arruinarte la fiesta.
ㅡDivirtámonos un rato... si te sientes incómodo, podemos irnos ㅡel alfa le sonrió, tomándole la manoㅡ. Vamos, se hace tarde.
ㅡS-Sí, entiendo...
El pelirrojo estaba orgulloso. Su plan estaba funcionamdo.
La verdad es más complicada de lo que parece: el alfa quiere que todos sus conocidos supieran de Eddward. Que todos a su alrededor sepan que el omega está con él, y que si algo llegase a pasarle algún día, ellos estarán de su lado y apoyarán en lo que sea. Quería darle a su pequeña familia, un nuevo miembro.
Por la forma en la que todos voltean a verle, sabe que no es por él, sino por el omega. La forma en la que parece algo pequeño, pero sólo porque está encorvado. Su aroma dulce atrae a todos los alfas solitarios. Kevin toma su cintura como protección, todos están celosos y algo nerviosos.
Parece que se han dado cuenta que el jefe Dorm tiene un nuevo omega.
Doble D estaba encantado con todas las personas que conocía. Los alfas eran algo intimidantes, pero algunos de ellos eran muy dulces y cuidadosos con sus palabras. Los omegas eran un poco más difíciles de tratar, pero podía sacarles un par de sonrisas con facilidad.
Mientras hablaba con una pareja (de alfa y omega), vió por el rabillo de su ojo, al alfa mirándole. Se volteó un poco a verle, y éste le llamó con un ademán, murmurando (lo que el creía que era) su nombre. Se disculpó con sus acompañantes y fue a su encuentro con el alfa pelorrojo.
ㅡQuisiera presentarte al mejor de mis amigos ㅡsonrió un poco, tomándole de la cintura nuevamenteㅡ. Jhonny Stuart, seguro que has de conocer a la banda del otro lado de la ciudad, ¿no es así? ㅡel omega asintió lentamente, no sabía mucho del tema, pero conocía el nombreㅡ. Bueno, él es dueño de toda la Jungla... el león del que te hablé. Somos bienvenidos por ser amigos, pero tenemos que escondernos cuando estamos de llegada y de salida ㅡcomentó, golpeando un poco el hombro de una persona en la barraㅡ. Oye, deja de beber... deja que te presente a mi acompañante, Eddward Marion.
ㅡ¿Eddward? ㅡvolteó, con tranquilidadㅡ. Lindo nombre para un omega.
ㅡG-Gracias ㅡsólo pudo decir, recibiendo un escalofrío helado por toda su espalda.
Aquel hombre de ojos azules que vió fuera de su casa la noche anterior... estaba frente a él. Aquella sonrisa, poco simpática y ésos ojos hambrientos... estaba muy nervioso. Demasiado.
Kevin no va a dejarlo solo con ése hombre... ¿verdad?
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