𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟣𝟥。
UNA FIESTA Y UN BESO.
ㅡHueles a alcohol ㅡrió el omega, abrazándoae a su alfa con fuerza.
ㅡSí, yo también te extrañé ㅡdijo Ed, besándole la frenteㅡ. Estaba bebiendo con mis compañeros de trabajo, pero los abandoné en cuanto me llamaste.
ㅡAw ㅡmurmuró, tomándole el rostro entre las manos.
ㅡSí, sí, todos se extrañaron mucho ㅡEddy rodó los ojos, abriéndose paso entre los dos para adentrarse en la cocina.
Nazz gritó en la cocina, asustada; y Eddy gritó también, por el golpe de la cuchara de madera en su rostro.
ㅡ¡Oye, ¿qué te pasa?!
ㅡ¡Señorita Nazz! ㅡllamó Eddward, intentando tranquilizarlaㅡ. ¡No se preocupe, ellos son mis hermanos!
ㅡUy, lo siento. Oh, yo los conozco.
Ed se acercó primero, extendiéndole la mano.
ㅡEd, un gusto. Creo que no tuvimos el placer de conocernos directamente ㅡle sonrió.
La omega, sonrojada, aceptó su mano.
ㅡSoy Nazz. El placer es mío.
ㅡEddy ㅡdijo el alfa, dejando las bolsas sobre la mesa. Miró a Nazz y le hizo una seña con la cabeza, que ella respondió de igual forma.
La rubia estaba por despedirse e irse, cuando el omega la detuvo tomándola de una de sus manos.
ㅡ¿No... quieres quedarte?
Sus ojitos se iluminaron: ㅡOh, ¿puedo?
ㅡClaro ㅡle sonrióㅡ. Mis amigos son buena onda. Son... algo extraños, y muy desordenados, pero... son buena onda.
ㅡ¿De verdad puedo quedarme? ㅡsonrió, tomándole de las manosㅡ, ¿aquí, con ustedes? ¿puedo escuchar lo que hablan? ¿y hablar también? ㅡcomentó, con emoción contenida.
Edd intentaba no reír ante su emoción infantil. Le agradaba Nazz, y aquellas preguntas le hacían pensar si los hombres de la mansión la tenían realmente en cuenta.
ㅡPor supuesto. Somos amigos, ¿no? ㅡambos omegas se sonrieronㅡ. Mientras yo esté aquí dentro, mis hermanos son tus amigos; puedes confiar en ellos y quedarte con nosotros tres el tiempo que quieras.
ㅡ¿¡De verdad!? ㅡchilló bajito, abrazándoae a él. Luego, se soltó como si hubiera tocado fuegoㅡ. Ay, lo siento. ¿Te lastimé?
ㅡNo, estoy bien ㅡcomentó entre risitasㅡ. Ah, Nazz... una sola cosa...
ㅡ¿Sí?
ㅡMis amigos me llaman Doble D. Tú también puedes llamarme así.
Los ojos de Nazz brillaron de nuevo: ㅡRolf y Nathan me llaman Nazzie, así que tú puedes llamarme así también.
Ambos omegas se acercaron a la cocina de nuevo, dónde los dos alfas discutían si comer una carne asada o sándwiches con queso derretido. La omega sonrió al sentirse parte de algo que para ella era importante. El omega se pasó la noche sosteniendo su mano y ayudándola a conversar sin miedo.
Mientras tanto, a varios kilómetros lejos de la mansión... Rolf golpeteaba el pequeño cristal opaco que dividía la parte delantera de la camioneta, de la trasera. Kevin se acercó una vez que el vidrio bajó por completo.
ㅡSeñor.
ㅡVincent.
ㅡMe detuve en un Burger King ㅡdijo, mirándoloㅡ. Sale de mi bolsillo, no se preocupe ㅡdijo, tendiéndole dos bolsasㅡ. Además, tengo cerveza.
ㅡ¡Genial! Ando necesitando un par de esas ㅡdijo Nathan, acercándose de repente.
ㅡTodo está bien, supongo...
El alfa volteó a ver al beta, quién revisaba la bolsa con su comida tan atentamente, que se excluyó solito de la conversación.
ㅡSí, eso creo.
El beta chasqueó la lengua; ㅡ¿No hay papas?
