05
SeungMin miró el cielo azul con las pocas nubes de algodón que lo decoraban. Aves de distintas clases volaban de un lado a otro, había una bandada de patos volando en uve tan alto que apenas se podía distinguir en manchas oscuras, estaban en su época de migración.
El alfa les tenía envidia, eran libres, ellos podían volar tan alto y alejarse de todo. Quería tener eso, poder hacer eso, irse tan lejos que lo único que podía ver de él solo fuese una pequeña mancha en la distancia. Sin embargo, y para su desgracia, era un humano, atrapado en el peor lugar que pudo haber nacido, a veces hasta desearía ser un indigente que un noble.
Había pasado solo un día desde que llegó y ya se queria ir de nuevo. Después de pasar un rato hablando con MinHo e informarle lo que estuvo haciendo en alto mar, su padre Gyun le tendió una emboscada y no le dejó en paz. Solo reprimendas, sermones y si no fuera un adulto seguramente también lo azotaria con una vara de bambú.
SeungMin tenía un cansancio arraigado en todo su ser, pero más que eso, tenía una ira que lo quería consumir por completo. Todo ello iba dirigido a su padre, no solo lo odiaba, también quería matarlo con sus propias manos, y quizás lo sería una vez tenga su carga, pero aún le tomaría algo de tiempo reemplazarlo.
No sabía si podía aguantar tanto, puede que también caiga en la locura como su madre. Ella había caído en una oscuridad total y delirio, todo por culpa de él, ese desgraciado alfa al cual no le importaba nada más que su avaricia. Dolía pensar en ella, no la había visto desde que tenía cinco años, desde el incidente siempre estuvo al cuidado de una sesión y el estricto control de su maldito padre.
El alfa tenía un estrés que le estaba haciendo doler la cabeza. Cerrando los ojos y tratando de no ahogarse en un mar de angustia, SeungMin trató de tranquilizar sus pensamientos, no obstante; su momento de recuperación de paz fue interrumpido por pequeñas risitas que se fueron acercando, además de un dulce aroma de café y leche, una ligera calada en la nariz hizo que lo hombros del bicolor cayeran ligeramente.
Abriendo los ojos para ver quién era, SeungMin no pudo evitar quedar asombrado por el desconocido que se estaba acercando de entre los rosales con una cachorra rubia en brazos y una doncella de cabellos rojizos siguiéndole.
Los ojos verdes de aquel omega se fijaron en él y la sonrisa en los labios carnosos brillosamente rosados se hizo más grande. Mientras más se acercaba más detalles podía distinguir de él, como las pecas en sus mejillas pálidas, por un segundo creyó que iba maquillado como los otros omegas de la corte, pero no, él no tenía maquillaje y su piel ya era como la porcelana. con pequeñas manchas marrones oscuras.
—Buen día, ¿Es usted Kim SeungMin? Es la primera vez que lo veo. —el ojiverde hizo una reverencia antes de acercarse más y tomar asiento en el banco al lado del alfa, era lo suficientemente grande como para que cupieran más personas por lo que no quedaban tan juntos.
—Soy yo, sí, ¿Con quién tengo el placer? —el bicolor avanzando con la cabeza hacia el menor, supo rápidamente que era la niña real y la bebé durmiente en sus delgadas manos era MinJi, por el aspecto de la pequeña supuso que el omega estaba haciendo un buen trabajo.
—Han JiSung, mi señor. Como puede observar, y estoy al servicio completo de la joven princesa, —JiSung acomodó a la cachorra en sus brazos lo mejor que pudo, apenas y arrugó un poco la nariz entre sueños, —¿Puedo hacerle una pregunta mi lord? ¿Cómo es el mar?
JiSung sonando, hizo crecer pequeñas e imperceptibles flores de lavanda sobre su kimono de color azul oscuro y dejó que el aroma de esas flores se mezclara con el suyo. Notó como el alfa dio una respiración profunda, embriagándose con la mezcla anestésica que había en el aire.
—No es gran cosa, el aire es salado y lo único que hay a la redonda es un azul interminable, pero, sentir que flotas en la nada es algo que me gusta. —el bicolor murmuró recargando la cabeza en el respaldo de la banca—. Es como no pertenecer a ningún lugar, deseando que la corriente solo te arrastre a donde quiera.
—Vaya, debe ser increible, me gustaría estar en algún barco alguna vez, aunque seguramente las olas me darian náuseas. —dijo el omega riendo por lo bajo, mantuvo el dulce aroma en un mismo nivel observando al bicolor casi quedarse dormido en su posición. —Mi señor, ¿Se encuentra agotado? Si es así debería ir a su recámara, no podría serle de mucha ayuda a su majestad si no está al cien por ciento capacitado.
—Creo que tiene razón, pero en un momento debo estar presente en una reunión, no puedo tomarme libre la tarde por más que quiera. —SeungMin seguía mirando el cielo con ojos soñolientos, no mucho después volteó su mirada al pecoso—. Le agradezco su preocupación por mi, pero no hay problema, yo solo descansaré aquí un poco. Usted es alguien hermoso...
"Aunque, lástimosamente ya está tomado"
El bicolor pensó un momento antes de dejarse llevar por el ambiente, sus ojos entrecomaticos se cerraron por el cansancio y el aroma de JiSung que lo envolvia, lo hizo dormirse allí sentado, al fin un sueño en donde solo había oscuridad, una tranquila sin voces, del pasado ni tormentos.
(...)
Con una sonrisa de complicidad, JiSung se levantó del banco dejando dormir solo al alfa de cabellos bicolor. Nancy le seguía en silencio, ella había visto y oído toda la conversación, pero era algo que no le incumbe, así que no participó en ella, aún así tenía una duda.
—Sunggie, ¿Por qué hizo dormir a Lord SeungMin? —la pelirroja preguntó con sumo interés, casi se queda ella dormida también por el aroma tan relajante que el pechoso dejó salir cuando estuvo sentado con el alfa.
—¿No lo notaste? —le preguntó—, él tenía un aroma rancio, puede que lo haya ocultado, pero mi nariz lo detectó fácilmente. SeungMin estaba frustrado, estresado e incluso triste, su mirada cansada me dio a entender que necesitaba un buen reposo y liberación del trabajo. Solo quise ayudar.
El omega reveló con una sonrisa haciendo que la pequeña Nancy abriera la boca en una "o" perfecta al darse cuenta. La menor ascendiendo con rapidez dando su comprensión al asunto, miró hacia atrás, dio con el omega aún recostado en la banca sin intenciones de moverse de su posición.
—Es increible lo que puede hacer, muchos sirvientes dicen que usted es el mejor de su clase controlando su aroma. —dijo la menor con admiración.— ¿Puede enseñarme alguna vez? Sé que nunca llegaré a su nivel, pero al menos puedo aprender un poco más de lo básico.
La pelirroja estaba encantada con esa habilidad. Últimamente no podía entrar a una escuela completa de omegas, ya había terminado su primaria y sabía tanto leer como escribir, ahora solo le tocaba trabajar para ganarse la comida. A veces le gustaría que su madre no la hubiera abandonado a tan corta edad, pero sinceramente no recordaba mucho de ella ya, así que no la extrañaba.
—Claro que te enseñaré, no es realmente difícil, solo se necesita concentración y práctica. —JiSung accedió sin borrar su sonrisa, sería bueno matar el tiempo cuando MinJi duerma sus horas de siesta, necesitaba cambiar un poco la rutina de beber té, comer pastelitos y leer.
—Muchas gracias. —la menor miró al castaño con los ojos brillantes, Nancy estaba feliz de ser cuidado por él, no solo era por su dulce aroma de omega criado, en realidad si lo veía como figura materna desde hace unos días.
JiSung siguió caminando al destino al que realmente quería ir. Encontrarse con SeungMin fue una sorpresa, pero fue una buena, ya se presentó con él y ahora podía ser notado por el omega más fácilmente, lo mejor de todo fue ver que le dijo abiertamente que era hermoso.
De ChangBin y SeungMin, el bicolor era más sincero con sus palabras, mientras que ChangBin era retraído y menos expresivo. Era algo que no le gustaba tanto de los alfas de alta clase, siempre tan serios, con rostro de muertos vivientes. Tan estoicos, porque según ellos, ser así daba autoridad y respeto, el omega creía que eso solo los hacía ver sin sabor.
Excepto por el emperador, ese enigma parecia que siempre se chupaba un limón, con el ceño fruncido y la mandíbula apretada. Según lo que su hermano le decía, MinHo cuando estaba molesto le gritaba a los miembros del consejo ya veces los sometía con su aroma. Mientras que el resto de los alfas solo podía agachar la cabeza ante el rubio.
Sería increíble experimentar un poder de esa magnitud, hacer que otros se arrodillen solo porque no te parece o no te gusta, pero aún siendo un omega cercano a la familia imperial no tenía el poder, ni el corazón, para hacer algo así. A menos que fuera alguien como MinHo, nunca ningún alfa se iba a arrodillar ante él.
—JiSung, ¿qué lo tiene tan distraído? —Nancy agitó suavemente su mano al frente del pecho tratando de sacarlo de sus pensamientos. JiSung parpadeó y miró a su alrededor dándose cuenta que ya estaba en la parte del jardín que quería estar.
—Oh, solo son cosas tontas de adulto. —el omega le restó importancia andando hacia la mecedora que estaba debajo del gran cerezo que estaba al frente de ellos.
Alli estuvo con la doncella toda la tarde, jugando y dándole de comer a la princesa MinJi. Cuando el sol se estaba ocultando entre las lejanas montañas que se podían ver a la distancia, JiSung se levantó dejando que la pequeña rubia estuviera balbuceando en su cuello, riendo y aspirando su dulce aroma.
En los pasillos del palacio mantuvo una suave conversación con la pelirroja, estaba sonriendo cuando en una esquina apareció de nuevo el alfa bicolor. Se miraba bastante bien con su yukata formal, una mezcla de colores blanco y azules que lo hacía verso elegante.
JiSung se dio cuenta de que traía mucha suerte, ¡Podía saludar dos veces al heredero SeungMin ese día! Parecía ser que los dioses le estaban dando su bendición, posiblemente sea ese alfa al cual deba de elegir como esposo, el omega se encargaría de hacerlo feliz.
—Buenas tardes, mi señor SeungMin. —el omega saludó e hizo una reverencia cuando notó al bicolor acercarse.
Sin embargo, el alfa pasó de él solamente mirándolo de reojo e ignorándolo por completo como si fuera un bicho en el camino. SeungMin caminó por su lado con la cabeza en alto, su puerta no se interrumpió en todo el camino hasta que giró en una esquina y se perdió de la vista de JiSung.
Incluso Nancy se sorprendió y miró al omega mayor confundida. JiSung solo se quedó mirando por donde el alfa se fue, con la palabra en la boca y algo herido por haber sido ignorado como si fuera insignificante.
¿Hizo algo malo?
No lo sabía, lo único que quiso fue ayudarla. Puede ser que se molestó porque lo hizo dormir poco antes de una reunión y haya llegado tarde a ésta, pero sabía que algún sirviente iría por él cuando lo estuvieran necesitando.
—JiSung, ¿estás triste? —la suave voz de la pequeña Nancy lo sacó de sus pensamientos, la pelirroja jaló con cuidado la tela de su kimono para Ilamar la atención del mayor.
—¿Ah? Sí, estoy bien, sigamos. JiSung colocó una mano sobre la espalda de MinJi, quien empezaba a moverse de manera inquieta al olerlo algo rancio, y volvió a caminar con algo más de prisa sintiéndose humillado al ser tratado de esa forma.
Por otro lado, SeungMin llegó a su habitación, casi cayendo de rollidas cuando cerró la puerta. Caminó como pudo al baño dejándose caer en el estanque y bajando la palanca de bambú para que el agua comience a llenarlo.
"Maldita mierda"
Se quejó mentalmente sintiendose dolorido por todas partes. Agarró como pudo los aceites que estaban al lado del estanque para echarlos todos al agua tibia. Rasgó su ropa tirándola al suelo de piedra, dejando que la anestesia general de las lociones calmaran sus músculos, dejó escapar un pequeño suspiro de alivio poco después por ello.
"Se debe evitar a toda costa"
Un error le podía costar no solo la vida a él, tenía que ser más cuidadoso con sus próximos pasos.
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