𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟣。
CAFÉ MACCHIATO.
ㅡNo entiendo por qué lo haces ㅡdijo, Ed, cuando Eddward salió de la habitación.
ㅡ¿Quieres hablar de mis razones ahora? Me sienta mejor así, siempre y cuando Eddy no se meta en medio ㅡmurmuró, sentándose sobre uno de los sofás en la sala.
Cómo muchas otras tantas veces, tuvieron que sedar a Eddy. Luego de un intercambio de palabras, y de ver que sus hermanos no reaccionaban a lo que estaba ocurriendo, se volvió loco. No entendía, ¿cómo es que Eddward estaba sacrificando su vida, y seguía con aquella mueca en blanco, arreglando los almohadones del sofá?, ¿cómo es que Ed seguía tan sereno después de que lo golpearan y lo amarraran por intentar defenderlo? Se estaba volviendo loco.
Así que, lo mandaron a dormir.
ㅡQuisiera saber por qué demonios hiciste un trato con ése tipo... qué, por cierto, ¡es un puto mafioso!
Ed podía ser un idiota, muchas veces, pero no se dejaría pasar por tonto en un momento cómo éste.
ㅡPues, no quiero que les pase nada malo ㅡle miróㅡ. Ni a ti, ni a Eddy...
ㅡ¿Qué hay de ti? ㅡpreguntó, cruzándose de brazosㅡ; eres un omega, ¿qué crees que harán?, ¿jugar a las cartas?
ㅡNo ㅡse levantó, con un largo suspiroㅡ; no, no creo eso.
ㅡEstás arriesgando tu vida por alguien que sólo vive la suya desperdiciándola, deberías quitársela de una ve-...
Las palabras de Ed quedaron en el aire, la palma de la mano de Eddward y sus dedos quedaron en su mejilla, tiñendo aquella zona de un rosado claro. La sala quedó en completo silencio, la respiración agitada de Doble D se cortó cuando dejó escapar un sollozo. Ed volteó suavemente, aún sin mirarle.
ㅡ¿Estás consciente... de la mierda que acabas de decir? ㅡsus dientes, tiritando, se apretaban para no dejar escapar otro sollozoㅡ. Eddy y tú son mi familia... ¡la única familia que tengo! No tengo nada más, no tengo a nadie más, ¿y me dices que quieres dejar morir a mi hermano?, ¿qué sucede contigo?
ㅡÉso no es lo que quise decir... lo lamento ㅡmurmuró.
ㅡAhá, si, será mejor que lo lamentes ㅡpasó sus muñecas por sobre sus ojos, limpiándoseㅡ. Ed, escucha... hice ésto por nosotros ㅡtomó sus manos, apretándolasㅡ. Nosotros dos... y Eddy... por una libertad, juntos, ¡los tres! Sea un alfa, un omega, un lo que sea; quiero salvarlos... nos quiero salvar...
ㅡPudimos haber salido de ahí con otra cosa, cariño, no teniendo que hacer un trato con ése mafioso ㅡsoltó una de sus manos del agarre del omega, levantándola a su propio rostro para acariciar su mejilla magulladaㅡ. Si nos estuviésemos ahogando, querría que te salvaras primero tú, antes que nosotros.
ㅡSé que no es un juego, y que nos metimos en terreno peligroso, pero no quiero que te involucres en ésto.
ㅡ¿No involucrarme? ㅡlos ojos castaños del alfa se unieron con los zafirosㅡ, desde que pusimos un pie juntos en ésa mansión, que no puedo dejar de querer involucrarme. Cualquier daño que te hagan a ti, me lo harán a mi. Y estoy seguro que no soy sólo yo el que se siente de ésta forma ㅡmurmuró.
Por más que Eddy estuviese escaleras arriba, cubierto de mantas, con la puerta cerrada y lejos de todo ruido; ninguno de los dos que se encontraban en la sala querían llamar su atención. En la cabeza de Eddward, aquella relucienrte camioneta Jeep carmesí oscura seguía dándole escalofríos. Parecía pintada con la mismísima sangre de todas las víctimas del jefe Dorm.
ㅡEstaré bien...
