Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟣𝟩。

UN ÚLTIMO DÍA.

Antes de irse, Eddward le había preguntado al Alfa Jefe si podía pasar el día entero en la casa de sus hermanos. El viaje estaba programado para las ocho de la mañana del jueves, por lo que el martes a las diez estaba en casa de sus hermanos.

A las seis de la mañana del día miércoles, Ed se levantó a toda prisa para salir a comprar. En las bolsas de las compras llevaba frutas (cómo manzanas, naranjas y ciruelas), y verduras (cómo papas y cebollas); por otro lado, llevaba carne y algunos productos lácteos.

Ed pensó en hacer una pequeña parrillada, pero no estaba seguro si llegaría a tiempo. No le tocaba trabajar, pero a Eddy sí; y si quería que la parrillada le saliera bien, tenía que tener al enano al lado.

Entonces, decidió hacer el platillo casero favorito de Eddward: albóndigas con salsa, sobre arroz. Una de las especialidades del alfa mayor. El omega amaba esas albóndigas, siempre que podía, le pedía a Ed que las hiciera.

Pero, volviendo a la mañana... ya eran casi las ocho cuando llevó una bandeja con jugo de naranja exprimido, tostadas con aceite y sal, una taza de café y un vaso con agua helada; todo a la habitación de Eddward.

El pelinegro todavía dormitaba cuando el alfa dejó la bandeja sobre la mesita de luz y se sentó en la cama.

ㅡ¿Quién es? ㅡmurmuró el omega, con los ojos cerrados y el seño fruncido.

ㅡSoy yo, tonto ㅡcomentó el alfa, con una sonrisaㅡ. Ed.

ㅡRecuéstate aquí ㅡpalmeó el espacio de la cama frente a élㅡ, sólo un rato, huelo que trajiste café.

ㅡTraje uno para mí, pero puedo prepararte uno si quieres ㅡsusurró, recostándose a su lado.

El omega, cubierto con las sábanas hasta los hombros, se acercó al pecho de su hermano y se abrazó a él. Ed rió ante su inmadurez; parecía un niño pequeño que no quería despertar de su sueño. Pero, por más que quisiera, no podía quejarse de él.

ㅡPodemos dormir un poco más, si eso quieres ㅡle sonrió, acariciándole el cabelloㅡ. O podemos simplemente quedarnos así.

ㅡ¿Por siempre?

ㅡPor el tiempo que quieras, incluso si eso es la eternidad ㅡle dijo, abrazándolo con un poco de fuerzaㅡ. ¿En serio te vas a ir?

ㅡSerán sólo unas semanas, nada más ㅡmurmuróㅡ. Sé que... es difícil para todos, pero estará bien. Será... una... nueva experiencia y todo eso.

ㅡNo te obligaré a quedarte, pero ¿tú estás seguro de querer ir? Nadie te está obligando, ¿no es cierto?

ㅡNo, nadie me obliga a ir. Yo quiero hacerlo. Estoy consciente de mi decisión y estoy contento por la oportunidad de viajar fuera de este asqueroso pueblo por unas semanas ㅡalejó el rostro de su escondite, mirando a su hermano con una sonrisaㅡ. Lo único lindo de este lugar, eres tú, mi amigo.

ㅡNo me mientas, soy muy sensible ㅡle picó las costillas contre pequeñas risitas.

ㅡ¿Dónde está Eddy?

ㅡNo está. Salió ayer y... bueno, en realidad está en su cuarto, pero es mejor no molestarlo.

ㅡ¿No se enojará si no lo despertamos? Me voy mañana...

ㅡNo importa, le dije que no se fuera y lo hizo de todas formas. Además... ¡eres todo mío por hoy!

El alfa más alto se abrazó a su hermano y le llenó la cabeza con besos. Ed era de esos alfas cariñosos, que no conocían el espacio personal. Eddward siempre estaba feliz de que estuviera con él, incluso que lo cuidara cómo lo cuidaba siempre.

