
19.
ATERRIZAJE.
El omega movió suavemente el brazo del alfa, que aún seguía sobre él. Eddward no se movió de su lugar, simplemente se quedó quieto mientras oía los ronquidos del alfa. Dudaba de que alguien realmente pudiera dormirse de pie, pero Eddy y Kevin confirmaban que sí se podía.
ㅡOye, despiértate.
El omega había recibido una fotografía de Nazz (con el rostro confundido), momentos antes, quién le preguntaba qué había pasado y porqué estaba encerrado con el alfa en el baño. Le respondió:
Kevin necesitaba ayuda con algo.
La rubia le respondió con palabras luego de unos emojis extrañados:
No quiero detalles. ¿Por qué
no salen ya? Ha pasado casi
media hora. Nathan está algo
preocupado.
No ocurrió nada malo, sólo que
Kevin se quedó dormido. No puedo
explicártelo realmente ahora, pero
todo está bien, se los prometo.
La rubia le envió una foto de ella y Nathan, ambos con el seño fruncido, mirando a la cámara.
Está bien... eso es muy sospechoso.
Luego, le envió otra fotografía de ella sola.
¿Te hizo algo? ¿Seguro que estás bien?
No sé a qué te refieres.
Eddward, enserio. Sé que no puedo
prohibirte que ames a Kevin y que,
seguro, con el tiempo; te enamores
de él. Tampoco pretendo que tomes
esto cómo una experiencia personal
mía, sino cómo un buen consejo de
una amiga que quiere tu felicidad: él
es capaz de usarte y luego botarte.
Lo sé, Nazzie. Sé que todo ésto está mal.
Pero, al igual que tú; ser un omega no es
fácil. No digo que para las mujeres sea
diferente, todos los omegas estamos en
el mismo agujero negro; pero encontrar
a un alfa que, al menos por un momento,
sea honesto y lindo contigo... bueno, llega
a confundir a cualquiera.
¿Qué quieres decir?
Kevin no es una mala persona. Sé que,
seguramente, sea yo el de los problemas
de apego y toda esa mierda, realmente sí
pienso que estoy dentro de una relación
muy tóxica, pero... no lo sé, sólo no puedo
alejarme de Kevin aunque lo quiera.
Supongo que tienes puntos a favor
de Kevin y que no podré hacerlos
negativos. Está bien, yo también me
sentiría muy apegada a un alfa que
me diera todo lo que más deseo... y
no hablando del punto monetario.
Sólo que... bueno, si te lastima, yo le
voy a patear las bolas.
Eddward rió, provocando que Kevin se moviera un poco. Dejó el celular a un lado luego de responder que hablarían más tarde, y simplemente se abrazó al alfa.
Nazz y su subconsciente tienen razón; esta relación no es realmente la que él se imaginaba que sería. Pero, viéndolo desde otro punto: creía que esta era la primera vez en la que Kevin le trataba bien, y quería quedarse con este recuerdo con todas sus fuerzas.
Se debatía muchas cosas dentro suyo, pero intentaba simplemente ignorarlas para no estresarse. No sabía si amaba a Kevin, o si lo odiaba, o si quería que se alejara de él, o si quería que lo abrazara justo cómo ahora... pero, en este mismo instante, no quería que el tiempo pasara ni lento ni rápido.
En el momento en el que el alfa se despierte y salgan de ese baño tan pequeño, Eddward sabía que todo estaría igual a cuando se subieron al avión por primera vez. Kevin volvería a ser el tipo distante con el que firmó un contrato, que no dormía realmente con él a no ser que quisiera sexo antes, y con quién le costaba mantener una conversación real.
ㅡDespiértate, alfa. Hace mucho estamos aquí dentro.
Kevin se aferró a la cintura del pelinegro, moviendo la punta de su nariz sobre su nuez de Adán sin darse cuenta realmente. El suspiro pesado que lanzó hizo que al omega le recorriera un escalofrío.
ㅡ¿Tienes frío?
ㅡUn poco.
ㅡEstá bien ㅡel pelirrojo movió su cabeza.
Levantó sus labios con dulzura y besó su mandíbula, luego subió a su mejilla y dejó otro beso ahí. Eddward sentía que las ganas de llorar le desgarraban la garganta, ¿alguna vez le había besado tan dulcemente? No lo recordaba, probablemente porque no había ocurrido. Kevin besó debajo de su ojo izquierdo, y luego su sien.
ㅡ¿Ya llegamos?
ㅡSupongo ㅡmurmuró.