ㅡTe lastimarán, te abusarán, te usarán. Y, ¿qué estaré haciendo yo? Lamentándome solo en ésta gran casa vacía, porque tú dijiste "estaré bien", cómo si realmente fuera a creerme ésa mentira ㅡescupió, enojado.
ㅡEd...
ㅡLe hubiera gritado a ése beta hijo de puta que tú eras mi novio ㅡnegó un poco, acercándose para tomarlo entre sus brazosㅡ. Hubiera dicho una mentira de ésas... cómo que estás embarazado de mi, o que eres mi hermano biológico y tú aún no lo sabes... o que eres el hermano perdido de alguien famoso, o que perteneces a otra mafia...
ㅡEres un idiota ㅡrió bajito, golpeándole levemente la espalda con sus puñosㅡ. Tus mentiras no hubieran funcionado, ¿crees que me dejarían ir si les dijeras que eras mi novio? Nah-ah...
ㅡBueno, al menos lo intentaría ㅡse encogió de hombros y luego se separó de élㅡ. Iré a preparar café.
Ed tenía razón. Mientras el omega observaba a su mejor amigo caminar hacia la cocina, supo que también él la estaba cagando. Pasó sus nudillos por sus ojos, frotándolos sobre ellos para borrar cada rastro de lágrima que estuviese sobre su cara.
Aplastando su propio cuerpo contra el sofá pequeño, suspiró profundamente para calmar su corazón agitado, pestañó un par de veces para que sus ojos alejasen las lágrimas de querer salir por aquellas puertas abiertas. Su celular vibró sobre la mesa de madera frente a él. El mensaje de un desconocido yacía en la ventanilla principal.
Eddward Marion. Omega.
¿Quién eres?
¿Ya te has olvidado de mi?
¿Jefe Dorm?
Ah, hasta que te acuerdas.
¿Sabes? Soy el dueño de éste
juego, por lo que jugarás con
mis reglas... pero, estoy seguro
que tienes muchas preguntas.
Responderé las que me interesen,
ignoraré las que hablen de McGee.
Ya tienes suficientes problemas
viviendo con él, ¿no es así? Y me
siento algo pacífico después de
verte luchar tanto por una rata
miserable cómo McGee.
Su nombre es Eddy.
¿Por qué me envía mensajes usted?,
¿no tendría que tener a alguien más
que lo hiciera?, ¿no le da miedo que
vaya con la policía y les muestre su
número?
Oh, no lo harías, omega. La vida de
tus hermanos está en tus manos, ¿no
lo recuerdas?
¿Cómo puedo confiar en que no
los lastimarás de todas formas?
"Ninguno de los amigos o familiares
de los que hagan un trato con la mafia
Dorm serán heridos de algo normal o
de muerte hasta que el trato llegue a su
fin"; ése es el "lema" que mi padre ha
establecido hace muchos años atrás.
¿Debo esperar a otro encuentro, o
me dirás de qué estamos tratando?
Cómo bien sabes, ser un omega y estar
junto a un alfa, aumentará la posición
en la que te encuentras ahora mismo.
Ya sabes, los alfas tenemos que proteger
a nuestros omegas. Y, para serte sincero,
has llamado mi atención.
El ceño se Eddward se frunció. ¿Cómo había logrado llamar su atención? Sí, era un omega, y sí, era un hombre; pero, ¿qué tenía que ver éso, con todo lo demás? Sus ojos releyeron el mensaje hasta que volvió a elevarlos hasta aquella pequeña palabra en verde bajo aquel número de teléfono.
No he conocido a un omega en mucho
tiempo, y menos que menos un hombre.
Trabajarás para mi, de cierta forma. Si
te envío un mensaje, debes contestármelo.
Si te llamo, debes atender ésa llamada.
Hay gente de mis alrededores que te
enviarán un mensaje, guarda a cada número
que tenga conexión conmigo.
No te preocupes por el espacio, te entregaré
un nuevo celular. Uno con un rastreador, ya
que estás envuelto en la mafia, no puedes ir
por ahí tan libre cómo antes.
Debo de saber dónde estás, en cada momento,
todo el tiempo. Te guste o no, lindura.
Si necesitas dinero, te lo daré.
Si necesitas guardaespaldas, te los daré.
Si necesitas ropa nueva, te la daré.
Sólo pídelo... sé que no eres de los que se
aprovechan aunque tengan una oportunidad
tan grande cómo ésta, así que usa sabiamente
todas tus opciones.
Tu juego, tus reglas.
Pero, sigo teniendo preguntas...
Rápido, omega.
¿Qué harás conmigo? ¿Me venderás, me
lastimarás, intentarás torturarme hasta
la muerte?
Haré lo que quiera contigo, y no podrás
negarte... a menos que odies los dedos de
tus manos, los arrancaré uno por uno para
que ya no sean una molestia para ti.
Recuerda borrar éste número cuando leas
éste último mensaje.
Buenas noches, omega. Espera hasta que
intente contactarte de nuevo. No intentes
buscarme por tu cuenta.
De los siguientes mensajes que escribió, ninguno fue enviado. Se deshizo del número y bloqueó éste mismo, por si acaso. Apretó sus dientes y, con un ligero susurro, dijo:
ㅡMi nombre es Eddward.
ㅡSi intentas recordártelo a ti mismo cómo Katniss Everdeen, déjame decirte que tú no has ido a los Juegos del Hambre y estás a salvo en casa ㅡdijo Ed, dejando sobre la mesita de madera una pequeña taza de café.
ㅡLo siento, estaba hablando conmigo mismo otra vez...
Ed miró las escaleras, y luego se sentó en el sofá frente a Eddward; ㅡAntes de que despierte Shrek, ¿puedes decirme de qué trata el trato que has hecho con el alfa?
ㅡCuriosamente, ha enviado un mensaje con las explicaciones necesarias ㅡbloqueó su celular, dejándolo a un ladoㅡ. No te molestes, me dijo que borrara todo.
ㅡTsk... bueno, y ¿qué te dijo?
ㅡMientras el contrato siga en pie, ninguno de nosotros saldrá herido. Cómo ustedes son mi única familia (y también mis únicos amigos), prometió no dañarlos con la muerte, siquiera ㅡsonrió al suspiro aliviado de Ed sobre la tazaㅡ. Dijo que si quiero lo que sea, él me lo comprará. Y, también ㅡtomó su taza y cruzó sus piernas, recostando su espalda sobre el sofáㅡ, si quiero dinero... me lo dará.
ㅡ¿Dinero? ㅡrió bajito, negando la cabeza.
ㅡTodo el que quiera ㅡsonrió, aguantándose las ganas de reír.
Ed se inclinó sobre su propio cuerpo, dejando sus codos sobre sus rodillas, inclinándose un poco más para ver a su hermano más de cerca. Los ojos castaños del alfa tenían un brillo que Eddward conocía bastante bien; el brillo de unos ojos frustrados.
Aquel pensamiento que, por alguna razón, tenía piernas fuertes y seguía corriendo alrededor de su cabeza sin dejarlo en paz; lo estaba atormentando. Su sonrisa desaparecía lentamente, a la vez que desconectaba sus ojos de la línea fija con el alfa y dejaba su taza medio vacía de café sobre la mesita.
ㅡSi estás esperando que diga algo más, no te diré nada.
ㅡSólo quiero saber si estarás bien.
ㅡMañana intentará contactarme... o uno de éstos días.
ㅡ¿Puedes prometer decirme todo lo que sepas, cuando lo sepas? ㅡpreguntó, levantándose.
ㅡPor supuesto ㅡtomó ambas tazas con rápidez y le miróㅡ. Ve a dormir, yo termino de limpiar.
ㅡNo, déjame a mi.
ㅡHas hecho suficiente, mereces una buena noche de sueño.
ㅡBueno... está bien ㅡmurmuró, acercándose a dejar un leve beso en su frenteㅡ. Por favor, no te duermas tarde, ¿sí?
Asintió y caminó hacia la cocina. Empezó a limpiar las tazas, sintiendo la presencia un poco lejana de Ed en el umbral de la puerta de la cocina. Cuando acabó de limpiarlas, tomó un pequeño paño blanco y comenzó a secar las tazas, esperando que su hermano se fuera. Cuando acabó de secarlas, comenzó a guardarlas, ahí fue cuando vió (por el rabillo de su ojo) que el alfa se marchaba.
