
❀ 𝟶𝟶: 𝙽𝚊𝚌𝚎 𝚞𝚗𝚊 𝚏𝚕𝚘𝚛.
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En el siguiente capítulo, abra breves saltos de tiempo a través de la infancia de TaeHyung.
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⚠ contenido sensible ⚠
1 de septiembre, día en que las hojas de los árboles pierden su color y comienzan a caer una por una, cubriendo por completo el suelo y otorgando una imagen abrasadora a quien la contemple. También siendo la estación más anhelada de cada año por algunas familias.
En esta época del año el celo se vuelve mucho más susceptible, por lo que la mayoría de omegas y alfas optan por pasar el celo encerrados en casa junto a sus parejas e hijos.
Por otro lado, para una familia de alfas en la ciudad de Jeju, este otoño será un nuevo comienzo.
—¿Estás completamente segura de eso, Ye-jin? —preguntó, absorto con respecto a la situación.
Kim Woo-Bin, un alfa puro. Se paseaba de un lado para otro dentro de su habitación, los nervios estaban por terminar de calcinarle el cuerpo.
—S-si —se aclaró la garganta y apartó su vista de la prueba de embarazo para mirar fijamente a su esposo.— Estoy en cinta.
La noticia hizo que ambos alfas palidecieran. Los dos se miraron expectantes a lo largo de unos segundos, no esperaban a otro integrante en su familia.
—¡Si!
De la nada, Kim Min Gyu apareció y entró felizmente a la habitación, corriendo a los brazos de su madre;— Tendré un hermanito —aplaudió desbordando alegría.— Quiero que sea un omeg-
—No —Woo-Bin lo interrumpió, regalándole al pequeño alfa una mirada dura.— Gyu, ve a ver la televisión a la sala, tu madre y yo debemos hablar.
El pequeñito miró a su madre, ella hizo una pequeña seña con sus manos indicándole que hiciera lo requerido. El castañito asintió, atacando la orden de su padre para enseguida marcharse.
La rubia observó a Woo, tenía la certeza de lo que realmente molestaba a su esposo.
—Querido, déjalo que fantasee, somos una familia de alfas que se ha mantenido así por generaciones, este bebé no será la excepción.
El lobo de Kim se acoplaba a la idea de tener un/a omega en la familia, pero su lado humano y orgulloso se negaba rotundamente a romper con el linaje familiar.
Los omegas expuestos a los ojos de la sociedad son considerados los más bellos y delicados, siendo la belleza de la jerarquía. Sin embargo, la mayoría de omegas son desempeñados a vivir y pertenecer solo para el alfa, dar a luz y tener tareas rutinarias en casa, sin voto ni voz.
Comúnmente tienen dificultades para encontrar un trabajo sin que haya maltrato laboral o acoso sexual de por medio. Pocos tienen la posibilidad de ser aceptados en escuelas y universidades, ya que su apariencia y olor provocan a los Alfas de dichos lugares.
Nacer con casta omega es la definición de asumir el papel de ser aprisionado y esclavo bajo el liderazgo de la jerarquía.
Woo-Bin sacudió la cabeza frente a la terrible idea de que su próximo hijo fuera un/a omega. Jamás aceptaría tal cosa en su familia.
luego de unos minutos en que la rubia tratara de calmar a su esposo por medio de palabras reconfortantes, el alfa comenzó a relajar su cuerpo y su fétido olor empezaba a desvanecerse.
—Tienes razón, no hay nada de qué preocuparse —persuadió, reflejando una sonrisa nerviosa.
⊰·☆·⊱
Meses después.
El momento de dar a luz había llegado. Desde un inicio la pareja de alfas había decidido que la casta del bebé sería sorpresa y revelada hasta el día de su nacimiento, por lo que en ese preciso momento, Woo se encontraba bastante ansioso en la sala de espera.
—Papá, mamá estará bien —Gyu sugirió, sintiendo el aroma fuerte de las feromonas de su padre a su alrededor. El olor a whisky empezaba a marearlo.
—Eso no es lo que realmente me preocupa.
Habían pasado algunas horas cuando un hombre de cabello gris que vestía una larga túnica blanca salió repentinamente de la sala de partos, dirigiéndose a Kim Woo.
—¿Señor Kim? —especuló, observando al hombre levantar su rígida mirada.
—Un placer —sintiéndose un tanto disgustado, estrecho su mano con la del contrario, este no era más que un simple beta.
—El parto de su esposa concluyó en un total éxito, su esposa está bien y el niño nació muy sano.
—¿Es un varón?
—Así es, un Omega y hermoso varón
Oh no...
【...】
De nuevo Ye-Jin gruñó, lanzándole una mirada fulminante a su esposo.
—¡¿Puedes dejar de gritar como un maldito desquiciado?! —la rubia gritó tan pronto como perdió la paciencia.— Acabo de tener un bebé y estoy bastante cansada, deja de armar drama por un estúpido momento, Kim.
En el camino de regreso a casa, solo hubo discusión tras discusión. Ninguno de los dos esperaba que esto sucediera; además, Ye-jin se encontraba algo débil y lo suficientemente delicada como para pelear con Woo.
—¡Es un estúpido Omega! ¡¿Cómo quieres que me calme?! —alzó su voz, mirando con recelo una vez más al bebito que descansaba sobre la enorme cama matrimonial.
—¿Tú crees que yo estoy feliz con todo esto? —indagó, rodeando el cuerpo del omega con almohadas para que este no cayera ante cualquier movimiento que hiciera.— Esto es malo, muy malo, pero es nuestro hijo.
Woo-Bin se agarró de los cabellos sintiéndose totalmente irritado; —¿Qué se supone que debemos hacer entonces? Tenemos una imagen que mantener, seremos el hazmerreír de nuestras familias y demás. Venimos de una jerarquía de alfas grandes y fuertes, no podemos dejar que ese niño la arruine.
—Podemos ocultarlo, podemos decir que tuve un aborto y-
—¿Y cuándo crezca? No podemos tenerlo preso durante toda su puta vida.
—Solo vez problemas, estoy harta.
Ye-jin salió de la habitación ignorando las tontas discutas de su esposo.
Cuando la habitación quedo completamente vacía, excepto por el bebé, Gyu se escabullo sigilosamente para conocer a su hermano. Tapó su nariz gracias al fuerte olor que sus padres habían dejado impregnado en el aire, cuando se enfadaban sus feromonas se mezclaban convirtiendo el ambiente en algo insoportable.
El rostro de Gyu se vio confundido cuando analizó el rostro del omega, era muy bonito, ¿por qué sus padres no lo querían?
Rozo delicadamente sus dedos sobre las suaves mejillas del pequeño rubio, ocasionando que este esbozara una pequeña sonrisita risueña.
⊰·☆·⊱
7 años después.
—Gracias por atarme los cordones de los zapatos, Hyung. Soy demasiado torpe para hacer eso —mustio el Omega.
—No digas eso, TaeHyung, todavía eres pequeño —sonrió, emitiendo seguridad a su hermano.— Te prometo que pronto aprenderás.
—¿De verdad? —de un pequeño salto bajo de la cama, tomando su pequeña mochila.
—Te lo aseguro. Ahora vamos, no puedes llegar tarde a tu primer día de clase —le tendió la mano mientras el más joven la agarraba.
Decir que TaeHyung se encontraba feliz era bastante corto a comparación de lo que su sonrisa irradiaba. Desde luego que el pequeño infante estaba nervioso por conocer a otros niños que no fuera su hermano, pero aun así se mantuvo optimista.
—Mamá, nos vamos ahora —dijo Gyu, bajando las escaleras y agarrando una manzana para TaeHyung y él.
—Ten lindo día, Gyu —emitió Ye-jin mientras tomaba un sorbo de su amargo café y con su vista puesta firmemente sobre la pantalla de su laptop.
El pequeño alfa arrugó su nariz sintiendo un malestar desagradable en su interior debido al rechazo de parte de su madre hacia el pequeño omega; —Mamá, hoy es el primer día de Tae Tae, ¿no le dirás nada?
La rubia se bajó los anteojos y fijó su mirada inexpresiva en el menor, el susodicho se escondió detrás del cuerpo de su hermano mayor. Su madre rara vez lo miraba, sin embargo, era inevitable que no le causara más de una sensación inquietante en su interior.
—Suerte —dijo con simpleza e hizo un corto ademán dándoles a entender a los menores que debían de irse.
Gyu solo se limitó a liberar un ligero pero extenso suspiro. Por consiguiente, volvió a tomar la mano del rubio y salieron de casa.
【...】
—Gyu, ¿mis padres no me aman porque no me parezco a tí? —TaeHyung se atrevió a preguntar después de unos largos minutos de silencio.— Mi lobito tiene miedo y se siente rechazado por mis padres, sus olores se vuelven agrios cuando estoy cerca de ellos, me siento estúpido.
—TaeHyung, ellos te aman más de lo que piensas —de reojo pudo notar como el pequeño agachaba la cabeza decaído.— Ser el único omega de la familia no te hace malo, eso te hace mejor que nadie, mejor que yo.
Desde que TaeHyung nació, sus padres lo han ignorado fríamente. Nunca estuvieron ahí cuando dio sus primeros pasos, cuando cumplió su primer año y tampoco cuando hizo su primer dibujo familiar que quiso pegar en la puerta del refrigerador, pero que cruelmente fue roto del mismo modo que su pequeño corazón.
Cabe aclarar que económicamente nunca se negaron a proporcionarle cosas a TaeHyung, ya bastante tenían con que los demás señalaran a su hijo como "defectuoso" solo por ser omega, como para qué hablarán de los pésimos padres que serían al dejar a su hijo a la deriva.
—¿Cierto, Hyung? —el rubio jaló suavemente la manga del suéter de Gyu, quien se perdió en sus pensamientos por un instante.
—¿Qué cosa?
—Dije que sin importar lo que soy, tú jamás vas a dejar de amarme, ¿verdad?
El castaño se detuvo siendo seguido por su hermano. Gyu haría cualquier cosa para ver a TaeHyung sonreír y feliz, el omega se había convertido en su única responsabilidad y haría todo lo que estuviera en su alcance para cuidarlo y amarlo.
—Lo es, mi lobo y yo te amamos con todas las fuerzas de este mundo.
Como resultado de aquellas palabras, TaeHyung sonrió, tomando la mano del alfa y de nuevo reanudando su rumbo a la escuela.
【...】
Pasaron 25 minutos aproximadamente cuando los dos hermanitos se encontraban frente al lugar designado.
—Regla número uno, pórtate bien en el salón de clases —aclaró el alfa, viendo a TaeHyung asentir.— Segunda regla: en el almuerzo, tienes que aguardar a que los alfas primero escojan su comida. Finalmente, la regla 3, a la hora de salida debes de esperarme en tu salón de clases, no conoces la escuela y puedes perderte, te recogeré para irnos de regreso a casa.
—¿No comerás conmigo?
—Lo haré, pero los alfas salimos unos minutos antes del receso, en esta ocasión yo elegiré la comida para los dos y haré una señal para que te sientes conmigo.
Gyu le dio la maleta y la manzana a Tae Tae, aquí es donde se separan hasta la salida; —La maestra vendrá a buscarte, quédate aquí junto a los demás nuevos —antes de irse dejó un tierno beso en la frente del omega.— Si alguien te molesta, no dudes en decírmelo, Tae.
El rubio dejó escapar un quejido al ver a su hermano despedirse y alejarse, perdiéndose entre los demás niños.
