Capítulo 12: Carta prohibida
En el comedor nadie hablaba, era la mesa más extraña que habían formado en todo ese tiempo que habían estado en el recinto Tang. Estaba Zhi Lehey, un sureño con dos niños de la Isla Fría.
—Y… ¿En la Isla Fría cae mucha nieve? —pregunta Zhi Lehey para hacer una conversación, se estaba dando cuenta que los del norte no hablan mucho.
—Si, por eso se llama, “Isla Fría” —contestó el joven Qian Sahei.
Después de esa respuesta, Zhi Lehey solo asintió y volvió a comer algo apenado por esa corta interacción. No se atrevería a hablar de nuevo, aunque el joven Qian tuviera una cara amable, no parecía hablador como sus amigos.
Ming Koxing tenía sueño, pero no quería cerrar, tenía miedo de volver a su pesadilla. Sus nervios estaban haciendo que cada vez se pusiera más incómodo… Se volteó a un lado y vio a Shio Qianqi que se encontraba con los ojos abiertos igual que él.
—¿Tampoco puedes dormir? —le preguntó en voz baja y ronca, era pasada la hora de dormir y había pasado mucho tiempo desde que pasó la hora de dormir y estaban casi a oscuras, no podía ver bien su expresión, pero parecía preocupado. Shio Qianqi negó con la cabeza como respuesta.
—¿Quién podría dormir después de todo esto? —devolvió la pregunta mientras giraba lentamente su cabeza para ver a su amigo.
—Chong Yu está dormida—comentó Wong Xuezu echándole un vistazo a Chong Yu que dormía inmovil en su camilla.
Bo Janjan que estaba recostada viendo al techo, estaba en la camilla vecina, frunce el ceño al escucharlo y se prepara para corregirlo pasado saliva para decir. —Está inconsciente…
Chong Yu fue la última que le dieron el antídoto y la única que tuvo el sangrado final por los siete orificios. Respiraba lento, casi preocupante de que sus pulmones estuvieran funcionando con normalidad, pero seguía viva por poco gracias a Xia Wansang.
—¿Creen que Fei Jouji hubiera podido hacer el antídoto de último minuto para Chong Yu? —preguntó Wu Cheon en la camilla del otro lado de Chong Yu.
—No…—respondió Shen Bingji. —El idiota es del clan Fei…Ellos no saben nada de pociones.
—El secta Zhi tampoco y Zhi Lehey terminó antes que él—opinó Bo Janjan.
—Zhi Lehey le pidió ayuda a Xia Wansang—comentó Shio Qianqi al escucharla.
Ming Koxing comenzó a poner más atención al escucharlos hablar de su compañero de lecciones. —¿Le pidió ayuda?
—Si, creo que le preguntó cómo exprimir el diente de ogro, los alcance a escuchar antes de comenzar a alucinar…—contestó Shio Qianqi.
—Si tan solo Fei Jouji hubiera pedido ayuda, cualquiera lo habría ayudado—comentó Wu Cheon pasando sus manos por su rostro en signo de preocupación.
—Es un Fei… Recuerden que son unos orgullosos odiosos, no pedirían ayuda ni aunque su propio padre esté en peligro de una muerte inminente—respondió Shen Bingji.
—¿Por qué dices algo así? —preguntó Choi Dusong en la camilla siguiente.
Hubo un silencio algo incomodo, nadie parecía querer decir la razón, los que estaban en el sur o al menos en lo que es conocido com Ho’i, saben lo que hicieron los Fei y por qué están tan desesperados por méritos, pero Choi Dusong era un aspirante a segador nómada, creían que era natural que no supiera los chismes de las sectas primordiales.
—El clan Fei es reconocida como una de las Cinco Grandes Sectas porque Fei Xiwe, el hijo del fundador de la secta ayudó con la derrota del rey demonio, pero eso no significa que tengan una buena reputación…—responde Wong Xuezu que se sabía la historia del derecho y al revés al ser miembro de una de las Cinco Grandes Sectas.
—Su mala reputación es por culpa de errores pasados, hermano Choi. Lo que hicieron los antiguos líderes no determina quienes son ahora—comentó Ming Koxing para el joven Choi, así apaciguar algunos horribles rumores que rodeaban dolorosamente a los Fei, él conocía el dolor de vivir bajo la sombra de las mentiras. Aunque no era un chico que le agradara Fei Jouji, al menos defendería el honor del resto de su familia.
A lo lejos, en la última camilla se escucha que alguien estaba sentándose en la cama.
—Hermano Ming, Fei Jouji casi mata a la hermana Chong…—se escuchó la voz de Wei Xiaoyu. —De no ser por el hermano Xia, lamentablemente la hermana Chong estaría…
—No lo digas en voz alta, Wei Xiaoyu… Los dioses podrían escucharte—lo detiene Tingfeng Zhu.
Otra vez el silencio, Tingfeng Zhu cada vez se volvía menos agresivo y defensivo, como si ese lugar estuviera reconstruyendo los cerebros de todos.
—Los dioses son seres sin carne ni sangre, ¿por qué se preocuparían en escuchar las palabras de un chico? —dice Fa Lianhua con los ojos cerrados. —Mejor callense y descansen, mañana tenemos clases.
En el dormitorio, Zhe Lehey no podía moverse, estaba ocupando la cama que se le había designado al joven Fa. En la habitación solo estaban Qian Sahei, Xia Wansang y él, y nadie hablaba, el inquietante silencio lo ponía nervioso. Con sus amigos platicaban hasta quedarse dormidos, en la habitación dos dormían un montón de alumnos, en esos meses se había acostumbrado a dormir apretado, incluso extrañaba el extraño olor a pergamino viejo de Shio Qianqi, ahora estaba solo y las sabanas de Fa Lianhua no tenían olor… ¿Estos chicos realmente son personas?
Zhi Lehey abre los ojos después de fracasar en quedarse dormido, voltea y ve al joven Xia quieto, con ojos cerrados y al parecer dormido, después ve a Qian Sahei que ni siquiera se escuchaba que respiraba, así llegó a la conclusión de que las personas de la Isla Fría eran personas aterradoras.
—¿Los sureños no duermen? —se escuchó la fría voz de Xia Wansang asustando a Zhi Lehey.
—Ay, hermano Xia… ¿Has estado despierto todo este tiempo? —preguntó Zhi Lehey avergonzado, temía que lo hubiera despertado.
—Haces mucho ruido…—le contesta Xia Wansang abriendo los ojos para después girar su cabeza y ver al joven Zhi Lehey. El joven Zhi se confundió al escucharlo, no había hecho ruido, hasta que se dio cuenta que podría ser por el ligero sonido de las cobijas moviendose cuando se trataba de acomodar.
—Lo siento. En serio… Es que…
—¿Qué sucede? —preguntó Qian Sahei que se despertó en poco tiempo.
Zhi Lehey se dio cuenta también de que tenían un sueño muy ligero.
—Hay mucho espacio y el silencio es abrumador, pero no quiero molestarlos, en serio… Trataré de dormir—les informa Zhi Lehey disculpándose.
—¿Te molesta tener espacio? —le preguntó Xia Wansang con intriga, nunca había escuchado de alguien que se incomodara con un lugar para él solo y la tranquilidad del silencio nocturno para dormir con calma.
—Bueno, es que… En casa duermo con mi hermano mayor y en estos meses he dormido codo a codo con Shio Qian—responde Zhi Lehey un poco avergonzado.
—¿No tienes habitación propia? —preguntó Qian Sahei curioso mientras se sienta en su almohadón de dormir. La respuesta del joven Zhi fue no a secas, muy avergonzado de su realidad.
—Yo no estoy acostumbrado a dormir solo nunca… Lo siento—Se disculpa Zhi Lehey.
En eso, Qian Sahei se pone de pie y comienza a arrastrar su almohadón de dormir más cerca del de Zhi Lehey para dormir relativamente juntos. El joven Zhi estaba confundido y algo curioso por las acciones del joven Qian.
—Te dije que esta noche seremos tus amigos, vamos a dormir—le dice Qian Sahei sonriendo amable.
Por primera vez en todo el día se comenzaba a sentir cómodo. Le regresó la sonrisa y asintió mientras ambos jóvenes se juntaban para dormir codo a codo, cuando una incesante melancolía carcome el corazón del joven Zhi.
—Extraño mucho a Shio Qian—murmuró Zhi Lehey con un suspiro.
—Y yo extraño a Choi Dusong—contesta Qian Sahei sonriendo. Zhi gira su mirada para ver al joven a su lado.
—¿Son muy amigos? —le preguntó y Qian Sahei asintió.
—Nuestro maestro nos crió a los dos juntos, crecimos juntos y viajamos juntos, es la primera vez que está lejos de mí—contestó. —, es extraño no tenerlo cerca.
—Yo siento lo mismo, ¿sabes? —dice sorprendido, no tenía idea de que alguien de la Isla Fría lo entendiera. —Como dije, duermo con mi hermano siempre, y cuando llegué aquí, él único dispuesto a dormir a mi lado era Shio Qian, se que a veces se queja pero, lo considero mi mejor amigo.
Qian Sahei asintió y después ve a Xia Wansang todavía lejos de los dos. —¿Tú no extrañas a nadie, hermano Xia?
Xia Wansang abrió los ojos al escuchar la pregunta. ¿Extrañar a alguien? ¿Por qué debería? comenzó a pensar, y casi se golpea la frente cuando la primera persona en su mente fue Ming Koxing.
Aclaró su mente y respondió. —Nadie.
—¿Seguro? Creí que dirías que al hermano Ming—comentó Qian Sahei. Al joven Xia le dio un tic en el ojo cuando dijo eso, parecía que el joven Qian le había leído la mente.
—Tonterías—contestó el joven Xia.
—¿Hermano Xia? ¿No vienes? —le preguntó Qian Sahei sin dejar de verlo.
—¿Dormir apretado con ustedes? —El joven Xia frunciendo el ceño. —No, gracias.
—Vamos, solo será esta noche—lo animó el joven Qian. —Será divertido…Además, así Zhi Lehey se dormirá y te dejará dormir.
Después de meditarlo una y mil veces en su cabeza terminó accediendo, arrastró su almohadón de dormir junto al lado de Zhi Lehey, haciendo que el sureño quedará en medio de los dos chicos de la Isla Fría.
—Ahora hay que dormir, si no te duermes hermano Zhi—dice Xia Wansang algo amenazante. —, te voy a noquear para que por fin me dejes dormir.
Asustado, Zhi Lehey cierró con fuerza sus ojos para intentar dormir.
En otra parte, cerca del salón principal, pero un poco más al norte, estaba la sala de cartas, ahí, el Inmortal Tang escribía sus cartas con tranquilidad, esta vez estaba algo nervioso… El descubrimiento de Liu Jufen estuvo escondida en la Villa de la Primavera como la esposa de Ming Rulan, era un sin sentido.
Mantenía una caligrafía impecable con palabras clave para que Ming Rulan entendiera lo que quería decir… El Inmortal Tang no deseaba saber nada del viento, el oro o las buenas ideas de su hijo, él quería saber porqué había escondido a la mujer más peligrosa de la Isla Funeraria y peor aún, dejarla enseñarle cosas blasfemas a su tierno hijo.
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