Caminó escaleras arriba sintiendo la puerta del alfa cerrarse con un suave golpecito. Entró en su habitación y cerró ésta con llave, cerrando su ventana y sus cortinas luego de ponerse el pijama. Una vez sobre su cama, dentro de sus mantas, estalló.
Pensando en todas aquellas cosas que deseaba hacer y que, ahora mismo, estaba corriendo el peligro de que alguien se enterara que era parte de la mafia (aunque sólo hiciese un trato con uno de sus miembros y ya), y quisiera ir a matarle para agobiar al jefe de la familia Dorm.
Sus ojos comenzaron a ya no poder abrirse de la fuerza de sus lágrimas, cubrió su rostro con la almohada y dejó salir sus sollozos. Agradecía estar solo en aquella oscura habitación.
Una suave brisa pasó por su espalda cuando, limpiando el suelo de su lugar de trabajo, escuchó la puerta abrirse.
ㅡLo siento, pero ya cerramos.
"Ése aroma... ¿por qué lo reconozco?", pensó, arrugando la nariz.
ㅡ¿De verdad? No me había dado cuenta ㅡaquella voz le hizo voltear casi tan rápido cómo un rayoㅡ. Buenas noches, omega.
"Mi nombre es Eddward", dijo, intentando mantener sus emociones a raya.
ㅡ¿Estás listo para irnos?
ㅡTengo que terminar de recoger mis cosas.
El pelirrojo se detuvo un segundo, luego comenzó a caminar, sentándose en la mesa que Eddward tenía a un lado suyo. Le miró y sonrió, extendiéndole una tarjeta de crédito.
ㅡUn café macchiato, por favor.
ㅡEnseguida, señor.
Tomó una de las esquinas de la tarjeta y la arrastró suavemente hasta que ya no estuvo en la mano del mafioso. Una leve sonrisilla aparecía en los labios de Kevin. El omega emprendió viaje hasta la caja, pagando rápidamente por el café. Llevó la escoba al depósito mientras ponía en marcha la máquina de café.
Al cabo de un rato regresó a la mesa dónde se encontraba el alfa, y con el seño algo fruncido, dejó la taza junto a un plato de tostadas calientes y la tarjeta de crédito.
ㅡLa casa paga las tostadas de hoy ㅡle sonrió leveㅡ. Cuando termine de limpiar la barra, y asegurarme que las neveras siguen encendidas, podemos irnos. Mientras tanto, disfrute de su café.
ㅡOh, lo haré, con mucho gusto ㅡdijo, mientras guardaba la tarjeta nuevamente en su bolsillo.
Eddward, de forma rápida, comenzó a reordenar lo que ya estaba ordenado, limpiando y fregando en algunas zonas, hasta que luego de unos minutos desapareció por una puerta.
Un mensaje llegó a su celular cuando terminaba su café.
"Ha llegado un pago por un café macchiato. Treinta y cinco dólares, ¿es correcto?", decía el mensaje. Levantó la vista y observó la pancarta con los precios de los cafés, luego rió negando con su cabeza.
El café macchiato cuesta cincuenta dólares.
Un mensaje nuevo, uno de su hermano, había llegado casi tan rápido cómo el momento en el que bloqueó su celular. Volvió a tocar dos veces la pantalla para encenderlo, finalmemte leyó el mensaje. Se levantó de la silla y la acomodó antes de ir hasta la caja y ver al omega de pie cerrando una puerta con llave.
ㅡOmega.
ㅡ¿Sí? ㅡle miró, de forma rápida, para luego volver la vista a la puerta, intentando cerrarla.
ㅡVamos, de hace tarde.
ㅡSi, lo siento ㅡdejó las llaves posando en una pequeña pared y escribió una pequeña nota dirigida a sus compañerosㅡ. D-Disculpe, sé que tiene prisa, pero... ¿puede alcanzarme hasta la casa de un compañero de trabajo? Es que tengo que dejarle las llaves de la tienda...
ㅡSi no te apresuras, no lo haré.
"Extraña forma de decir que sí lo harás, huh", dijo su cerebro en un murmullo. Pero, al igual que un niño pequeño, salió corriendo hacia la puerta. Luego de cerrar con llave, casi sale corriendo a la camioneta del alfa.
Kevin sólo sonrió. Ésta sería una noche fácil...
O éso es lo que el alfa piensa.
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