TaeHyung mordió su labio inferior sintiendo el desasosiego de su lobo, ¿y si lo rechazaban y lo desechaban como a una cáscara de plátano? ¿Esta sería como una de las otras escuelas en la cual no lo aceptarían? Tenía miedo porque se sentía como una flor en un pantano, débil, marchita y pequeña; entre grandes y fuertes rosas rojas, con espinas sólidas y más que nada bellas.
—Hey, niño bonito.
TaeHyung volteó en la dirección de donde provenía esa voz desconocida, encontrándose con un niño de piel pálida y cabello negro, sus labios pronunciados en una sonrisa atenuante de labios, ojos medio rasgados y una mirada profunda.
—¿Y-yo?
—Por supuesto, eres el único niño bonito aquí —se acercó sutilmente al rubio, notando que su cuerpo estaba tenso.— No te haré nada, tranquilo. Soy Min Yoongi, eres nuevo, ¿cierto?
TaeHyung dudó unos segundos antes de responder. Días atrás su hermano le advirtió que no hablará con extraños pero este niño parecía lo suficientemente indefenso como para que el omega pensara que podía lastimarlo.
—Sí, soy Kim TaeHyung, soy omega... —cerró fuertemente los ojos, aguardando el desprecio del contrario.
—No tenía idea de que los omegas podían ser tan bonitos —observó como las mejillas del rubio se teñían de color rojizo.— Te veré después, ahora mismo mi clase está por comenzar, hasta pronto, omega bonito.
Qué niño tan... ¿peculiar? Pensó TaeHyung. Aparte del extraño encuentro, este no lo rechazó por ser un omega, entonces, ¿podría ser un omega también?
【...】
Un tiempo después, una joven alfa apareció para buscar y reunir a los niños nuevos para formarlos y asignarles un salón de clase.
Pasaron los minutos y nada parecía tan malo a como el rubio había pensado. Los que ahora eran sus compañeros de clase, se habían presentado y TaeHyung se sintió algo aliviado de que él no fuera el único omega en ese salón, otros cinco niños más eran de casta omega.
Entre risas y amabilidad. Había llegado la hora del recreó. TaeHyung se dirigía hacia la cafetería siguiendo las instrucciones que su maestra le había indicado, pero sus pasos se vieron interrumpidos cuando unos niños no muy altos se interpusieron en su camino.
El omega levantó la vista y se percató de que estaba tratando con tres alfas debido a sus fuertes olores.
—¿A dónde vas, pequeño omega? —uno de ellos preguntó burlonamente.
—A la ca-cafetería.
Trató de ignorar a los tres niños que tenía en frente y decidió continuar su camino, pero una mano le había agarrado con fuerza la muñeca, impidiéndole dar otro paso.
—Mi madre dice que los omegas son los más aberrantes de este mundo y que no deberían de estar aquí —dictaminó uno de los alfas, mirando amenazadoramente al más bajo.
—Heechul tiene razón. Eres bonito, pero detrás de esa belleza no hay nada más que un defectuoso y tonto omega, ni siquiera tienes olor —aseveró, disimulando olfatear al rubio.
Sintiéndose vulnerable, TaeHyung agachó la cabeza. Era verdad, generalmente los omegas y alfas tienden a desarrollar su olor a la edad de cinco años, mientras que TaeHyung tiene ocho, y aunque solo son tres años de más, este tipo de retraso en el desarrollo no es común.
—Viéndote bien, no estás tan lindo —dijo el alfa pelirrojo después de agarrar el rostro de TaeHyung obligándolo a mirarlo.— Estás gordo.
Defectuoso, gordo, feo...
TaeHyung pudo sentir como su lobito se encogía debido a las crueles palabras de los niños.
—Déjenlo en paz, tontos.
—Miren a quien tenemos aquí, al inútil del beta Min —atacó Heechul sin gracia.
El rubio miró en dirección de donde emanaba aquella voz que lo había defendido, encontrándose con la presencia del niño de algunas horas atrás.
—Beta y todo lo que ustedes quieran deducir de mí, pero de un solo golpe puedo dejar llorando a los perros sarnosos que llevan dentro.
Los contrarios se sorprendieron por la manera tan tosca en la que se había expresado el pelinegro. Pese a no tener una voz de mando, un aura cargada de superioridad ni feromonas con las que pueda manejar a sus contrincantes, había logrado intimidar a los tres alfas.
Estos tres retrocedieron un paso atrás, alejándose del pequeño omega para luego salir corriendo despavoridos del pasillo.
—¿Te encuentras bien? —su semblante serio cambió a uno tranquilo tan pronto como se acercó a TaeHyung.
TaeHyung asintió, pasando duramente saliva mientras veía la agradable y dulce sonrisa del beta.
—Ellos huyeron de tí...
—Sé lo que tal vez puedas pensar de mí, los betas no tenemos lugar en este mundo, pero mi madre me enseñó a defenderme y hacer valer lo que soy. Puedo ser más fuerte que un alfa si quisiera —alardeó, mostrando su bracito flácido con sumo orgullo.
TaeHyung soltó una pequeña carcajada, le agradaba la personalidad divertida del beta.
—Muchas gracias... por lo de hace rato.
TaeHyung sonrió y se acercó a Min para abrazarlo como una manera de agradecimiento, el último mencionado acepto gustosamente el abrazo.
—No tienes que agradecer, omega bonito.
⊰·☆·⊱
Cuatro meses después.
TaeHyung corrió a toda prisa para esconderse en el cesto de la ropa, si Yoongi lo encontraba, sería niño muerto.
A través de los agujeros de la cesta, pudo visualizar una silueta entrando en el cuarto de lavado. Tapo su boca, omitiendo que cualquier sonido involuntario pudiera salir de ahí.
Yoongi escaneó algunos lugares dentro de la habitación antes de fijar su mirada en el gran cesto de la ropa sucia.
—Bueno, otro lugar en el que TaeHyung no está, creo que perderé esta ronda —afirmó, levantando sus hombros en una indiferencia fingida.— Me voy ahora, me rendiré —elevó un poco el tono de su voz, lo suficiente para que el omega lo escuchara.
El pelinegro dio media vuelta y caminó hacia la salida de la habitación; cerró medianamente la puerta y dejo de nuevo solo al omega.
TaeHyung dejó escapar un suave suspiro al no ser descubierto, pero su cuerpo se paralizó cuando sintió que la tapa de la cesta fue arrancada sigilosamente.
—¡Te encontré! —gritó Min emocionado.
—No se vale, Yoon —le reprochó haciendo un pequeño puchero mientras que salía del cesto.— Hiciste trampa, me hiciste pensar que te habías ido.
—Eres malo escondiéndote.
—Ya no quiero jugar —sentenció.
—¡Niños, les hice galletas! —llamó la Sra. Min desde la cocina.
—Vamos, bonito omega. Te prometo que el próximo juego lo escogerás tú.
Habiendo dicho eso, los dos infantes salieron del cuarto de lavado para tomar su deliciosa merienda. La Sra. Min poseía una mano de oro para cocinar.
En cuanto a TaeHyung y Yoongi, después del incidente entre los tres alfas y Kim, los dos se habían vuelto muy buenos amigos. Yoongi iba dos grados más arriba que TaeHyung, por lo que solo podían verse durante el recreo, salida y en algunas ocasiones el omega solía reunirse en las tardes en la casa de Yoongi para jugar y pasar el rato.
Gyu no se interpuso, y mucho menos se enojó por la linda amistad que había entablado su hermano y el beta. No conocía a Min a la perfección, pero desde la primera vez que se conocieron supo que el beta pelinegro era totalmente confiable.
—Son muy deliciosas, señora Min —comentó el pequeño rubio, llevándose otro pedazo de galleta a la boca.
—Oh, por favor cielo, no soy tan vieja. Llámame Eunji o mamá, como tú lo desees.
Desde el día en que TaeHyung apareció en la casa de Eunji, la beta lo ha cuidado y amado como un hijo más en su vida.
La señora Min Eunji es una beta muy hermosa y extremadamente amable. La pelinegra vive junto con su hijo en uno de los condominios que más habitaban solo los betas, dado que en ese lugar podían vivir sin preocupaciones ni desprecios.
—Cambiando de tema, niños, ¿cómo estuvieron en el examen? —cuestionó solemnemente.
—Saque 10 —respondió Yoongi, su promedio en la escuela siempre ha sido uno de los mejores.— TaeHyung fue una de las calificaciones más altas de su clase, obtuvo un 9.4, mi omega bonito —tomo con delicadeza una de las mejillas del omega para apretarla como si fuera un suave malvavisco blanco.
—No es pa-para tanto.
—Desde luego que lo es, TaeHyung. No hace bastante que empezaste la escuela y ya estás arrasando con todos los demás. Me siento orgullosa de tí —tras esas palabras alentadoras, Eujin se acercó hasta el omega para plantar un tierno beso en su pequeña mejilla.
El corazón de TaeHyung pareció detenerse a lo largo de unos segundos, nadie más que su hermano le daba besos. Acaso, ¿es esto lo que se acercaba al cariño de una madre? ¿Así de agradable se sentiría si mamá besará mis mejillas todos los días antes de irme a la escuela? Estas y probablemente más preguntas rondaban por la cabeza del rubio.
No obstante, esta vez no dejó que la tristeza se adueñara de su mente, y en cambio, sonrió y abrazó a Eunji con fuerza, disfrutando de su cálido amor.
El momento conmovedor se interrumpió cuando sonó la alarma del teléfono celular de TaeHyung. Lo que indicaba que el omega debía de volver a casa.
—Es muy tarde, me tengo que ir —siseó, viendo la pantalla de su celular.
En numerosas ocasiones, Gyu no podía recoger a TaeHyung de la casa de los Mins, debido a eso, colocó una alarma en el celular de su hermanito para que recordara a qué hora debía volver a casa para no meterse en problemas con sus padres.
Tomó la última galleta que quedaba en el plato y dispuesto a irse, agarró su mochila. Esta no era la primera vez que regresaba solo a casa, de forma que no tenía miedo ni problema de hacerlo.
Cordial y amablemente se despidió de la señora Eunji y de Yoongi, agradeciendo todo el amor recibido en esa casa. Ellos son como su segunda familia.
⊰·☆·⊱
TaeHyung se detuvo frente a la puerta de su casa, sosteniendo una gran sonrisa en su rostro, gracias a que en el sendero conoció un bello y pequeño minino que alegró el resto de su día.
TaeHyung adoraba a los animales, pero en particular a los gatos; esas bolitas de pelos con largos bigotes y huellitas pequeñas eran su debilidad especial.
Pero la enorme sonrisa que adornaba su lindo rostro se desvaneció en cuanto entro a casa y a lo lejos pudo escuchar los gritos de Ye-jin y Woo.
Desde hace bastante tiempo el matrimonio de los dos alfas se ha visto afectado de una manera abrupta. Las discusiones, las ausencias, la carencia de amor y falta de empatía estaban cada vez más presentes en la familia Kim. El amor que hubo en un principio fue reducido a cenizas y estás finalmente arrastradas por el tiempo.
El pequeño subió a su habitación y una vez dentro de ella cerró la puerta con seguro e instantáneamente se lanzó sobre la cama, quedando en posición boca abajo. Giró su cabeza a un costado y se fijó que la cama de Gyu se encontraba completamente vacía, de seguro ha de estar en sus prácticas de fútbol, pensó el omega.
A medida que los gritos de sus padres se hacían más fuertes y cercanos, TaeHyung agarró una almohada para posarla sobre su cabeza, cubriendo los exteriores de sus oídos.
Pero inesperadamente, TaeHyung sintió que su brazo era agarrado violentamente. Aterrorizado, levantó la cabeza encontrándose con la imponente figura de Woo.
Oh no...
—¡Eres un bastardo!
En un abrir y cerrar de ojos, TaeHyung sintió un golpe seco en su mejilla. Con total desconcierto y una sensación ligera de ardor se llevó la mano a la zona afectada.— ¿Qu-qué? —eso fue todo lo que su cerebro le permitió articular.
—¡Por tu maldita culpa me he quedado sin trabajo! —escupió con un claro tono de ira en sus palabras.
Lo que sucedió en la empresa de Kim Woo había sido poco profesional. El idiota de su jefe decidió despedirle, dado que por las instalaciones del lugar estaba circulando el rumor de que el alfa había tenido un omega varón. Eso significaba una mala imagen y reseña para la compañía; el director no podía dejarlo pasar, por lo que ni siquiera lo pensó dos veces antes de tirar a Woo a la calle.
Woo estaba a punto de explotar, la expresión de su rostro y el intenso olor de sus feromonas lo insinuaban. Nuevamente y dispuesto a volver a tocar a su hijo, levantó una de sus manos, pero alguien lo detuvo.
TaeHyung instintivamente encogió su cuerpo y entrecerró los ojos, esperando el golpe siguiente.
—¡¿Qué estás haciendo papá?! —Gyu había llegado recientemente y lo primero que vio al ingresar en su habitación fue a su padre luciendo completamente molesto y a TaeHyung aterrorizado sobre la cama con una mejilla roja.
—Tú no te metas, Gyu. Por culpa de esté —señalo al temeroso niño.— Me despidieron del trabajo por haber tenido un fenómeno estúpido —atacó para luego observar con desprecio al rubio.— Ya estarás contento, ni tu madre puede con esta situación que va a dejarnos, todo por tu culpa.
—Mi culpa... —repitió TaeHyung en un susurró apenas audible para sí mismo.
De igual manera, Gyu se encontraba conmocionado, sabía que su familia se estaba desmoronando, pero no hasta este punto.
TaeHyung reaccionó súbitamente, levantándose de la cama y corrió directamente a la habitación de sus padres.
A primera vista, TaeHyung pudo presenciar a la rubia empacar algunas de sus prendas con suma calma.
¿Realmente iba a irse?
—Mamá... —pronunció, a lo que Ye-jin captó su presencia.— ¿Qué ha- haces?
—Lo que estás viendo, me voy de la casa —afirmó con desinterés, mientras continuaba con su trabajo.— Pensé que podía manejar todo esto —se detuvo para mirar a su hijo con desdén.— Soportar las críticas y el despreció de los demás, pero no fue así. No tienes la menor idea de lo que es que todos te señalen por haber tenido un hijo defectuoso. Nadie quiere un omega y yo tampoco lo quiero como hijo.
Auch, esas palabras fueron como dagas incrustadas en el corazón del omega. Poco a poco, sintió que su corazón se partía hasta quedar hecho pedazos; trizas, las cuales sus pequeñas manitas no lograron sostener.
TaeHyung siguió pasmado en la entrada de la habitación, sumido en sus pensamientos, ¿es él la causa de todo esto?
Honestamente, la fémina no se molestaría en siquiera despedirse de ninguno de los alfas, de manera que agarró el pomo de la puerta preparada para marcharse. Odiaba estar en esa casa, odiaba a sus hijos y, sobre todo, odiaba al impulsivo de su marido. Ye-jin quería irse para comenzar de nuevo, sin importar si eso significaba lastimar a alguien.
—Hace mucho que conocí a un alfa que está dispuesto a darme lo que quiero y lo que merezco. Lo lamento, pero tú no estás incluido en esa vida, al igual que Gyu y Woo-Bin.
Cerró su maleta y salió de la habitación, pasando por alto e ignorando la presencia de TaeHyung.
Solo uno de sus pies logró salir de la casa, ya que el resto de su cuerpo fue aprisionado por los brazos de TaeHyung.
—¡No te vayas, por favor! —vociferó exaltado y simultáneamente las lágrimas comenzaron a aparecer en las comisuras de sus ojos angustiados.— ¡No me dejes, mamá! ¡No nos dejes! —hundió su carita en el vientre de Ye-jin, mojándolo un poco con sus lágrimas exuberantes.
La alfa bajo su mirada y observó a TaeHyung hacer un puchero mientras sus labios temblaban a causa de la sofocadora sensación de miedo que recorría por su cuerpo.
—No hagas las cosas más difíciles, TaeHyung —tomó al menor de los hombros con la intención de apartarlo, pero TaeHyung se rehusaba a hacerlo.
—Mamá... —formuló Gyu, bajando las escaleras y mostrándose desconcertado por todo lo que estaba sucediendo.— No puedes dejarnos, somos tus hijos, somos tu fa-familia.
Llorar, llorar era lo que más deseaba en ese preciso momento debido a las emociones difíciles que no lograba interpretar, pero no debía de mostrarse débil frente a su hermano menor, no ahora.
—Gyu, eres lo bastante grandecito y maduro para entenderme —apartó a TaeHyung con un solo tirón, provocando que cayera al suelo.— Lo siento, pero así resultaron las cosas, hasta nunca.
Agarró su equipaje con fuerza y salió sin mirar atrás ni una sola vez. Para Ye-jin, los lloriqueos y gritos del omega no significaban nada y solo se marchó.
Los lobos de TaeHyung y Gyu chillaban de tristeza y dolor al sentir cómo se dispersaba el lazo entre su madre y ellos, un vínculo que luego ella reemplazaría con su nueva familia.
TaeHyung se puso de pie y se preparó para correr tras de Ye-jin, pero Gyu lo detuvo. El omega inspeccionó el rostro del alfa, viendo a este último morderse el labio e intentando contener sus emociones.
—Yo voy, es muy tarde para que salgas, Tae —sugirió, tratando de parecer sereno.— Todo estará bien, ya lo verás —con sus pulgares limpió delicadamente las lágrimas del rubio que no dejaban de empapar su rostro.— Lo solucionaré.
TaeHyung asintió levemente, recibiendo un beso en la frente y luego viendo a Gyu sonreír. Lo que ninguno de los dos imaginaba era que en el instante que Gyu cruzara por esa puerta, todo se volvería un infierno.
⊰·☆·⊱
Seis meses habían transcurrido desde que Ye- Jin se había ido, y seis meses desde que Woo-jin recibió una llamada, indicándole que Gyu tuvo un accidente catastrófico en la misma noche que salió en busca de su madre.
Según testigos presentes en el lugar; Gyu cruzó la calle corriendo sin darse cuenta de que un automóvil venía en su dirección. Fue cuestión de segundos para que su cuerpo fuera arrollado y resultara gravemente herido, lo que le causo una lesión traumática en la cabeza y dejándolo en estado de coma.
Ahora, el cuerpo de Gyu se encontraba en su propia casa y cada tres veces por mes lo visitaba una enfermera para realizar fisioterapia en su cuerpo y así mismo poder registrar sus avances.
Respecto a TaeHyung, se quedó solo y al cuidado de su padre, quien cada vez que tenía oportunidad le recriminaba que todo lo pasado era su culpa y lamentablemente el omega no podía pensar distinto.
【...】
TaeHyung recién llegaba a casa después de la escuela; procedió a entrar en silencio una vez que vio a su padre y a un par de amigos tomando unas cuantas cervezas en la sala de estar.
Kim Woo ni siquiera se interesó por la presencia de su hijo y siguió bebiendo de su botella.
—¿Es tu hijo? ¿El omega? —preguntó uno de los alfas en tanto observaba al más joven subir las escaleras.
—Ah, él es la causa de todos mis malditos problemas.
—Oye, pero no está feo, es más, tiene unas piernas lindas —insinuó descaradamente.
—Ve directo al grano, Lee —emitió Woo mientras abre otra botella de cerveza.
—Lo que mi querido y tonto amigo Dong está tratando de decir es que tu hijo es bastante bello. Solo piénsalo, podrás ganar más dinero que en ese estúpido puesto de albañil en el que estás —sugirió Dong-hae, mostrando una enorme y malévola sonrisa.
Woo pareció pensarlo, su hijo sería un gran negocio, después de todo, TaeHyung se lo debía. Pero TaeHyung no caerá tan fácilmente, por lo que Woo sabe a perfección cómo manipularlo para que el omega acceda sin reproches.
【...】
En las horas de la tarde, el pequeño rubio bajó a buscar un vaso de leche, pero antes de llegar a la cocina pudo escuchar unas voces que llamaron su atención y que provenían de la habitación donde estaba Gyu.
Con cautela, se paró frente a la puerta, pegando su oído a esta para oír la conversación con claridad.
—¿Está seguro de lo que desea hacer, Señor Kim? —TaeHyung reconoció esa voz enseguida, se trataba de la enfermera de su hermano.
El omega llevó su vista hacia el cerrojo de la puerta, logrando visualizar a la alfa de cabellera castaña y vestimenta blanca, sostener algunos documentos y un bolígrafo en la mano.
—Estoy más que seguro, lo mejor será desconectarlo.
—¿Q-qué? ¿Habla de Gyu? —murmuró.
—De acuerdo, si es la decisión que tomó. Por favor, firme estos documentos para iniciar con el proceso de suspensión.
El alfa mayor estaba a punto de tomar los papeles, pero en ese momento entró TaeHyung y empujó a Woo lejos, haciendo que los papeles cayeran desparramados por el suelo.
—¡¿Qué mierda te sucede TaeHyung?!
—¡No puedes desconectar a Gyu!
TaeHyung más que enojado, estaba asustado. Dios, Gyu es lo único que tiene en este mundo y se negaba a perder a otra persona más en su vida.
TaeHyung levantó la vista para encontrarse con la mirada frívola de su padre. Woo examinó la expresión abatida de su hijo, entonces sonrió, sabiendo que había logrado su objetivo.
—Enfermera Yuna, ¿puede esperar afuera unos minutos?
La joven asintió y salió cordialmente de la habitación.
—Mira TaeHyung. Gyu está siendo un gasto demasiado grande, no puedo seguir manteniéndolo en esa condición.
—Gyu se recuperará pronto, lo sé —TaeHyung permaneció inerte en su lugar. Su cuerpo estaba siendo un descargue de emociones, causando que sus piernas y manos temblaran.
—No TaeHyung, Yuna dijo hace un instante que Gyu podría estar en coma durante años, tal vez décadas, ¿sabes lo que eso significa? —guardo silencio esperando una respuesta del contrario, pero TaeHyung solo pudo negar lentamente.— Más gastos para mí y que no pienso cubrir.
TaeHyung no tardó mucho en darse cuenta de a qué se refería su padre; —Haré lo necesario, pero no lo desconectes, por favor —dio un paso firme hacia adelante, sabía que demostrarse vulnerable frente a su padre, no lo ayudaría en nada.
—¿Harás lo que sea? Ten cuidado con lo que dices, TaeHyung.
—Sí, cualquier cosa.
Woo sonrió victorioso, conocía al patético de su hijo y reconocía que este estaría dispuesto a todo solo por el tonto de su otro hijo.
—Bien, hablaré con Yuna para anular la petición de suspensión —vio cómo la tensión en el cuerpo de TaeHyung comenzaba a desaparecer.— Espero que estés en tu habitación en 20 minutos, tengo trabajo para ti esta noche.
