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Las celebraciones de cumpleaños aun son algo raras de practicar, se adoptaron desde hace muy poco de los europeos, aún así a JiSung le gustaba celebrar todos los años su día especial. Lo consideraba mejor que el debut de quince años que tuvo.
Sin embargo, al estar tan cansado de fiestas y banquetes por todos esos matrimonios celebrados en menos de un año, el omega ojiverde solo quiso algo pequeño. Con JeonGin, quién había regresado más brillante y relajado de su luna de miel, junto a su familia, MinJi y la pequeña Nancy.
No estuvo nada mal, una deliciosa cena iluminada con lámparas de papel mágicas colgando de cuerdas que rodeaban la mesa larga bajo la luz de las estrellas. Una reunión íntima rodeados de un cálido aire de verano, nada mejor para cumplir sus diecinueve años.
¡El chef se ha lucido con esta comidal —JeonGin arrullo tomando más del sushi que había en la mesa antes de untarlo con salsa de soja y comerlo casi derritiéndose por el delicioso sabor.
—Mina fue más que bendecida por los dioses. —El ojiverde murmuró sonriente, los refrigerios y la charla siempre iban antes que el pastel, el cual era el evento principal en la celebración.
La noche fue perfecta para JiSung, hablando con sus padres sobre cosas de su hogar, con JeonGin incluido ya que siempre fue un miembro de su familia y su segundo hermano. Cuando el pastel llegó el castaño se maravilló, era uno cubierto por un suave y esponjoso glaseado que tenía fresas cremosas como decoración en la parte superior y de relleno.
El ojiverde no pudo evitar darle a probar solo un poquito al pequeño terremoto que no dejaba de seguir a sus mariposas de flores y rosas alrededor de la mesa. MinJi tuvo que conformarse con un bocadito, no era bueno para su salud dulces de noche y menos si eran de leche.
Al acabar con la comida y el pastel, se dieron un abrazo antes de separarse para ir a dormir, la pobre Nancy tuvo que cargar con los regalos que le habían dado mientras ella bostezaba todo el camino hasta sus habitaciones. JiSung la veía con un pequeño reproche, no podía hacer mucho al tener una bebé en brazos, uno un poco revoltosa que se negaba a dormir.
—Te dije que te podías venir antes y yo le podría dar esas cosas a una sirvienta para traerlas. —JiSung murmuró al mismo tiempo que sostenía las manos de MinJi, quién trataba de abrirle el pecho del kimono-. Cariño, espera un poco.
Nancy se rió al ver que la joven princesa arrugaba el rostro amenazando con llorar si no le dejaban tomar su comida a mitad del pasillo. La menor solo negó con la cabeza, era su trabajo siempre estar al pendiente de su amo, así que no se iría de su lado hasta dejarlo seguro en su habitación por las noches.
—No te preocupes JiSung, para mí no es ningún problema. —aseguró la pelirroja sin dejar de seguir al mayor.
JiSung sonríó pero no dijo nada, al llegar a sus habitaciones el ojiverde dejó que ella se fuera a descansar, MinJi medio se despidió con un puchero en el rostro y resoplando al omega mayor una vez estuvieron solos.
—Ni aunque tengas esa cara todo el día podrás convencerme pequeña MinJi, ¿no sabes que es peligroso para ti que yo me mueva tanto mientras comes? ¿Qué harás si te ahogas al absorber mal tu comida? —El ojiverde monologó dejando a la bebé acostada en un cojín algo hondo, así no se podría levantar.
—¡Ma-má! —MinJi agitó sus manos y sollozó tratando de llamar al ojiverde, más que nada para que le diera de comer.
—Me estoy cambiando, no ha pasado ni una hora que tomaste de mi leche y un poco de pastel, ¿no estarás demasiado consentida y glotona? Pobre de mí por criarte así. —JiSung fingió sollozar mientras se quitaba rápidamente la ropa, de todas formas se apresuraba para alimentar a la pequeña princesa.
MinJi no dejaba de llamarlo con la voz rota, y si eran lágrimas de cocodrilo o no no importaba porque le partía el corazón al ojiverde de todas formas. Jamás podría dejar de consentirla y lo peor es que sabía que estaba acabado por ello. Una vez JiSung dejó las prendas de su kimono en una cesta y se colocó una bata de seda, se giró alzando a la rubia en sus brazos.
Ni siquiera se había amarrado los pequeños lazos que tenía en la parte superior y MinJi se lo agradeció entre ronroneos cuando obtuvo de inmediato un pezón lleno de leche materna. El omega suspiró, limpió el resto de lágrimas que le habían quedado a la menor en las mejillas y cuando estuvo seguro de que ya no tenía ninguna se dispuso a sentarse en la mecedora que estaba cerca de la ventana.
Sin embargo se congeló al hacerlo, ¿como no lo vió antes? ¿cómo fue capaz de ocultar su dominante presencia? Era algo que JiSung veía imposible, pero él no notó al emperador usando ya la mecedora hasta que volteó hacia él. Con la luz de la luna que de pronto se filtró por la enorme ventana la silueta del hombre pudo verse mejor.
—¿Te has divertido? —El mayor preguntó, podía verlo sonreír en la oscuridad y sus ojos brillaban como brasas encendidas—, he estado esperando por ti desde hace un rato.
—¿M-majestad..? -¿Por qué tan de repente? —Se preguntó JiSung, había pasado un tiempo desde que tuvieron una conversación o que el enigma se metiera en su cuarto de esa forma.
Casi se había acostumbrado a no esperarlo, pero MinHo siempre tenía que enseñarle a no dejar que su guardia bajara, de cierta forma su omega interno estaba feliz, pues al fin estaba recibiendo un poco de la atención por la cual estuvo llorando por meses. Sin embargo, JiSung estaba preocupado, ¿que le iba a hacer ahora?
—¿Por qué esa cara? Vine personalmente a felicitarte en tu cumpleaños y a traer un obsequio, deberías de agradecerme. —Con un ademán de su mano, el rubio mostró el ramo de flores y rosas que estaba sobre una mesa cerca de él, además de una caja al lado del rollo.
—Majestad, no creo que sea correcto, —JiSung retrocedió un pequeño paso—, es tarde y debería de dormir, yo no...
El omega dejó de hablar cuando el enigma se paró de la mecedora, se acercó tan suave y silencioso que parecía un gato a punto de lanzarse sobre un ratón arrinconado. Él miró a la cachorra que seguía pegada a su pecho y bebía de su pezón, e ignoraba todo lo que ocurría.
—¿No es correcto qué exactamente? Tú eres un omega soltero, vives en mi palacio, eres parte de mi imperio y por ende también me perteneces, además de eso mi primogénita te tiene como madre y la cuidas igual a una, la amas incluso tanto como si la hubieras engendrado. —MinHo le sonrió al omega de forma cínica, en pocos pasos estuvo a unos centímetros de su rostro e JiSung tuvo que alzar el suyo—. No hay nada de malo en lo que hago ahora, además se que me has extrañado, puedo oler tu felicidad.
JiSung apretó un poco a MinJi contra su pecho como un pequeño escudo protector, aún así el enigma pudo pasar una de sus manos grandes alrededor de la delgada cintura del ojiverde, la otra mano de MinHo se posó en una de las mejillas rojizas y la acarició con suavidad.
—Deberías dejar de buscarme con la mirada todo el tiempo y mejor venir a mi completamente, me estoy impacientando, mi Hannie, no querrás verme enojado un día de estos. —Sin dejarlo responder, el enigma metió su nariz en los castaños rizos del omega para olerlo con profundidad.
El castaño se sintió entumecido, como si todo su estrés y agotamiento se hubiera desaparecido casi por completo, pero tuvo una punzada de miedo al oler la tensión llena de excitación que emanaba el enigma. Parecía que estaba tratando con una bomba que ya tenía una cuenta hacia atrás y él sería el más afectado cuando explotara.
MinHo olfateó por un momento más que cabello del ojiverde antes de ver hacia abajo, su cachorra, que le miraba con sus enormes ojos mientras seguía prendida al pecho lleno de JiSung. El mayor acarició el cabello de su pequeña, apretó su agarre en la cintura del omega sintiendo como sus dedos se hundían levemente en la piel de este.
Podía oler la excitación flotando en el aire, ese aroma a mancha virgen lo volvia loco y le hacía querer suspirar profundamente para grabar ese aroma en su nariz, también quería enterrar su rostro en el origen de esa mancha, pero no podía adelantarse, estaba esperando su momento justo para actuar y aún no había llegado.
—Un día de estos, JiSung, vendrás a mí y yo te daré todo lo que deseas y más. —El enigma murmuró en voz baja, miró de nuevo los ojos de JiSung—. Por cierto, asegurate de que MinJi esté en su cama durmiendo antes de que abras mi regalo, ten una buena noche, mi Hannie.
MinHo besó la frente de su cachorra, después se acercó al rostro de JiSung, parecía que lo iba a besar en los labios y por un segundo el omega lo creyó, pero en lugar de eso el enigma solo lo miró durante unos segundos antes de irse. El ojiverde no se movió de su puesto, con el corazón a mil e internamente decepcionado.
¿Pero de qué exactamente? Más bien debería de agradecer que el emperador no le había hecho nada. Sin embargo, JiSung podía oír a su omega interno sollozar, enviando un sentimiento de rechazo a su sistema, sumándose a muchos otros más. El castaño suspiró tembloroso, volteó hacia el lugar por donde se fue el enigma, sin hallar ningún rastro de él cuando se giró.
Era raro, no escuchó la puerta abrirse o cerrarse, no hizo ruido alguno al salir, ¿acaso era un especie de ninja o algo? Eso era peligroso, pero teniendo en cuenta de que nunca se daba cuenta cómo era que MinHo siempre lograba colarse allí sin ver visto ni oído, no debería de sorprenderse tanto.
—Manmm... —MinJi medio murmuró teniendo todavía el pezón de JiSung en su boca, el ojiverde notó que ya estaba bastante soñolienta y al parecer le exigía acostarse.
Ignorando el ramo de flores y el regalo sobre aquella mesa, el omega fue hasta su nido para acomodar a la pequeña princesa en él. Se estuvo con la rubia menor hasta que se quedó profundamente dormida, pero JiSung no pudo conciliar el sueño, la curiosidad lo estaba carcomiendo desde adentro.
Quería saber cual era el famoso regalo que le había dejado el emperador, el castaño se levantó despacio y subió un poco la intensidad de la luz que tenía su lámpara antes de ponerla en un gancho algo alto. Adelfas, amapolas rojas, acedera, camelias rojas, caléndulas y rosas, esas flores conformaban el enorme ramo que estaba sobre su mesa, e JiSung sabía qué significado están inscrito en ellas.
No era un mensaje muy alentador, si pensaba que podía librarse pronto del emperador, entonces estaba muy equivocado. JiSung tragó saliva y tomó los listones de seda que tenía la caja color verde esmeralda, tiró de ellos antes de agarrar suavemente la tapa y alzarla.
Dentro de la caja no encontró gran cosa, solo una tela negra doblada que tenía bordados naranjas en los bordes, JiSung alzó una ceja y tomó la tela sacándola del sitio, un bello collar de perlas con una esmeralda en el centro se deslizó de la tela y quedó en el fondo del regalo.
Era una de las joyas más bellas, parecía ser uno de esos collares que usaban algunos de los omegas de occidente cuando llegaban de visita a fiestas o reuniones importantes, no sabía si era hecho por alguien fuera del continente, pero los leves y casi imperceptibles grabados en la esferas blancas no parecían ser japonés.
La esmeralda también parecía tener un pequeño grabado en su dura corteza. Quiso tomarla, pero algo se lo impidió, su omega interno comenzó a llorar y querer tomar el control cuando detectó un singular aroma viniendo de la tela que JiSung aún tenía en la mano.
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Después de siete días sin actu, ya casi estoy en la recta final. Cuándo termine de adaptar esta historia la voy a extrañar demasiado 🤧
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