🧬14🧬
Sus párpados poco a poco comenzaron a dejar de pesar en cuanto los rayos del sol se reflejaban sobre su rostro. Al momento de abrir sus ojos y destensar sus músculos, se dio cuenta que se había dormido sobre él sofá de la habitación de sus jefes. Mientras hacía vela por uno de ellos.
Lo último que recordaba era que luego de que su jefe SeokJin cayera en un profundo sueño, salió de la habitación en busca de un sobre para la carta, la cual se encargaría de entregar en cuanto su jefe despertara.
Se dio cuenta que su jefe aún se encontraba dormido. Fue así que prefirió no molestarlo y retirarse a preparar el desayuno.
Antes de bajar hacia el primer piso, cerró la puerta con seguro para evitar que alguien ajeno pudiera ingresar a la habitación, si bien, la puerta podía ser abierta desde el interior, así que Jinnie no tendría ningún problema en salir.
Mientras bajaba por las escaleras, el timbre de la mansión sonó, anunciando la llegada de alguien. Cómo su deber de mayordomo le dictaba, respondió al llamado en cuanto llegó al final de las escaleras. Una vez que abrió la puerta, se topó con la espalda del señor Min, quien parecía haberse distraído admirando el jardín de la mansión mientras la puerta se abría.
—Buenos días, señor Min—dijo HoSeok, llamando la atención del contrario.
—¡HoSeok, buenos días!—exclamó sobresaltado sin percatarse que la puerta yacía abierta—¿Puedo… pasar?
—Por supuesto.—se trasladó unos pasos hacia su derecha para dejar pasar al pelinegro hacia el interior de la mansión. Una vez dentro, HoSeok se ofreció a llevar el abrigo del abogado.
—El otoño nuevamente está llegando…—mencionó el pelinegro mientras le entregaba su abrigo al mayordomo.
—Así es. La temperatura comienza a disminuir cada vez más—añadió. Para después colocar el abrigo del señor Min sobre un perchero cerca de la entrada.
—Si te soy sincero, odio el otoño. Si por mi fuera eliminaria esta estación de todo calendario.
—Comparto su dolor señor Min…—respondió HoSeok, sabiendo perfectamente a lo que se refería.
NamJoon había partido en un otoño…
Cuando las hojas de los árboles caían como cadáveres secos y frágiles hacia el suelo, donde con el tiempo serían consumidas por la tierra hasta que no hubiera rastro de ellas…
—Sin embargo, sería una pena, pues a el señor Kim le encantaba la época de otoño.—añadió el mayordomo.
—Mmh, sí. NamJoon siempre fue muy extraño. Decía que el otoño era su época favorita para leer con SeokJin todas las tardes mientras acompañaban su lectura con café. Te juro que no se cómo pasó de ir a los antros todos los fines de semana a ir a biblioteca todos los días de la semana.
—El amor es un sentimiento muy poderoso que en mayoría de veces nos hace cambiar, ya sea para bien o para mal. Cuando se ama a alguien de verdad, buscamos quitar todas nuestras imperfecciones con el objetivo de no alejar a esa persona a la que queremos. ¿No le ha sucedido algo como eso, señor Min?—inquirió, dejando al pelinegro pensativo.
—Puede que tengas razón, HoSeok… Así como NamJoon cambió por SeokJin, yo cambié por mi esposo JiMin. Pero no porque a él no le gustara como era, sino porque algunas actitudes mías ponían en peligro nuestra relación.
—Fue justamente lo que le sucedió al señor Kim. Así que no creo que deba juzgarlo por las decisiones que tomó, al fin y al cabo, el señor Kim siempre sabía lo que hacía…
—Sí, tienes razón, HoSeok… No por nada NamJoon era un hombre tan exitoso…—exhaló después de que su mente le proyectara recuerdos de su viejo amigo su vieja oficina de director ejecutivo, misma que ahora mismo se encontraba sola…—Emh, cambiando de tema. ¿Cómo se encuentra Jinnie?—inquirió con curiosidad, al mismo tiempo que HoSeok lo guiaba hasta el comedor.
—Sobre eso… —respondió con inseguridad—. El hijo del señor Kim estará con nosotros en menos de un mes y el señor Kim se muestra inquieto con el hecho de que su esposo no esté aquí para ese entonces…
—¿Qué fue lo que le contestaste?
—Qué el señor Kim se encontraba ocupado, pero que según lo estimado llegaría para el nacimiento de su hijo.
Ante eso, Suga soltó un suspiro de frustración, si bien, en ningún momento se molestó con él, pues HoSeok había actuado bien ante una pregunta que él tampoco había podido contestar con sinceridad.
—Bien. Hiciste lo correcto, HoSeok. No te preocupes.
—Lo que me preocupa es el hecho de que el esposo del señor Kim siga esperando el regreso de su esposo. ¿Qué le diremos cuando sea el día y el señor Kim no… llegue?
—Tranquilo, HoSeok. Aún tenemos tiempo para pensar en eso… Por el momento, lo que es prioridad es la salud de Jinnie y su bebé. Si el día de nacimiento del bebé está próximo, tenemos que tomar medidas. Tenemos que protegerlo a toda costa de agresiones tanto físicas como psicólogicas y creo que sabes a que fuente de agresión me refiero, ¿Verdad?—murmuró.
HoSeok de inmediato entendió que el pelinegro se refería al rubio, aquel que creía haberse redimido con sólo confesar que se sentía mal por haber causado tanto daño… Y por supuesto que sería redimido, si tan sólo sus palabras fueran verdad.
—No se preocupe señor Min, protegeré al esposo del señor Kim en todo momento.
—Lo sé, HoSeok. No me preocupo por eso, ya que si NamJoon confió en ti ciegamente, entonces yo también puedo…—colocó su mano sobre el hombro del mayordomo, en un intento de mostrarle su apoyo. Cosa que HoSeok agradeció con demasía.
—Muchas gracias, señor Min.—le dedicó una leve sonrisa una vez que el pelinegro retiró la mano se su hombro.
Pronto, el olor a café se hizo presente en el comedor, lo cual hizo reaccionar a HoSeok.
—Alguien debió haber puesto el café por mí—expresó con naturalidad, para después caminar hacia el origen de aquel delicioso olor—. ¿Gusta café, señor Min?—le ofreció, sin embargo el mencionado negó con amabilidad.
—Estoy bien, HoSeok. Muchas gracias…
El mayordomo asintió, para después perderse en la cocina. Mientras tanto, Suga tomó asiento frente a la gran mesa de adobe que adornaba el comedor
—HoSeok, ¿Quería hacerte una pregunta?…—dijo una vez que el mayordomo llegó hasta él, con una taza de café en sus manos.
—Sí, claro, señor Min.
—Tú… ¿Cómo recuerdas que era SeokJin con NamJoon?
—¿Habla de antes del accidente?
—Sí. Bueno, según tengo entendido, SeokJin era demasiado diferente a Jinnie. Y según lo que sé, Jinnie apreció justo después del accidente que tuvo SeokJin.
—Bueno, SeokJin era demasiado cortante con el señor Kim. Nunca estaba en casa y a pesar de que el señor Kim siempre se mostraba cariñoso y dispuesto a cualquier cosa, a SeokJin parecía no importarle… Sinceramente no supe si había sido así antes de contratarme, pero dos años antes del accidente, así es como se comportaba con el señor Kim.
—Entiendo…
—¿Así es como se comportaba antes de contratarme?
—Para nada. O al menos yo no recuerdo así. Es demasiado extraño, pues desde que llegaron a esta mansión, SeokJin comenzó a comportarse muy diferente al que era con NamJoon antes. No por nada tenía a NamJoon a sus pies…
—¿Es verdad que fueron novios desde la preparatoria?—preguntó el mayordomo con curiosidad, a lo que el pelinegro contrario asintió.
