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013

Ni bien Momo abrió la puerta de su casa, Mina se tiró sobre ella haciendo crujir la espalda de la mayor por el golpe contra la puerta.

— Emm... Bienvenida a casa, Mina.— escuchó suaves quejidos tristes de la menor en su hombro.— ¿Mal día en el trabajo?

Mina asintió en su hombro apretandose más a la fuerte mujer que la cobijaba.

— Esta bien. Te tengo.

Con dificultad cerró la puerta y arrastro casi literalmente a Mina hasta su sofá tirándose en el dejando a la niña más joven encima de ella.

— ¿Me cuentas lo qué pasó, Mina-chan?

Mina separó su rostro del cómodo cuello de su casi hermana y respiró profundo recordando cada suceso del día de hoy desde su incidente con el supervisor hasta el encuentro íntimo con esa horrible mujer.

— Yo llegué tarde... y esa mujer me dio unos... tenía hambre pero... luego terminamos y yo... ¡Momo!— inevitablemente se puso a llorar sobre su amiga.

— ¡¿Eh?! Un poco más de calma estaría bien para entender, Minari.— dijo confundida Momo que pasaba su mano por el cabello de su amiga intentado darle consuelo a esa mente tan apresurada.

Pasaron unos minutos de Mina llorando sobre su amiga y Momo siendo un pequeño solecito buscando calmarla con toques suaves y pacientes.

— ¿Te sientes mejor?— preguntó tranquilamente Momo.

Mina dejó su llanto y se limpio con la camisa de su amiga. Respiró profundo para calmarse totalmente.

— Estoy mejor, gracias.

Mina relató todo lo sucedido a lujo de detalle,. escuchando las respiraciones de su amiga y sintiendo como mimaban su cabello.

— Vaya, mira al menos tuviste un poco de acción con la insoportable eso es mejor que nada.— dijo con gracia la mayor.

— Preferiría no haberla tenido.— sollozo entre sus manos.

— ¿Tan malo fue?

¿Fue malo? Por supuesto que no, fue todo lo contrario a malo, fue asombroso, único, genial, caliente, inimaginable.

— Fue agradable.— mintió Mina, no iba a dejar que su boca admitiera en voz alta lo bueno que fue.— Ya no quiero hablar de esto, gracias por escuchar de todas formas.

— Claro, Mitang, para eso somos amigas.

Se quedaron en un silencio cómodo lo suficientemente bueno como para adormecer a ambas pero claramente Mina todavía tenía que hacer un sin fin de cosas y Momo... iba hacer cosas de Momo.

— Oye— llamó Mina en lo bajito.

— ¿Qué?— preguntó de vuelta su amiga.

— ¿Quieres salir con Sana?

— No quiero, gracias.

—  ¿Qué? ¿Por qué?— preguntó rápido Mina alzando su rostro.

— Ya estoy saliendo con alguien.

— Ay no, le dije que podía conseguirte una salida contigo... ¡Espera un momento, mapache regordete! ¿Con quién diablos estas saliendo?

— Con la gerente de mi trabajo.

— ¿Están saliendo o están sa-li-en-do?— pregunto Mina con una ceja alzada.

— Sa-li-en-do. Ella quiere tantear el terreno primero para dar un paso.— aseguró cerrando nuevamente los ojos llevando su cabeza al respaldo del sofá.

— Ew, desagradable. Sólo hazme este favor ¿sí? No tienes que hacer mucho, sólo se la linda y tierna amiga que siempre eres con ella y listo. ¿Por fi?— Mina tenía un don para hacer que las personas cayeran en sus lindos encantos cuando su puchero se formaba en su rostro

— ¡Ugh! ¡Bien! Ya no hagas esa cara.— dijo Momo llevando se mano a su rostro para taparlo

— Te amo.— dijo con una sonrisa poco cubierta por la manita de Momo.

— También te amo, Minari. Pero deja de usarme como moneda de cambio.

— ¿Qué hiciste qué? pedazo de imbécil.— le gritó Jeongyeon ni bien llegó a su apartamento.

— ¡Ya te lo dije por teléfono!— Le contestó Nayeon yendo a buscarla a su sala.

— Nayeon lo que hiciste fue estúpido, idiota, imprudente, ilegal... ¡Muy ilegal!— hizo sentar a la mayor en su sillón mientras ella daba vuelta por enfrente.— Que satanás tenga piedad de ti para que esa chica no conozca nada acerca de sus malditos derechos y te ponga una jodida demanda.

— ¿Puede hacer eso?

— ¿Cómo puedes ser tan lista y tan idiota al mismo tiempo? ¡Por supuesto que puede! Literalmente la drogaste y si ella quisiera te acusaría de haber abusado de ella.— Jeongyeon se paró frente a ella mirándola molesta.— No hagas esa cara de perrito triste, lo que hiciste estuvo muy mal y no quiero que mi amiga vaya a prisión por no tener oxígeno en el cerebro y pensar un poco antes de hacer una estupidez.

— Lo siento. Lo siento. Lo siento.— Nayeon repitió tan rápido que parecía un rap de Atlanta.

Había llamado a Jeongyeon ni bien Mina se puso mejor para confesar sus pecados pues esa sensación d ehaber obrado al mal seguía subiendo y bajando por su estómago aunque tal vez eran los bizcochos que sobraron.

— No debes disculparte conmigo, hazlo con ella.— Nayeon dejo salir esa sonrisa maliciosa que no pasó nada desapercibida por la menor en la sala.— ¡Una disculpa sincera, sin bromas!

— No eres divertida...— Murmuró alo bajito haciendo un puchero para cruzarce de brazos mientras pensaba.— ¿Qué puedo hacer, genio?

— No lo sé, invitala a cenar en ese restaurante donde llevas a tus próximos inversionistas.

Nayeon puso un dedo sobre su barbilla pensando, era algo caro pero bonito y la comida era fantástica, no sabía si la chica tenía idea de lo que fuese comida de primera pero al menos si no pasa un buen rato con ella la comida compesaria todo.

Sólo hacía falta contactarla antes de que haga su olan maestro de demandarla.

— Suena bien.

— Lo sé. Ha propósito, Nayeon, ¿cómo estuvo ella?— vio como la menor alzó sus cejas de forma sugestiva.

— ¿Qué cosa?

— Ya sabes... ¿Se movió bien? ¿Sabe usar bien la lengua? ¡Oh! ¿Tiene lindas manos?

Nayeon se sonrojó al instante de ecsuchar esas cosas. Lo que sea que hayan hecho antes en este mismo sofá no habían sido más que para aliviar el horrible sentimiento caliente de su cuepo. Fue una experiencia muy extraña pero no por eso mala, incluso fue buena para ser una primera y drogada vez.

— Estuvo lo suficientemente bien como para hacerme correr.— dijo rezando para que Jeongyeon no descubriese el tono chillón de su voz.

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