Sus ojos chocaron con los de Kevin cuando se volteó a verle, y sintió un chispazo dentro de sí mismo cuando lo miró. Contuvo la sonrisa que se escaparía de sus labios en cualquier momento, corriendo el rostro rápidamente para alejarlo de nuevo.
Kevin se arregló la camisa dentro de los pantalones y volvió a abrochar su cinturón. Ayudó al omega a bajarse del lavabo, a pesar de que le dijo que no; y luego le retuvo antes de que pudiera abrir la puerta.
ㅡTienes la camiseta afuera ㅡdijo, mientras le arreglaba ese pequeño detalleㅡ. ¿Recuerdas lo que dije? Nosotros dormiremos en la misma habitación, ¿sí?
ㅡSí, alfa.
ㅡTal vez... esta noche puedas quedarte con Nazz y Nathan, si es lo que deseas ㅡpuso sus manos sobre la cintura del omega, descansando su frente sobre uno de sus hombrosㅡ. Está bien que te vayas hoy. Creo que estaré ocupado con Daiko toda la noche. Si estás solo en tu primer día de estadía aquí, entonces tus hermanos se molestarán.
ㅡEstá bien, lo entiendo ㅡdijo, en un susurro.
El alfa movió sus dedos, hizo el amago de abrazarse a la cintura del omega, pero decidió no hacerlo y Eddward lo notó. Era bastante bueno notando ése tipo de detalles. Abrió la puerta en cuanto sintió que aquellos dedos habían abandonado su cintura y salió rápidamente sin mirar atrás.
El alfa observó a toda la tripulación de avión buscando sus cosas y preparándose para un próximo descenso, y caminó por el gran torso del gran pájaro metálico observando a todos.
ㅡ¿Todo bien por aquí?
ㅡTodo bien ㅡle respondió Jhonny, palmeando una de las piernas de su esposaㅡ. ¿Tu madre alguna vez te contó el cuento de la Bella Durmiente? ㅡsonrió cuando Kevin asintióㅡ. Bueno, tengo una justo aquí al lado.
ㅡSuerte con eso ㅡpalmeó su hombro y siguió su camino.
ㅡJefe, Kev ㅡdijo Rolf, deteniéndoleㅡ. Estamos a diez minutos del descenso, ¿no deberías recoger tus cosas?
ㅡEddward está encargándose de éso. Quiero ver cómo están los demás, despertar a los que están durmiendo. No te preocupes, tenemos tiempo de sobra.
ㅡSi tú dices...
Se aproximó a Nathan y lo despertó con un apretón en el hombro. Luego cruzó miradas con Nazz. Se sostuvo del asiento delantero al de ella y la observó por unos minutos.
ㅡ¿Qué quieres? ㅡdijo, al fin.
ㅡOh, nada. Sólo quería ver si estabas viva.
ㅡNo me molestes, Kevin ㅡse cruzó de brazos y miró hacia la ventanillaㅡ. ¿No tienes que ir con Edd?
ㅡ¿Qué? ¿Vas a decirme que estás celosa?
ㅡNo, en todo caso... ㅡse volteó a verle con una sonrisaㅡ, tú eres el que debería estar celoso.
La sonrisa de Kevin desapareció de golpe y la omega rubia se rió de ello. Por el rabillo del ojo vió que Nathan continuaba haciéndose el dormido, pero que escuchaba todo con atención.
ㅡAdmítelo, Kev. Dentro tuyo hay algo que quiere matarnos a Nathan y a mí porque Eddward, claramente, nos prefiere a ambos antes que a tí.
ㅡNo me jodas, sabes que eso no es cierto.
ㅡ¿Lo sé? ㅡpreguntó, enarcando una cejaㅡ, ¿o simplemente eres tú quién se lo repite para no sentirse mal? ㅡel alfa iba a decir algo, pero ella lo cortó de inmediato, diciendoㅡ: Te conviene cuidar tu lengua conmigo de ahora en más.
ㅡ¿De qué hablas? Eddward no es tan idiota cómo para caer por tus jueguitos.
ㅡ¿Eso crees? Porque lo que yo creo, es que ya ha caído en varios de mis, cómo dijiste, "jueguitos" ㅡse acomodó en su asientoㅡ. Hay muchas cosas que, desgraciadamente, Edd no sabe... sería una lástima que alguien se las contara.
ㅡHuh, claro. No me hagas reír ㅡsonrió de lado, forsozamente.
ㅡA mí ya no me importas, Kevin ㅡrecalcó, mirándole directo a los ojosㅡ. Soy la única omega que, después de tanto, te ha rechazado y no te desea cómo el resto. Además... ¿no te has fijado detrás tuyo? Eddward no es la única persona que siente cosas por tu horrible corazón.
La rubia señaló a su lado, disimuladamente. El alfa observó de costado al beta que jugaba con su celular, y luego volvió la vista a la rubia.
ㅡNo podría importarme menos ㅡle susurró, con una sonrisilla.
La rubia apretó los dientes: ㅡVete a la mierda, maldito bastardo egoísta. Eddward no es idiota, pronto se dará cuenta de la horrible persona que eres y yo estaré ahí para reírme en tu puta cara. Juega con nosotros lo que quieras, pero no harás lo mismo con el niño. No mientras nosotros sigamos aquí.
Kevin iba a responder, pero una azafata le pidió que volviera a su asiento. Con las palabras en la punta de la lengua, se dió media vuelta y volvió a sentarse. Tal vez Nazz tenía razón, una palabra a Eddward haría que todo cambiara... para mal o para bien.
En el trayecto del aeropuerto hasta el hotel dónde se alojarían, Kevin no tuvo un mínimo de charla con Eddward. Nathan y Nazz, en cambio, se ocuparon de estar a cada lado de él en caso de que el omega necesitara algo.
Cuando llegaron al hotel, Kevin se desvió del camino con Nathan y Jhonny, mientras que los otros omegas se quedaron juntos dando vueltas por el lugar.
Elín leía los carteles de las puertas, mientras que Eddward o Nazz explicaban el resto. Por ejemplo, que los Onsen eran utilizados mayormente por los turistas, ya que suelen ser pequeñas agua termales, cómo si fueran saunas, pero a la forma de un jacuzzi antiguo.
Revisaron las habitaciones al pasar y se pasearon por los pequeños baños en caso de que alguno tuviera algo interesante que mostrar. Al final, Eddward se quedó solo en su habitación del hotel. Se aseguró de que las puertas estuvieran bien cerradas y se preparó un lugar para dejar sus cosas; algo que esté al alcance de su mano, pero que, al mismo tiempo, no tuviera la necesidad de sacar las cosas de su maleta.
Mensajeó a sus hermanos y, luego de un intercambio confuso de mensajes, armaron una videollamada entre los tres. En dicha llamada, Eddward le comentaba a Ed y Eddy sus aveturas desde que salió del avión, hasta las cosas que había dentro del hotel para su uso personal. Les comentó que, para éste primer día, estaría durmiendo con Nathan y Nazz en la misma habitación. Sus hermanos estaban contentos.
En realidad, no creía ir con Nathan y Nazz en absoluto.
El sol descendió en el horizonte y todavía no sabía nada de Kevin. Se recostó en uno de los futones previamente desparramados por el suelo y se quedó un buen rato mirando el techo de madera, antes de comenzar a leer un nuevo capítulo del libro que había llevado con él.
Habló con Ed un rato más entre página y página, hasta que empezó a dormitarse. Cuando abrió los ojos, sólo habían pasado diez minutos, aunque no lo sentía así. Con un suspiro entrecortado le dió la bienvenida a Kevin, quién entró en la habitación más rápido que un rayo.
ㅡOh, estás aquí ㅡdijo, aflojándose el nudo de la corbataㅡ. ¿No te había dicho que podías ir con Nazz y Nathan ésta noche?
ㅡSí ㅡmurmuró, sentándose en la cama improvisadaㅡ, pero decidí esperar a que llegaras antes de irme.
ㅡAh. Bueno, pues, ya estoy aquí. Puedes irte si quieres.
ㅡSí... ya veo...
ㅡTuve que hacer unas cosas ㅡdirigió sus ojos al bañoㅡ, ¿lo estás pasando bien?, ¿necesitas algo?
ㅡNo necesito nada. Sólo no quiero estar solo aquí ㅡmurmuró.
Pensando que no lo oiría, claro. Pero el pelirrojo tenía buen oído gracias a los duros entrenamientos a los que se expuso él mismo poco después de que su madre hubiese fallecido. Se acercó al pelinegro y se sentó detrás de él, moviéndose mucho tan sólo para abrazarse a su compañero. Eddward se tensó.
ㅡHabrán algunos días en los que no podré estar contigo, ¿lo sabes, cierto? ㅡsusurró, acariciando su estómago y su cintura mientras lo abrazabaㅡ. Pero puedo estar aquí las veces que sea necesario si tan sólo me llamaras.
ㅡHas venido aquí a trabajar, no a estar conmigo.
ㅡPero no quiero dejarte solo.
ㅡCreo que estaré bien... estoy algo acostumbrado, ¿sabes? ㅡsonrió de lado, intentando escaparse de sus brazos poco a poco.
ㅡConmigo no deberás estarlo ㅡbesaba su cuello al finalizar cada palabraㅡ; que estés mucho tempo solo pronto significará que alguien tendrá que vigilarte a la distancia. Estar conmigo no es tarea fácil, y menos si quiero mantenerte aquí para que pagues por la vida de tu hermano ㅡsintió que sus palabras fueron "demasiado" cuando el omega se tensó.
La mente del pelirrojo seguía borrosa con los recuerdos del avión, la charla con Daiko y su regreso a la habitación dónde se encontraba Eddward. Esperaba no hallarlo allí, por supuesto, pero tampoco quería pasar por la habitación de Nazz y preguntar si su omega estaba ahí.
Siguió besando los hombros del omega, esparciendo dichos movimientos hacia su cuello. Poco a poco, el cuerpo de su acompañante iba sintiéndose más ligero, y aunque a él le estaba costando respirar, sentía que también estaba llenándose de aire nuevo.
ㅡHueles increíble ㅡsoltaron sus labios, en una danza melódica entre el jadeo de alguien en busca de aire, y el tintineo de la voz de una persona ebria.
ㅡ¿Qué estás diciendo? ㅡmurmuró, sosteniéndose de sus brazos en un intento errado por quitárselos de encima. Kevin se sostenía con fuerza, a pesar de parecer enfermo.
La voz de Rolf inundó el repentino silencio que precedió a sus golpecitos en la madera de la puerta. Kevin levantó su cabeza, y Eddward instintivamente cubrió sus propios labios con una mano.
ㅡ¿Qué? ㅡdijo, acompañado de un gruñido.
ㅡNo quiero molestarlo, señor; pero Daiko tiene unas cosas que hablar con nosotros. Dice que es urgente, pero que no quiso hacerlo en la presentación ya que habíamos recién llegado.
ㅡEnseguida voy ㅡdijo, volviendo a apoyar la cabeza en el hombro del omega.
ㅡEntendido, jefe.
Se levantó luego de pasar unos minutos moviéndose de lado a lado con el omega entre sus brazos; cómo si estuviera arrullándolo, cómo si estuviera durmiéndose.
ㅡPor favor ㅡrogó, volviendo a rozar sus labios con la oreja del omegaㅡ, no te vayas todavía.
ㅡEstá bien ㅡsusurró en respuesta, aún quieto en su lugar.
Tomó un saco y acomodó su corbata en su lugar. En el camino al pasillo que llevaba al gran salón de Daiko, se encontró con Nathan. Ambos lucían muy cansados.
ㅡ¡Caballeros! ㅡanunció Daiko con su llegada. La sonrisa del hombre brillaba por demás.
El traje negro le quedaba algo ajustado. Daiko Natsukawa tenía treinta y cinco años, no estuvo familiarizado con la familia de Kevin hasta que su abuelo había fallecido. El pelirrojo, para ese entonces, era muy pequeño.
ㅡHan de estar familiarizados con lo sucedido de éste lado del mundo, ¿no es así? ㅡpreguntó, acariciando sus muñecas.
Los ojos de Daiko eran filosos y negros. Oscurecidos por la sonrisa que llevaba. Dió paso a todos los hombres que entraban, haciéndose a un lado para saludarlos.
Daiko, también, era la razón por la que Kevin no subestimaba a los alfas extranjeros. Si bien él se comprometía en ser el mejor y el más temido de todos; éste japonés se pasaba de la raya.
ㅡAlgunos de nosotros estamos de vacaciones, Natsukawa. Así que; apresúrate, cariño ㅡbromeó Jhonny, removiéndose en su lugar.
ㅡAh, sí. Stuart, cierto ㅡpalmeó su hombro con una gran sonrisaㅡ... Felicidades en tu compromiso. Conocí a Elín hace un par de horas, es una buena chica. La noticia sobre tu compromiso nos ha alegrado a todos, de verdad.
ㅡGracias, Daiko ㅡrió, acomodándose en su silla.
ㅡTe obsequiaré algo luego, hoy ya es muy tarde ㅡasintiendo a sus propias palabras, se hizo con una silla y se sentó frente al resto de sus invitadosㅡ. ¿Les parece bien si comenzamos ya?
Los ojos de Kevin parpadearon. En menos de un par de segundos, pudo sacarse de encima la ensoñación de tener a su omega abrazado a él, centrándose de lleno en la reunión.
Tendría tiempo para soñar más tarde.
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