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🪷 | 𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 5

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𝓛𝓪 𝓒𝓸𝓷𝓬𝓾𝓫𝓲𝓷𝓪 𝓕𝓪𝓿𝓸𝓻𝓲𝓽𝓪
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"Flechazo de Cupido"

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Aún sin soltar su cintura permanecieron una fracción de segundos viéndose a los ojos. Quizás por el asombro de la tragedia que casi ocurre. O quizás porque uno de ellos quedó perdidamente enamorado, como si Cupido hubiese atravesado su corazón con una flecha. (T/n) reaccionó primero, por la cercanía sus mejillas se tornaron rojas. Se separó rápidamente de esa persona avergonzada, con la mirada atenta del chico.

-A-Ah... Yo...

-¿Por qué ibas a hacer eso?

No supo qué responder. Bajó la mirada totalmente abatida, recordando el por qué tomó esa decisión tan precipitada e impulsiva.

-Ya no quiero vivir... -murmuró con pesadez.

-Sigo sin entender. ¿Por qué una señorita tan bella quiere quitarse la vida? -habló con un tono de voz muy suave, que le hizo recordar a Tanjiro...

Al ver el silencio y lo incómoda que se veía, Aizetsu quiso suavizar el ambiente para tratar de ganarse su confianza.

Fue una suerte que a Aizetsu le dio por mirar hacia esa habitación de reojo. Cuando caminó por los pasillos fue que la vio. No perdió ni un segundo en correr hacia ella y salvarla notando rápidamente cuáles eran sus intenciones.

Y ahora sabe que fue lo mejor que pudo hacer al conocer a una belleza como ella, sin duda supo que era nueva en el harén, de lo contrario la habría visto antes. Y se notaba que ella ni lo conocía.

-¿Por qué me salvó? -su tono cambió a uno molesto, aún con sus ojos cristalizados. -¡Yo no pedí ayuda de nadie!

-Puedes confiar en mí. Yo... -él no le quería decir quién era en realidad. -No iba a permitir que alguien se suicide en mi p-... En el palacio del emperador. Sólo trabajo aquí... Vamos dime, necesito la razón del por qué ibas a cometer esa locura.

Suspiró profundamente. De su kimono sacó las dos cartas que no le encontró a Yoriko-sama.

-Yo sólo quería enviarle cartas a mi familia, pero no me lo permiten... -le enseñó las cartas. Él las quería tomar pero (T/n) no se lo permitió pensando que también las dañaría.

-¿Yoriko no te lo permite? -por obviedad él conoce las reglas que la administradora les ponía a las chicas del harén, ahora comprendía todo.

-¿Cómo sabe de esa mujer? -abrió sus ojos un poco sorprendida.

-Te lo dije, trabajo aquí...

Aizetsu por primera vez sintió algo que no era lástima, lo normal que sentía por cualquier persona patética inferior a él, hasta con sus mismos hermanos. La lástima que él siente cambió drásticamente por empatizar con la linda chica que acababa de conocer. Se aclaró la garganta para contestarle.

-Dámelas, yo las mandaré a que te las envíen a tu pueblo. -la mirada de la chica fue muy incrédula. -Hablo en serio, lo juro. Y cuando tú familia te responda te daré sus cartas... Pero a cambio prométeme que no volverás a intentar acabar con tu vida.

-¿Ya me mintieron una vez, por qué debería creerle? ¡Todos en este palacio están locos! La mayoría de las chicas del harén, los administradores, el emperador... ¡Y estoy segura que esos príncipes que tanto alaban son feos y malos! -exclamó con la cara roja del coraje y tristeza.

Aizetsu abrió levemente la boca sorprendido por sus palabras. No pensó que alguien como ella pensará así de su familia y él mismo. Pero su comentario raramente le causó gracia, le pareció tan tierna.

-No sé por qué piensas eso. Pero no es el punto. Te juro que sí entregaré las cartas, digamos que tengo un... Un puesto alto aquí en el palacio, puedo mandar a que te las envíen. Ya verás que recibirás respuesta en poco tiempo. -sonrió levemente y extendió su mano esperando que ella le entregara las cartas.

Los ojos de (T/n) recuperaron su brillo nuevamente, otra vez sintió que la esperanza había llegado a ella con triunfo.

-¡Muchas gracias! No sé cómo agradecerle, es usted muy bueno! -sonrió brillante y le entregó los sobres.

-No te preocupes, espero que no vuelvas a hacer algo así, ¿bien? -(T/n) asintió contenta de encontrar a alguien que sí la ayudará.

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(T/n) regresó al harén, sabía la regañada que le esperaba por haber salido sin permiso, pero eso no le preocupaba en lo absoluto. Desde que habló con ese chico misterioso que irónicamente la salvó de quitarse la vida, sus ánimos subieron. Por alguna razón siente que en él sí puede confiar, se ve sincero, como Akiko. Espera qué de verdad entregue las cartas a su pueblo.

Cuando regresó al harén O-Oku, entró a su habitación y buscó su cama. Al lado estaba Akiko tocando un instrumento. Parece que su presentación había terminado ya. En cuanto la vio dejó el instrumento de lado.

-¡(T/n)! En dónde estabas? Me contaron que saliste del harén sin permiso, Yoriko-sama está hecha un ají picante. -le dijo preocupada, mientras (T/n) se sentaba en su cama.

-¡Akiko, Akiko! No vas a creer! Encontré a alguien que sí entregue mis cartas!

-¿Eh? Y Yoriko-

-Ella me engañó, las quemó todas. -hizo una mueca de disgusto.

-¡¿Qué hacía qué?! Te juro que no sabía, discúlpame, fue mala idea lo que te dije. -bajó la cabeza apenada, sintiendo culpa.

-No te preocupes, no es tu culpa. Además, conocí a alguien en el que confío que las entregará! Me salvó y me trató muy bonito, como tú. -sonrió ardiente de felicidad.

-¿Y quién es?

-Mmm... Es un chico muy alto, tiene piel morena, ojos azules y cabello negro y largo. -la sangre de Akiko se heló al reconocer de inmediato esa descripción.

-(T/n)... Me estás describiendo a...- -no pudo terminar de hablar porque alguien entró a la habitación bruscamente.

-¡Maldita mocosa! -era la señora Yoriko, se veía furiosa. -¡Lo primero que te digo que no hagas es lo primero que haces! Expliqué claro que no quiero a ninguna de ustedes fuera del harén SIN mi permiso! -gritó remarcando esa palabra. -Mañana tienen día de permiso para salir, pero tú estás castigada!

(T/n) no respondió al principio, asuntándose por esos gritos y su posible castigo, pero Akiko habló.

-¡Fue mi culpa! -exclamó Akiko parándose de la cama. -Yo le dije que podía salir si quería, si va a castigar a alguien. Que sea a mí. -contestó firme.

-No te metas, Akiko, no abuses del favoritismo que tienes.

-Y justo por eso sabe que no puede tocarme. Yo puedo ir al emperador si quiero y ponerle queja para que la castigada como perro sea usted. -esbozó una sonrisa con burla.

Akiko goza de gran favoritismo con el mismísimo emperador gracias a que es muy buena bailarina. Varias veces le ha concedido ciertos deseos, aunque a ella no le interesen mucho. Pero es inteligente, y sabe cuándo aprovecharlos. Gracias a eso Yoriko no se mete mucho con ella.

Varias venas se marcaron en el rostro de la mujer que tenía ganas de ahorcarla ahí mismo, pero sabía que debía contenerse. Suspiró profundamente para calmar su presión arterial.

-No te creas la gran cosa, al final sólo eres un juguete más y lo sabes. -luego miró a (T/n) que seguía sorprendida. -Y tú, que sea la última vez que me desobedeces.

Giró sus talones dándose la media vuelta para salir de la habitación, dando un portazo en el proceso. El sonido brusco hizo sobresaltar a (T/n), lo contrario a Akiko que se sentía satisfecha de poner en su lugar a la señora Yoriko. Luego dirigió su mirada a la chica.

-Mientras yo esté aquí, ella no te tocará. Ten eso por seguro. -sonrió cálidamente.

-Ay... Pero, se veía enojada contigo.

-Nah, ya estoy acostumbrada a ella. Ella sí está loca. -rió suavemente haciendo que (T/n) le siguiera.

Con todo eso que recién pasó Akiko olvidó por completo lo que le iba a decir a (T/n), de hecho, algo importante.

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-Quiero que entregen estas cartas. Envíenlas a Miyajima, cuanto antes. -habló el oji-azul.

Aizetsu buscó a dos sirvientes que práctica funcionan como mensajeros del palacio. Les explicó lo que tenían que hacer y éstos atacaron su orden al pie de la palabra.

El chico les iba a entregar las cartas pero antes le dio una ojeada por fuera a los sobres por curiosidad. Cada una tenía información con su respectiva dirección, la primera carta decía "Para mis padres" y la segunda "Para Tanjiro", esta última le llamó la atención. Al principio pensó que podría tratarse de un hermano de la chica, pero por impulso abrió la carta para leerla.

Leyó la carta en silencio. Con cada palabra quedaba más sorprendido al ver que más que una simple carta es una declaración de amor. Frunció el ceño notablemente disgustado y apretó el papel arrugándolo un poco. Definitivamente esa carta no irá a ninguna parte, aún si falta a su palabra.

-¿Príncipe? -la voz de uno de los sirvientes lo hizo mirarlo.

-Ah... Claro. -volvió a meter el papel en el sobre. -Entreguen esta carta, se los encargo. Cuiden que llegue perfecta a su destino. -dijo entregándoles la carta para los padres de (T/n).

-¿Y la otra? -preguntó el otro sirviente confundido.

-Esa no, quémenla. -ordenó con voz fría.

Ambos sirvientes se miraron entre sí, sin comprender el cambio de opinión tan repentino del príncipe. Pero obviamente no le preguntaron nada más ni opinaron. Hicieron justo lo que él les pidió. Quemaron la carta y luego sabían que debían viajar hasta la isla de Miyajima.

Aizetsu se retiró de ese lugar aliviado de que revisó las dos cartas. No le importa que esa chica tenga el corazón para alguien más, ya se encargará de que lo olvide.

El primero había caído.


Holi 😋💗

En el capítulo 6 voy a poner que conozca a Zohakuten, para que caiga otro. (F por rayita)

Tanjiro nunca va a saber que rayita lo ama (F x2) Aizetsu es muy manipulador, aunque es el más "pasable" de sus hermanos.

YAYA AHORA SÍ, Voy a pausar unos días esta historia, porque tengo que actualizar la de Aizetsu 😭

Si tienen ideas 💡 me dicen!

Bye, las amo 💘✨

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