—Sí, de hecho desde ese entonces habían estado juntos. Es justo que no logro entender cómo es que dejó a NamJoon por ese psicópata—gruñó.
—Si le soy sincero, yo tampoco logro comprenderlo. Sin embargo, con la llegada de Jinnie a la mansión, el señor Kim comenzó a vivir de nuevo… Todo el daño que le causó SeokJin desapareció por arte de magia…—mencionó con una sonrisa melancólica, mientras recordaba los momentos que había visto pasar a su jefe con su esposo, Jinnie.
—Sí… es lo mismo que dice mi esposo…—confesó Suga, con un mohín en sus labios—. Y en parte tengo que admitir que tienen razón… Era como si Jinnie hubiera vuelto a ser aquel chico que NamJoon conoció en preparatoria… Divertido, inocente, atento y amoroso…—comentó el pelinegro con una sonrisa en sus labios al recordar a su amigo enamorado—. El día en que se hicieron novios yo estuve ahí…—admitió con una pequeña risilla—. Ellos ya tenían al rededor de ocho meses saliendo pero ninguno se atravía a confesarse, o más bien, NamJoon no se atrevía. Le daba pánico el hecho de que SeokJin lo rechazara y aquellas salidas con él terminaran… Nunca fue un tipo de relaciones serias. Antes de SeokJin su relación más larga fue de un mes y es por eso que NamJoon temía arruinar su amistad con SeokJin… Si bien, ese día recuerdo que estaba lloviendo. Yo estaba en la casa de NamJoon porque habíamos planeado jugar videojuegos toda la tarde y beber cervezas. Sin embargo, apenas prendimos el televisor, tocaron la puerta. Se trataba de SeokJin, quien yacía con su cabello rosa empapado por la lluvia, al igual que su ropa.—sonrió al recordar la actitud de su mejor amigo—. De inmediato me quitó la atención de NamJoon, ja, ja. NamJoon corrió a ayudarlo, le prestó ropa y después le preguntó el porque se había estado bajo la lluvia, a lo que SeokJin respondió que tenía algo muy importante que decirle, pero al verme ahí, SeokJin no le dijo aquello que quería decirle, así que prefirió irse. Le pidió un paraguas prestado a NamJoon y con una sonrisa se despidió.
NamJoon actuó como un verdadero idiota con esa sonrisa boba en su cara mientras SeokJin se iba. Se encontraba en shock aun y cuando la puerta permanecía abierta. Fue así que, como buen amigo que soy, lo abofeteé y le dije que era el momento indicadi para declararse y si lo arruinaba no habría otra oportunidad…
—Qué fue lo que hizo el señor Kim?—preguntó con emoción el mayordomo.
—Ja, ja. NamJoon salió corriendo sin paraguas detrás de SeokJin. Fue entonces que en cuanto lo alcanzó, se declaró y luego se besaron como en un dorama… Resulta que SeokJin había ido a ver a NamJoon para confesarle sus sentimientos, sin embargo se arrepintió en cuanto me vió por pena.
—¿Qué sucedió con usted ese día?
—Mmh, después de felicitarlos NamJoon me pidió con una mirada que nunca voy a olvidar, que me fuera…—frunció sus labios al recordar aquel día—. Desde ahí admito que comencé a tener celos de SeokJin, pues sus salidas diarias y yo había quedado en segundo plano, sin embargo, con el tiempo me fuí acostumbrando y ya no fui tan molesto…—admitió.
—Es increíble como fue testigo del inicio de su relación…
—Sí, pero la peor parte fue ver a NamJoon sufrir por la infidelidad de SeokJin…—dijo, con su voz baja y llena de culpabilidad—. Aún existía en mí una inmensa carga de culpabilidad al pensar que la muerte de NamJoon había sido por mi culpa, por haber insistido mucho en qué dejara a SeokJin luego de su infidelidad…—admitió mientras su vista se fijaba en algún punto aleatorio—. Sin embargo, con ayuda psicológica y el apoyo de mi esposo pude darme cuenta que no fue así. Yo solamente quería el bien de mi amigo y si las cosas tomaron ese rumbo era porque así tenían que suceder…—exhaló.
—Tiene razón, señor Min—asintió dándole la razón.
De pronto, aquel ambiente fue interrumpido por un pelirrojo que ingresó al comedor, llamando la atención de los pelinegros.
—¡Hola! ¿De qué hablaban?—preguntó, al tiempo que tomaba asiento en una silla vacía.
Tanto HoSeok como Suga se sintieron incómodos ante la presencia de SeokJin, sin embargo, Suga estaba consciente de que estaban hablando de SeokJin, así que se lo hizo saber.
—Hablábamos sobre la vez que NamJoon y tú se hicieron novios.
—Oh, como olvidarlo. Fue después de nuestro primer encuentro…—mencionó con emoción.
Tanto Suga como HoSeok fruncieron su ceño y se dirigieron miradas incrédulas. Suga tensó su mandíbula con ligera molestia ante lo que había respondido SeokJin. Llegó a tres posibles conclusiones, SeokJin era demasiado distraído como para recordar como se había hecho novios.
No le importaba en lo más mínimo. O simplemente se trataba de alguien ajeno a NamJoon. Aquellas hipótesis solamente lograron incrementar el enojo de Suga.
—No, NamJoon se te confesó después de que salieron por ocho meses.
—No, fue después de nuestro primer encuentro. Lo recuerdo bien…
—¿Ah si? ¿Y al menos recuerdas en donde fue? Porque NamJoon lo planeó con meses de anticipación. Quería que todo fuera especial para ti…—le dijo al pelirrojo, sin embargo, en su tono de voz había molestia a lo que SeokJin respondió de la misma manera.
—No soy bueno recordando, ¿Okey?—dijo con ferocidad—. Además, ¿Por qué deberías saber todas esas cosas? ¿Qué acaso lo querías como algo más?—gruñó, a lo que Suga de molestó aún más.
—Ja, ¿Qué por qué se eso? Porque era mi mejor amigo y siempre lo escuchaba hablar horas y horas sobre ti. Y si lo hubiera querido como algo más, créeme que no lo hubiera tratado como una mierda, ¡justo como lo hiciste tú!
—¡Pues si tanto te molesta, debiste casarte tú con NamJoon!—exclamó con irritación.
—¡Pues créeme que lo habría hecho con tal de que tú no le vieras la cara de idiota con miles de hombres!—exclamó con furia, levantándose de golpe de su asiento como lo había hecho previamente SeokJin.
—Señores, les pido que bajen la voz. El esposo del señor Kim en cualquier momento podría despertar y no quiero que los escuché discutir.—les dijo HoSeok con voz firme, llamando la atención de ambos y logrando así que dejaran de discutir.
—Tienes razón, HoSeok… No vale la pena—respondió el pelinegro, dirigiendo una mirada filosa hacia SeokJin, siendo correspondido de inmediato.
—HoSeok, ¿podría tomar un poco de café?—le preguntó el pelirrojo.
—Sí, ahora vuelvo.—quiso ponerse de pie, sin embargo SeokJin fue más rápido.
—Descuida. Iré yo.—y fue entonces que se dirigió hacia la cocina en busca de café.
HoSeok y Suga se voltearon a ver.
HoSeok le suplicó con una mirada que no continuara discutiendo con SeokJin, pues había más cosas importantes como el nacimiento del hijo de NamJoon y el hecho de tener que esconder su muerte de Jinnie.
Suga lo entendió y fue solamente por eso que decidió mantener la boca cerrada o al menos ya no decirle a SeokJin sus verdades en la cara.
Sin duda, aquella sería una mañana muy larga…
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