ㅡFíjate en la bolsa del Jefe.
Y se la arrebató de las manos enseguida.
El delta seguía teniendo cara de asco.
ㅡRespecto al hedor ㅡdijo Kevin, mirándoloㅡ, no tuvimos sexo, sólo fumamos tres cajetillas de cigarros.
ㅡOh, bien. ¿Pueden bajar un poco las ventanillas? Esto es un infierno.
ㅡVoy ㅡdijo Nathan, dejando sus bolsas en otro asiento.
ㅡ¿Hablaste...? No importa.
ㅡ¿Con el omega? ㅡdijo el delta, en un murmullo. Sus ojos se encontraron con los de Kevin rápidamenteㅡ. Eres una mierda. Le dije que llegarías tarde, y que tú le dabas permiso de invitar a sus hermanos a que se queden con él esta noche.
ㅡOh, ¿ahora tú controlas lo que yo, supuestamente, digo?
ㅡYa que no puedes controlarte por tu cuenta...
Nathan regresó, mirando con sorpresa al delta.
ㅡ¿De qué hablas?
ㅡQue no preste atención cuando escucho cosas malas, no significa que no oiga una mierda. Además... he estado mucho tiempo dando vueltas por aquí, escuché todo lo que decían aún así el vidrio estuviera alto.
ㅡOh, ¿y es por eso que soy una mierda?
ㅡNo. Eres una mierda porque crees que todo lo que suceda cuando tú no estás, dejará de suceder cuando llegues. Eres una mierda porque, después de haber dicho y hecho todo lo que hiciste y dijiste en esta camioneta, esperas regresar a la mansión y que ese omega te espere con los brazos abiertos ㅡse sentó más erguido, acercando una lata de cerveza a su bocaㅡ. Acéptalo, Kevin, él no estará esperando tu regreso.
ㅡTal vez no ahora, pero lo hará más adelante ㅡsonrió, con la rabia carcomiéndole los huesosㅡ. Y tú no podrás detener eso.
ㅡTal vez no pueda detenerlo ㅡbebió un largo sorbo de cervezaㅡ. Pero no creo que sea él quién esté esperando.
La conversación terminó ahí.
ㅡ¿Nazzie? ㅡllamó Edd, después de golpear suavemente a la puerta de la habitación de la omega rubia.
Sus hermanos se habían ido hacía unos minutos, y Nazz se había ido a su habitación. Eddward, sintiéndose un poco vacío y solitario en la habitación de Kevin, salió en busca de compañía.
La habitación de Nazz era amplia, tenía paredes blancas, a excepción de la pared rosada que se veía al entrar. Los muebles eran de color manteca y había luces y flores falsas colgando de todos lados. Tenía muchos perfumes, de muchos colores y muchos tamaños diferentes.
ㅡAdelante, cariño. No tengas miedo ㅡdijo, saliendo del baño con su pijama rosado con círculos blancos puesto.
ㅡLamento molestarte, es que... ㅡcerró la puerta detrás de élㅡ, me siento muy solo en la habitación de Kevin.
ㅡNo sé si pueda ser una buena opción de compañía, pero... puedes quedarte si quieres, no te obligaré a irte ㅡmiró por encima de su hombro y notó el cepillo de pelo que estaba buscandoㅡ. ¿Podrías pasarme eso?
ㅡ¿Esto? ㅡlo tomó entre sus manos y se acercó a la cama dónde Nazz se encontraba sentadaㅡ. Um, yo...
ㅡ¿Mhm?
ㅡ¿Puedo cepillarte el cabello?
ㅡ¿Sabes cómo? ㅡla rubia enarcó una ceja.
ㅡEddy tenía el cabello largo cuando íbamos a la secundaria, y no lo cuidaba bien; así que se lo cepillaba todo el tiempo ㅡle explicó, sentándose a su ladoㅡ. Soy una persona de toques suaves, así que no tienes por qué preocuparte.
ㅡBueno... entonces, me gustaría que cepillaras mi cabello.
Eddward se concentró exclusivamente en su trabajo. Comenzó con las puntas del cabello rubio de la omega, y prosiguió subiendo lentamente hasta la raíz de su cabello. Mientras Nazz intentaba no quedarse dormida, también intentaba poder decir algo para mantener una conversación. Edd murmuraba una suave canción y tarareaba una melodía que desconocía. Cuando hubo guardado silencio, ella abrió la boca.
