— Creo que está muerta…— murmuró Jisoo pegándose a un lado del elevador.

— ¿Suicidio o accidental?— preguntó desinteresada Nayeon a su otro lado.

— Accidental, es un poco torpe con cualquier objeto que esté inerte en un rango de dos metros cerca de ella.— el pitido del ascensor sonó abriendo las puertas metálicas frente a ellas.

— Como sea… ¿Vive en el 207?

— No, es el 208 justo a lado de la puerta fea.— señaló Jisoo.

Ambas se pararon frente a la gran puerta negra y respiraron profundamente. Jisoo fue la primera en tocar el timbre y esperaron silenciosamente.

Jisoo insistió nuevamente pero al parecer no había nadie. Así que Nayeon tomó el asunto en serio.

— No creo que esté, vengamos luego…— dijo Jisoo viendo como Nayeon llamaba a Jennie.

— No me creo el cuento de “estar enferma” esa chica casi tiene hipervitaminosis y su madre es médico.

Las chicas pegaron su oreja cuando escucharon el sonido de llamada dentro, si estaba su celular estaba ella.
Así que Nayeon golpeó la puerta fuertemente mientras Jisoo casi rompía el timbre.

— ¡SABEMOS QUE NO ESTÁS MUERTA, MALDITA SEA! ¡SAL DE TU ALCANTARILLA CUCARACHA!— gritó Nayeon.— ¡JENNIE!

— ¿Pueden guardar silencio, mocosas?— salió un anciano con un tanque de oxígeno a su lado.

— ¿Usted qué? Entre a su casa antes de que la muerte se acuerde de usted.— dijo Nayeon con una mueca.— ¡JENNIE!

— ¡Mierda! ¿Por qué carajos tienes instalado un maldito megáfono en la garganta?.— dijo Jennie a través de la puerta.

— ¡Abre, me estoy orinando!— gritó Jisoo.— ¡Si no lo haces lo haré en tu maceta!

— ¡Largo!— gritó Jennie.

— ¡No! Eres nuestra amiga y estamos preocupadas, no vendríamos si no fuese por motivos extra importantes.

— O por la comida de su mamá…— murmuró Jisoo.

— ¡ABRE!— gritaron ambas por un largo rato.

La puerta fue abierta dejando asomar a una molesta y algo desarreglada Jennie.

— Cielos… ni el anciano de frente está tan jodido como tú.— dijo Jisoo.

— Gracias, hacía falta saberlo.— ironizó Jennie dejando entrar a ambas.

Las chicas acompañaron a la menor hasta su habitación y esperaron pacientemente a que contara lo sucedido, con los años habían aprendido que presionar a Jennie para hablar jamás era una opción, menos si era algo importante así que le dieron espacio y tiempo suficiente para encontrar las palabras para que les diera las explicaciones.

Explicaron las últimas tareas, Jisoo comentó su avance con Rosé y bueno, Nayeon había tenido una pelea con Mina así que ella también se desahogó lo cual fue motivo suficiente para Jennie de tener confianza.

— Willy la orca no quiere regresar a su charco…

— ¿Qué? ¿De qué carajos hablas, chica?— dijo Nayeon atragantándose con el jugó de uva que robó del refrigerador.

— Willy o sea Lisa tomó alzó toda su dignidad como una campeona rechazando a Jennie ¿lo entiendes?— explicó Jisoo a la mayor.

— Lo entiendo no soy imbécil, pero, ¿Cómo? Pensé que todo iba bien.

— Solo hice lo básico, lo que cualquier persona normal haría, me disculpé y le ayude con los idiotas, hicimos los pases y a palabras de ella somos amigas.

— Demonios… Quiero reírme pero sé que es un momento serio pero… tú vida es una tragedia.— dijo Jisoo mirándola apenada.

— Tragedia homosexual.— reafirmó la más mayor.— ¿Hay otra cosa que debamos saber? ¿Una muy obvia para todos?

— ¿De qué hablas?— preguntó Jennie.— Les he dicho hasta cuantas veces me masturbo.

— Lo sé, pero en ese momento hablas con la vagina no con el corazón, quiero oír a tu corazón, Jen.

— Queremos oír la verdad completa, una afirmación.

— Bien pero no deben reírse ¿de acuerdo?

Ambas chicas de apariencia tierna asintieron enérgicamente prestando toda la atención a la chica de apariencia felina.

— Creo que… tengo un pequeño, algo muy pequeño, mínimo, gusto por L-Lisa.

— Lo entendemos, es decir, la chica es caliente y a decir verdad lo supimos desde el comienzo.

—Espera ¿Cómo que lo supieron? ¿A qué mierda se refieren?

— Jamás te preocupas por la opinión de nadie y-

— ¡Espera! Tengo una presentación en Powerpoint que lo explica.

Nayeon corrió por su celular y lo enlazó a la pantalla de última generación de su habitación, pronto las plantillas llenas de imágenes, ejemplos, oraciones y diagramas abarcó su atención.

— Bien, como decía Jisoo, tú nunca te preocupas por nadie, ni la opinión de nadie, pero llega Lisa y todo en ti cambia.

— En está imagen puedes ver como Nayeon literalmente tiene una moneda atascada en la nariz pero tú solo te centras en la sonrisa de Lisa.— señaló la foto que le tomaron de sorpresa.— Tu insistencia estúpida por querer recuperarla te llevo a descubrir que realmente la chica te gustaba, algo había en esas cartas, regalos y miles de cursilerías más que nadie más hizo.

— Ella hizo lo que nadie más intentó y de alguna forma se coló en tú frío e insípido corazón.

Jennie suspiró levantándose de la cama mientras revolvía su cabello, eran tantos sentimientos que le abrumaban de más.

— Y ahora que lo sabes… ¿Qué harás?— preguntó Jisoo.

La pequeña chica estaba en un remolino, podía dejar a Lisa ahí siendo participé de su vida pero sin tanta interacción, como una amiga más, podía seguir insistiendo con el loco plan de un inicio y esperar a que el maldito universo decidiera su destino o también podía dejarlo todo tal cual y seguirse deprimiendo en su cama hasta desfallecer.

— ¿Jennie?

— Creo que… seremos amigas.