Más en los celos.

Eddward no era uno de esos omegas que añoraban tener un miembro dentro de su trasero, pero le gustaban las caricias; más en su espalda o los tirones de cabello. No sabía qué pasaría ahora que vivía con Kevin, pero suponía que sus celos iban a cambiar.

Hace varios años, Ed era el único que podía encerrarse con el omega y calmar sus ansias de alguien que lo acariciara por un rato. Eddy, en cambio, era demasiado brusco y no le gustaba que él se le lanzara encima todo el tiempo.

El omega desayunó junto al alfa, hablando de los lugares que tenía que visitar en Japón. Ed le habló de lugares no tan turísticos que Haru, un japonés que trabajaba en su piso en el Park Vista, le recomendó para él.

Pasadas las diez de la mañana, Eddward se levantó de la cama, se duchó y se preparó "ropas bonitas" para usar las próximas semanas. Mientras, vestido con un pantalón holgado de color verde manzana y una camiseta gris, perseguía a Ed y lo ayudaba con los quehaceres por toda la casa.

Eddy se levantó al mediodía, para almorzar las famosas albóndigas de Ed.

ㅡ¿Kevin te habló de las reglas? ㅡle preguntó el enano, sin mirarle realmente, mientras dejaba los cubiertos en la mesa del patio trasero.

Edd levantó su vista al árbol que tenían atrás, dónde antiguamente hubo una bonita casa del árbol que él solía usar de escondite cuando sus padres discutían. Bajó su vista al alfa y le sonrió.

ㅡEntiendo que estés preocupado por mí, pero Kev ya me dijo todo ㅡmusitó, poniendo los vasos que traía sobre la mesaㅡ. De mala gana, si me lo preguntas.

ㅡAh, está bien ㅡmurmuró, con el seño fruncido.

ㅡEddy ㅡle llamó, logrando que el alfa levantara la cabeza hacia élㅡ. No te preocupes, ¿sí? Por favor. Ya no tengo quince años.

Un leve sonrojo se apareció en sus mejillas, mientras asentía con duda y se daba media vuelta. Eddward se quedó sentado debajo del árbol, mirando los platos y los cubiertos brillando bajo el sol de mediodía.

Cuando el omega tenía quince años, solía escaparse de la casa e ir a bares a emborracharse y bailar sobre mesas vacías. Dejó de hacerlo a los diecisiete, cuando su vida estuvo muy cerca del peligro. Tal vez demasiado.

Ed regresó con una amplia sonrisa, trayendo las albóndigas en un gran bowl color plata. Detrás de él, Eddy traía otro bowl de color plata, con lo que el omega supuso que sería el arroz. Detrás de ellos, una gran figura que saludaba contento hacia él.

ㅡ¿Quién es? ㅡpreguntó, cubriendo los rayos del sol que le daban en los ojos, con una de sus manosㅡ. ¿Rolf?

ㅡ¡Buen día, señor Marion! ㅡsaludó contento, llevando sus manos a su espaldaㅡ. ¿Cómo ha amanecido?

ㅡDéjate las formalidades, delta ㅡle reclamó Eddy, sentándose en dónde mejor daba la sombra.

ㅡSí, por favor ㅡdijo el omega, levantándose para darle un fuerte abrazoㅡ. Qué sorpresa que estás aquí, ¿vienes a almorzar con nosotros?

ㅡClaro. Tu hermano fue muy gentil en invitarme ㅡel alfa mayor y el delta compartieron una mirada contentaㅡ. Quería visitarte ahora que tenía la oportunidad. Estar contigo y con Kevin al mismo tiempo no es para nada divertido.

El delta llevaba una camiseta gris arremangada hasta los codos, un chaleco de color manteca se ceñía en su pecho y su cintura, y sus pantalones oscuros combinaban con sus zapatos.

ㅡPensé que harían una parrillada ㅡcomentó, cuando le sirvieron un gran plato de arroz.

ㅡOh, no. Creímos que Eddy trabajaba temprano hoy ㅡdijo Ed, sirviendo las albóndigasㅡ. Este es un plato especial, algo que llevo haciendo hace años. No le cuentes a Kevin.

ㅡSi es especial y yo soy parte de ello, no planeo decírselo a nadie ㅡse relamió los labios, admirando las albóndigasㅡ. ¿Las hiciste a mano? ¡son gigantes!

ㅡLa comida enorme es especialidad de Ed ㅡdijo Eddy, con la boca manchada de salsa de tomateㅡ. ¡Hum! Picosa, cómo me gusta.

ㅡPara mi cumpleaños número dieciocho, ¡Ed hizo una hamburguesa gigante! ㅡrió Eddward, mirando a su hermanoㅡ. Era cómo un gran pastel de cumpleaños, pero mejor.

ㅡKevin tenía razón ㅡdijo, después de un bocado de arroz con salsaㅡ. Ustedes son una familia bastante rara ㅡlevantó la vista a sus anfitrionesㅡ. Ay, no. Yo no lo digo de mala onda, sino de la buena. Parecen una familia divertida. A mí me caen genial.

Eddy se atragantó con su comida, Ed rió estruendosamente y Eddward le sonrió al delta. Aquella tarde la pasaron juntos, bebiendo café primero y luego cervezas con unos chocolates que Rolf había llevado para el postre.

A eso de las siete de la tarde, el delta se marchó con una ración de albóndigas con arroz y dos botellas de cerveza pequeñas. Ed se recostó en el sofá junto a sus dos hermanos, y se quedó dormido en poco tiempo.

ㅡ¿Estás bien? ㅡrió el alfa más bajito.

ㅡMe estoy quedando dormido, ¿cierto? ㅡdijo el omega, mirándole con una sonrisaㅡ. Estoy despierto desde temprano.

ㅡSe nota ㅡvolteó a ver a Edㅡ, alguien lo demuestra a la perfección ㅡcuando devolvió la vista a su hermano, este se encontraba mirando su celularㅡ. ¿Está todo bien?

ㅡEra Kevin ㅡbloqueó su teléfono y lo dejó sobre la mesita de téㅡ, vendrá a buscarme a las diez.

Ambos hermanos levantaron la vista al reloj en la pared, faltaba sólo una hora para que pasara a buscarlo. Despertaron a Ed casi al final de la película que pasaban por un canal extraño.

ㅡ¿Tienes todas tus cosas? ㅡdijo, con voz ronca, abriendo un solo ojoㅡ. ¿Cepillo de dientes, ropa interior, calcetines...?

ㅡSí, tengo todo eso ㅡle corroboró el omega, levantándose y estirándoseㅡ. ¿Debería llevarme las botas de lluvia? Leí en un sitio web que llueve mucho en estas épocas del año ㅡmusitó, pensativo.

ㅡSi quieres, supongo ㅡdijo Eddy, levantándose tambiénㅡ. No creo que vayas a salir mucho de todas formas.

ㅡ¿A qué te refieres? ㅡrió bajito el omega.

ㅡSí, ¿a qué te refieres? ㅡespetó el otro alfa, mirándolo con los brazos cruzados.

ㅡBueno... estará ocupado, ¿no? ㅡse cruzó de brazos, con una sonrisa arroganteㅡ. Quiero decir... en otro lugar, con otro alfa... y muy, muy lejos de nosotros.

ㅡLo que dices no tiene sentido ㅡEd se puso de pie, interfiriendo entre el alfa más bajo y el omega.

Ed solía interponerse entre ellos desde... siempre. O casi siempre.

Cuando Eddward tenía dieciocho y Eddy tenía dieciséis, los dos se pelearon de una forma muy mala, en leves palabras. La herida más leve, habían sido las rodillas de Eddward, que se lastimó intentando retener al alfa en el suelo.

