🧬20🧬
El sol de la tarde resplandecía sobre la piscina, tiñendo el agua de tonos dorados y azul profundo. La brisa movía con suavidad las hojas de los árboles cercanos, y el murmullo del agua rompiéndose contra el borde de la piscina creaba un ambiente de calma engañosa. Jinnie se apoyaba en el borde, dejando que el calor de la cerámica contrastara con la frescura del agua.
A unos metros, SeokJin flotaba con los ojos cerrados, su expresión relajada. Como si nada en el mundo le preocupara...
-¿Cómo es que no usas esta alberca, Jinnie? Si no fuera porque te insistí, no estarías gozando de este privilegio que no todos tienen...
-No suelo venir aquí porque me trae muchos recuerdos...
-Debe ser duro para ti incluso vivir dentro de la mansión, ¿No es así?
-Sí, más porque no sé nada de NamJoon...
-No tienes porque preocuparte por él. NamJoon es un hombre muy independiente. Sabe cuidarse así mismo y cuidar a los que quiere.
-Puede que tengas razón...-asintió, manteniendo una ligera sonrisa-. Él siempre cuidaba que no me ahogara en esta piscina, hasta el momento en qué supe nada por mi propia cuenta...-mencionó, recordando aquel momento. Mientras el agua acariciaba con suavidad su piel, se permitió cerrar los ojos y disfrutar.
Por otro lado, SeokJin observó a Jinnie en silencio. Aunque compartían el mismo rostro, la misma sangre, había algo en Jinnie que siempre le había parecido ajeno, inalcanzable. Desde niños, su hermano menor había sido el más débil de los dos, el que siempre tenía a todos sobre él, protegiéndolo, él que sonreía y ya tenía a todos a sus pies.
Y eso no le gustaba para nada...
La envidia lo invadió de pies a cabeza mientras lo miraba. Tan frágil y delicado...
A pesar de que NamJoon no estaba con él, Jinnie no perdía su brillo y eso es lo que le causaba más coraje...
-Recuerdo cuando NamJoon y yo fuimos a la playa-dijo SeokJin de repente, con una sonrisa nostálgica fingida-. Caminamos hasta el faro más alto y vimos el atardecer desde allí. Dijo que el sol y el océano parecían fundirse en uno solo. Al principio no entendí su metáfora, pero después de que me besó, lo entendí todo...
Jinnie sintió que el agua se volvía más pesada a su alrededor. Su estómago se encogió, y sus dedos se crisparon levemente contra el borde de la piscina.
¿Por qué SeokJin hablaba de NamJoon ahora?
-También recuerdo aquella vez que nos quedamos atrapados en la montaña -continuó SeokJin con una leve risa-. Tuvimos que refugiarnos en una cabaña abandonada. Fue un momento tan romántico...-dijo, en un tono melancólico.
Jinnie bajó la mirada, sintiendo cómo su rabia, su dolor, todo lo que había intentado enterrar, subía lentamente hasta su garganta.
-¿Por qué me lo dices? -preguntó con la voz tensa.
SeokJin dejó de mirar al cielo y lo miró. Su sonrisa no desapareció, pero algo en su mirada se oscureció, como si estuviera probándolo, esperando ver su reacción.
-Sólo recordaba, creí que eso estábamos haciendo-respondió con naturalidad.
Jinnie apartó la mirada. Su corazón latía con fuerza, advertirle que no le siguiera la corriente, que no preguntara. Pero ya no podía contenerlo más.
Tomó aire profundamente antes de soltar las palabras que llevaba guardando por tanto tiempo.
-¿Por qué lo hiciste?
SeokJin frunció el ceño ante aquella pregunta no específica.
-¿Hacer qué?
Jinnie levantó la mirada, sus ojos reflejanban la herida que aún no cicatrizaba. Pero que trata de ocultar para llevar una buena comunión con su hermano.
-¿Por qué engañaste a NamJoon?
El silencio cayó entre ellos como una losa de concreto. SeokJin parpadeó varias veces, como si no esperara la pregunta, o tal vez como si ya hubiera anticipado que algún día llegaría.
Por primera vez, Jinnie vio cómo la seguridad en el rostro de su hermano se resquebrajaba.
-Jinnie, yo...
Pero no tenía respuesta.
O mejor dicho, no le diría la verdad absoluta. No era estúpido y no perdería todo aquello que tenía en ese momento sólo para defender su ego.
Porque la verdad era oscura, era retorcida. Nunca había amado a NamJoon. Nunca lo quiso realmente. Solo lo tomó para quitárselo a Jinnie, para ver el dolor en sus ojos cuando los vio juntos. Porque, al final, SeokJin no soportaba que Jinnie tuviera algo que él no.
Desde niños, Jinnie siempre había sido el más querido. El que la gente protegía. El que NamJoon miraba con cariño antes de que SeokJin interviniera. Y eso, para él, había sido insoportable.
Pero eso nunca lo diría.
En su lugar, bajó la mirada y dejó escapar un suspiro.
-No sé qué decirte.
Jinnie sintió que el pecho se le oprimía. Había esperado una excusa, una mentira, cualquier cosa. Pero la falta de respuesta lo decía todo.
La brisa sopló con más fuerza, haciendo que el agua de la piscina se agitara levemente. Las sombras de los árboles se reflejaban en la superficie, oscilando con los movimientos del agua, distorsionadas.
-Pero tú... lo amaste, ¿Verdad?-insistió Jinnie, su voz apenas un susurro.
SeokJin lo miró, y por primera vez, Jinnie vio un destello de algo parecido a la culpa en sus ojos. Pero desapareció tan rápido como había aparecido.
-Sí. Más que a nadie -respondió simplemente.
Jinnie soltó una risa amarga, sabía que mentía. Se pasó una mano por el rostro, sintiendo que su cuerpo se tensaba más con cada segundo de silencio.
-Yo lo amaba, SeokJin -murmuró, con su voz apunto de quebrarse-. ¿Sabes lo que fue ver cómo lo lastimaste? ¿Quitarme algo que amaba con toda mi alma para al final ver qué no te interesaba?
SeokJin desvió la mirada hacia el agua, su expresión se volvió indescifrable. Un caos se comenzó a desatar en su interior.
-Son cosas que pasan, Jinnie. No todo es color de rosa como tú crees.
El mencionado apretó los labios, intentando controlar la rabia que tenía en su interior ante las sádicas palabras del rubio.
-Para ti NamJoon no fue nada, ¿verdad? -susurró-. Para ti todo fue un simple juego...
SeokJin no respondió, se limitó a cerrar los ojos y volver a disfrutar del sol.
-Vamos hermanito. Olvidemos el pasado y disfrutemos de este delicioso sol.
El sol aún brillaba en el cielo, pero la piscina ya no parecía refrescante. Ahora el agua se sentía fría, como la distancia entre los dos.
Sin decir nada más, Jinnie salió de la piscina. Se colocó una toalla al rededor de la cintura y después se dirigió hacia el interior de la mansión.
Aquellas palabras habían lastimado su ser con profundidad. Pues al parecer las cosas no habían cambiado. SeokJin seguía siendo el mismo y su corazón continuaba cegado por la envidia y el rencor...
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