022
El primero de agosto fue recibido por una ligera lluvia mañanera, cuando el sol salió todo parecía brillar como si hubiera millones de perlas cristalinas sobre las plantas o los tejados que de vez en cuando dejaban caer algunas gotas de agua. JiSung despertó temprano ese día, tenía una intensa preparación y debía hacer las cosas con tiempo de sobra por si ocurría algún percance, el omega dejó que MinJi pudiera dormir un poco más e ignoró la tela oscura que escondía debajo de su almohada.
Al salir de su nido el ojiverde miró por la ventana de su habitación, algunas gotas de agua seguían cayendo, pero solo le daba frescura a la mañana. Sonrió ligeramente antes de irse al baño para hacer parte de su rutina matutina.
Una vez terminó, JiSung volvió hacia su nido y abrió las cortinas, MinJi dormía boca arriba, uno de sus piecitos estaba estirado sobre el lugar en el que el castaño dormía antes. El rostro pacífico de la pequeña casi lo hizo sentir culpable por levantarla un poco antes de su horario normal.
-MinJi, cariño, es hora de levantarse. -Llamó el omega con voz suave, tomó entre sus manos a la pequeña y la fue meciendo tratando de que no fuera a llorar-. Feliz cumpleaños pequeña, eres una cachorrita tan linda y afortunada, ojalá fueras así toda tu vida.
-Hummm-mama... -MinJi bostezó y trató de apartarse de los besos que su madre le daba por todas partes del rostro-, noo.
La pequeña rubia quería dormir más, lo normal sería dormir hasta que el hambre le hiciera despertarse, lo que lo haría gatear hacia JiSung y abrir su bata para darse ella misma el desayuno. Uno delicioso que se le estaba antojando en ese momento.
-No hagas pucheros, eso solo hará que te de más besos. -El ojiverde se rió, se acomodó en la orilla de su nido y abrió rápidamente el pequeño lazo de su bata dejando que ahora una bastante despierta princesa comiera su aperitivo favorito.
"Feliz comida de día especial" pensó el ojiverde con diversión. Sintió un pequeño escalofrío de miedo cuando los diminutos, pero filosos, dientes de MinJi apretaron por un segundo un poco duro su pezón, "oh jovencita, no te ganes un castigo".
Ahora JiSung miró a su cachorra serio mientras que la causante de su mini paro cardiaco solo le veía "inocente" con sus grandes ojos azules. El omega no se creyó nada. La puerta de su cuarto se abrió justo cuando los gases de la princesa habían sido sacados.
MinJi miró con curiosidad a las tres sirvientas aparte de la pelirroja que habían entrado, después miró al omega ojiverde y cuando notó que se dirigían hacia ellas empezó a entrar en pánico. La pequeña rubia sintió la traición en su ser cuando su querido madre lo entregó sin remordimiento a una de ellas.
-¿Por qué pones esa cara? Solo es un momento en lo que me arreglo, ellas te cuidaran y te van a vestir para el día más importante de tu vida infantil. Izuku calmó al bebé, le sonrió dándole un beso en la frente, después miró a las doncellas-. Si le ocurre algo, ustedes lo pagarán con sus vidas, ¿de acuerdo?
El pecoso tenía una mirada severa, lo cual hizo que las jóvenes tragaran saliva y asintieron rápidamente. Izuku se volvió a despedir de Katsuo dándole más besos, pero no se le quitaron los pucheros y solo fueron en aumento cuando lo sacaron de la habitación.
-Le hará un enorme berrinche después. Eri dijo, y ni siquiera habia sido una pregunta o algo por el estilo, fue una afirmación, Izuku suspiró.
-Mejor apresuremonos con nuestros arreglos. Hoy MinJi debe estar presentable todo el día y como su niñero, yo también. -El omega se dirigió de nuevo al baño y Nancy se apresuró a abrirle la puerta a los otros sirvientes que iban a preparar a su amo.
Terminaron con todo poco después de las ocho de la mañana, JiSung apretó la boca firmemente cuando miró la última pieza de su atuendo, el collar de perlas. Con un suspiro tembloroso lo agarró y lo abrochó alrededor de su cuello.
Su hermoso kimono era sencillo, pero elegante, como lo tenía que usar por bastante tiempo decidió no hacerlo tampoco ostentoso, pero no evita que fuera uno ceremonial.
Capas de colores cálidos, amarillo, naranja y verde claro, trabajaban de forma amorniosa haciéndolo ver como un miembro de la familia real. Lo era hasta cierto punto, así que debía verse como tal, el collar blanco con la esmeralda le daba un toque especial, como una cereza apetitosa sobre un delicioso helado, como los que preparap Mina en los días calurosos.
-Se ve increíble lady JiSung. -La pelirroja alabó al ojiverde quién se veía a detalles con el espejo de cuerpo completo, ya tenía incluso maquillaje, ayudado a poner por una sirviente con más experiencia.
-Si, -dijo JiSung con una sonrisa, volteó hacia las damas y asintió-, muchas gracias por su ayuda, ya pueden retirarse, seguramente tienen mucho por hacer.
Las sirvientes asintieron y se fueron rápidamente, el pecoso se giró para verse una última vez en el espejo, pasando sus manos por las suaves telas, se detuvo cuando sus dedos tocaron el collar que adornaba su cuello, podía oler el ligero aroma que desprendía y eso solo lo hacía sentirse más derrotado. Ya ni siquiera podía negarse a la voluntad del enigma.
-Lady Han. -La puerta fue tocada y abierta suavemente por una de las doncellas que se llevó a MinJi hace un rato-. La joven princesa ya está lista, además, el emperador me pidió que los llevara al comedor para que comieran el desayuno con él.
JiSung se tensó levemente, pero supuso de antemano que algo como eso iba a ocurrir, así que se preparó mentalmente ante esa posibilidad. Respiró hondo y calmó su agitado corazón, se volteó para quedar de frente a la sirviente y asintió, después miró a Nancy.
-Nancy, ve a prepararte, estarás conmigo durante la fiesta como mi ayudante por si MinJi necesita algo. -El ojiverde acarició los cabellos de la menor, sintiendo ternura cuando lo miró con asombro.
La pelirroja asintió rápidamente antes de irse, JiSung también salió encontrándose con MinJi en el pasillo, estaba vestida hermosamente con un yukata de color naranja pequeño hecho a medida. Su rostro arrugado se relajó justo en el momento en el que vio al ojiverde, pareció quedar embobada por el atuendo del castaño.
-Mama, má. -La rubia estiró sus manitas tratando de alcanzar al omega, JiSung la cargó notando que el rostro de la menor soltaba brillitos, lo miraba como si fuera un ángel.
Todas las doncellas se fueron excepto la que había dicho que lo llevaría al comedor, JiSung acomodó a la pequeña sobre uno de sus hombros. MinJi jugaba con el collar de JiSung, tocando las perlas con sus deditos. La joven se dio la vuelta para guiarlo y el ojiverde suspiró una vez más antes de caminar tras ella.
Fueron minutos de silencios que se sintieron eternos, lo único que JiSung podía escuchar eran los pequeños murmullos que la pequeña rubia dejaba salir en su hombro. El ojiverde reconoció la entrada al comedor y contó mentalmente hasta diez, esperó a que la sirvienta la abriera, dándole las gracias en voz baja y caminó hacia el interior con la frente en alto.
Había candelabros encendidos colgando desde el techo haciendo que todo fuera bastante iluminado, el suelo estaba cubierto por alfombras elaboradas y tapices cubrían las paredes, todo tenía los colores a juego y se veía elegante.
MinHo inmediatamente puso sus ojos en él cuando se abrieron las puertas, el rubio mayor estaba esperando a que un sirviente le llenara su taza de café, de pronto el ojiverde sintió un deja vú. Como si fuera igual a la primera vez que entró en ese lugar, solo que la decoración le hacía saber que eran distintos tiempos.
-Majestad. -El omega hizo una reverencia con la cabeza gacha, caminó despacio, acercándose a la mesa, sin perderse el brillo en los ojos del enigma cuando notó el collar sobre su kimono.
-No te sientes, ven acá. Con una mirada MinHo hizo que el sirviente omega se fuera del lugar, después solo sonrió esperando por el ojiverde.
El castaño tragó saliva mientras se acercaba al enigma, MinJi por su parte sacó la cabeza del hombro de JiSung y miró a su padre, rápidamente puso una mirada orgullosa, rodeaba parte del cuello de su madre con sus brazos y soltaba más brillitos con la mirada.
-Dejame sostenerla. -MinHo pidió cuando el omega estuvo a su lado, la cachorra se dejó cargar por su padre, quien lo puso de pie sobre su regazo.
Cuando JiSung iba a dar un paso hacia atrás para dejarle espacio a padre e hija, el enigma lo tomó de una de sus manos sin dejarlo mover. MinHo lo miró a los ojos un momento, sus rubies estaban oscuros y llenos de deseo, le envió más de un escalofrío al cuerpo, el omega podía sentir como sus mejillas se volvían rojas, a pesar de que ya tenía un rubor saludable sobre ellas.
-¡Páa! -La menor exclamó alegre, una mano grande del enigma la sostenía y la otra mantenía a su madre cerca, la hacia sentirse feliz, por ello decidió meter su nariz en el cuello de su padre.
Absorbió el aroma del mayor y como ya tenía el de su madre en su ropa dejó que estas fragancias se mezclaran, haciendo que un suave ronroneo saliera de su pecho. MinHo acarició el cabello de su mocosa que se frotaba contra él, mientras que también deslizaba su pulgar sobre el dorso de la mano del ojiverde.
-Te lo dije una vez ¿no? -Murmuró el enigma, pero JiSung no lo entendió del todo-, nuestra cachorra solo necesita de nuestros aromas juntos para estar satisfecha.
"Te encargaste de eso" quiso decir JiSung, pero prefirió callar, no quería arruinarle el lindo momento a la pequeña rubia. Se veía demasiado tranquila como para hacer algo que podría molestar a sus padres. MinHo pareció satisfecho con su silencio, como si supiera en lo que estaba pensando y sabía que no haría nada al respecto.
El rubio acercó la mano del ojiverde a su labios para darle un beso, JiSung no pudo evitar volverse rojo como las cerezas que comía en sus deliciosos postres, escuchó a su omega interno chillar de alegría por el pequeño afecto y el castaño sabía que estaba acabado, su parte instintiva se encargó de hacer su aroma más dulce mostrando su felicidad, era una desgracia.
De pronto una de las puertas corredizas se abrió, el omega dio un brinco en su lugar por la sorpresa y MinHo arrugó su ceño. Un sirviente le había abierto la entrada a unos invitados de otro país que llegaron el día anterior, JiSung quitó su mano del agarre que el rubio tenía sobre ella y tomó con cuidado a MinJi.
-Oh, lamento interrumpirios, majestades. No pensé que estarían en un momento íntimo. -Un hombre alto y de ropa negra se acercó e hizo una reverencia.
JiSung se giró por completo para verlos de frente, estaba apenado y un poco aliviado de que no fuera alguien de las familias sekkes o seigakes, no quiere que alguno esparza rumores sobre él haciendo algo indebido con el emperador, sobre todo en el comedor principal del palacio. Aún cuando era el mismo enigma quién lo acosa.
Olvidando lo anterior y fijándose en la persona que habló, el omega se dió cuenta de sus rasgos extranjeros. Aparte que usaba lo que los occidentales Ilamaban "esmoquin", sus ojos eran de un carmesí intenso, el cabello era negro azabache con un flequillo que le tapaba un tercio del rostro. Era alfa. Sin dudas.
-Josh, ¿cuantas veces debo decirte que no te apresures de esa manera? -El ojiverde se fijó en otra persona que se acercó a ellos, un omega bajo de cabello negro oscuro y de ojos azules, uno de ellos cubierto por un parche.
-Solo quería hacer un gesto lindo y darte una presentación. -El alfa Ilamado Josh casi hace un puchero como un niño mimoso y el omega, la esencia un poco dulzón del menor revelaba su segundo género, miró con ojos filosos al más alto. JiSung sinceramente estaba algo sorprendido por el acontecimiento de las cosas.
-Mis más sinceras disculpas, mi consorte puede ser alguien impulsivo en algunas ocasiones. -El omega de cabellos negros hizo una reverencia, miró al ojiverde quién cargaba a la bebé rubia y supuso que era la emperatriz-. Majestad, no lo he conocido antes, mi nombre es Kunpimook Bhuwakul. Rey de Tailandia.
-Y mi nombre es Josh, majestad, soy su consorte. -El mayor colocó su mano izquierda sobre su corazón y volvió a hacer una reverencia, pero más ligera, él miró a MinHo con una sonrisa-. Debo decirle, es bastante afortunado, alteza.
El ojiverde estaba bastante confundido, un rey le trataba como a alguien de la realeza, su igual, pero JiSung solo era el niñero de la princesa, por más que fuera familia cercana a la corona no podía llevar el honorífico de "majestad". También estaba sorprendido por lo bien que podían hablar el coreano, aún tenían un ligero acento de su país, pero era casi imperceptible.
-Es un gusto, mi nombre es JiSung, no de -La explicación del ojiverde murió en su garganta cuando MinHo se aclaró la garganta, JiSung volteó a verle, al igual que los otros dos en el lugar.
-No te quería interrumpir, JiSung. Pero tampoco quiero que retrasemos más la hora de comer, hoy será un día largo, lo mejor es tomar un buen desayuno y ponernos en marcha. -El rubio sonrió e JiSung asintió sumiso, entendió el pequeño mensaje implícito, no lo dejaba aclarar el mal entendido de que no era el emperatriz del reino.
Pero, ¿por qué llegó a ese punto?
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