Sin pronunciar otra palabra, se fue. Cerrando la puerta y dejando al rubio solo con el alfa en camilla.
TaeHyung guío su vista hasta su hermano, cogió las extremidades de la manta y cubrió casi por completo su cuerpo. Seguramente debía de tener frío, pensó el pequeño.
—No dejaré que nada te pase, Gyu —se acercó más, tomando la mano del opuesto y acariciándola con delicadeza y amor.— Estás en esta camilla por mi culpa, te pido perdón por eso.
Sus ojitos viajaron por todo el cuerpo del alfa, permitiendo que su alma se derrumbara en varios pedazos. Deseaba ser él quien estuviera ahí y no Gyu, él no lo merecía.
—Te prometo que intentaré arreglar todo lo que te causé —como último gesto de la noche, le dejó un dulce beso en la mejilla.— Yo estaré bien, ya verás, hermanito.
¿Lo estaría?
⊰·☆·⊱
Unas horas más tarde, TaeHyung miraba su cuerpo en el espejo, luciendo su novedosa "ropa de trabajo". Woo mencionó específicamente que si no usaba lo que se le ordenó, no dudaría en volver a llamar al hospital donde Gyu se encontraba siendo tratado.
Y ahí estaba él, vestido con una pequeña falda blanca de encaje, brillos y pliegues, a juego junto con un top igual blanco y sus piernas cubiertas por unas pantimedias de red blancas.
TaeHyung no podía comprender porque un niño de ocho años debía de vestir de tal manera, sintiéndose tan incómodo y expuesto ante el mundo.
【...】
El timbre sonó y Woo se apresuró a abrir, dando la bienvenida a unos viejos amigos.
—Tomen asiento, el espectáculo está por empezar.
En tanto que los adultos hacían ruido en el primer piso, TaeHyung comenzaba a arrepentirse y su lobo estaba empezando a sentirse alterado, quería huir de ahí ahora mismo.
Pero antes de que pudiera reunir coraje para escapar, la puerta se abrió encontrándose con la imagen de su padre.
—Es hora de trabajar, TaeHyung. No quiero oír ni una sola queja tuya porque con una llamada que haga y nunca más volverás a ver a tu hermano.
—N-no, por favor no lo ha-hagas —balbuceo, sintiendo sus labios nerviosos.
—Entonces sé bueno, no te gustaría que tu hermano muriera por tu culpa, ¿verdad?
TaeHyung sacudió la cabeza cuando sintió que sus ojos empezaban a picar, pero se abstendría de llorar, él puede hacerlo.
—¿Qu-qué debo hacer?
—Ya lo vas a ver, bajemos y recuerda lo que te ordené.
【...】
Las palabras no podían describir lo que TaeHyung sentía en ese momento con la mirada de todos esos alfas puesta sobre él, ¿acaso era la carnada de esos apestosos lobos hambrientos?
—Iniciemos con esto de una vez, comenzaremos con 100.
¿100...?
—Doy 160 —dijo uno de los alfas.
—Yo doy 214.
TaeHyung se mostraba aturdido, ¿qué se supone que están haciendo?
—¿Estás seguro de que es virgen? —preguntó uno de ellos, viendo de manera directa a TaeHyung.
—Por supuesto que lo es —contestó Woo.— Nadie más que yo se acerca a este mocoso
—¿Puedes dar la vuelta?
TaeHyung miró a su padre con súplica, no quería hacerlo, la falda era demasiada corta y abajo no traía nada puesto.
Sin embargo, Woo se desesperó y caminó hacia TaeHyung, agarrándolo de los brazos y obligándolo a darse la vuelta.
—Fascinante, la mercancía es muy buena —mencionó un alfa en tono coqueto, pero para los oídos de TaeHyung todo lo que mencionaban era grotesco.
—Yo daré 400 por ese lindo omega.
TaeHyung llevo su vista en dirección a ese alfa, su aspecto no era tan viejo como los demás, pero su rostro serio y su olor a tierra mojada le desagradaban.
—¿Alguien otorga más? —los alfas solo resoplaron con derrota.— Está bien, es tuyo, Lee dong-wook. En unos minutos podrás reclamar tu mercancía.
Seguidamente, Woo agarró bruscamente la mano de TaeHyung para arrastrarlo de regreso a su habitación.
TaeHyung no comprendía lo que acababa de pasar; ¿Quiénes eran todos esos señores? ¿Por qué su lobo se estremeció al sentir las miradas pesadas de los contrarios?
—Te quedarás aquí hasta que dong suba, ¿entendido?
—¿Qué voy a hacer con él?
—Solo jugarán, espera aquí, es una orden.
TaeHyung, al quedarse solo, quiso quitarse ese ridículo atuendo, pero una voz dejo congelada su acción.
—Hola bonito.
TaeHyung se encogió ante la voz profunda del hombre mayor. Entonces un escalofrío recorrió por toda su espina dorsal, teniendo como resultado un mal presentimiento al respecto.
—¿No te enseñaron a saludar? —interpeló arrogante.— No importa, lo último que haremos será hablar.
—Por fa-favor, no te acerques más —pidió, entrando en pánico cuando Lee trató de tomar su mano.
—Oh, vas a estar de difícil, me gusta.
El alfa, independientemente de las imploraciones del menor, se acercó tomando el cuerpo de TaeHyung por la fuerza y arrojándolo sobre la cama. Antes de que TaeHyung pudiera reaccionar y huir, el alfa se había colocado sobre su cuerpo, evitando que se moviera.
—¡Suéltame! ¡Papá! —grito, viendo hacia la puerta con temor.
Una semilla de esperanza se había insertado en su corazón, esperaba que su padre entrara por esa maldita puerta y lo salvara.
—Pequeño, nadie vendrá, esta noche serás solo mío.
El hombre comenzó a dejar leves mordidas por el cuello del contrario, consiguiendo únicamente más que sollozos ruidosos por toda la habitación.
—¡No! ¡Papá!
Dong se detuvo por un momento para admirar al omega, estaba hecho un desastre y eso lo excitaba bastante.
Por otro parte, TaeHyung se encontraba horrorizado por la apariencia del alfa, sus ojos estaban casi rojos y en su rostro había una enorme sonrisa mezquina que no lo tranquilizaba en absoluto.
—Con luchar solo lograrás que me ponga más duro, pequeño.
El alfa procedió a quitarse lentamente la camisa solo para aterrorizar aún más al menor. TaeHyung se opuso cuando Lee intento agarrar su mentón con toda la intención de besarlo.
Pero por obvias razones, el alfa, al ser más grande, se abalanzó sobre su boca y atrapó sus labios e inició un beso forzado. Asco, eso era lo que TaeHyung estaba sintiendo, asco.
El sabor del alcohol pasó por la boca de Taehyung, y su nariz se vio sensible frente al olor del alfa y el olor de tabaco que emanaba de su ropa.
El omega reunió fuerza y mordió el labio inferior del mayor, levantándose rápidamente de la cama y corriendo hacia la puerta. Forcejeo desesperado, pero está jamás abrió, ya que tenía puesto el seguro, era imposible salir.
Su cuerpo se paralizó cuando escuchó la risa desquiciada del alfa.
—Idiota, tienes tanta suerte de ser lindo —agarró a TaeHyung por el cabello y de nuevo lo tiró sobre la cama, pero en esta ocasión quedando su cuerpo boca abajo.— Termínenos con esto de una vez por todas.
Una vez más, TaeHyung siente la repugnante lengua de su oponente deslizándose por su cuello. Su visión empezó a nublarse ante sus enormes lágrimas y su garganta comenzó a cerrarse como si se tratase de la llave de un grifo. El aire comenzaba a disiparse en tanto que su cuerpo era tocado descaradamente.
Los ojos de TaeHyung se abrieron en grande cuando sintió su falda ser arrancada con una gran fuerza y rudeza.
—¡DÉJAME! ¡NO! —gritó sin importarle que su garganta doliera, solo quería salir de ahí.
Su llanto fue ahogado en cuanto recibió un golpe en la mejilla. Lee estaba empezando a molestarse, por lo que agarró a TaeHyung, pero esta vez arrojando su cuerpo directo al suelo.
Sin previo aviso, Dong se posicionó detrás de TaeHyung, quitándole la única prenda que cubría su parte trasera.
—Por favor... de-déjame ir —su voz rota salió en un débil hilo, no podía llevar a cabo nada más que llorar e intentar luchar pero era inútil.
—¿Ya quieres irte? Este es solo el comienzo.
El alfa tomó TaeHyung de la cabeza, posicionándola firmemente contra el suelo, mientras que con la mano restante sacó su grotesco miembro de su pantalón y luego lo alineó frente a la entrada del omega.
Un alarido desgarrador descendió de la boca del omega en el momento en que el hombre profanó cruelmente su cuerpo. Las lágrimas que fluían desde sus orbes se sintieron como si estuvieran quemando su rostro; su boca estaba regularmente abierta, y ocasionalmente tartamudeaba o emitía simples sonidos de dolor.
En cuestión de minutos, TaeHyung quedó atónito, incapaz de llorar o moverse, solo podía sentir los movimientos del tipo sobre su cuerpo. Su mente se tornó negra, se sentía desconectado de la realidad y todo lo que podía escuchar eran gruñidos y jadeos del alfa.
⊰·☆·⊱
El silencio reinaba en cada rincón de la habitación, siendo acompañado bajo del pesado y oscuro manto de la noche.
Por su parte, TaeHyung yacía inmóvil en el piso sin hacer ningún tipo de ruido, solo escuchaba al alfa mientras se vestía y salía de la habitación. No tenía intención de levantarse, tampoco de correr y mucho menos de reclamarle al alfa, simplemente quería quedarse ahí tirado en el suelo hasta haber procesado todas las emociones que estaban calando por su cuerpo.
Alrededor de las once de la noche, TaeHyung hizo todo lo posible por levantarse, pero le temblaban las piernas y más de una vez su cuerpo se derrumbó cayendo al suelo; aun así, logro llegar a su cama. Se cubrió cuidadosamente con una manta mientras se aferraba a una almohada que pertenecía a Gyu, tratando de refugiarse en el olor de su hermano.
Pronto, el omega no tardó en romper en llanto. No necesitó gritar ni llorar amargamente para verse afectado por el terrible acontecimiento que había sido víctima recientemente, únicamente su corazón y su cuerpo eran testigos de su inmenso dolor. Tenía la mirada triste, pero fija en la puerta de su cuarto, temiendo que en cualquier momento alguien pudiera volver a lastimarlo.
Claramente, sabía que no poseía la misma fuerza ni la mentalidad de un adulto como para haberse defendido, pero se sentía tan débil, tan insignificante, tan sucio, tan... ¿Nada?
No cabe duda de que esta noche marcó el alma de TaeHyung para siempre. Las marcas en su cuerpo serán constantemente visibles ante sus ojos, obteniendo que sea incapaz de olvidar lo sucedido.
TaeHyung estaba condenado a ser arruinado desde el momento que nació.
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Hola solecitos ✨, espero se encuentren muy bien. Vengo a excusarme (de nuevo) por tardar tanto en actualizar, es molesto lo sé. Pero las cosas en mi vida no han resultado bien en los últimos 3 años y trato cada día de hacer lo mejor que puedo.
Me queda agradecer a las personitas que todavía siguen aquí, mil gracias de verdad. 💕
Por cierto, he añadido nueva información al apartado de advertencia, por favor, les pido que tomen algo de su tiempo para pasar a leerlo, besitos.
Volveré pronto, los amo mucho, cuídense. <3
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