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💌Thirteen💌

Guillermo estaba hecho un manojo de nervios mientras veía su clóset, no importaba que tanto lo viera, de repente era como si nada combinará y se viera mal en él, estaba que se tiraba del cabello sino fuera porque no quería arruinar sus rizos, algunos de si manada se encontraban sentados en su cama y otros en el suelo solo viendo su ataque de histeria sin saber exactamente qué hacer.

—Oye Paco, ¿Por qué sacaste toda tu ropa?—preguntó Lozano con inocencia.

Todos lo voltearon a ver enseguida como amenaza.

—No sé que ponerme...—murmuró Guillermo con la cara escondida entre las manos.

Los tres suspiraron ante la respuesta y Lozano solo los vió confundido, no sabía exactamente qué fue lo malo que hizo, al parecer no sabía que era totalmente prohibido decirle Paco porque no le gustaba y de interrumpirlo mientras escogía su ropa.

—Tienes un chingo de ropa, déjame ver—habló por fin Guardado hurgando entre la ropa tirada.

—Deja te ayudo—dijo Diego acercándose al tumulto de ropa.

Guillermo quitó las manos de tu rostro para ver conmovido cómo su manada intentaba ayudarlo en escoger que ropa usar para su cita repentina, sintió sus ojos llorosos pero se contuvo de llorar. Mientras que Andrés y Diego sacaban ropa, Hirving y Edson la analizaban mientras veían como combinarlo.

En un solo rato ya tenía varios conjuntos para escoger.

—Listo ama—dijeron Lozano y Laínez al mismo tiempo.

Eso hizo que Guillermo soltará una risa, se acercó a los conjuntos armados por su manada y comenzó a verlos, todos lucían bien y eso lo hacía dudar más, los demás se fijaron en ello.

—¿Dónde te va a llevar ese wey?—preguntó Edson mientras abrazaba a su omega.

Guillermo finalmente abrió en demasía los ojos, volteó a verlo con una sonrisa nerviosa—No me dijo... y yo no pregunté... supongo que es sorpresa para mi—respondió apenado.

Edson y Diego voltearon a ver la ropa, se quedaron callados un momento hasta que de repente se miraron entre ellos.

—Creo que lo adecuado sería que fueras casual y cómodo, no sabes dónde te va a llevar el che boludo—comentó Diego mientras se levantaba de dónde estaba.

Con ayuda de Guardado, Lozano y Alvarez, Laínez estuvo descartando varios conjuntos de ropa que no fueran casuales y cómodos, así quedando únicamente tres outfits, ayudando una vez más a Guillermo en reducir su labor de escoger.

Ahora con menos opciones, analizó una por una con mucha crítica, sus amigos solo esperaban su respuesta con ansias, se podría decir que estaban más emocionados que el mismo Ochoa, ya que habían hablado con dos de los argentinos sobre la inesperada cita de sus amigos.

—Me decido por este, va a hacer un poco de frío y este no me hará morir de calor—se decidió tomando el conjunto de la derecha.

Su manada internamente celebró la elección del omega dominante, así que salieron casi en estampida del cuarto de este para dejar que se cambiara.

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Lionel había hecho en tiempo récord todo, había logrado elegir un conjunto de ropa decente y después de ver por internet destinos de citas, optó por llevar al mexicano a una cafetería y luego caminar un rato por un parque cercano con tal de estar al aire libre, también siendo favorable que no habría mucho sol.

Quería hacer todo bien a pesar de las prisas.

Con cierto pánico miró la hora en su teléfono que marcaban casi las 4:30 y eso fue suficiente para que agarrará lo que necesitaba para salir pitando de su casa, con prisa subió al carro y arrancó, colocó el mapa para que le indicara a dónde ir para llegar a la casa de su cita, transitó por varias calles que en su vida había visto y que llegara a reconocer.

Después de un rato manejando en silencio que solo era interrumpido por la voz femenina del mapa, llegó finalmente a la primera parada, una florería donde bajó a comprar un ramo de hermosos girasoles, no importaba el gasto, solo quería ver la cara sorprendida del omega una vez que lo vea. Subió enseguida al carro y nuevamente manejó, no sin antes dejar el ramo con mucho cuidado en el asiento de copiloto, hasta la casa de su cita.

Revisó la hora y justamente marcaba las 5, sonrió victorioso por llegar a tiempo, en el retrovisor peinó algunos mechones de cabello rebelde en él y bajó del carro con todo y ramo. Suspiró fuertemente y se armó de valor para tocar el timbre de la casa.

Escuchó un poco de bulla detrás de la puerta, cosa que lo alertó aún más, hasta que la puerta fue abierta por un chico un poco más alto que él, de ojos pequeños que lo analizó duramente con la mirada, eso lo hizo respingar y carraspea un poco.

—¿Está Guille aquí?—pregunta un tanto nervioso.

Rezaba por no haberse equivocado de casa.

—Si, deja lo llamo.—responde neutral para luego hacerse un poco atrás—¡Memo! ¡Ya está aquí el argentino!—gritó Lozano viendo dentro de la casa.—Ahorita viene—finalizó volteando a ver al otro con una sonrisa.

—Gracias...—murmuró Lionel con una sonrisa nerviosa.

Después de unos incómodos minutos en los que Lozano permaneció quieto en la puerta solo viendo a Messi con el ramo, llegó Memo quien de un jalón quitó al alfa menor de ahí.

—Pe-perdona la tardanza—se disculpa nervioso el omega.

—No te preocupés.—dijo Messi al instante—Toma, pa' vos—extendió el ramo hacía el mexicano.

Mismo que agarró el ramo de girasoles completamente sorprendido y sintiéndose elogiado por ese pequeño acto.

—Mu-muchísimas gracias, no tenías que hacerlo—habló Ochoa apenado con un sonrojo casi imperceptible.

—Alguien bonito como vos merece que le regalen flores—explicó con una sonrisa al ver los ojitos sorprendidos del omega.

Aquello valió la pena.

—Voy a ponerlos en agua, pasa—invitó haciéndose un lado de la puerta.

—Con permiso—murmuró el alfa apenado.

Al ingresar a la casa ahí estaba la manada de su amado, todos sentados en los sillones viéndolo fijamente, el omega se retiró de ahí rápidamente hacia la cocina en busca de un florero para dejar las flores.

Se apresuró en dejar las flores para evitar que sus amigos traten de intimidar al alfa o de hasta amenazarlo, conociendo lo intentos y sobreprotectores que eran con él, quería evitar un disgusto en su cita. Al llegar a la sala apenas Guardado iba a levantarse, con una mirada enojada, Guillermo hizo que se sentará el alfa de un golpe, con caminar apresurado se acercó a Lionel.

—Ya podemos irnos—avisó con una ligera sonrisa.

—Bien... con permiso—se despidió el argentino nervioso.

—Adiós, que se diviertan—dijeron los cuatro al mismo tiempo.

Ambos dominantes salieron de la casa para dirigirse al carro, Guillermo se quedó boquiabierto al ver tremendo carro lujoso en la acera, voltea a ver a Messi cuando este abre la puerta del copiloto esperando a que suba.

—Un amigo me prestó su carro—mencionó con una sonrisa apenada.

Guillermo asintió ligeramente para acercarse a la puerta y meterse al carro, no sin antes agradecer al alfa en un murmullo, Lionel cerró la puerta y fue rápidamente al asiento de piloto para abrocharse el cinturón y emprender camino a su destino.

Su cita.

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Perdonen que no haya actualizado, el sábado fue algo ocupado para mí ya que asistí a una fiesta y pues, está demás decir que estoy buenísima y que me cansé, el domingo fue de recuperación de energía.

Hoy les compenso esto con este capítulo, mis niños ya van a tener su cita.

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