Memo se levantaba con pesadez al escuchar la alarma, la apaga para suspirar cansado y se sienta en su cama para estirarse, escucha el crujir de su espalda y con sonidito de placer regresa a su posición de descanso, apenas se da cuenta que su cuarto es un desastre de hojas cuadriculadas, reglas y lápices en el suelo.

Observa todo aquello con una mueca, no le quedaba de otra, ese era el precio que pagaba por querer estudiar arquitectura. Se levantaba de su cama y con el pie hace un lado todo aquello para acercarse al ropero para buscar su ropa, puede escuchar detrás de la puerta que los demás se han despertado gracias al ruido de las pisadas en el pasillo y la cafetera chillando.

Al terminar de peinarse y cambiarse, sale de su cuarto donde se topa con su amigo Guardado en el pasillo.

—Ya te iba a tocar la puerta cabrón, te tardas un chingo—masculló en forma de reclamo.

—Me tardo porque estos rizos no se cuidan solos—dice señalando su cabello.

—Pinche princesa me saliste—dijo en un bufido.

—Envida tienes que—dijo juguetón mientras se acercaba para darle un codazo.

—Ya wey, ya está listo el desayuno—dijo mientras le revolvía el cabello al otro.

—¿Diego y Edson?—cuestiona con una sonrisa.

—Ya sabes que si—responde sonriendo.

Van juntos al comedor de la casa para comprobar que ambos jóvenes habían preparado el desayuno juntos, Memo al verlos sonrió gustoso. Habían conocido a ambos cuando recién llegaron a la Ciudad de México, se encontraban estudiando gastronomía y buscaban rentar un departamento o casa que quedará cerca de la universidad.

—Buenos días chicos—saludo con una sonrisa.

—Buenos días, Memo—respondieron ambos.

Cada uno tomó asiento hasta que Memo notó la ausencia de alguien.

—¿Dónde está Lozano?—preguntó preocupado.

—Ahi viene—dijo Edson señalando al pasillo.

De ahí salió Lozano con unas pequeñas ojeras y se notaba cansado a pesar de que se veía presentable. Todos al verlo hicieron una nueva preocupada ante la cara de pocos amigos del joven.

—Buenos días—habló en un bostezo largo.

—Buenos días…—saludaron de regreso aún sorprendidos por el otro.

—Dejaste la tarea de último, ¿verdad cabrón?—dedujo Guardado mientras veía divertido al otro.

—Ni me digas nada—amenazó el otro como respuesta.

—Nada más preguntaba—respondió aguantandose la risa.

Memo solo sonrió negando con la cabeza, Lozano era al que solía cuidar más ya que iban en la misma carrera y conocía muy bien su mal hábito de dejar todo a lo último. Cómo estaba sentado a su lado solo le dió unas palmaditas en su hombro como consolación, este le sonrió devuelta y comenzó a comer.

Vió que Guardado le tomaba foto al desayuno y comenzaba a ver el teléfono, así que sacó su teléfono para ver qué era lo que subiría su amigo.

Aquella afirmación sorprendió a Ochoa y solo se rió, comenzó a comer mientras esperaba la respuesta de los otros al ver cómo los demás recibían la notificación en sus teléfonos y Lozano lo vió sacar su teléfono.

Al momento de ver la respuesta de Diego solo negó con la cabeza y decidió responder, aunque al final era en vano.

Lo que esperaba era la respuesta de el Chicharito, volvió a reír para luego volver a guardar su teléfono y comenzar a comer. De ahí todos comenzaron a hablar del tema en dónde Diego y Edson se autoproclamaban los favoritos, Guardado les afirmaba aquello y Ochoa intentaba defender al pobre Lozano que estaba haciendo un berrinche.

Al terminar de desayunar, todos fueron por sus mochilas para irse a la parada de autobús que los llevaría a la universidad.

Una vez en el autobús, Memo y Lozano aprovechan a publicar algo en sus perfiles antes de que llegarán a la universidad.

.
.
.

Y así empezamos con esta historia :D

Al final ya no quise quedarme con las ganas de escribir algo relacionado con el MessixOchoa, no pude resistirme a esta inesperada pareja.

Espero les guste ;)