Un alfa alto de cabellos obscuros y ojos grises se presento ante el futuro rey con una reverencia. Su piel era un tanto bronceada, y tenia un olor a pino y eucalipto.

No había nadie que llamara su atención, a acepción de un precioso omega un poco mas bajo que el, delgado y pálida piel. Además que tenia un aroma muy dulce, con ojos claros. Si ese era el príncipe Hwang Félix.

Era mas que obvio que Félix noto la mirada de dicho alfa. Le devolvió la sonrisa y siguió recibiendo a los invitados, todos con los trajes mas elegantes que tenían. Lo que no esperaba era ver a la reina que años atrás vino a su castillo. Ahora con la niña odiosa que pellizcaba sus mejilla y quería besarlo ya siendo una linda adolescente. Y afortunadamente era omega y eso lo tranquilizaba. Además también estaba con ellos la famosa hechicera Jennie Kim. Con su hija que la llevaba del brazo, notado el aroma de ella se dio cuenta que era alfa. Además que una omega mucho mas joven no mas de 17 años a su parecer, cargaba un bebe y tenia una reluciente marca en el cuello.

—Buenas tardes, Sean bienvenidos a la ceremonia-— hizo una reverencia y sonrió mostrando sus blancos dientes.

—Hola— el padre de familia saludo seguido por Rose y por último la hija de la pareja.—-Lamentamos mucha la muerte de sus padres—

—Gracias...— dijo con una sonrisa. —pasen, en unos minutos empezara la ceremonia—

Les hizo una reverencia a todos, pero la mirada de Jennie se torno obscura, porque estaba viendo una silueta obscura detrás de Félix. Además que su lazo estaba muy gastado.

—Mama-. Jisoo la saco de sus pensamientos —¿todo bien?—

—No... la muerte esta detrás del príncipe.—

Después de la ceremonia de coronación el salón se lleno de aplausos, mientras la reluciente corona en la cabeza de Hyunjin estaba siendo colocada.

Félix le sonrió poniéndose a su lado. Jennie que vio que su lazo ya no brillaba como la primera vez que lo vio, ahora esta opaco, gastado y ahora entendía porque la sombra obscura seguía detrás de Félix. Cuando el lazo se rompiera era una muerte segura para el menor.

Las parejas empezaron a bailar en el centro del salón, Una reina se tenia un lazo roto fue la primera en invitar a Hyunjin a bailar con ella. Con la fija mirada cristalizaba de Félix sobre ellos. Jennie entendió lo mal que se sentía el menor, ella también lo vivió y era una horrible agonía.

Entonces su campo de visión fue impedida cuando un alfa se puso delante de el.

—Me permitirlas esta pieza, Príncipe— Félix dejo de ver a su hermano y vio de quien s trataba.

Era guapo, no iba negarlo pero no se comparaba con Hyunjin.

—Por supuesto— mostró una forzada sonrisa aun teniendo una horrible punzada en el pecho.

Siguiendo al alfa que lo tomo por la cintura y empezó a bailar con el. Aunque no se sentía del todo bien..

Hyunjin por su parte dejo a la mujer y regreso a su trono, pero no vio a Félix por ningún lado. No fue hasta que su olor llego a sus fosas nasales y entonces lo vio. Bailando con alguien, que no había visto en su vida pero por su vestimenta entendía que era alguien importante.

—-Felix— el nombrado se giro, encontrando a su hermano mayor con la mandíbula tensa y el enojo era mas que obvio por su expresión facial. —¿Me permites?-—

—Adelante,— dijo Wooyoung y beso la mejilla de Félix —no olvides mi propuesta—

—No lo haré...— sonrió y fue donde estaba Hyunjin.

—¿Porque te beso?-—dijo a regañadientes gruñendo —Nadie puede hacerlo,—

—Calmate,— Félix se sentó en la cama.

—¡No puedo! Sus labios tocaron tu piel— gruñó. —-y tu lo permitirse, ¿porque?—

—¡Porque tu vas a casarte!— dijo con los ojos cristalizados —¡vas a marcar a esa omega, vas a olvidarte de mi. Vas a tener hijos y yo no pienso quedarme solo!— dijo —no quiero estar aquí cuando eso pase... ¡no lo soportaría!—

—-.¡Tu no vas a dejarme, vas a quedarte conmigo!—

—No voy a quedarme aquí, y si el quiere cortejarme lo aceptaré.— dijo respirando con dificultad, se toco el pecho mientras trataba de respirar con regularidad pero simplemente no podía.
El dolor creía en su pecho.

—Félix— Hyunjin se acercó a el y lo sostuvo del mentón —-mirame, quiero que sepas que no voy a dejar que nadie te corteje. Sin mi autorización no podrás irte, quieras o no eres mio— le susurro.