Año fatídico
Cuando mi corazón se estruja por tu partida y se agrieta al compás de los segundos transcurridos, en ese momento, en ese único y pesado momento es cuando descubro lo que en realidad he perdido...
Que te he perdido
***
Ya no tengo palabras para describir mi dolor, incluso buscarlas me es imposible, estoy sintiendo tanto y a la vez tan poco.
Las barreras y máscaras vacías del "joven Lan perfecto" han caído junto a ti, nunca me consideré débil, era capaz, lo era, y lo creía, solo hasta que no pude hacer nada para protegerte me di cuenta de la verdad, no fue suficiente de mi parte.
Sentimientos guardados, palabras retraídas, obligadas a permanecer en silencio dentro de mí...
Ahora... Me arrepiento de no habértelas dicho, de no haber tenido ese valor para expresarlas y que, quizá con ello me permitieras estar a tu lado para protegerte, porque si algo puedo es llegar a soportar el dolor por ti, pero jamás podría verte sufrir.
Pienso que ahora estás es paz, quiero creer eso, sin embargo quizá sea demasiado egoísta de mi parte seguir manteniendo esa profunda esperanza de que volverás, quiero que lo hagas, que regreses.
Quiero verte sonreír una vez más, romper las reglas y mi corazón incluso, si tan solo con eso puedo volver a verte.
Tu andar travieso y liviano me persigue, veo esa silueta tuya en cada rincón, tu sombra me sigue como un fantasma burlón que se desvanece para cuando volteo en su búsqueda. Los salones del Receso de las Nubes están llenos de ti, momentos agridulces pero cálidos rebotan en mi mente y calman un poco este herido ser que aún anhela en lo profundo que la noticia de tu muerte sea una mentira cruel.
No ha pasado ni un día desde que te has ido y ya el mundo parece distinto, muchos murmullan, se alegran, incluso festejan...
He ido a los túmulos y no hallé allí nada más de ti, solo un pequeño que queda como una parte viva de lo que eras, en él vive algo de ti y no pienso dejarlo ir tampoco.
Es tan pequeño que apenas y pesa, su cuerpo se amolda perfecto en mis brazos y no puedo evitar preguntarme si era igual en los tuyos. Arde en fiebre y el cansancio le vence, se pondrá bien, es fuerte y se volverá aún más.
Cuando vuelvas algún día no solo yo estaré esperándote, una parte de aquellas personas a las que protegiste igual estará aquí, quizá no te recuerde pero sin duda con un poco de tiempo rememorará los días a tu lado, ojalá que para entonces estés ya aquí para crear nuevas memorias llenas solo de dulce miel y no de amarga soledad.
Sin embargo mientras aguarde tu regreso siento ese peso sobre mi, esa amarga emoción llena mi corazón y una espina parece atravesar mi corazón, una sonrisa, solo necesito eso y sé que todo estará bien.
Contigo siempre está todo bien.
Inquiry...
La toqué una vez.
Dos.
Tres.
La toqué hasta que un líquido carmesí resbaló por las cuerdas y aún así no obtuve respuesta.
¿Será acaso que no quieres comunicarte conmigo?
Prefiero creer que es así, no puedo aceptar que tu alma haya sido reducida a nada, jamás aceptaría ese destino para ti, eres demasiado fuerte para perecer así.
No quiero llorar, pero el dolor rebaza mi autocontrol y las lágrimas brotan por sí solas como tempestades que se niegan a ser aplacadas por cualquier medio.
Hay dolor físico en mi espalda pero ahora prácticamente le he olvidado, un dolor más fuerte y profundo se ha situado en mi pecho, como si alguien hubiera clavado un puñal y cada vez lo apretara más y más, logrando hacer sangrar la herida que lucha por curarse.
Mi hermano entra y sale, trayendo y llevando consigo palabras de aliento, consejos, preocupaciones, e intentos vanos de que yo deje de lamentar por aquello que ya fue.
Agradezco que esté para mi, que intente componer algo roto, pero por primera vez no puedo hacerle caso, tu recuerdo duele más, sus palabras a penas y son vendas que buscan cubrir una herida profunda, no alcanzan, no son suficientes.
Su presencia me ayuda y me reconforta, pero la herida que dejaste atrás luego de irte de una forma tan repentina y cruel no sanará solo con un par de palabras bonitas y horas de sueño, quizá tome años, quizá tome de aquí hasta nuestro siguiente encuentro.
Espero con mucho anhelo volver a toparme contigo en algún tejado, un joven alegre, llevando consigo una espada y dos tinajas de vino.
Espero que vuelvas a sonreír como en tu juventud aquí en los Recesos de la Nubes.
Espero que no sufras más y sigas siendo ese intrépido joven que podía sacarme de mis casillas.
Espero que esta vez pueda ser suficiente para protegerte e impedir que tengas que contaminar tu cuerpo por culpa de un castigo que no mereces.
Espero que me dejes quedarme a tu lado, que me permitas acompañarte, estar siempre para ti, sin importar las palabras de los demás o lo que opinen.
Solo me importas tú y lo que digas o quieras.
Si te doy Sonrisa del Emperador... ¿Prometes volver?
Puedes romper las reglas, todas ellas si quieres, aceptaré el castigo por ti, copiaré las reglas cuantas veces sean necesarias en tu lugar, pero a cambio... Vuelve, solo eso pido.
Vuelve y déjame protegerte, déjame enfrentar el mundo junto a ti.
Ya no pienso volver a dejarte solo, no podría perdonarme volver a cometer el mismo error dos veces.
Y si no aceptas mis sentimientos no hay problema, con que me dejes estar a tu lado para mi será suficiente, con tal de verte de nuevo no me importa el precio a pagar, aunque esto conlleve hacer añicos mi corazón y sentimientos.
Porque a partir de ahora te prometo algo...
Cuando vuelva a tomar tu mano, jamás volveré a soltarla.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro