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"only act of presence"


"Narrador Omnicente"

DESDE HACE RATO, LA JOVEN NÚMERO OCHO HABÍA SALIDO DEL ÁTICO. Lo primero que hizo fue despojarse de su ropa y darse una buena ducha, ya que tenía algo de polvo por todo el cuerpo.

Después se vistió y arreglo, ya que ya era hora de desayunar, y tenía que hacerlo en la cocina junto a número Cinco.

Pero después de su plática de ayer, no le pareció algo tan malo, pues el azabache le había demostrado que no solo era una amargado.

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SILENCIO. ESO ERA LO QUE HABIA EN EL COMEDOR DE LA COCINA, tan solo se escuchaba el sonido del los cubiertos chocar contra el plato de comida que tenían enfrente la ojiazul y el ojiverde.

No hablaron jamás, simplemente comieron como si de un día normal se tratara.

Al finalizar, los jóvenes se dirigieron al salón principal, dónde su padre junto a sus hermanos los esperaban.

—ya todos presentes-el de monóculo miro de reojo a los recién llegados—el día de hoy han robado el museo de artes de la ciudad, por lo tanto necesitaran a la academia Umbrella—dijo—ahora, necesito que en equipo elaboren un plan, uno para que ni un rehén salga herido, y ni una pieza de arte sea robada—todos se miraron entre sí.

—¿Número Cinco y yo iremos a la misión?—pregunto ocho desconcertada.

—no, a ustedes les asignare otra tarea mientras sus hermanos hacen la misión—contesto el del monóculo, ambos castigados se limitaron a asentir—muy bien, academia Umbrella—llamo la atención—prepárense, en 7 minutos nos vamos-finalizo y se retiró del lugar.

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AL FINAL, LOS JOVENES CASTIGADOS, estuvieron con su padre observando desde lejos como se divertían sus hermanos, bueno, también estaba la pequeña número Siete.

Quien se mantuvo triste todo el tiempo.

Reginald Hargreeves mando a los niños a qué se subieran a la limusina, pues solo harían acto de presencia en el lugar.

Al llegar a la mansión, una oleada de gente los esperaba con carteles eh incluso habían personas vestidas de los niños.

Los Siete niños caminaban en fila, algunos saludaban de manera corta, número tres sonreía y posaba como si estuviera en una pasarela.

Pero número ocho, simplemente ignoro a las personas, y siguió leyendo el libro que tenía en la mano, a veces miraba a las personas, que de vez en cuando le tomaban fotos.

Hasta que una mano la jalo del brazo, instintivamente se volteo para ver de quién se trataba. Era un chico con traje casero de la academia, no pudo evitar sonreír al ver al joven.

—¡Ghost!, Soy tu fan, mi nombre es Harold llenkins, ¿Me darías tu autógrafo?—dijo con inocencia.

—no puedo, lo siento, pero no deberías de estar aquí—advirtió.

—es que yo nací el mismo día que tú, y quería saber si tú padre me incluye en la academia para descubrir mis poderes—dijo con entusiasmó.

—te prometo que no quieres estar aquí—el joven frunció el seño.

—porfavor, Ghost, se que tú puedes convencer a tu padre —suplico.

—no me llamo Ghost, puedes decirme Jade—la pecosa rio.

—okey, Jade per—número uno llegó y como hermano protector se puso frente a la joven.

—no puedes estar aquí niño, ve a tu casa—sugirió uno cruzándose de brazos.

La pecosa se despidió con la mano y entro a la academia.

—es que, yo soy igual que ustedes, solo me falta descubrir mi poder y—la llegada de Reginald lo interrumpió.

Después de que el señor del monóculo lo echara de la academia, aquel chico dulce cambio por completó.

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TRES DE LOS HERMANOS HARGRREVES SE ENCONTRABAN EN LA HABITACION DE UNO DE ELLOS charlando sobre cosas tontas que los hacían reír hasta que su estómago doliera.

—¿Y a ustedes les gusta alguien?—Número ocho decidió cambiar a una conversación más seria.

—¡Si!—alargo la vocal—vi a una chica super sexi caminando fuera de la academia, se veía mucho mayor que nosotros, pero eso no quita lo que le quiero hacer—dijo número cuatro y número seis reprimió la cara con asco.

—¿Y tú Ben?—la pecosa pregunto con picardía, el nombrado ni siquiera se inmutó.

—apuesto a que se enamoro de una chica de alguno de esos tontos libros que Lee—número cuatro se burló, y ambos hermanos se miraron entre sí y le lanzaron una almohada al ojiverde—¡Hey!, Dos contra uno no es justo—se quejo pero los chicos decidieron no contestar.

—la verdad, aún no eh experimentado eso del enamoramiento—el chico se encogió de hombros y número ocho asintió.

—cuando este tipo tenga una chica, yo juro solemnemente no fumarme ni siquiera el pasto por un mes—todos rieron por las ocurrencias del cuarto de los Hargreeves—¿Y tú ya encontraste a tu media naranja?—número cuatro pregunto hacia ocho con una ceja alzada.

—la verdad ni siquiera se de qué lado estoy, así que estoy como Ben—rio.

—¿Qué tal número Cinco?, podría ser, un: del odio al amor—número ocho fingió vomitar por el comentario de cuatro.

—sería algo interesante—apoyo número seis.

-ese chico y yo somos como el agua y el aceite, simplemente no combinamos—hizo una mueca.

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TODOS LOS NIÑOS SE ENCONTRABAN EN EL PATIO TRASERO DE LA MANSION, pues era hora de su media hora libre.

Todos simplemente optaron por pasar el rato tranquilamente, sin jugar algún juego o algo parecido.

Ocho se sentó bajo el roble junto a Seis, ambos leían el libro favorito del asiático.

Cuatro realizaba castillos de lodo, siete tocaba su violín, junto a ella estaba número Cinco leyendo uno de esos libros que según el, lo ayudarían a entender mejor sobre viajes en el tiempo.

Número Uno y tres desaparecen misteriosamente, y número dos jugaba con sus cuchillas a apuntarle a un punto fijo de la pared del patio.

El asiático y la pecosa decidieron dejar el libro a un lado y recostarse sobre el fino pasto para mirar el hermoso cielo azul, que no tenía ni una sola nube.

—¿Cómo crees que se sienta el amor?—pregunto seis con un suspiro.

—¿Dolor de Cabeza?—respondió ella y se encogió de hombros.

—extraño—dice frunciendo el ceño, aun sonriente—¿Y te gustaría sentirlo?—ambos se miraron de manera rápida.

—no lo sé—bajo la mirada—no es algo que me interese mucho en realidad—subió la mirada sonriendo

—además, ¿Quién querrá a fenómenos como nosotros?—sonrió con tristeza.

Ambos hermanos se miraron—no somos unos fenómenos Booh—se volteo para mirarlo—pero juro que la persona que te rompa el corazón, sufrirá mucho—tomo su mano—los fenómenos podemos apoyarnos entre nosotros—dice fenómenos entre comillas.

—okey—sonrió genuino.

Desde la distancia, un número Cinco estaba apunto de explotar por la ira, por el acercamiento tan asqueroso entre número seis y ocho.

Entonces aprovecho del lodo de número cuatro, tomo una gran cantidad y lo lanzó hacia la dirección de ambos hermanos, después se volvió a sentar escondiendo su mano con lodo de los demás.

—¿Qué haces?—murmuro Siete dejando de tocar.

—solo me divierto Vanya—le guiño el ojo con una sonrisa divertida, número Siete asintió con un gran sonrojo y siguió tocando su violín.

Número seis, se fue a lavar su cara con lodo, pero número ocho fue a hacer una guerra de lodo con Cuatro, quien no entiendo porque hacerlo, pero por simple diversión le siguió el juego.

