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🪷 | 𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 19

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𝓛𝓪 𝓒𝓸𝓷𝓬𝓾𝓫𝓲𝓷𝓪 𝓕𝓪𝓿𝓸𝓻𝓲𝓽𝓪
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"Encanto"

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-Tienes orden de ir. ¡Párate ya!

-¡¿Qué?! ¡¿Otra vez?!

Apenas era mediodía y para (T/n) ya estaba escrito que su día iba a ser horrible, malo era poco para describirlo. La muy amable jefa del harén la fue a buscar a su propia habitación de la manera más delicada posible en el momento en que desayunaba unas frutas junto a Akiko. La señora le decía sin una explicación clara que había sido llamada por alguien de la familia real.

Tenía tanto miedo de volver a pasar por lo mismo de hace un mes. Y cómo siempre, no le especificaron quién la quiere ver, aunque esto no le importaba. Independiente de quien fuera le asustaba demasiado pensar en las razones. (T/n) estaba sentada en su cama y Yoriko parada frente a ella mirándola fijamente con las manos en la cintura.

-Ya ha pasado un tiempo considerable desde que eso ocurrió, deja de llorar. ¡Y deberías estar agradecida! Muchas se pelean por esa atención, niña tonta. -le reclamó cruzándose de brazos.

-Pero... Quién-

-¡Deja de contradecirme! -alzó la mano para golpearla, pero fue detenida por un brazo.

-Nosotras no podemos ir a ninguna parte si estamos enfermas, ¿cierto? Entonces (T/n) no podrá ir. Hace días tiene gripe. -dijo Akiko fingiendo indignación mientras sostenía el brazo de la mujer. (T/n) la volteó a ver con cara de "¿En serio?".

-¡Suéltame! -quitó su brazo con brusquedad antes de mirar a (T/n). -¿Cómo que estás enferma? -le preguntó con un poco de asombro.

Disimuladamente Akiko le dio una palmada fuerte en la espalda de (T/n), causando que esta se sobresaltara y entendió al segundo por lo que tosió tapando su boca.

-Sí... Me duele mucho la cabeza y la garganta... -dijo mientras tosía y se ponía una mano en la cabeza.

-¿Lo ve? No puede ir. ¡Imagínese! Podría contagiar a alguien. -dijo mirando mal a (T/n), aunque sólo fingía.

Yoriko miró fijamente a (T/n) quién hacía ruidos raros con su garganta y se tapaba con mantas como si se estuviera congelando viva.

-Pues yo escucho tu voz muy bien. -dijo incrédula.

-¿Y? Apenas está enfermando. Está en la peor etapa. -le contestó la pelinegra con voz monótona. -Mire, pobrecita. -la señaló con su mano.

Ese cuento no le terminaba de entrar a la jefa del harén, quien no creía esas palabras completamente. Para asegurarse rápidamente y puso una mano en su frente. Al comprobar la temperatura normal de su cuerpo, suspiró pesadamente.

-Sí, claro, muy "enferma". ¡No me quieran ver la cara de estúpida! -gritó enfadada. -Y tú, apúrate. Ven conmigo.

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La mujer la había jalado, para no decir arrastrado, afuera de los aposentos del harén. Contaba en su mente para relajarse, ya que la joven no paraba de preguntarle una y otra vez qué sucedía y su poca paciencia se agotaba con rapidez.

-¿Pero quién es? -volvió a preguntarle por séptima vez. -¡Por favor, dígame qué es la emperatriz!

-Ya sabrás, y no es ella. -¿Por qué la emperatriz te llamaría? -preguntó con cierto tono de burla. -Tampoco te creas tanto. -luego le señaló a un hombre parado frente a ellas. -Anda, ve con él. Te guiará.

(T/n) miró al hombre y luego a ella. Yoriko en cambio le dio una mirada amenazante con la que no tuvo más remedio que caminar hacia la persona. Éste no perdió tiempo y comenzó a caminar con ella un par de pasos detrás.

El sirviente se sentía nervioso. No podía creer las malas suertes que el destino le otorgaba. Quien su amo le dio orden de buscar era la misma chica que hace un tiempo atrás se encontró con la paloma de éste y la llegó a acusar sin éxito junto a su compañero por entrar en pánico.

Ahora temía que ella le devolviera lo mismo en su contra. Y justamente a (T/n) se le comenzaba a hacer familiar.

-¿Te conozco de algún lado? -interrogó ella sin alzar mucho la voz.

Éste la miró y rápidamente quitó su mirada volviendo a ver al frente.

-Claro que no, niña. Los hombres no podemos entrar al harén, sólo los eunucos. Me estás confundiendo. -respondió tratando de que sonara sin darle importancia.

(T/n) no volvió a decirle más. Toda esa situación le inquietaba demaciado, y para calmar los nervios jugaba con sus dedos al caminar. Cuando estaban cerca de la habitación (T/n) no reconoció el sitio en un principio, pero al llegar a la puerta principal se le hizo aún más conocida. No era a la que había ido la primera vez, era diferente.

Al recibir confirmación de entrar el joven hombre se hizo a un lado, dándole a entender que pasara ella primero. Cuando (T/n) lo hizo él entró a la habitación cerrando la puerta detrás.

El príncipe se encontraba de espaldas sentado en una silla mientras en un escritura parecía escribir algo en papel. Estaba tan ensimismado que ni se inmutó cuando entraron las dos personas.

El sirviente tosió para llamar su atención.

-Buenas tardes, Alteza. Disculpe la molestia. He traído a la chica.

En un principio Urogi no respondió, siguiendo en su actividad. El sirviente tragó saliva. No sabía si no lo había escuchado o lo ignoró. Miró de reojo a (T/n), lo cual ella imitió.

-Buenas tardes, Al-. -comenzó a decir en tono alto pero fue interrumpido.

-Te escuché. Espera un momento. -dijo sin dejar de escribir.

El hombre quedó con la palabra en la boca y bajó la cabeza avergonzado antes de murmurar un "Disculpe".

(T/n) no quitaba la vista del hombre a su lado. Sabía que se le hacía tan familiar, pero su mala memoria últimamente no le ayudaba. Hasta que hizo click en el acontecimiento de hace unas semanas por la bendita paloma.

-Ya recordé. Sí te conozco. -le murmuró a lo que éste la miró de reojo.

-No se de qué me hablas. -contestó manteniendo su postura.

-No te hagas, ¡tú me acusaste de ladrona!

-¿Yo? Estás loca. -dijo ofendido. -¡Y guarda silencio! -susurró. -Al príncipe no le gustará el ruido en su habitación mientras esté ocupado.

-No, no. ¡No te hagas el estúpido! -susurró frunciendo el ceño. -¡Tú y otro más me acusaron de ladrona por una tonta paloma!

Urogi, aún estando concentrado oyó a la perfección la última frase. Eso lo hizo detener su escritura en seco.

-... ¿Quién dijo eso? -dijo con voz grave y severa aún sin voltearse.

Tanto como el hombre y (T/n) quedaron sin aire. Su sirviente quería hablar pero en lugar de eso le salieron tartamudeos incoherentes.

El oji-amarillo apretó con fuerza su pluma mientras algunas venas se marcaba en su frente. Respiraba leve pero hondo para no perder la calma. Definitivamente mataría él mismo a quién osó referirse de esa manera tan grosera a uno de sus bebés.

Dejó la pluma en el frasco de tinta y enrolló el papel.

-¿Así que tonta paloma? Quiero ver que me lo digan en la cara. -amenazó antes de pararse y darse la vuelta.

Pero ese pequeño comentario que le molestó fue borrado de su memoria en el segundo que hizo contacto visual con la chica. Ésta lo miraba con el ceño ligeramente fruncido, teniendo una expresión desconcertada y un poco asustada. Mientras que Urogi estaba estupefacto por la belleza de ella, admirándola de pies a cabeza. Todas los pensamientos y palabras que probablemente fuera a decir sin conocerla se las tragó de golpe.

Hubo un silencio incómodo. (T/n) no entendía que había pasado, y empezaba a preocuparse por ver al príncipe tan tieso. Por un momento pensó que le había dado una parálisis. Pero no se atrevía a preguntarle nada y se mantuvo en su lugar.

Urogi pisó tierra nuevamente y se aclaró la garganta antes de comenzar a dar un par de pasos hacia ella.

-Pero... ¿Qué maravilla es la que mis dichosos ojos admiran? -canturreó embelesado.

(T/n) lo miró raro, estando totalmente confundida por el cambio drástico de emoción y tono de voz del de orbes amarillos. Pero no estaba más sorprendida que el sirviente, a quién casi su mandíbula tocaba el suelo.

-Alteza, ella fue quien habló mal de su paloma... -comenzó a decir pero Urogi le lanzó una mirada de muerte.

-Cállate. -dijo con voz firme mirándolo despectivo. -¿Cómo te atreves a acusar de esa forma a esta bella dama? Debería castigarte, pero no vale la pena ahora. Desaparece de mi vista.

El oji-amarillo volvió a mirar a (T/n) y su mirada de molestia cambió nuevamente a una suave y brillante. Tanto que burbujas en forma de corazón se sentían casi palpables para él.

-¿Cuál es tu nombre, hermosa? -preguntó sonriendo.

(T/n) parpadeó varias veces y le respondió con voz ligeramente trémula.

-(T/n)...

Cuando escuchó la voz de (T/n) un fugaz recuerdo pasó por la mente de Urogi. Le parecía haberla escuchado con anterioridad, lo cual era extraño porque no recordaba su rostro para nada y él no tiene tan mala memoria.

-Tu voz... -puso una mano en su barbilla. -Extrañamente se me hace conocida... ¿Ya nos conocíamos?

(T/n) pensó en si recordarle el loco suceso de la bendita paloma, pero por si las moscas mejor no habló. Y simplemente negó con la cabeza.

Urogi sonrió en un aura brillante.

-Tienes razón. Nunca te había visto. De haberlo hecho, jamás olvidaría a una piedra preciosa cómo tú. -dijo mientras le besaba la mano coquetamente.

Sin entender una razón concisa, las mejillas se le tiñeron de color carmín a (T/n). Era la primera vez que tenía una reacción de este tipo con uno de los

Urogi sonreía pero de reojo vio una silueta detrás de ellos. Encontrándose con que su sirviente seguía parado en una esquina.

-¿Ah? -frunció el ceño cuando lo vio. -¡¿Aún sigues aquí?! ¡¿Qué carajos ves, inútil?! ¡Largo! -le gritó al sirviente quién asustado hizo una reverencia rápida y salió disparado de la habitación.

-Realmente fui yo quien dijo eso. -murmuró ella, no quería exactamente defender al sirviente pero tampoco me parecía justo su culpa. -Perdón por mi osadía. Mi intención no era ofender a su ave, la verdad es que son muy lindas. -bajó la cabeza arrepentida de sus palabras.

Contrario a lo que ella se esperaría. Urogi vio la escena como lo más bonito que el día le había regalado.

-Qué linda... -susurró enternecido mientras un ligero sonrojo crecía en sus mejillas. -Tú no tienes que disculparte por nada, no estoy enojado. ¿Ves? -sonrió mostrando sus dientes.

La personalidad bipolar que pasó Urogi de estar molesto a cariñoso desconcertó a (T/n) pero le calmó ver que el príncipe se notaba bastante tranquilo. No obstante, el ver que él no la conocía le hizo preguntarse una vez más para qué la llamó.

-Puedo preguntar... ¿La razón de mi llamada? -le preguntó, ignorando el motivo.

-¡Verdad! Por un momento lo olvidé por verte. -confesó riendo. -Realmente sólo quería conocerte y agradecerte por algo. Pero ven, no estés parada, por favor. -le tocó el hombro. -Siéntate aquí.

La guío a una butaca para que se sentará y él se sentó en una igual que estaba justo al lado de frente.

Por unos minutos no muy largos estuvieron hablando, en especial Urogi quién le preguntaba varias cosas, entre personas y en general. Le interesaba saber ciertas cosas de ella.

-¿Así que tu familia tiene un puesto de ventas de artesanías? Eso suena bastante interesante, y más aún que hayas aprendido eso a la perfección.

-¡Oh no! -se excusó rápido. -No soy perfecta en eso, pero a veces lo trato.

Urogi pensó un momento y dio una risita.

-Debo admitir que no creí que una mujer aprendiera esa clase de trabajo, normalmente es de hombres... Pero ciertamente me fascina saber lo que puedes hacer. -admitió. -Apenas te conozco y ya me sorprendes tanto. -dijo lo último con una pequeña sonrisa.

-Oh, no era necesario que me agradeciera por eso. -se apresuró a decir. -Yo sólo seguí un favor de la emperatriz.

-Sí, mi madre me lo envió. Pero quería conocer a la persona. Y ciertamente no me arrepiento para nada...

La chica quitó la mirada fijándose en la jaula con las palomas blancas dentro. Algunas revoloteaban, o dormían mientras se tapaban su cabeza con sus propias alas y otras dormían en parejas acurrucadas mientras hacían un ligero sonido como un canto "Rurr... Ruurr..."

Urogi miró hacia atrás viendo que ella veía a sus mascotas.

-¿Te gustan?

-Sí, ya las había visto de hecho... -pensó bien lo que diría. -Cuando estaban en el jardín real.

-Las tenía ahí para que tuvieran más espacio, pero les conseguí una jaula más grande. -comentó cruzando sus piernas. -Ellas son muy bellas, tienen la misma naturaleza hermosa que tú posees. -le confesó en voz alta con una mirada fija en sus ojos.

El ambiente se había puesto tenso, y el silencio era más incómodo de lo normal. Al menos para (T/n). Ella movía sus pies levemente de un lado a otro y jugaba con sus dedos para ignorar su inquietud. Quería preguntarle a Urogi si podía retirarse ya, pero eso sonaría muy grosero y descortés.

Por otro lado, para Urogi sucedía lo contrario. Él no podía sentir más placer que verla. La asociaba con una de sus palomas: Pequeña, bonita y con una voz melodiosa.

<<Creo que ahora entiendo a Karaku. La chica que le gusta debe ser muy hermosa también. Siento lo mismo por ella, siento que caí en el mismo encanto que mi hermano por la otra chica...>>

Él bajó sus ojos a las manos de (T/n). Notó que éstas las movía mucho y estaban un poco temblorosas, así que lentamente se acercó y tomó sus manos sin apretarlas. Sintió un ligero sobresalto en ella que lo hizo sonreír. Simplemente queriendo sentir la textura de su piel con la yema de sus dedos. Desde que la vio se imaginó que su piel debe ser como el terciopelo, y en efecto, sus sospechas fueron confirmadas. Para ese entonces le fue imposible evitar pensamientos poco sanos, se imaginó cómo se vería su cuerpo sin toda esa ropa...

Luego apretó ligeramente sus manos para acercarla un poco a su cuerpo.

Urogi se inclinó de su asiento para quedar con su rostro a centímetros de (T/n). La cercanía fue más incomodidad de la que ya tenía, y como defensa a esto desvió la mirada.

-¿A dónde miras? Mírame. -ordenó con voz grave. -Te ves más bonita sonrojada. -dijo acariciándole su mejilla.

Para evadir la cercanía incómoda (T/n) rió nerviosamente.

-No es cierto...

-¿Me llamas a mí mentiroso? Deberías mirarte en un espejo y admirar lo bella que eres.

El oji-amarillo ya la tenía en la mira y planeaba besarla, sin embargo, no pudo hacerlo gracias a la molesta interrupción de su puerta siendo abierta de golpe. Sin siquiera que un guardia lo anunciara.

-Oye, obsecionado de pajarracos. Olvidaste tu bolsa del día de caza. -su hermano menor habló entrando a su habitación.


Hello 🥰

Joder, tuvieron que pasar 18 CAPÍTULOS para que rayita conociera a Urogi. Me mamé. Pero era necesario por el bien de la trama. 😔

Por favor, perdonenme si sienten la trama muy lenta. Quiero dejar en claro varias cosas y desarrollar la trama para que después tenga sentido la relación que tendrán. Ya tengo planeadas 4 temporadas para esta historia y va a ser muy larga. (Debo dejar de ver tantas novelas turcas)

Yo sé que ustedes están esperando sexo, ya las conozco xd. Eso vendrá más para la Temp 2 y 3. Está asegurado.

Spoiler de los primeros capítulos de la temporada 2:

¿De esos tres cuál creen que ha tratado mejor a rayita hasta ahora? XD

Es todo, vayan a leer el último capítulo de la temporada 1.

Bye 💗

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