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Si sus noches de por si ya eran difíciles, ahora se habían convertido el doble de pesadas debido a que su mente no podía mantenerse tranquila. Su cabeza dolía y al momento de verse en el espejo podía distinguir unas manchas oscuras al rededor de sus ojos, pero por más que quisiera ir a dormir no podía, no podía dejar sólo al pelimorado.
Se encontraba en la cocina, preparando el desayuno para Jinnie, quien como siempre esperaba pacientemente en el comedor, mientras leía un periódico pues era lo único que había encontrado para poder entretenerse.
—¡Hoseok!—Llamó desde el comedor y a los segundos el mencionado ya se encontraba en el comedor, sin importarle si la comida podía estar quemandose o no.
—¿Si, señor Kim?
—¿Por qué el periódico va un año adelantado?—Inquirió con curiosidad, pues había cosas muy extrañas, cosas que no cuadraban.
—Ahm… debe ser un error de la editorial.—Respondió con un toque de nerviosismo.
—Sí, debe ser.—Asintió, creyendo en la opción que le había ofrecido el mayordomo. Soltó un suspiro, para después doblar el periódico y dejarlo de lado.—¿Ya llegó Nammie? No ha bajado a desayunar.
—Emh… el señor Kim llamó y dijo que… no podía volver a casa porque tenía una junta muy importante.
—¿Por qué no me lo pasaste?
—Discúlpeme señor Kim, ya estaba dormido y no quise despertarlo.—
—Sabes que no me hubiera importado, lo único que deseo es hablar con mi esposo.—No podía mentir, estaba enojado con Hoseok, pero también lo entendía, no podía ir y despertarlo así como así.
Hoseok se quedó quieto en su lugar, sin saber como enmendar aquella mentira que él mismo había creado, cuando vio que nada más podía hacer decidió volver a la cocina, donde un hot cakes quemado seguramente le estaría esperando.
Jinnie suspiró, algo andaba mal, lo presentía. Inconscientemente llevó sus manos hasta su vientre, donde acarició con suavidad, esperando que su hijo estuviera ajeno a su al rededor, porque sabía que tanto él como su hijo necesitaban a NamJoon.
De pronto, el timbre de la mansión sonó, Hoseok venía de la cocina y traía consigo un plato con hot cakes, los colocó en la mesa y justo cuando estaba por dirigirse a abrir la puerta de la mansión, Jinnie fue más rápido y corrió hacia la puerta. Donde al abrir se encontró a un SeokJin muy diferente al que conocía, con el venía su hija y su esposo, Lee Jae Hwan…
—¡SeokJin!—Pero Jinnie solamente se enfocó en el rubio que estaba frente a él. Le dio un gran abrazo, y suspiro, al menos SeokJin estaba ahí con él.
—¿J-jinnie?—Inquirió en un especie de shock, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, no podía tan siquiera procesar que el pelimorado lo estuviese abrazando, no cuando se supone que este estaba igual que NamJoon, muerto.—J-jinnie… —De sus labios escapó un sollozo al tan siquiera volver a recordar ese evento tan traumante. Y si no fuera Jinnie no importaba, lo extrañaba mucho, así que lo abrazó con fuerza.
A los segundos, Hoseok se hizo presente en la puerta de la mansión, donde la emotiva escena de los "hermanos" se llevaba acabo. Una sonrisa se esbozo en su rostro, como se dice, la esperanza es lo último que muere y tal vez el haberla mantenido hasta el final haría que las cosas fueran como antes o que al menos se asemejaran.
—¡SeokJin! ¿Dónde habías estado?—Se separó Jinnie, del abrazo, más no se alejó.—¡Te he extrañado tanto y eso que te acabo de ver hace dos días!
—¿Dos días? Pero… ¿qué cosas dices Jinnie?—Frunció su ceño, no habían pasado dos días, sino un año.
—¡Sí! Hace dos días NamJoon y yo estuvimos en el jardín hablando, y bueno después ya no recuerdo nada, pero ayer me encontré con Hoseok y me dijo que estabas casado con… Lee.—Su voz y su mirada se transformó en una fría y hostil con tan sólo mencionar ese apellido, dirigió su mirada hacia el dueño de aquel apellido tan horrible a su parecer y le miró de la forma más despreciable que puediera existir.
—Hola Jinnie.—Saludó este con nerviosismo, sintiéndose intimidado por la forma en que lo miraba el pelimorado.
—Para ti soy Jin.—Respondió secamente, para después ignorarlo.
—De acuerdo.—Fue lo último que dijo, para después guardar silencio. SeokJin se dio cuenta de la situación y no esperaba tratar de convencer a Jinnie de que lo apoyara, no era algo fácil de aceptar, no después de todo lo que había pasado.
—¡Oh Jinnie!, quiero presentarte a mi pequeña, su nombre es Jinna.—Fue entonces que los ojos de Jinnie fueron a parar a una pequeña niña de al rededor de un año, era idéntica a Jin, aunque mantenía algunas facciones de Ken, pero eso no fue impedimento para cargarla en sus brazos una vez que SeokJin se la entrego.