Al final, ambos quedaron bañados en lodo, y si su padre los veía, seguro los echaba de la mansión.

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UNA DUCHA BASTO PARA QUE TODO EL LODO del cuerpo de número Ocho desapareciera.

Cómo seguramente no saldría de su habitación hasta la cena, decidió simplemente traer puesta la falda del uniforme y la camisa, que tenía algunos botones desabrochados para más comodidad.

Se hecho a la cama y suspiro, se estiró un poco y alcanzó sus gafas junto a su libro, uno prestado de Ben.

No pasó mucho tiempo, cuando número Cinco apareció de la nada gracias a uno de sus famosos saltos espaciales, haciendo que la pecosa soltará un pequeño grito.

—¿Se te ofrece algo?—pregunto número Ocho levantándose para quedar frente a número Cinco.

—Vanya me pidió que te mandara un saludo, es todo—miro de pies a cabeza a la joven, quien al notar su mirada se dio cuenta de lo mal que estaba vestida.

—solo me puse cómoda—se cruzó de brazos con un leve sonrojo, su tono era molesto.

—no te juzgo—respondió de manera tranquila el joven, la pecosa miro con curiosidad al joven—¿Y que hacías?—número Ocho callo durante un momento con incredulidad.

¿Acaso número Cinco quería entablar una conversación?

—leo sobre física—tomo el libro—Ben me prestó el suyo porque yo no encontraba el mío—Cinco miro a otro lado con molestia, la chica frunció el ceño—¿Algún problema con eso?—dijo con seriedad.

—no, solo quería decirte que si querías, yo te puedo enseñar, soy experto en el tema—sonrió con orgullo, número ocho rodó los ojos riendo.

-esta bien, pero solo lo hago para que papá nos quite el castigo—explico—ahora, solo déjame arreglar un poco—el chico asintió con una sonrisa burlona—ahora vuelvo—tomo algunas cosas y entro a su baño.

Minutos después salió como nueva, bueno, menos su cabello, que seguía completamente desordenado.

—¿Puedes tardar más?—dijo con sarcasmo el joven.

—ya voy, solo me hago el cabello—la chica dijo con los ojos entre cerrados.

Se acerco a su tocador y tomo una liga para el pelo, y con esta se hizo un moño, de su cabeza, salían algunos cabellos rebeldes.

Cinco no pudo evitar mirar a detalle su rostro, en especial sus hermosos labios, esto le dio una gran necesidad de hacer algo, pero su cerebro no se lo permitía.

—ya—sonrió de boca cerrada la pecosa.

—claro—sonrió con sarcasmo y ambos salieron de la habitación para dirigirse a la del azabache.

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TAN SOLO NUMERO CINCO HABIA EXPLICADO UN POCO SOBRE sobre física a la pecosa un poco, ya que un rato después, ambos platicaban, como si fueran amigos de toda la vida.

Pero el sonido del tocar de la puerta de la habitación del ojiverde, los interrumpió.

Este se levantó de la cama y abrió la puerta, encontrándose con una número siete levemente sonrojada, lo que para el era muy normal.

—¿Qué sucede Vanya?—el tono amable de Cinco cambió a su tono típicamente frío.

—y-yo, yo quería....pasar el rato contigo—murmuro cabizbaja.

—bueno, lo siento, tendrá que ser en otro momento....ahora estoy algo...ocupado—miro de reojo a número Ocho, quien se levantó enseguida y se colocó junto a el azabache.

—¿Jade?, ¿Qué haces aquí?—el tono de Siete cambio drásticamente a uno molestó.

—trato de llevarme bien con Cinco—explico—¿Por qué tan a la defensiva pequeña?—tomo un tono juguetón.

—no....no es nada—nuevamente la chica bajo la cabeza, su tono ahora era triste.

—oh, bien—sonrió con alegría.

