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🪷 | 𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 8

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𝓛𝓪 𝓒𝓸𝓷𝓬𝓾𝓫𝓲𝓷𝓪 𝓕𝓪𝓿𝓸𝓻𝓲𝓽𝓪
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"La oscuridad disfrazada de amabilidad"

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(T/n) no entendía por qué de la nada se preocuparon tanto por ella. Después de que viera a ese chico de ojos esmeraldas, que está vez sí supo que es príncipe, ahora recuerda que Akiko le dijo que los cuatro mayores son gemelos. En unas horas la llevaron al baño del harem. Un baño que parece como un sauna, en dónde hay tinas y luces con velas que adornan, y en las tinas con agua pétalos de flores con aromas suaves y encantadores. Ella no entendía tampoco por qué varias mujeres la bañaron con cuidado en los baños del harén, pasando el jabón delicadamente sobre su piel, lavaron su cabello para que quedara totalmente limpio y utilizaron jabones especiales, olían muy bien.

Ahora la estaban vistiendo, en un armario buscaron el mejor kimono que tenían. Uno blanco y rojo, era largo, y las mangas quedaban grandes y su cola arrastraba. Recordó cuando le dijo a su madre que soñaba con usar un kimono elegante, de esos caros que su economía no les permitía gozar. Luego la sentaron en una silla y comenzaron a maquillarla, nunca antes se había puesto ni siquiera un brillito en los labios. Pero el maquillaje que le ponían era natural, sin exageración para que se notara su rostro normal.

Ahora le estaban vistiendo con uno como una noble, estaba confundida, pero de alguna forma feliz al pensar que sólo lo hacían porque habría una fiesta que celebrar.

-¿Hay una fiesta? ¿Por qué no me dijeron? ¿Qué celebramos? -dijo entusiasmada la chica a las demás mujeres que se encontraban con ella arreglándola, y una de las Yoriko. -No ví que llegarán invitados en el palacio.

Yoriko puso los ojos en blanco, esa niña era más ingenua de lo que pensaba. Las demás mujeres se miraron entre ellas sin saber qué responder, una de ellas habló.

-No celebramos nada. Ahora cállate y deja que te vistan. -habló Yoriko con seriedad.

-Pero... Au! -sintió que apretaron su cintura mientras ajustaban el kimono. -Pero no entiendo. Entonces, ¿por qué me visten tan elegante? ¿A dónde voy? ¿Es costumbre de todas las chicas del harén? -volvió a preguntar (T/n) ladeando la cabeza confundida.

-Yoriko-sama, la niña ya está lista. -dijo una de las mujeres que la vestían. La mujer asintió pasando a su lado y viéndola con detenimiento.

-Está perfecta. Sólo falta el toque final.

Yoriko buscó en un cajón algún producto que tenían. Sacó un perfume con olor a Momo, una flor que huele parecido al melocotón. Se acercó a (T/n) y le impregnó el dulce aroma en su piel. Suspiró y sonrió levemente, ya estaba lista.

-Bien, ya estás preparada. Vamos, no hay que perder tiempo.

-¿Ya iremos a la fiesta? ¡¿Akiko irá también verdad?! ¿Y puede estar la señorita Shinobu? -esbozó una sonrisa de felicidad al pensar que iría a una fiesta en el palacio junto a sus amigas.

Yoriko inhaló aire conteniendo las ganas de gritarle. No era el momento. Con las manos hizo seña a las demás mujeres para que se la llevarán.

-Vamos, niña, anda camina rápido. -la tomaron de los brazos para sacarla de la habitación. Esta sin entender todavía y pensando que sería una fiesta se dejó.

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Salieron del harén y vio como varias chicas se le quedaban mirando, incluso Akiko, quién tenía una expresión que no sabía distinguir si era tristeza o preocupación.

Habían tres mujeres de las que la estaban arreglando a su lado y Yoriko. Mientras iban caminando por los pasillos se fue dando cuenta poco a poco que había algo raro y no le querían decir tan rápido. Se dió cuenta que no hay ninguna fiesta, no hay ninguna celebración, sólo a ella la vistieron de seda como si fuese de nobleza. Empezó a preocuparse y a sentirse nerviosa con cada paso que daba.