La herida más grave, fue el tabique torcido de Eddy y el corte bajo el ojo derecho.

Ed se encontraba trabajando en un nuevo lugar, a una hora y treinta minutos de la casa, y pensó que todo estaría bien. Cuando lo llamaron del hospital en el que se encontraban sus hermanos y su jefe de ese entonces no lo dejó ir, le dió un puñetazo en la mandíbula y se escapó corriendo de ahí.

Cuando llegó al hospital para ver a Eddward, lo llamaron de urgencia por Eddy. Los doctores no podían creer que un omega pudiese hacer tanto daño con sus propias manos, viéndose tan debilucho y pequeño como el cuerpo de Edd en ese entonces.

El alfa, encabronado, tomó a sus dos hermanos y los sacó del hospital casi a rastras. Cuando pidió explicaciones, el alfa le dijo que había sido un idiota y el omega se lo corroboró con una historia más elaborada. Eddy estaba enojado porque Eddward no sabía comportarse "mejor" con los chicos que él llevaba a casa, ya que siempre se escondía o tartamudeaba cuando los veía.

Más tarde, Ed se dió cuenta que Eddward solo hacía eso cuando estaba por tener su celo, y se escondía de los amigos de Eddy porque se sentía amenazado por tantos otros alfas. Casi al mismo tiempo, Ed también se dió cuenta que el único alfa que dejaba que se acercara al omega estando en celo, era él mismo.

Eddy tuvo prohibido traer a sus amigos dentro de la casa (aunque sí podían estar en el patio trasero), y la regla de "sólo Ed permitido" se estableció en los meses de celo de Eddward.

Al final, las cosas simplemente volvieron a la normalidad.

Excepto por hoy.

ㅡ¡Claro que lo tiene! Es obvio que no se acordará de ninguno de nosotros dos cuando esté con "el otro" ㅡdijo, haciendo énfasis con sus dedos.

ㅡActúas cómo si el que hubiera follado conmigo todos estos años, hubieses sido tú. No seas idiota, Eddy. Ya no tengo quince años, tampoco diecisiete; pero si tengo que golpearte de nuevo, te volveré a romper la nariz sin pensarlo ㅡhabló el omega, con los dientes apretados.

ㅡ¿Y ahora? ¿Qué mierda sucede contigo?

ㅡ¡Es que no me haces sentir bien diciendo tantas estúpideces! ㅡle reclamó, con los ojos llenos de lágrimas. Le apuntó con un dedoㅡ. ¡Me voy mañana temprano y no volveré por muchos días, y lo único que quisiera oír de tu boca es que me extrañarás! ¡Ojalá yo...!

A las diez en punto, después de que el reloj lo anunciara, alguien golpeteó la puerta de entrada y fue atendido con un Eddy muy enojado.

ㅡ¡Genial! ¡Ahora el fenómeno viene a recogerlo! ㅡgritó, enfadado.

ㅡ¿Me llamaste fenómeno, enano barrigón? ㅡdijo el delta, con la mano sobre el arma escondida en uno de sus bolsillos.

ㅡ¿Y que sí lo hice? ㅡle contestó con una gran sonrisa irónica.

ㅡ¡Ya, cálmate, idiota! ㅡlo ahuyentó Ed, empujándolo detrás de la puertaㅡ. Buenas noches, delta. Lamento el... maltrato, no sé qué mosca le picó a este imbécil.

ㅡNo importa, desde temprano se lo veía bien imbécil ㅡpasó sus manos a su espalda nuevamenteㅡ. ¿El señor Marion está listo?

ㅡSí... déjame ir a buscar su equipaje arriba. Edd, es mejor que te quedes afuera con él. Parece que Eddy no se despedirá de tí.

Refunfuñando, Eddy salió dando pasos pesados hacia el patio trasero. Sin siquiera decir adiós.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro