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Cartas de un corazón roto


Llevaba un buen rato sin hacer nada.

 No, más bien llevaba toda la mañana sin hacer nada, de tan solo pensar en levantarse hacía que sus caderas y todo su cuerpo doliera peor que nunca. 

No estaba enfermo aunque fingía estarlo, quería un día tranquilo y pacífico, algo que no era muy difícil del conseguir en los Recesos de las Nubes, pero últimamente tanto él como Lan Wangji habían tenido una saturación anormal y excesiva de trabajo con respecto a los informes de los juniors, por todo eso lo único que deseaba era un momento para ambos, solo ellos dos y su amor de por medio.

Ese era el principal motivo por el que fingió estar enfermo, más que nada para recibir mimos y buenos tratos por parte de Lan Zhan, quien sabía que todo eso era un pequeño teatro bien armado, pero como su esposo no quería trabajar no pensaba presionarlo.

Y es así como llegaron a la situación actual.

Con Wei Ying tirado en la cama, enredado entre las sábanas y túnicas ajenas, jugueteando feliz con una cinta del grosor de uno de sus dedos, y tan larga que podía enredarla varias veces en sus muñecas y aún sobraría para hacer un elegante moño. El joven estaba aburrido, feliz por la compañía tranquila de su esposo pero aburrido porque este no le prestaba atención, sus miradas iban solo a los documentos apilados sobre su escritorio y eso comenzó a molestarle.

Lan Zhan estaba sentado con una postura recta, sereno y tranquilo como siempre, pasaba lentamente su mirada por los textos escritos en las hojas que quedaban sobre la pequeña mesa de madera, tallada con finos y delicados detalles de conejos y notas musicales, representando así una melodía que solo dos conocían. Sus movimientos eran igual de elegantes y tranquilos, de vez en cuando alzaba la mirada para toparse con un Wei WuXian exasperado y al borde del colapso por el aburrimiento, mentiría si dijera que esa escena no le parecía algo tierno, gracioso incluso, aún así su rostro se mantuvo en blanco y sus labios apretados en una fina línea que amenazaba con curvearse.

—Lan Zhan...

El tono de Wei Ying era suave, sensual y provocativo.

Los puños de Lan Wangji se  apretaron sobre el pincel hasta que su nudillos quedaron blancos, sabía lo que su amado esposo deseaba pero si se distraía ahora jamás llegaría a terminar de corregir esos informes y su tío muy probablemente volvería a reñirle para luego amenazarle que, si seguía distraído, lo pondría en reclusión lejos del cultivador que ahora lo miraba deseoso desde la cama.

Aún así su mirada buscó la de él, ambos ojos conectaron.

Gris tormenta y ámbar solar.

Wei Ying sonrió victorioso al ver que finalmente había logrado obtener toda la atención de su amado Lan.

—¿Mmn?

—Lan Zhan, oh Lan Zhan... ¿Acaso no ves que tu pobre esposo está deseoso de ti? ¿Porqué no dejas esos papeles aburridos de lado y vienes para hacer cosas más interesantes?— Wei WuXian hablaba sin dejar de juguetear con la cinta blanca, la envolvía en sus dedos y la hacía danzar sobre su piel de forma provocativa.

La mirada de Lan Wangji seguía sus movimientos, parecía encantado, sumido en una fantasía donde solo estaba él y su desvergonzado esposo semi desnudo con su cinta como estimulante efectivo. 

Tuvo que cerrar los ojos por un breve periodo de tiempo para mantener su autocontrol y no dejarse llevar, lanzándose sobre Wei Ying para someterlo y hacerlo rogar como cada noche.

—Wei Ying...— Una amenaza, una sutil advertencia. 

Viendo que no tenía el resultado deseado Wei Ying hizo un puchero y se dejó caer suspirando.

—¡Oh vamos Lan Zhan! Ya dije que tu pobre esposo te necesita... ¿Acaso no es eso suficiente para que vengas y me...?

—Wei Ying está enfermo.— Lan Zhan habló a la par que volvía a centrarse en su trabajo, consciente de que si seguía viendo a Wei Ying las consecuencias harían que quedara en aislamiento luego de al menos tres rondas y varios ruegos.

De todas las respuestas posibles Wei WuXian jamás esperó aquella, estaba preparado para ser sometido en la cama, para ser callado con un beso o incluso para ser atado con esa cinta que descansaba en su mano izquierda, pero que lo rechazaran poniendo su excusa contra él era... 

¡Indignante!

Lan Wangji sabía que mentía acerca de estar enfermo, pero no esperó que usara eso para no acercarse y hacerlo rogar. 

—¡Lan Zhan! ¡Eso es injusto! ¡Tú... Tú sabes que en realidad no estoy enfermo así que ven aquí ahora mismo!— Wei Ying señaló la cama y Lan Zhan volvió a mirarlo, solo unos segundos antes de volver a su posición original, con la mirada perdida en los papeles y la tinta. 

—Wei Ying está enfermo.— repitió con tono calmado e inocente.

—Has vuelto a dejarme sin palabras... Bien, bien, si no quieres entonces no. —Wei Ying se recostó resignado. 

Un momento después Lan Zhan dejó de escribir, lo miró y negó con la cabeza al verlo hacer pucheros, sin decir nada prosiguió con lo suyo.

Wei Ying se sentía ligeramente ofendido por el rechazo tan directo de su esposo pero poco le duró aquel sabor amargo, buscando algo para provocar al Lan o para matar el aburrimiento,  sus ojos dieron con un volumen escondido, colocado en una de las tantas repisas que eran llenadas por pergaminos y más encuadernados con reglas y más reglas del clan Gusu.

De un salto se puso de pie y corrió a sacarlo, Lan Zhan volvió a prestarle atención al ver que se levantaba de forma repentina, pero su preocupación se desvaneció al ver que solo sacaba un libro. 

Era un volumen bonito, forrado con una tela suave y ligera, grabada con un patrón de peonias, nubes y cascabeles. Era blanco con tonos azules claros y rojos intensos, no tenía título, y fue este pequeño detalle solo hizo que Wei Ying sintiera aún más curiosidad por el contenido, si era un libro con contenido erótico le sería de mucha ayuda en ese momento, si era un diario privado le encantaría leer algo escondido de un Lan Zhan más joven, y si era de alguien más...

¡Aún mejor!

Quizá podría encontrar sucios secretos, aunque considerando el tipo de persona que era Lan Zhan, era muy poco probable, por no decir imposible, que guardara algo ajeno con chismes de la sociedad.

Pero al abrirlo no fue una imagen obscena lo que encontró, tampoco párrafos repletos del día a día de un joven Lan, ni chismes ajenos. 

La primer hoja estaba en blanco, la segunda tenía pegada un boceto que Wei Ying reconoció al instante, con cuidado rozó con la punta de sus dedos aquella figura que tanto amaba, era el dibujo que le regaló a Lan Zhan durante el mes de castigo.

Una sonrisa involuntaria apareció en sus labios, sin duda aparte de dejarlo sin palabras, Lan Zhan jamás dejaría de sorprenderlo.

Al pasar a la tercer hoja su corazón se congeló. 

"No creía que mi corazón era tan frágil hasta que vi como se destruía cuando dejaste este mundo..."

Reconocería esa caligrafía donde fuera, recta, elegante, perfecta...

Sus labios soltaron un suspiro junto a un quejido dolido al leer aquello, Lan Zhan volvió a mirarlo con preocupación.

—¿Pasa algo?

—Nada.— Wei Ying le sonrió antes de volver a la lectura. —No es nada en realidad...

Sus dedos dieron vuelta a la siguiente página y esta vez estaba seguro de que un pequeño dolor llenó su pecho al leer tan solo el título.

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