Por instinto dejó de caminar, parando en seco, así llamando la atención de las otras personas que la acompañaban.

-Ya basta. Díganme a dónde me llevan? -las confrontó.

-¡(T/n)! Qué haces, niña tonta. Muévete, vamos contra el tiempo. -trató de agarrarla del brazo pero ésta se safó bruscamente.

-¡NO! Me van a llevar con esos hombres, ¿verdad? ¡Yo no quiero! ¡No quiero ir a la habitación de un desconocido! -gritó entrando en pánico del sólo imaginar lo que ocurriría.

Las otras mujeres no respondieron, no era que no les importará pero tampoco podían hacer absolutamente nada. Yoriko tensó la mandíbula enojandose con la chica (c/c). Caminó amenazante hacia (T/n).

-Creí habértelo repetido suficientes veces, pero eres tan terca y estúpida que no entiendes. Lo normal de campesinos. -escupió sus palabras. -Tú no elijes qué hacer en este palacio, no eres nadie, te convertiste en una de las mujeres de los hombres de la familia imperial. Y si te elijen, los tienes que complacer sexualmente hasta que queden satisfechos, ese es tu trabajo. Nadie te va a salvar.

(T/n) sintió un nudo en su garganta, quería romper a llorar ahí mismo del miedo, rabia y tristeza. Hace tiempo no se sentía tan mal, comenzaba a acostumbrarse al harén gracias a Akiko y otras chicas para que le hagan eso. Entonces su mente recordó al chico de ojos verdes.

-Pero... ¡Yo no quiero, no quiero! Fue el príncipe ese? ¿El de ojos verdes?

-¡No! Deja de hacer preguntas estúpidas y camina ya, maldita sea! -tomó su brazo bruscamente haciéndola jadear de dolor para caminar con ella nuevamente.

Volvieron a encaminarse por dónde iban, por lo que dijo Yoriko estaban llegando a "su habitación". (T/n) sentía como su corazón latía como loco, estaba por salirse de su pecho. Ella no quería eso, ese era su maldito temor desde que la administradora del harén la escogió cuando llegó de esclava.

Llegaron frente a una gran puerta que estaba siendo custodiada por dos soldados en cada lado. Todos los aposentos de la familia imperial eran protegidos por soldados que se turnaban cada ciertas horas para cuidarlos.

Yoriko le hizo un ademán a los soldados y éstos asintieron. Uno de ellos abrió la puerta leve, por lo que (T/n) no alcanzó a ver dentro. Éste se asomó y dijo unas palabras a la persona que se encontraba dentro, luego dió la orden que entrara.

Yoriko la miró severamente, a lo cual (T/n) limitó a sólo bajar la cabeza como un perrito regañado y entrar a la habitación.

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En cuanto (T/n) entró subió su mirada, viendo a su alrededor. La habitación era muy lujosa sin duda, y espaciosa, con muebles y adornos bien acomodados. Había un gran silencio que reinaba en toda la habitación , y cómo las ventanas estaban cerradas prohibían el paso del ruido de afuera. Cómo era de noche, estaba muy oscura excepto por la iluminación de algunas velas.

No vio a nadie, ni una sombra. Volteó su cabeza para diferentes lados sin lograr ver a una persona. Su cuerpo temblaba de miedo, quería irse de ahí, ese lugar le aterraba.

-No sabes cuánto me alegra volver a verte, señorita.

(T/n) pegó un saltito, casi sufre un infarto del susto, encima que ya tenía los nervios a full no ayudó a tranquilizarla. Aún sin encontrar con la mirada al responsable reconoció esa voz rápidamente.

-Estoy aquí.

Se dio la vuelta y lo vio. El chico que la salvó de su posible suicidio y que la ayudó con las cartas. Ese mentiroso que le dijo que sólo trabajaba en el palacio y no que es príncipe. Estaba sentado en una silla al lado de una ventada, en su mano derecha sostenía un sobre... un sobre de una carta.

-¿Usted? -habló la chica tratando de no tartamudear.

Ella no sentía la confianza que sintió con él la primera vez, esa agradable simpatía se esfumó, esto era raro. Sólo lo vio una vez, pero por la manera en que la trató tan suave como Tanjiro le hizo creer que era alguien de fiar, alguien bueno, pero eso ahora no era el caso. Su expresión estaba tranquila y serena pero desprendía un aura demasiado oscura que le provocaba escalofríos. Era como si... su oscuridad fuese disfrazada por una dulce amabilidad fingida...

-No te asustes, acércate si quieres. -comenzó a hablar con voz grave. -Discúlpame por mentirte... Quería verte. Desde que te vi la primera vez no he podido olvidarte ni un momento. Si te soy sincero, de haber sido otra persona no me hubiese importado en la más mínimo, pero tuve el impuso interno de salvarte, y vaya que no me arrepiento. Nunca en mi vida había conocido a una chica tan bella como tú, no sé qué me hiciste pero me siento hechizado por ti... -hizo una pausa de unos segundos, miró la carta y luego volvió a mirarla. -Cuando escuché tu problema de las cartas realmente sí quise ayudarte, tu carita feliz es hermosa... Pero, qué grata sorpresa me llevo al leer una de tus "importantes" cartas...

Él sacó del sobre el papel y lo abrió, acercando una vela para iluminar la escritura. (T/n) se congeló literalmente al ver que esa carta era la que escribió para Tanjiro.

Sucede que Aizetsu se arrepintió de que quemarán la carta, y se le pidió a los sirvientes antes que la quemarán. Todo con el fin de lo que tenía planeado con la chica.

-¿Qué hace con esa carta? ¡¿También me mintió?! ¡Le pedí de favor que la entregará y aceptó! -exclamó enojada, ya estaba harta que todos le mintieran. -¿Y la carta de mis padres? -se había preocupado que al menos la carta principal dirigida a sus padres nunca hubiese llegado con ellos.

-Esa sí la entregué para que la mandaran a tu pueblo, no te preocupes por eso. -respondió sin darle importancia a eso.

-Eso no quita que sea un mentiroso, ¡confíe en su ayuda!

Aizetsu no contestó, en cambio, le hizo una señal para que se callara. Luego tomó la carta con las dos manos y comenzó a leer un párrafo de ésta en voz alta.

-"Te amo, Tanjiro. Te amo demasiado. Mi corazón sólo es tuyo. Deseo salir de este lugar para estar a tu lado nuevamente. Si no sientes lo mismo entenderé, sólo necesitaba sacar mis sentimientos... Espero volver a verte..." -leyó con calma, mientras (T/n) se moría de la vergüenza y rabia por la mentira del oji-azul. -¿...Puedo saber quién es ese famoso Tanjiro? ¿...Tanjiro Kamado? -le interrogó ahora mirándola fijamente a los ojos, causándole más nervios a tal punto de que sentía que no podía manejar bien su cuerpo.

-¿Qué diablos le importa? No es de su incumbencia, no sea tan metido en asuntos ajenos! Pensé que los "príncipes" tenían modales. -al decir lo último se arrepintió.

Aizetsu la miró por segundos que le parecieron minutos prácticamente. Ese color tan profundo de azul marino que tenían sus ojos podían traspasar más de una simple vista. Tenía una expresión neutra, no se movió al principio ni emitió un sonido. Como si su mente estuviese planeando e indagando sobre lo que le haría.

Con cada segundo que pasaba los nervios se iban convirtiendo en pánico. (T/n) juraba que podía escuchar sus propios latidos del corazón de lo rápido que se habían acelerado. Nada de esto le daba buena espina.

Él se paró de la silla y comenzó a caminar en su dirección, alertando todas las alarmas al verlo acercarse. En ese momento la chica sólo quería abrir la puerta y salir corriendo muy lejos de esa habitación.

Él es mucho más alto que ella, así que (T/n) tuvo que alzar un poco su cabeza para mirarlo a los ojos cuando se paró frente a ella.

-Una señorita tan linda como tú no debería tener la lengua tan suelta, ni mucho menos faltarle el respeto a un príncipe como yo. -murmuró con voz ronca. -Y no sé quién sea ese tal Tanjiro Kamado que tiene tu corazón, pero desde ahora nos perteneces a nosotros.

<<¿Nosotros? A quiénes más se refiere>> Su mente se sentía lenta al no poder procesar correctamente tanta información que le fue entregada de golpe.

-¡Cállese! -gritó apretando los puños. -Yo no soy propiedad de nadie, me niego a serlo, ¡no soy un objeto! ¡Soy un ser humano! Usted es un maldito falso, y como si fuese poco un hipócrita que piensa que sólo con palabras bonitas se gana la confianza de cualquier persona, conmigo eso no sucederá. ¡Lo odio a usted y a su maldita familia que me privaron de mi libertad!

(T/n) se había hartado de los comentarios tan hipócritas de parte del oji-azul, con la excusa de que se había "interesado por ella". La chica trató de quitarle la carta de la mano pero éste apartó su brazo rápido evitando fácilmente que ella lo alcanzara.

-¿Tanto quieres este pedazo de papel insignificante? Eso es lo que no entiendo de las personas. Se toman tan a pecho lo que las otras sienten de ellas... Eso es triste, y das lástima... Pero aún así me gustas. -sus labios se curvaron por primera vez en esa conversación formando una pequeña sonrisa... Pero esta no era la sonrisa suave que le dió aquella vez en el balcón, era una sonrisa siniestra. -También es una lástima que ese Tanjiro no lea esta patética carta de amor...

Al acabar de decir eso Aizetsu rompió en dos pedazos el papel frente a (T/n) que lo miró impactada y con sus ojitos cristalizados. Al ver ese papel roto, también rompió su corazón.

-Por... ¿Por qué? ¿Por qué me hacen esto? Yo no hice nada malo... -susurró aguantando el llanto.

(T/n) bajó la cabeza sintiendo sus lágrimas caer sin poder evitar más que se desbordaran de sus ojos, luego las manos del oji-azul la tomaron de la quijada subiendo su rostro, obligándola a mirarlo.

-No tienes por qué llorar, te ves más bonita cuando sonríes... Deberías agradecerme que por lo menos yo entregué una carta, la de tus padres, esa otra no era importante. -secó sus lágrimas con sus dedos. -Desde el momento en que pusiste un pie en este palacio dejaste tu vida atrás y te volviste nuestra, en alma y cuerpo... Y yo te quiero dejar en claro eso de primero, antes que cualquier otro...

De un movimiento ágil y rápido la agarró de las piernas y la cargó al estilo nupcial asustando a la chica por tal repentino acto.

La dejó acostada en la gran cama que se encontraba en el centro de la habitación. (T/n) quería correr pero sus piernas no respondían del shock en el que se encontraba. Éste se colocó sobre ella sin dejar caer su peso. A (T/n) literalmente se le estaba yendo el aire al sentir su cuerpo sobre el suyo. En el fondo sabía que no había manera de que se defendiera, al fin y al cabo, a eso vino a esta habitación.

-E-Espere... Por favor, espere, yo no quiero-. -habló (T/n) con temblor en su voz, pero él no la dejó terminar.

-Eres tan hermosa como Ama no Uzume... -murmuró acariciando sus mejillas. -Qué suerte que pararas hasta Nara... No me importa en lo más mínimo si piensas en alguien más, te haré mía para que te quede claro a quién le perteneces. -apenas terminó de hablar unió sus labios en un beso fuerte que la dejó sin aliento.

DIOS MÍO, PERDÓNAME POR LO QUE VOY A ESCRIBIR EN EL CAPÍTULO 9, PERDÓN 😭😭😭😭😭😭😭😭

Me siento pecadora. Alguien que me traiga agua bendita, por favor, si no es mucho pedir.

Dato curioso: Ama no Uzume es la kami o diosa de la belleza, fertilidad y danza.

Dato curioso x2: Aizetsu se quedó con la carta sólo para restregarle en la cara de rayita toda esa vaina.

Dato curioso x3: Valieron verga en el capítulo 9.

No tengo comentarios, creo que es más que obvio... Voy a pausar ahora sí la historia unos días. (Porque lo necesito)

En fin, luego haré que caiga Urogi. Serán tres xd

Hasta aquí mi reporte.

Bye :')

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