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𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟣𝟪.

UN VIAJE EN AVIÓN.

ㅡDaiko necesita nuestra ayuda.

Fue lo primero que escuchó, cuando lograron subirse al avión. Era un avión pequeño y viejo, regalo de unos antiguos tíos de Italia de los padres de Kevin. Un regalo de bodas para sus bis-abuelos; con el paso del tiempo, fueron adaptándolo a "la nueva era".

ㅡ¿Daiko? ㅡpreguntó Edd, en un susurro.

ㅡSignifica "niño valiente" ㅡle respondió Nazz en otro susurroㅡ. ¿O te referías a quién es?

ㅡCualquiera de las dos. Aunque la segunda opción me parece aún mejor.

ㅡDaiko es uno de los pocos amigos extranjeros que quedaron del anteúltimo clan Dorm. Los bis abuelos de Kevin hicieron estos amigos en un viaje de negocios ㅡle explicó, tomando asiento detrás de él.

ㅡDaiko es lindo ㅡdijo Nathan, encogiéndose de hombrosㅡ. Es un buen tipo. Famoso en Osaka. Con mucho dinero.

ㅡYa que no iban a buscar a los bis abuelos de Kevin ㅡprosiguió Nazz, después de rodar los ojosㅡ, o tampoco podrían encontrarlos tan fácilmente; ayudaron un poco a los bis abuelos de Daiko.

ㅡ¿Ayudar? ¿Cómo?

ㅡMatando a los dueños y herederos de la empresa más nueva del lugar, para que ellos pudieran ascender a pesar de tener muchos años en el comercio japonés ㅡasintió Nathan a sus palabras, sentándose a la misma altura que Nazz, pero del otro lado del avión.

ㅡYa veo ㅡcomentó el omega, sacudiéndose de los hombros el escalofrío que le recorrió por la espaldaㅡ. ¿Y ahora? ¿Qué necesita?

ㅡProbablemente algo parecido ㅡla rubia se encogió de hombros, recostándose sobre su asientoㅡ. No pienses mucho en ello, cariño, disfruta de las vacaciones. Además... si tienes más preguntas y eres suave con ellas, tal vez Kevin se atreva a contestarte las cosas que yo no puedo ㅡle sonrió.

ㅡGracias, Nazzie. Eres de mucha ayuda.

La omega, entonces, revisó todo a su alrededor y se inclinó hacia él. El pelinegro se acercó un poco, con un brillo de curiosidad en los ojos.

ㅡY, después, podemos hacer una pequeña pijamada y podemos compartir los chismes que los dos tenemos ㅡle sonrió en complicidad, apretándole con suavidad el hombro.

ㅡClaro que sí ㅡrió, golpeando levemente su frente con la de la rubia.

ㅡOh, lo siento, pensé que este asiento estaba desocupado ㅡoyó, detrás de él, la voz de una mujer.

Los tres se voltearon hacia la voz. Una mujer alta y esbelta, de cabellos pelirrojos y rulos, unos bellos ojos oscuros y una sonrisa aún más bella. Una omega, era de las pocas personas a las que se le notaba a simple vista. Vestía un lindo vestido rosado con fresas bordadas, y unos bonitos zapatos de tacón de color manteca.

Sus joyas, plateadas y grises, se encontraban esparcidas por sus dedos, brazos y cuello. Un bonito anillo de diamantes pequeños yacía en uno de sus dedos anulares.

ㅡSi quiere, puedo moverme ㅡhabló Edd, levantándose rápidamente de su asiento.

ㅡAy, estaría genial. Será sólo por una o dos horas, hasta que mi esposo se desocupe ㅡle dijo, extendiéndole la manoㅡ. Me llamo Elín, soy la esposa de Jhonny. Un placer y muchas gracias.

ㅡNo hay por qué ㅡsonrió, aceptando su manoㅡ. Mi nombre es Edd, soy... un acompañante de Kevin.

ㅡAcompañante personal ㅡdijo el pelirrojo, apareciendo con un pequeño bolso de manoㅡ. Te sentarás adelante, conmigo.

ㅡAh... sí ㅡmurmuró, tomando sus bolsos.

Miró a Nazz y a Nathan, quiénes lo incitaban a ir a caminar rápidamente tras el pelirrojo, entonces éste les sonrió y lo siguió. Una vez "delante de todo", el omega se aproximó al asiento de la ventana, y Kevin se sentó junto a él al poco tiempo.

ㅡNo puedo darles muchos detalles ㅡoyó decir a Kevin, mientras hablaba con Jhonny a su ladoㅡ. Pero puedo decirles lo que sé.

Plank y Rolf le miraron cuando se volteó a ver con quiénes estaba hablando el pelirrojo. Se volteó hacia la ventana mientras el avión aún estaba detenido, y se puso sus audífonos sin reproducir ninguna canción realmente.

ㅡNo es muy difícil de explicar, y tampoco creo que lo sea para entender ㅡel alfa suspiróㅡ. Bueno, escuchen. Daiko necesita ayuda, lo que nunca creímos que pasaría, porque alguien ha robado joyas muy importantes de sus bis abuelos. Joyas que mi familia les regaló y él las considera un símbolo muy importante entre su familia y la mía.

