Félix despertó con el cuerpo a dolorido, ahora estaba sintiendo los efectos secundarios de la noche anterior. Su cuerpo estaba cubierto de moretones y marcas que Hyunjin se encargo de dejar en toda su anatomía.

El sol dada directamente a su cama, donde las finas sabanas de seda cubrían su desnudes. No fue hasta que intentó levantarse que noto el brazo de Hyunjin sosteniendo de manera firme su cintura.

Su idea de irse ya no era una poción, ahora ya tenía una razón para quedarse. Después de que Hyunjin le dijera que lo amaba y le prometiera que todo iba a estar bien, el creía en el, ahora que su corazón latía al mismo ritmo de Hyunjin.

Aunque después todo fuera mal visto por todos por lo menos quería disfrutaría de la dicha que sentía esa mañana.

Hyunjin abrió los ojos lentamente hasta encontrar los del menor sonriendole con ternura.

—Buenos días Jinnie...— dijo Félix sonriendo ampliamente antes de besarlo. De forma tierna en los labios.

Hyunjin correspondió de inmediato, dejando al menor debajo de el nuevamente, que mejor manera de empezar el día para ellos dos que estaban encerrados en su burbuja.

Después de unos minutos sus cuerpos volvieron a ser uno solo, mientras sus pieles chocaban. Sus labios estaba hinchados pero seguían unidos. No pensaban en separarse en mucho tiempo.

Después de dos largas rondas mas, se bañaron juntos y después abandonaron el dormitorio. Encontrándose con una desagradable sorpresa en el salón principal.

—¿Q-ue?— Félix tartamudeo al borde de las lágrimas, justo ahora que había desistido de su decisión se daba cuenta que las cosas simplemente no querían componerse.

La chica era muy bonita, pero justo ahora solo estaba empezando a odiarla por el simple hecho que estaba en su casa.

—Soy Karina, vengo del reino de Kim, para casarme con usted de majestad— hizo un reverencia.

De pronto todas las esperanzas de Félix, todo el futuro que imaginó con Hyunjin de desmoronaba ante sus ojos. Todo estaba en su cabeza no habría manera de cambiar el destino ni el podía cambiar eso, la marca en su cuello ardió.

Solo se llevaría el dolor en su pecho y los pedazos de lo que en algún momento fue su corazón.

—Creí que había sido muy claro contigo, Kun— Hyunjin apretó la mandíbula —Los preparativos estaban suspendidos hasta que yo les informará.— la sonrisa de la omega se borro a una expresión confundida —Lo siento... tu viaje ha sido en vano porque no pienso casarme contigo— levantó el mentón de la menor —eh marcado a mi omega... y sería injusto esto para el, para ambos—

La chica le sonrió y asintió, perecía feliz por las palabras del rey.

—Gracias, yo también encontré a mi alfa pero no podía estar con el porque me iba a casar con usted... gracias majestad. Les deseo mucha felicidad a usted y su omega— hizo un reverencia y corrió a la salida para abrazar y besar con ternura a uno de los alfas que estaba cuidándola.

—¿Felix?— lo llamo por su nombre pero el menor ya no estaba con el como hace unos minutos.