ㅡ¿Edd?
El omega saltó en su lugar.
ㅡDisculpa, ¿te asusté?
ㅡUn poco. Estaba muy concentrado ㅡrió bajito, dejando el cepillo a un ladoㅡ. Tu cabello ya está listo.
La rubia volteó en su lugar, sentándose un poco más en el centro de su cama.
ㅡGracias por cepillarlo, sinceramente, yo no tenía ganas de hacerlo por mi cuenta ㅡle sonrió.
ㅡNo hay de qué ㅡel omega le devolvió la sonrisaㅡ. ¿Querías decirme algo?
ㅡSí, pero no es importante, podemos dejar la charla para otro día...
ㅡOh, está bien. Hace mucho que no tengo conversaciones con alguien; cualquiera que sea tu duda, creo poder responderla.
ㅡEs que... me preguntaba cómo te sentías con este contrato ㅡmurmuróㅡ. No, esa no es mi pregunta. En realidad, quiero saber por qué aceptaste un contraro como ese ㅡfrunció el seño, mirándoleㅡ. Podré entender que sea por el dinero, o porque quieres compañía... pero vivías con dos alfas fuertes, ¿por qué arriesgarte con un mafioso?
ㅡKevin... quería matar a mi hermano ㅡuna punzada atravesó su pecho, y su seño se frunció un poco mientras tocaba las hebras del cepillo para el cabelloㅡ. Y también... es que soy un omega.
ㅡYo también lo soy ㅡla rubia se encogió de hombrosㅡ. No tengo familia realmente; por eso acepté quedarme aquí, pero tú... tienes hermanos.
ㅡLo sé. Tener a Ed y Eddy como mis mejores amigos (al punto de considerarlos mis hermanos), me ha ayudado en la vida; cómo la secundaria, por ejemplo. Me ayudaban mucho con mis celos en la escuela, incluso me cubrían diciendo que yo también era un alfa... en mis últimos dos años de secundaria, ninguno de nosotros pudo realmente esconder la verdad.
ㅡAlgo malo, ¿cierto? ㅡambos se miraronㅡ. Realmente malo.
ㅡSí, mis padres parecieron desecharme cuando descubrieron que era un omega... se los había escondido a ellos también, pero parece que no funcionó. En la escuela, no muchos querían juntarse conmigo. Ojalá... hubiera nacido beta ㅡrió bajitoㅡ. No me malinterpretes, ser omega tiene sus ventajas, sólo... a veces, pienso que mis padres no se hubieran ido si yo hubiera sido un beta.
ㅡ¿Tienes... contacto con tus padres?
ㅡNo, ya no. No realmente.
ㅡBien, genial ㅡtomó aire, haciendo que el omega le miraseㅡ. Tus padres, amigo mío, son unos hijos de puta. ¡Y más tu madre!
ㅡ¿Cómo dices?
ㅡ¡Qué mujer tan mala! ¿Cómo va a abandonarte por ser un omega? ¿Acaso no es ella una omega? ㅡse cruzó de brazos, enojadaㅡ. Mi mamá también me abandonaba por eso, ¡ni siquiera quería mirarme!
ㅡSupongo que por eso algunas madres hacen eso ㅡtocó su brazo, logrando que los baje y poder tomar una de sus manosㅡ. Pero no todas las madres son así... creo que nosotros tuvimos unas madres... malas. Podemos tener vidas diferentes, pero tú y yo somos iguales.
La rubia tomó sus dos manos, acercándose un poco más a él: ㅡSi hubiera sido una alfa y tú un omega, me encargaría de que termináramos juntos. Suerte para tí, supongo, no tienes que tener una loca como yo a tu lado.
ㅡSi yo fuera un alfa y tú una omega, también saldría contigo ㅡrió, acariciando el dorso de las manos de Nazz con sus pulgaresㅡ. Mala suerte para tí, Nazzie, me gustan los hombres.
ㅡUgh, ¡qué desperdicio! ㅡdijo, con cara de asco.
Ninguno de los dos pudo contener la risa después de eso.
ㅡ¿Por qué te ríes tanto? ㅡpreguntó una voz masculina, golpeando la puerta al cerrarla con fuerzaㅡ. Oh, tienes compañía...