》 La razón por la que Jhonny viene, es porque necesitaré a alguien que "la gente de allá" no conozca. Alguien que pueda pasearse por las calles y recopilar la información necesaria que necesito. Buscar lugares dónde revendan las joyas robadas, buscar posibles sospechosos, y trabajar encubierto por un par de días.

ㅡ¿Alguien sabe algo de los sospechosos? ㅡpreguntó Plank.

ㅡNo, no realmente. Sospechan de algunas personas "fuertes" y "grandes" que, al parecer, trabajan en lugares que a él le gusta recorrer. Hace dos meses que no va a ningún lugar, pero es porque su mujer está embarazada y quiere estar con ella todo el tiempo que le sea posible. El robo fue hace medio mes ㅡel pelirrojo se rascó la narizㅡ. Les contaré más en la casa, cuando el avión aterrice. Ahora, tomen asiento, caballeros.

ㅡ¿Estás cómodo? ㅡpreguntó el pelirrojo, cuando el omega se quitó los audífonos.

ㅡSí ㅡle sonrió levemente, recostándose de lado en el asientoㅡ. ¿Cuántas horas han pasado?

ㅡUn par. No las he contado.

Eddward parpadeó levemente. Levantó las piernas hasta el asiento, y se cruzó de brazos. El pelirrojo le sonrió, aunque borró la sonrisa rápidamente cuando los ojos azules del omega le miraron de nuevo.

ㅡPuedes tirar el asiento para atrás. Puedes usarlo de cama, pero no se estira tanto cómo una ㅡle comentó, buscando entre sus piernas la manta pequeña que disponía el avión.

ㅡAsí estoy bien. Aunque, tú no te ves realmente bien ㅡmurmuró, rascando su nariz.

Se inclinó un poco hacia adelante, dejando su mejilla apoyada en el hombro del alfa. El pelirrojo se acomodó mejor en su asiento, apoyando los brazos en los apoyabrazos de su asiento. Eddward levantó una de sus manos y se aferró al brazo del alfa, dejando la otra mano tirada vagamente sobre el muslo derecho del pelirrojo.

Kevin suspiró, frunciendo el seño. A los pocos minutos de haberse dormido, se despertó algo sobresaltado. Respiró una gran bocanada de aire, y miró a su lado.

ㅡ¿Estás bien? ㅡpreguntó Jhonny, que estaba sentado a su lado.

Ahora, en lugar de Plank, la esposa de Jhonny se encontraba a su lado, durmiendo plácidamente. El pelirrojo la observó por pocos segundos, y luego volteó la vista a su amigo.

ㅡ¿Qué?

El albino se inclinó hacia él, logrando un gesto leve parecido por parte de Kevin.

ㅡPregunté si estás bien.

ㅡTengo los oídos algo tapados.

ㅡY la cara muy roja ㅡfrunció la narizㅡ. ¿Por qué no vas al baño y te mojas un poco? Hueles... mal.

ㅡ¿Mal? ㅡpreguntó, mirándose la camisa que llevaba puesta.

Sobre sus piernas había una pequeña manta. Cuando Jhonny volvió su vista a la ventana (viéndolo de reojo), levantó suavemente la manta y se fijó que había debajo.

Cómo lo había presentido cuando se inclinó, una de las manos de Eddward se encontraba muy cerca de su miembro, y con los últimos roces, había logrado formar una pequeña erección.

Se movió al ahogar una exclamación, despertando al omega.

ㅡ¿Dijiste algo?

ㅡN-No quería despertarte ㅡse excusó, haciéndose aún más a un ladoㅡ, necesito ir... ¡al baño! Sí, al baño.

ㅡOh, lo siento ㅡel omega se movió, sentándose mejor sobre el asientoㅡ. Me hubieras despertado.

ㅡNo, está bien ㅡse levantó casi de un salto, pero caminó con suavidad hasta la puerta que se encontraba a unos pasos de él. Al pasarla, se encontró con una azafata adormilada a punto se caer de su asiento.

Aunque le hubiera gustado hacer una "buena obra" para que Eddward oyera los rumores y le sonriera, pensaba que la azafata se asustaría si alguien con una erección se apareciera para despertarle. Se metió dentro del baño cuando ella parecía despertar.

Una vez dentro, se fijó en su rostro en el espejo del baño. Sí, estaba rojo. Y también transpirado. Tomó aire y se deshizo de sus pantalones, bajándolos hasta sus rodillas.

No recordaba el sueño que había tenido, ni ninguna escena sexual antes hecha con él y Eddward cómo protagonistas, e imaginar algo más le costaba muchísimo. Frustrado, pasó su mano libre por su cara y volvió a subirse los pantalones de un tirón. Aún con su erección latiendo, metió la cabeza entre la pequeña rendija que formó abriendo levemente la puerta.

La azafata que estaba a punto de caerse al suelo, estaba sirviendo tazas de café en un costado.

ㅡ¡Oiga! ¡Señorita! ㅡle llamó, agitando la mano.

ㅡ¿Sí, señor? ㅡdijo, acercándose a él.

ㅡ¿Cuántas horas de viaje nos quedan?

ㅡUna sola hora, señor.

ㅡOh, mierda...

ㅡ¿Sucede algo malo?

ㅡEs que mi camisa se atoró en esta puerta cuando quise entrar y se rompió ㅡhizo un gesto pensativoㅡ. ¿Podría llamar al muchacho que se sienta junto a mí? Del lado izquierdo del avión, en el primer asiento. Él sabrá cómo repararlo.

ㅡEnseguida, señor.

Y se marchó. Al poco tiempo, Eddward apareció con una pequeña cajita de plástico blanca y el seño fruncido.

ㅡVen aquí dentro, ahí le impides el paso a las señoritas ㅡle sonrió a la azafata que regresaba, quién se disculpaba antes de pasar demasiado pegada a Eddward.

Un leve gruñido escapó de su boca.

ㅡ¿Estás seguro? ¿No son muy pequeños esos baños?

ㅡEntraremos bien, sólo pasa de una vez.

Al entrar, el omega fue acorralado por los brazos del alfa. Eddward sentía su espalda baja golpeando con el lavabo del baño. El pelirrojo se acercó a su cuello y logró inundar sus fosas nasales con el aroma del omega.

ㅡ¿E-Estás bien?

ㅡSí, quédate quieto.

Volvió a desabrochar su pantalón y pegó su pecho al del omega. Le demandó que se callara e hiciera el mínimo ruído posible. Le hizo sentarse sobre el lavabo, y aunque estaba incómodo, decidió no decir nada.

Pero cuando se quejó de eso, tuvo que morderse la lengua cuando el alfa le mordió el hombro con suavidad.

Sus besos húmedos fueron subiendo hasta el lóbulo de su oreja, y descendieron de nuevo hacia el mordisco en el hombro. Se detenía de vez en cuando y olfateaba la marca rosada del aroma de Eddward, a la cuál le había estado dejando muchos besos.

ㅡAlfa, por favor... estamos en un maldito avión ㅡmurmuró, con las manos sobre sus hombros.

ㅡNo me interesa. Necesito hacer esto. En parte, es tu culpa.

ㅡ¿Cómo podría ser mi culpa?

ㅡMe tocaste cuando estaba durmiendo ㅡsalió de su escondite, levantando la vista hacia él. La punta de la nariz pegada a la suya, y los ojos vagando por toda su caraㅡ. Así que tienes que arreglar esto.

ㅡNo voy a dejarte tener sexo conmigo en un avión ㅡdijo, negando rápidamenteㅡ. Empezaré a gritar y se lo diré a todos.

ㅡNo, no lo harás.

El pelinegro estaba a punto de reclamar de nuevo, pero el alfa lo calló con un beso. Kevin besaba con suavidad, pero demandaba obtener más de un lígero movimiento de labios. Se pegó aún más al omega, besándole cómo si fuera la última vez que fuese a hacerlo.

El omega se dejó llevar por el beso. Los toques y los besos de su cuello habían logrado que se pusiera duro al final de todo, sin quererlo. Dejó de forcejear con el alfa y, en lugar de empujarlo, lo atraía con sus manos sobre sus mejillas.

Besó su cuello y su barbilla, y acercó su boca hacia su oído para dejar escapar varios suspiros cuando rozaba su miembro con la punta del propio.

ㅡSácalos ㅡdemandó, en un murmullo.

El omega lo hizo a un lado y metió rápidamente la mano dentro de su pantalón holgado. Agradeció a Ed en silencio por decirle que no use jeans en un viaje tan largo, ya que se sentiría muy incómodo. Se los bajó un poco más, sin saber qué tan lejos llegarían.

El alfa tomó el borde de sus pantalones y los tiró hacia abajo, teniendo más lugar disponible para acercarse. En lugar de pedirle al omega que se levantara y se inclinara para él; simplememte tomó su miembro y el propio, frotándolos al mismo tiempo.

Eddward se abrazó a su cuello y Kevin aprovechó su brazo libre para rodearle de la cintura con él. Frotó con suavidad, luego más rápido; tocaba con cuidado y movía sus caderas sin darse cuenta. Al final, ambos llegaron a correrse en el medio de un beso.

Kevin se dejó caer sobre el omega, quién acariciaba el cabello crecido que tenía en el cuello, pensando en que no había recibido un corte para emparejar aquella parte en su nuca.

ㅡTu camisa ㅡrecordó el omega, con una sonrisillaㅡ, nunca estuvo rota, ¿cierto?

ㅡPensaba decirle a la azafata que te llamara porque quería follarte, pero no sé si eso iba a ser muy... formal ㅡmurmuró, escondiéndose aún más en su cuello.

ㅡEres un idiota ㅡrió bajito, frotando suavemente su mejilla contra el cabello pelirrojo del alfa.

Kevin, sin saber realmente qué era lo que sentía con respecto a todo eso, decidió simplemente evitarlo por ahora y luchar para no quedarse dormido ahí mismo.

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