—¿No te irás?—pregunto Cinco y Ocho le lanzó una mirada asesina.

—¡Ah sí!—la de flequillo se exaltó levemente—perdón por molestar—su tono se quebró, la chica salió lanzada del lugar.

Cinco cerro la puerta y miro a número Ocho, quien estaba levemente enojada.

—¿Qué pasa?—el tono de Cinco cambio nuevamente a uno amable.

—¿Qué pasa?—dijo molesta—¿Por qué hablarle de esa manera?—y explotó—no ves lo loquita que está por ti, seguramente le rompiste el corazón—gruño.

—lo siento, no se si lo sabes, pero yo suelo tratar así a las personas—hablo irónico.

La chica suspiro y se tocó el puente de la nariz-
—ahora no pelemos, ¿Si?—hablo cansada.

—tienes razón—la chica se mostró sorprendida—¿Quieres seguir charlando?—ignoro su reacción.

—primero, iremos a disculparnos con Vanya, siento que eso es lo que quiere—arrugo la nariz.

—¿Pero porque hacer lo que ella quiera?—la pecosa entre cerro los ojos.

—ella estado casi toda su vida siendo rechazada por los demás, por eso siempre trato de cumplir todo lo que me pide, porque se lo merece—se cruzó de brazos.

—¿No crees que estás siendo egoísta contigo?, En mi opinión es así—el azabache se encogió de hombros.

—lo se, no se porque lo hago—de igual manera se encogió de hombros y rio—ahora, vamos—lo tomo de la mano y lo obligó a salir para dirigirse a la habitación de Siete.

Miles de emociones pasaron por el cuerpo de el chico, al momento en el que la chica tomo su mano, y simplemente, no tuvo idea de que era lo que sentía.

Ambos llegaron y se posicionaron frente a la puerta—yo iré primero, serás la sorpresa—ordeno, y sin esperar respuesta entro a la habitación.

La pequeña número siete estaba sentada en la cama empapada en lágrimas, el corazón de número ocho se hizo pequeño.

—¿Qué haces aquí?—Siete se seco las lágrimas y se mostró molesta con Ocho.

—lo siento—dijo con sinceridad, número siete no pudo evitarlo y volvió a llorar.

—¡Sabes que el me gusta!—se refirió a el ojiverde—pero es como si tú...como si tú quisieras quitármelo, ¡Eres igual a nuestros hermanos!—golpeo con fuerza el hombro de Ocho, quien instintivamente se quejo.

Número Cinco entró sin previo aviso, haciendo sobresaltar a las mellizas.

—no te pueden quitar algo que no es y nunca será tuyo Vanya—aclaro con molestia el azabache.

—y-yo, lo....—número Cinco interrumpió.

—¿No vez lo sola que estás?, Porque por tu absurdo berrinche puedes perder a tu hermana, ¿Quieres quedarte totalmente olvidada?, Porque lo estás logrando—número siete sollozo ante las crudas palabras de Cinco.

Quien tomo del brazo a la pecosa y la puso detrás de el.

—lo siento Jade, soy una tonta, no debí tratarte tan mal—se disculpo.

—esta bi—antes de que la pecosa terminará, número Cinco volvió a interrumpir.

—no Jade, no debes perdonar a alguien así de fácil, la persona tiene que ganarlo con sus actos—dijo el mirando a la de flequillo, Ocho bajo la mirada, pues el azabache tenía razón—nos vamos—no espero respuesta, simplemente tomo con delicadeza la mano de ocho y ambos salieron de ahí, número siete siguió suplicando perdón.

Pero jamás logro nada...
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Author's Note:

Tenkiu a esta personita por ser la primera en agregar mi historia 😖💫,I   u Xd.

También les agradezco a las personas que se han tomado la molestia de leer mi historia, no pensé que esto pasaría Xd.

Weno, me despido :>

CHERRIE🍒

Editado: 24/06/23

2442 palabras.

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