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08

⚠️CONTENIDO EXPLÍCITO⚠️

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Era vulgar, indecoroso y deshonroso, pero JiSung lo estaba haciendo. Si la madre del ojiverde lo viera seguramente le hubiera gritado por hacer ese tipo de cosas, sobre todo en el palacio. Sin embargo; mientras JiSung tenía sus dedos clavados profundamente en su interior, todas las enseñanzas de su madre ni siquiera habían eco en su cabeza.

-Ugh -el castaño trataba de callar sus gemidos y jadeos mordiéndose los labios.

Su ropa interior había terminado en el fondo del estanque, los dedos de JiSung daban embestidas rápidas en su entrada húmeda y apretada, mientras que su pequeña polla era masturbada con agilidad por la mano libre que tenía. La espalda del omega se arqueaba de vez en cuando sobre la orilla dura de piedra debido a las descargas eléctricas de placer que le recorría el cuerpo.

No era culpa de JiSung, era lo que él mismo se juraba, todas las cosas que hacía fueron causadas por ese tonto enigma. Fue él quién lo drogó con su aroma, aparte de eso ¡Lo tocó de forma descarada! Más con sus pechos sensibles, obviamente el cuerpo le iba a responder de esa manera, ya que nunca jamás en su vida había sido tocado por nadie, menos por una casta diferente a un omega.

¡MinHo era un abusador! Y no podría hacer nada contra él ni intentándolo, era su palabra contra la del emperador de todo el continente, él incluso le había prohibido hablar con otros alfas dentro del palacio, ¿Será que por eso los guardias que rodeaban el ala en el que estaba siempre andaban sin aroma?

Al príncipio creyó que era para que pasaran desapercibido, pero ahora ya no estaba tan seguro, quizás todos sean betas debido a los trastornados pensamientos del rubio, ¿Quién creía que él era acaso? ¿Algún "resbaloso" de los que tanto había mencionado antes su madre?

JiSung quiso gruñir, pero al estar pensando y frotando su punto dulce con enojo lo único que medio salió de su boca fue un gemido entrecortado. Apretó con tres dedos la punta de su pequeña polla mientras que otros dos embistieron con algo de fuerza su próstata haciéndolo arquear más la espalda, los ojos del omega rodaron hacia atrás y sus piernas temblaron al sentir como se corría en su mano.

Se había mordido como pudo el labio inferior, pero aún así al castaño se le escapó casi por completo un gemido lascivo, semen blanco e infértil ensució el agua del estanque y parte de su mano. JiSung se derritió en su puesto, respirando con dificultad y dejando que el sudor recorriera por sus hombros, frente y cuello.

-A-ay... -soltó un pequeño quejido cuando el agua ya algo fría mojó sus pezones maltratados, JiSung se limpió las manos y los masajeó, el color rojizo que habían adquirido desde lo que pasó no se les había quitado aún-, estúpido MinHo.

¡Lo que acababa de hacer ni tenía nada que ver con lo que pensó anteriormente!

Ya se había recalcado antes que la excitación de su cuerpo fue por la presión de feromonas (JiSung se negaría a admitirlo, pero el aroma de MinHo era delicioso para su nariz) y manoseo del enigma. No fue a voluntad. JiSung no haría algo como eso en sus cinco sentidos, así que MinHo se estaba comportando de una forma espantosa, no sabía que era lo que le había hecho al rubio, pero disfrazar la frialdad con "hospitalidad" le dejaba claras intenciones de que no le agradaba.

Solo le dejaba guardias betas cuidando en los sectores que andaba con el príncipe y ahora le negaba ser sociable con alguien más que no fuera sus padres y hermano mayor. ¿Qué era lo qué pretendía? ¿Era así con sus niñeras o algo parecido?

JiSung definitivamente tendría que hablar de lo que pasaba con Bang Chan y TaeMin.

Con esos pensamientos ya decididos, JiSung salió del baño listo para continuar con su día, se encontró a Nancy en donde la dejó cuidando de MinJi, la bebé dormía plácidamente en el nido sosteniendo entre sus manitas la ropa del ojiverde que estaba llena del aroma a caramelo picoso y sidra de manzana.

-¿Ese es el aroma de su majestad? -la pequeña pelirroja preguntó volteando hacia el ojiverde que acaba de llegar al cuarto, JiSung apretó un poco la boca pero asintió restándole algo de importancia, no debía de meter a la menor en sus problemas.

-El emperador dijo que era bueno hacer que el bebé oliera su aroma de vez en cuando, por eso lo impregnó en mi ropa, fue muy abrumador para mi, así que por eso tuve aquella reacción. -el ojiverde le mintió descaradamente a su doncella, caminó hasta el enorme clóset que tenía para abrirlo y mirar la hermosa colección de telas que tenía allí-. ¿Me ayudas a conseguir un nuevo Kimono para hoy? No puedo quitarle a MinJi el que tiene el aroma de su padre, también debo adicionar la ropa al nido...

Sino fuera porque la pequeña princesa lo necesitaba, JiSung tomaría esa ropa y se la daría como merienda a sus plantas carnívoras. Por más atractivo que fuera aquel olor, eso solo le recordaba el miedo y la incertidumbre que vivió a manos, grandes y cálidas, de aquél enigma cabeza de nudo.

-¡Si!, ¿Quiere el verde lago o el azul cielo, Sunggie? -la omega llegó en santiamén tomando los kimonos del clóset, eso aligeró el humor del ojiverde.

No pasó mucho para estar vestido de la más hermosa forma como siempre Nancy lo ponía, salieron al jardín que estaba al afuera de la habitación y pasaron la tarde tomando el té mientras leian libros, MinJi se la pasó dormida la mayor parte ya que el aroma de su padre y el de JiSung anestesiaba por completo, el omega solo tuvo que tomarlo cada cuantas horas para darle de amamantar.

Por suerte para el castaño, como la bebé estaba medio dormida no chupó con tanta fuerza sus pezones, pero aún así tuvo que morderse los labios para no dejar salir los quejidos de dolor y picazón que le provocaba la pequeña. No hubo más remedio que aguantar, ya que pondría un engüento de plantas para bajar la hinchazón, pero por el momento solo miraba hacia las lejanas montañas, esperando por su familia.

(...)

Una, dos, tres y casi cuatro semanas llevaba ya JiSung sin hablar con Bang Chan o su padre TaeMin, eso lo ponía angustiado y abrumado. No podía hablar con alguien para desahogarse, Nancy podía ser su confidente para muchas cosas, pero tocar temas como lo del emperador con ella era completamente diferente,

Le había escrito cartas a su madre SunMi, y ella le había respondido diciendo que su padre estaba en un viaje importante junto a Bang Chan. Según ella, habían partido al continente Europeo para una negociación sobre una embajada entre ambas partes, bueno, eso era algo en que ellos tienen la responsabilidad de hacer tomando en cuenta de sus cargos de canciller.

¿Pero irse así sin avisar? No supo de ese viaje hasta casi dos semanas después cuando recibió la carta de su madre, el único sirviente que se le acercaba a él era su doncella Nancy y ni ella pudo conseguir información con nadie.

Se estaba sintiendo acorralado y aislado. No tenía amistad con damas de la corte porque concentraba su atención completamente a la bebé de MinHo, como era su trabajo a tiempo completo y no la debía descuidar en lo más mínimo. Estaba solo, su joven doncella Nancy siempre estaba con él y le hablaba de muchas cosas, pero aquél sentimiento de ser un forastero no se iba de su pecho.

JiSung no pudo hacer mucho, solo salía de su habitación a pasear con la pequeña rubia cargada en sus brazos, se la pasaba en los jardines, bebía té, leía libros y hablaba con Nancy. Se aburrió bastante rápido de esa rutina y ahora las cosas le parecían monótonas, pocas veces se distraia; mayormente era cuando cuidaba de una MinJi despierta, pero mientras ella dormía una ansiedad le llegaba al no saber que más hacer.

Deseaba que al menos Bang Chan regresara pronto, quería pasar un buen rato con el alfa de cabellos negros, absorber su aroma hasta sentirse seguro de nuevo con él. JiSung deseaba tener a su padre cerca para al menos tener una falsa sensación de protección con él, porque sabía que su padre lo cuidaría con capa y espada si algo llegaba a pasarle.

Era como ser un ave encerrado en una jaula de oro, porque el castaño no tenía nada de lo que quería a pesar de estar rodeado por tantas cosas hermosas, podía ir al jardín y quedarse sentado en una banca mientras era rodeado de las más bellas flores y frondosos rosas, pero él seguiría sintiéndose melancólico. Un jardinero con magia especial de flores para mantenerlas vivas, aún estando entrando al otoño.

También, ya qué JiSung no tenía nada más interesante que hacer mientras MinJi dormía, él se dedicaba a mantener más cosas vivas en los jardines, como el corto pasto, arbustos y los árboles. Hacía sentir todo más colorido mientras el frío entraba más en el aire, ya no podría salir con sus kimonos habituales, ahora tenía que usar una larga, gruesa y acogedora gabardina con capucha.

Obviamente la pequeña bebé debía usar cosas parecidas y abrigadoras para salir a los jardines, aunque tampoco se podían quedar mucho tiempo en ellos últimamente para que no fuera a agarrar un resfriado. Eso hacía que JiSung se sintiera más aburrido, sentado en la puerta de su habitación que daba al jardin mientras esperaba oír un quejido de la rubia que dormía en el nido para ir a atenderla.

Las tres semanas se volvieron cuatro a casi cinco, Bang Chan había gastado una buena cantidad de dinero para enviarle una carta por medio de una lácrima mágica y que así llegara más rápido. Decía que no habían podido volver por las tormentas que había en alta mar, era peligroso salir en barco con esos climas tan cambiantes y que no sabía cuándo lo harían.

Puso más triste a JiSung de lo que le gustaría a admitir, Nancy notó eso cuando miró la carta una vez el ojiverde ya la había leído. Siempre trató de sacarle sonrisas y risas, pero se veían tristes, igualmente cuando él le sonreía a MinJi, quién también parecía notar el cambio de humor en su "madre", cada vez que se despertaba y miraba el rostro del mayor, parecía que le quería animar con sus manitas tocándole las mejillas y balbuceando.

Ese día era un día de esos, JiSung estaba sentado sobre un cojín en el suelo y la bebé de cabellos rubios estaba despierta en sus brazos. MinJi colocó sus dos manos en las mejillas de JiSung, hablando en idioma "bebé", haciendo pequeñas burbujas de saliva y riendo, el ojiverde también le sonreía lleno de ternura por las cosas que hacía la cachorra.

-¿Cuando aprenderá a hablar? -Nancy preguntó con una sonrisa aligerando más el ambiente, JiSung la miró un momento antes de volver a poner su atención en MinJi que gritó un "¡Ehhh!" Cuando notó que ya no la veía a ella.

-A este ritmo, dentro de poco, tiene casi cuatro meses y es muy despierta, -el ojiverde se rió y frotó su nariz con la de la menor murmurando un-; tan pequeña y celosa, pobre de tu omega o alfa en un futuro.

JiSung miró la risa sin dientes de la rubia y no pudo evitar pellizcar un poquito sus mejillas regordetas, podría decir la verdad si mencionaba que lo único que lo hacía feliz era ella y la pequeña Nancy. Si no fuera por ellos habría entrado en una depresión, pero bueno, sabía que cinco años allí sería mucho tiempo, pero ya haría algo para no estar tan solo, quizás si organizaba alguna tarde de té con algunas damas de la corte para conocerlas las cosas fuesen mejor.

-¿Días? Juraría que dijo "má" varias veces estos días, -la pelirroja se rió, se acercó al ojiverde con un plato en donde tenía uvas y manzanas ya cortadas para que comiera-, cuando tenga un año será una cachorra muy preguntona.

-Yo creo que sí -JiSung suspiró, ya se imaginaba la sin fin de preguntas que tendría que responder, volteó hacia Nany para tomar un buen trozo de manzana y dársela a ella antes de tomar el suyo.

-¡Máa! -la bebé se agitó.

MinJi exclamó, formó sus manitas en pequeños puños y tiró pataditas al aire tratando de llamar la atención de JiSung que trataba de comerse unas uvas.

Tanto el castaño como Nancy se rieron del berrinche sin sentido que ella formó. El omega se sonrió mientras se sacaba la piel y las semillas a una uva antes de dársela a probar a la rubia, quién se entretuvo rápidamente con ella por su sabor dulce.

-Tranquila joven princesa, tanto celos en un cuerpo tan pequeño le puede hacer mal, -la pelirroja se rió más por lo dicho del ojiverde-, además, no me iré a ningún lado sin usted, estás atrapada conmigo en tus primeros años de vida.

JiSung pegó su frente contra la de la menor dejando que esta le tocara el rostro con su mano llena de jugo de fruta, el ojiverde le mordió con cariño una mejilla en respuesta. La tarde llegó y pasó, pronto fue la hora de dormir, la joven doncella se fue a su habitación dejando al ojiverde descansar en la suya.

Era más o menos la media noche cuando el omega se levantó con ganas de ir al baño. Dejó a MinJi arropada con la vieja ropa que su padre perfumó y salió del nido con cuidado de no despertarla. Usó una linterna de aceite para alumbrar su camino, fue a hacer sus necesidades con sueño y tranquilidad antes de volver.

Pero, una sombra oscura y de ojos brillantes parado en la puerta que daba al jardín le hizo parar en seco cuando volvía a acostarse, la luna alumbraba levemente haciendo que la figura fuera más nítida, las cortinas se movían al compás del viento a causa de las puertas abiertas, dejando ver con claridad unos pocos segundos hacia afuera y a ese desconocido.

Nunca había temido a unos ojos azules sedientos de sangre como esa noche, puede que rectifique cual es color favorito más tarde.

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