Capítulo 10: Sangre de Jarrón
La instructora Tang FoZhou llevó a Ming KoXing a la Sala del Papel en donde guardaban el papel pergamino para los sellos, estaba polvo, viejo, olía a incienso y había pilas de tinta lista para ser usadas… Las mesas rojas eran altas y los sellos de papel amarillo colgaban en el techo. Tang FoZhou estaba sentada en posición de loto con el sello del joven Ming, viéndolo con atención, mientras el niño cada vez se ponía más nervioso.
Está vez no había hecho nada malo, sus propios pensamientos le revolvían el estómago mientras esperaba que Tang FoZhou terminara de examinar su sello frente a él, era extraño como lo veía, como si fuera algo de otro mundo, para Ming KoXing, solo era papel y tinta.
—¿Señora Tang FoZhou? ¿Qué sucede?
—¿De dónde vienen estos dibujos, Joven Ming? —preguntó Tang FoZhou sin verlo, sus ojos estaban en el sello, pasando la yema de sus dedos por los feos trazos, pero precisos para que el hechizo funcionara…
—Estaba jugando —respondió.
Los ojos de la instructora Tang FoZhou al fin dejó el sello y volvió al joven frente a ella. La respiración del niño estaba entrecortada por la incertidumbre de su mirada.
—¿Jugando?
—Le juro que si estaba poniendo atención a la clase maestra, pero… El sello funcionó con el calamar —le contesta Ming KoXing tratando de defenderse sin saber que la instructora le importaba muy poco que se hubiera distraído en la clase. Tomó el sello de nuevo y se lo enseñó a Ming KoXing, aclaró la garganta, y volvió a preguntar.
—¿De dónde vienen estos dibujos, Joven Ming?
El joven Ming sintió que su garganta se secó, y se forzó a pasar saliva para poder responder.
—De mi mamá…
Su respuesta impactó a la instructora Tang FoZhou…Sus ojos, fríos como el mismo hielo y oscuros como la frágil obsidiana no dejaban al joven Ming, cuya expresión había cambiado, al parecer algún recuerdo feliz y nostálgico se había recostado en su mente y había iluminado ligeramente su mirada.
—¿Quién es tu madre?
Antes de contestar, Ming KoXing desvió la mirada al sello que la instructora seguía teniendo en sus dedos, recordando los de su madre mientras le mostraba cómo dibujaba sus sellos… A ella le gustaba dibujar todo tipo de sellos, incluso los que no estaban en los libros. “Mira, Ming Xing, este sello es especial, impedirá que te atrapen tus primos”...
—Era Liu Jufen.
Mientras Ming KoXing estaba siendo interrogado por la instructora Tang FoZhou, Xia WanSang permanecía callado en la entrada del dormitorio, sentado en el escalón de la entrada, veía a todos los que estaban ahí, cabizbajos, decaídos, algunos estaban repartiendo la medicina que les había dado Tang Natian, ungüentos para sus raspones y cortadas… Mientras que Chong Yu lloraba mientras la ayudaban a curar sus raspones de las rodillas, se habían llevado a su hermano, así que la mayoría era empático con eso… Había excepciones pero eran pocas a comparación, entre ellos estaba el mismo Xia WanSang que solo podía pensar en que ese día habían pasado por mucho.
A pesar de que todos estaban llorando, hablando o quejándose porque la medicina de Tang Natian ardía, se sentía un ambiente extrañamente tranquilo, y a la vez era tan abrumador, no entendía cómo era que en tan poco tiempo se había acostumbrado a lo molesto que podía ser Ming KoXing, y lo odiaba por eso… Aunque la palabra “odio” era demasiado fuerte para lo que Xia WanSang sentía, era un sentimiento de frustración, más que odio.
—¿En qué piensas, hermano Xia?—le preguntó Choi DuSong. El joven Choi se sentó a su lado y trató de observar lo mismo que el joven Xia.
—¿Por qué tratas de hacer una conversación conmigo, hermano Choi? —le pregunta Xia WanSang sin ánimo de seguir la conversación, a lo que el joven Choi se río de eso.
—Hemos compartido habitación durante las últimas dos semanas, ¿Eso no nos hace amigos? —Choi DuSong voltea a verlo sin que desapareciera su amable expresión de su rostro.
No habló de inmediato, esperó un poco antes de aclarar su garganta.
—El hermano Ming fue inteligente al darte ese sello, ¿no crees? Aunque fue una pena para los hermanos Chong, y la hermana Tang, es una pena… —le comentó Choi DuSong, viendo el caótico panorama. —Fue sabio confiar en él.
—¿Lo crees? —preguntó Xia WanSang girando sus ojos para ver al hermano Choi. —¿Y si no hubiera funcionado? El calamar los hubiera aplastado hasta morir…
—Pero no pasó, algunos podremos dormir tranquilos.
—Está traumatizada —comentó Xia WanSang viendo directamente a Chong Yu que seguía desconsolada por la ausencia de su hermano.
Ambos la vieron detenidamente, ella no se veía bien, parecía ataviada y con el cabello despeinado. Xia WanSang pensaba ir a ayudarla en algo, lo que sea para que tuviera mejor semblante como le había enseñado su primo mayor Xia Qingxuan en la Villa del Invierno cuando él se sentía solo, pero no tenía la fuerza de ponerse de pie para ir… ¿Chong Yu lo dejaría acercarse? El joven Xia sabía cómo lo veían todos, era distinto a cómo veían a Choi DuSong o a Ming KoXing, simplemente sabía que nadie lo quería ahí.
—¿Quieres hablar con ella? —le preguntó Choi DuSong sacándolo de su propia mente.
—No…
Xia WanSang solo tenía algo en mente y era que el examen se acabara de una vez.
La instructora Tang Fozhou dejó ir al joven Ming después de que le dijera quien era su madre, ya que, naturalmente el Inmortal Tang se enteró de lo que había pasado y pidió a todos los instructores que fueran al gran salón principal… Eso le provocó escalofríos, el Inmortal Tang era conocido por ser paciente, pero este tipo de cosas eran las que lo hacían enojar, él no toleraba las equivocaciones.
En el salón principal del Inmortal Tang, todos se reunieron, incluso Pei Chang que ya había dejado de buscar en el río Mohe el cadáver de Tang Meiling. Mientras esperaban al Inmortal Tang, el silenció era insoportable, estaban tensos por los acontecimientos vividos, nunca se les había escapado un demonio de esa categoría.
—¿Encontraste algo, Pei Chang? —Tang Zhezhu fue la primera en hablar. Ella era la que se sentía más culpable entre todos los presentes, ella era la única que podía abrir la sala de demonios, por lo que se sintió con el deber de preguntar.
Pei Chang ni siquiera se molestó en levantar la mirada o verla, solo negó con la cabeza sin decir nada. Eso conterno a los presentes, eran los profesores de una gran institución, debería darles vergüenza haber cometido un error tan desagradable. Era verdad que los alumnos solían morir en el examen, pero no de esa manera, no por un descuido ni por demonios mayores fuera de control, siempre procuraban tener un ambiente controlado, estar ahí para enseñarse a defenderse, por que de eso se trataba su estadía ahí, ir, estudiar y pasar el examen.
Tang Motul puso una de sus manos en el hombro de Tang Zhezhu para mostrarle su apoyo, fue en ese momento que el Inmortal Tang llegó para ponerlos más nerviosos.
—¿Alguien me puede decir cómo es que un demonio de jarrón verde salió de la sala de demonios? ¡Eh! —después de que el Inmortal Tang gritara, todos se arrodillaron menos Pei Chang para disculparse.
—El demonio calamar apenas era un bebé, señor, no cobró muchas vidas —le informó Pei Chang sin intimidarse por la cólera que proyectaba el inmortal.
—¿Muchas? ¿cuántos murieron? —-preguntó mientras se sentaba en su trono al final del salón.
—Solo una… La estudiante Tang Meiling—le informa Pei Chang viéndolo.
La mirada del Inmortal Tang se oscureció al escuchar que fue una de los demonios peón la que perdió la vida.
—Encontraré su cadáver, señor. Esto no debe quitarle el sueño…—Pei Chang estaba muy segura de que lo iba a hacer.
—Un demonio mayor escapó y mató a uno de mis demonios peón, ¿en serio crees que estaré tranquilo? ¡Tang Zhezhu! —la llama el inmortal. Tang Zhezhu se pone de pie unos segundos para ponerse en frente del inmortal, arrodillarse y mostrar su respeto ante él. —Eres la única que tiene acceso a ese salón, ¿Hay algo que tengas que decirme?.
—No entiendo cómo pasó señor, cuando regrese, dos candados y un sello se habían roto, pudieron abrir la puerta solo un poco, ninguno de nosotros hubiera podido pasar…
—¿Estás diciendo que uno de los candidatos entró? —le preguntó sin terminar de creerle. Tang Zhezhu levantó la cabeza consternada.
—Juro por mi vida que eso es lo que pasó…
—¿Por qué no me lo dijiste? —le preguntó el inmortal cuando se puso de pie para verla más en alto.
Nadie se atrevía a levantar la voz en defensa de Tang Zhezhu, defenderla significaba ponerse en contra del Inmortal Tang y eso era un error en muchos sentidos… Todos los demonios que estaban en la sala de demonios habían sido capturados por él, y sin exagerar, había más de 500 demonios ahí dentro, era imposible capturar a tantos demonios sin matarlos en el proceso, eso hablaba de lo peligroso que el Inmortal Tang representaba, además de que era el líder del magistral Tang del mundo segador, y el miedo se sentía peor cuando Tang Xeungyo levantaba la voz de esa manera.
—¿Ibas a esperar que ese demonio matara a todos antes de pedir mi ayuda? ¡Ese demonio se perdió por horas! Y uno de mis demonios peón tuvo que morir para que me enterara de lo que pasaba, ¡En mi propia casa! —la regaña, el último grito retumbó como un gran trueno en todo el salón Tang.
Todos agacharon la cabeza, ahora Pei Chang se puso de rodillas aceptando que habían tratado mal el problema del demonio calamar como si fueran principiantes y también fue un error no decirle al Inmortal Tang.
—No queríamos perturbar su aislamiento señor—le dice Pei Chang, era la única que tenía el valor de hablar con el Inmortal Tang cuando estaba enojado, nadie además de ella podría hacerlo.
—El aislamiento no importa si el recinto Tang muere por completo, ¿y si no quedaban candidatos a estudiantes? ¿O si uno de ustedes hubiese muerto? ¡Las cosas serían distintas! llamenme monstruo, pero no estoy dispuesto a perder vidas por un maldito accidente—les dice el gran inmortal a todos ellos. —¡Maldita sea!
El salón se quedó en silenció un rato antes de que el Inmortal Tang volviera a hablar, tenía el rostro oscuro del coraje y no era de menos, había perdido a uno de sus demonios peón y no podía perder el rastro del cadáver, así que volteó y vio a Pei Chang.
—Quiero que encuentres el cuerpo de Meiling, no pares de buscar hasta que lo encuentres—dice con una voz medianamente tranquila.
Pei Chang asintió y se fue casi corriendo para seguir buscando, pero antes de que pudieran seguir con la discusión, Tang Fozhou se pone de pie, ya que al verlo más tranquilo pudo hablar del caso de Ming Koxing, ya que desde que escuchó el nombre Liu Jufen se había inquietado mucho.
—Necesito hablar con usted de algo urgente, señor—Habló Tang Fozhou.
El Inmortal al verla notó que había algo extraño en su hablar, por lo que procedió a decirles a todos que debían hacer para poder hablar con la instructora Tang Fozhou a solas de sus preocupaciones.
Una vez solos, Tang Fozhou tuvo el valor de levantar la mirada.
—El demonio calamar no fue neutralizado por nosotros, señor. Había un sello en él cuando llegamos—le informa Tang Fozhou mientras saca el papel pintado para mostrárselo, lo que capta la atención del Inmortal Tang. —Este sello lo hizo Ming Koxing, no está en los libros y tampoco lo conozco.
—¿Lo interrogante? —le preguntó el inmortal cuando tomó el papel pintado en sus manos.
—Claro que sí, dijo que era un juego y que ese dibujo se lo había enseñado su madre, ¿Usted sabía que Ming Rulan se casó con Liu Jufen?
Como Tang Fozhou suponía, la mirada de preocupación del inmortal aumentó. —¿La loca?
—Me temo que sí señor… —Después de un momento analizando el dibujo del papel, negó con la cabeza. Él estaba siendo sincero, no sabía que la rebelde Liu se había casado y había tenido un hijo tan mediocre.
—La hermana Liu era una chica inquieta con ideas extrañas, no sabía que había sentado cabeza, ¿estás segura de que el niño dijo ese nombre? —pregunta Tang Xeungyo interesado mientras toma asiento en el trono del salón.
—Le pregunté tantas veces que el joven Ming se molesto—contestó sincera. —¿Cree que le haya enseñado más que esto, señor? Este sello es inofensivo, incluso ayudó a los candidatos a sobrevivir al demonio calamar, pero… Sabemos que la hermana Liu era una mujer con ideas extremas, técnicas peligrosas que serían catastróficas que no sabemos si terminó de desarrollar, me inquieta que le haya pasado todo su conocimiento al niño…
—Lo que me inquieta es que Ming Rulan logró ocultarnos todo este tiempo que su esposa era Liu Jufen, ¿Qué es lo que el mundo segador sabe de la señorita Ming? —preguntó el Inmortal Ming levantando la mirada para esperar su respuesta.
—Se sabe que la mujer de Ming Rulan murió por una desviación de qi, se volvió piedra en extrañas circunstancias, se dice que el joven Ming Koxing fue el que la encontró—narró Tang Fozhou como respuesta.
—¿Hace cuanto?
—Hace 5 años, señor—respondió.
—Hace 5 años Ming Rulan me pidió ayudar a su hijo porque su núcleo divino se perforó, le dije que no había nada que hacer, pero… No puede ser coincidencia—se pone de pie y comienza a caminar hacia la salida. —Sigue con el examen, no podemos cancelarlo, nunca lo hice antes y no lo haré ahora…
—¿A dónde va?
—Necesito escribir una carta—le responde para después abandonar el salón con el sello en una mano y con preocupación escrita en su frente.
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