Jinnie no podía describir lo que sintió al momento de cargar a la pequeña de su hermano, una corriente eléctrica recorrió por todo su cuerpo al imaginarse que en unos cuentos meses tendría sobre sus brazos a una pequeña e inocente criatura, producto del amor que existía entre él y su esposo.
Era como si realmente todo estuviera en orden, como si no hubiera nada más porque preocuparse, nada más que pudiera poner en peligro la paz que se encontraban viviendo en esos momentos, pero aún faltaba una cosa, ¿dónde estaba NamJoon? ¿Por qué tardaba tanto?
—Hola Jinna… eres idéntica a tu padre.
—Gracias.—Agradeció con inseguridad el peliazul.
—Hablo de SeokJin.—Le respondió inmediatamente y el contrario se vio obligado a no abrir la boca nuevamente.
—Ja, ja, ja, mejor cierra la boca Ken, y tú, —Señaló a Jinnie.—Tenemos mucho que platicar.
—¡En realidad no tengo mucho que platicar, pero será un placer! Podemos platicar en lo que llega Nammie, estará muy feliz de ver a tu hija, aunque no puedo puedo decir lo mismo de ti.—Se dirigió hacia Ken, con la misma agresividad y desprecio que comenzaba a acostumbrar.
SeokJin dirigió rápidamente su mirada hacia Hoseok, estaba confundido, ¿de que hablaba Jinnie? Hoseok le rogó en un gesto silencioso que le siguiera la corriente a Jinnie y que no le mencionara nada, al menos por ahora.
—A-ah sí…—Asintió el rubio, siguiéndole la corriente al pelimorado.
—¡Pasen!—Jinnie se hizo a un lado para permitirles el paso a la mansión.
Una vez adentro de la mansión, Jinnie se dirigió junto con la pequeña hacia el comedor, mientras que un Ken cabizbajo le seguía, pues tenía que asegurarse de que a su hija no le hiciera falta nada. Y entonces SeokJin aprovechó la situación para dirigirse a Hoseok en medio de susurros.
—¿Qué diablos está sucediendo? Y, ¿por que habla tan seguro de que NamJoon vendrá? Por favor dime que no lo imaginé y que no estoy alucinando.
—No, el señor Kim mandó a construir un laboratorio en el sótano antes de morir, ahí colocó
Jinnie en una cápsula con un líquido especial que lo mantendría conservado y no soló eso, al parecer le regreso la vida.
—¿Por qué nunca me dijiste nada de esto? ¿Suga lo sabe?
—No, nadie tenía que saberlo, el señor Kim fue muy específico en decirme que tenía que ser un secreto, yo era el encargado de cuidarla y darle mantenimiento, hasta el día de ayer, cuando baje la cápsula se encontraba rota y vacía y ahí estaba él…
—¿Qué fue lo primero que dijo? ¿Él lo sabía?
—No, lo primero que me pregunto fue acerca de su hijo, en realidad yo no supe que responderle porque pensé que se encontraba muerto, al igual que él y sinceramente no sé que hacer, él cree que NamJoon sigue vivo y que su hijo está bien, por favor ayúdeme…
SeokJin pudo ver la angustia reflejada en los ojos del pelinegro, y como juzgarlo si el también lo estaba, pero tenía que ayudarlo, tenía que encontrar una manera de enmendar las cosas.
—Bien, yo me encargaré de decirle que NamJoon está… —Para Hoseok no pasó desapercibido aquel trago grueso de saliva por parte del rubio al mencionar ese tema tan delicado que los había estado atormentando por meses.—Pero necesito que Suga me acompañe a hacerle un chequeo a su bebé, no puedo pedirle a Ken que me acompañe, de por si Jinnie está luchando con no lanzarsele encima. Suga es uno de las personas más cercanas a NamJoon así que Jinnie puede confiar en él , tenemos que saber la verdad, así nos rompa el corazón, hay que informarnos acerca de la condición del bebé. ¿Podrías contactar a Suga?
—Sí.—Asintió rápidamente, para después suspirar. SeokJin fue compasivo y colocó su mano sobre su hombro.
—Bien. Y tranquilo Hoseok, ya verás que todo estará bien, encontraré la manera de decírselo, no puedo prometer que no saldrá dañado, porque en realidad la noticia le dolerá hasta el alma, así como nos dolió a nosotros, pero estaremos aquí para él y le acompañaremos en su dolor.
—Sí, tienes razón.—Esbozo una media sonrisa, para después asentir ya más tranquilo.
—¡Hey chicos! ¡Vengan! ¿Por qué me dejaron solo con el doctor Frankesteien? Estoy a nada de asesinarlo con un tenedor.—Una energética cabellera morada salió desde el comedor, llamando la atención de ambos.
—Ja, ja, ja, ya vamos.—Hoseok y SeokJin caminaron hasta donde provenía la cabellera, para después dirigirse hacia la cocina.
Hoseok se sentía más tranquilo, pues ya no estaba en él toda la responsabilidad de decirle la verdad al clon, SeokJin le había caído como un ángel del cielo y estaba tan agradecido con ello, aunque aún había algo que le preocupaba: Suga…
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