Nathan traía un carrito lleno de aperitivos, hielo y bebidas alcohólicas. Dejó el carrito frente a los omegas y tomó uno de los sillones más cómodos de la rubia, dejándolo frente al carrito y sentándose en él.
ㅡMe había olvidado del picnic de hoy, ¿te molesta si tenemos un poco más de compañía? ㅡpreguntó la rubia, tomando un pedacito de pan con cebolla.
ㅡPor supuesto ㅡdijo el beta, abriendo una lata doradaㅡ, ¿estarás bien conmigo aquí, omega?
ㅡSi prometes no decirle nada a Kevin... ㅡtomó una lata de cerveza parecida a la que Nathan tenía y la señaló con ellaㅡ, entonces no tengo problema con que estés aquí.
La rubia chilló de emoción: ㅡ¡Qué bueno! Nunca tuve tantas visitas sorpresa en mi vida...
ㅡ¿Tuviste visitas hoy? ㅡle preguntó el beta, e hizo una mueca asombrada cuando le confesó que síㅡ, ¡y no me invitaste a tu fiesta del té! ¡eres una perra!
Después de contarles su tarde, y de que Nazz le hablara de cómo los padres de Edd eran una mierda, Nathan preguntó si querían jugar un juego.
ㅡJuguemos al "yo nunca, nunca" ㅡdijo el beta, después de mencionar muchos otros juegos.
ㅡEse está bueno ㅡcomplació el omegaㅡ, ¿bebemos un shot cada vez que alguien hizo algo?
ㅡ¡Un shot! Estás loco, mi amigo ㅡrió la rubia, lanzando a una bolsa oscura la lata vacía de cerveza que se había terminado recientementeㅡ. Pero esa es la mejor idea que he oído.
ㅡBien... empieza tú, Nazzie ㅡseñaló Nathan, mientras sacaba pequeños vasitos de una caja y Eddward vertía cerveza en ellos.
ㅡEmpecemos con cerveza ㅡdijo Edd, rascándose la narizㅡ, así que empecemos con preguntas estúpidas. El juego irá subiendo su nivel a su paso, al igual que las preguntas ㅡseñaló las dos latas de cerveza con su cabezaㅡ. No duraremos mucho con la cerveza, y la botella de vodka está entera.
ㅡSuena bien. Tú, ¿estás de acuerdo? ㅡpreguntó la rubia, mirando al beta.
ㅡSíp, me gusta la idea ㅡmiró al omega y ambos se sonrieron.
ㅡ¡Genial! Entonces... yo nunca, nunca me escapé de la escuela cuando era jóven.
Nathan iba a agarrar un shot, cuando abrió la boca exageradamente.
ㅡ¿¡Cuando eras joven!? ㅡdijo, con el rostro fruncidoㅡ. Hija de puta, ¡ni siquiera tenemos tanta edad! ¿Cuánto crees que tenemos? ¿Treinta años o qué?
ㅡ¡Cállate! Tú ni la secundaria terminaste. Sin diploma secundario, ¡sin opinión! ㅡle gritó, haciendo reír al omega.
Los tres se contagiaron de su risa enseguida, y luego todos tomaron un shot de cerveza. El tiempo corría cómo loco, pero los tres que estaban encerrados en la habitación rosada no lo veían de esa forma. Se tumbaron en la cama una vez que las botellas y los shots se terminaron.
En un arrebato de alegría, la rubia de metió en medio del omega y el beta, y suspiró contenta y cansada. Eddward estiró uno de sus brazos sobre ella, tomando uno de los brazos de Nathan, y lo pasó por encima de la rubia de nuevo.
El omega y el beta abrazaron a Nazz con algo de fuerza, haciendo ruiditos extraños y escuchando la risa de la omega.
ㅡLos dos favoritos del jefe me están abrazando, ¡alguien debe estar muriéndose de celos por ahí! ㅡrió, acariciando los brazos que la rodeabanㅡ. Van a quedarse a dormir, ¿cierto? ㅡpreguntó después, aferrándose a los brazos de ellos cómo si se fueran a escapar.
ㅡTienes la cama más grande de la mansión, ¿crees que no nos vamos a quedar? ㅡNathan se zafó del abrazo y se acomodó mejor de lado, abrazándose de nuevo a la rubiaㅡ. Estás equivocada.
ㅡTiene razón ㅡcomentó el omega, medio adormilado y muy ebrioㅡ. No sé cómo haré para caminar a casa con todo el alcohol que tengo encima...
ㅡ¿A casa? ㅡNathan reprimió una risitaㅡ, ¿estás tan borracho, que se te olvidó que vives aquí?
ㅡ¿Aquí? ㅡdijo, sorprendido, y miró a la rubiaㅡ, ¿contigo?
ㅡ¡Ay, no seas tonto! ㅡrió con fuerza.
Nazz se levantó de la cama a duras penas, diciendo que iría al baño. Primero se encaminó a apagar las luces, y luego se encerró en su baño. El omega, de espaldas a la puerta del baño, había dejado su celular debajo de la almohada, después de revisarlo por última vez. Luego, pensativo, lo sacó de ahí y lo dejó en la mesa que estaba detrás de él. Cuando regresó la vista, Nathan le estaba mirando.
ㅡDisculpa, ¿me decías algo?
ㅡNo, sólo observo la preciosa vista que tengo delante.
ㅡMhm ㅡdijo el omega, después de reír bajitoㅡ. Hueles a alcohol.
ㅡCómo si tú no lo hicieras.
ㅡTu boca huele peor que la mía.
ㅡ¿Por qué no probamos eso?
ㅡNo, no ㅡdijo, estirando su mano y haciendo señas frente a su caraㅡ. No podemos.
ㅡ¿Por qué no? Estás tan ebrio que no vas a recordarlo mañana ㅡdijo, apoyándose sobre sus codos, mirándole.
Eddward lo estaba mirando, intentando no dormirse. Cuando cerró los ojos, Nathan pensó que sería su oportunidad pero, antes de que pudiera acercarse un poco más, un suave ronquido lo detuvo. Edd estaba dormido.
ㅡOh, ¿ya se durmió? ㅡdijo Nazz, cuando alumbró la cama con su celularㅡ. No te molesta que yo duerma en el centro, ¿cierto?
ㅡPara nada ㅡcomentó el beta, acomodándose aún sobre sus hombros, un poco más lejos del omega esta vez.
Cuando la rubia se recostó, el omega se despertó de un salto. Ambos se disculparon con él y él les dijo que estaba bien. Eddward se acomodó de lado y su brazo sirvió de almohada para la rubia. Se quedó dormida aún más rápido que el omega, mientras que Nathan acariciaba su cabrllo.
ㅡ¿Te sientes bien? ㅡle preguntó el beta.
El omega asintió: ㅡUn poco mareado. ¿Y tú?
ㅡTambién ㅡdijo, asintiendo. Se elevó sobre uno de sus codos de nuevo, observando al omega en la penumbra.
ㅡ¿Estás cómodo? ㅡpreguntó Edd.
ㅡSí, es sólo... ¿podrías besarme? ㅡle preguntó, mientras se inclinaba un poco más hacia él, sin aplastar a la rubia.
ㅡ¿Besarte? ¿A tí?
ㅡSí. Es que en unas horas tengo una reunión importante con Kevin, y no quiero cepillarme los dientes. Sólo quiero saber si mi boca tiene mucho olor a alcohol.
ㅡLo siento ㅡdijo, negando suavementeㅡ, firmé un contrato que me prohibe besar labios, además de un solo par.
ㅡYo también besé esos labios, cariño. No veo diferencia en que me beses a mí. Cierra los ojos e imagina que soy ese alfa.
ㅡMi alfa tiene olor a pino quemado, tú sólo hueles a alcohol.
"Mi alfa". Resonó en los oídos de Nathan cómo estruendos. Tocó la mejilla de Eddward con suavidad y este pronunció el nombre de Kevin con cuidado, llamándolo a acercarse para recibir un beso.
Nathan lo besó con tanta suavidad, que no se percató de los suaves suspiros del omega hasta separarse de él. Quiso seguir besándolo, pero la alarma de su reloj inteligente comenzó a sonar y lo odió por eso. Detuvo la alarma, se sacó el reloj y lo escondió bajo la almohada.
Cuando se volteó, Eddward ya estaba dormido de nuevo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro