O53
" Siento en mis oídos como el latido de mi corazón va más lento, intentó escapar pero siempre termino entre sus garras."
Ingresar por la gran puerta de cristal le hizo recordar aquella vez que pisó el escalofriante lugar de paredes totalmente blancas con su corazón a punto de escaparse del pecho, acompañado de su madre. Pudo sentir como su existencia se hacía diminuta poco a poco bajo las radiantes luces en el techo, se sentía expuesto de esa manera, no había visitado ningún hospital por voluntad propia hace mucho, la última vez fue cuando se desmayó y el tratamiento para su anemia tenía que comenzar de manera urgente, había pasado un largo tiempo desde esa vez, fue inevitable no sentirse feliz y orgulloso de su gran avance, si tan solo pudiera viajar en el tiempo se abrazaría a si mismo para decirle al YeoSang de antes que todo iba a estar bien, que todo iba a mejorar.
Tomó la mano de su acompañante para sentirse más seguro de lo que hacía, había prometido dejar de intentar algo imposible como buscar tener hijos, sin embargo estaban ahí de nuevo, procurando hallar maneras para poder traer integrantes nuevos a la pequeña familia que eran, tener cachorros a su edad era común, normalmente a los veinte años la mayoría de Omegas ya tenían una buena situación económica por el hecho de tener mucho apoyo por parte de sus familias, así que eso les permitía mantener a los bebitos que nacían, sin embargo el desde un principio no la había tenido fácil, es decir, hoy en día no podía quejarse porque contaba con un trabajo estable, dinero y algunos lujos que podía darse de vez en cuando, pero eso no le hacía feliz del todo, porque a pesar de que había salido adelante con muchas cosas materiales, sus emociones continuaban marchitandose.
Tenía a un gran novio a su lado, el fue y es la pieza que lo completó casi del todo, SeongHwa era el amor de su vida, sin embargo un pequeño dolor punzando en su alma se negaba a abandonarlo, de vez en cuando miraba en el teléfono las fotos de su adolescencia con sus padres, es que a simple vista parecían ser una familia demasiado perfecta, si problemas, sin errores, pero poco a poco la cara de la moneda se fue mostrando sin manchas cuando la que era su familia le dió la espalda por completo, su mente empezaba a contaminarse y su estabilidad mental decayó, en ese entonces tenía diecinueve años pero se sentía como un infante en busca de mimos y cuidados especiales.
Darse cuenta de que tener problemas y ser el problema era su realidad fue realmente costoso, así como también lo fue amarse a sí mismo.
Escuchó la voz del enfermero llamar a su nombre para dar aviso de que debía ingresar al consultorio de la doctora, en el lapso de tiempo que tardó en pararse pudo sentir sus piernas tener pequeños temblores, se había encargado no elevar mucho sus expectativas, pues lo más probable era tener las mismas respuesta de siempre; el no podría tener bebés jamás.
Sin embargo intentó mantenerse tranquilo como aconsejó SeongHwa, mismo que también empezaba a sentirse ansioso. El consultorio era como los de siempre, blanco, con un par de stickers en las paredes que daban algo de vida al lugar ambientado con papelotes sobre la fertilidad.
Encontrar una clínica privada que trate los problemas de infertilidad fue una tarea más sencilla de lo que creía, habían muchas en Seúl, también se supo de que la infertilidad era común en muchos Omegas y habían campañas que luchaban contra el tabú y prejuicios sobre ese tema, de verdad se sentía feliz por eso, al mismo tiempo acompañado, saber de que habían más personas luchando contra la toxicidad de la sociedad era algo que ponía su alma en paz.
La clínica tenía médicos especializados, urólogos, ginecólogos y endocrinólogos, primero tenía que pasar con la doctora general que iba a examinar su cuerpo, preguntar sobre su expediente de salud y tomar algunas pruebas rápidas de sangre, había sacado una cita exclusiva así que se la pasaría muchas horas del día con los doctores, de consultorio a consultorio.
— Buenos días, ¿Kang YeoSang? — Habló la mujer Omega con aproximadamente cuarenta años de edad, era una mujer que a pesar de los años, se veía muy joven y dedicada a lo que hacía, la buena ética hacía a grandes profesionales, eso no era debatible.
— Buenos días, si, soy yo. — Dijo sonriendo con timidez ante la mirada atenta de la médica, a comparación de aquella vez, ahora sentía un poco más de confianza con la mujer y con SeongHwa a su lado, no tenía mucho miedo de ser regañado o ser tratado feo.
— Bien, te haré unas preguntas y respóndeme con sinceridad, ¿Bueno? — Aclaró su garganta, tecleando en el monitor que tenía ahí, lista para llegar un nuevo expediente del castaño, con nuevos datos y cosas que ayudarían mucho, tanto en el tratamiento como en el diagnóstico. — ¿Tu celo ha llegado? — La Omega dirigió su mirada a los ojos marrones del castaño, notando un reconocible temor en ese brillo tan particular que tenía y fue ahí cuando se dió cuenta de que Kang es un paciente con un complejo demasiado grande, que era su infertilidad. — Dímelo, estás hablando con alguien que en vez de juzgarte solo te ayudará, te prometo que te aquí a algunos meses tendrás una barriga enorme con tu cachorro adentro.
YeoSang pudo sentir una ola de escalofríos por toda su pancita, era la ilusión creciendo una vez más en su corazoncito por las recientes palabras y es que ahora era distinto, palabras dichas por una persona profesional que no mentiría respecto a eso le hacía muy feliz, los nervios aún no se iban, el miedo tampoco, sin embargo la esperanza que tenía de quedar en cinta muy pronto hacía compañía. — No… Aún no llega mi celo.
— Bien, es normal, hay Omegas que por cuestiones hormonales o genéticas, tardan hasta diez años en tener el primer celo, puede que sea tu caso o tal vez no, así que realizaremos algunos estudios. — Tecleó rápidamente sobre los botones de letras para rellenar algunas cosas importantes, después de unos segundos siguió. — ¿Ya iniciaste tu vida sexual? Y si es así, ¿Hay lubricación?
— Si… Hace algunos meses la inicié pero nunca me fijé si lubrique… — Murmuró mirando a su Alfa quién se encontraba pensativo también, hablar de eso era algo extraño ya que era íntimo, sin embargo era necesario darlo a conocer.
— Los primeros meses no… Pero últimamente, un poco, solo que es muy leve, casi como un flujo. — Habló SeongHwa. La última vez que tuvieron relaciones fue el día de su aniversario, así que era reciente, esa era una señal muy buena pues aunque el lubricante sea mínimo, estaba ahí.
— Genial, eso es bueno. Ahora, ¿Ha tenido cambios en el aroma? Como ser más intenso o menos, por ejemplo.
— Si, hace dos meses su aroma es mucho más intenso. — Continuó.
— ¿Algún tipo de enfermedad o hábitos alimenticios?
— Uhm… Tuve anemia aguda pero… El tratamiento ya acabó y estoy sanito. — Habló tímido. — También algunos problemas alimenticios…
— Gracias por decírmelo YeoSang. — Habló la doctora, cruzándose de brazos. — No se si has escuchado hablar sobre el TCA, no es tu caso pero se relaciona un poquito. Las personas con transtornos alimenticios, como la anorexia, bulimia u obesidad, en algún punto por falta de vitaminas en el cuerpo y otros nutrientes muy importantes, llegan a ser infértiles de manera temporal. No es tu caso, pero mencionaste que tuviste anemia, eso pudo haber sido uno de los factores ya que un exceso como un déficit de grasa corporal de un 10 a 15% de lo normal pueden alterar tu cuerpo e interferir con el ciclo de tu celo.
— Entonces… ¿Solo fue por mi peso? — Preguntó con una pequeña sonrisa, sus dedos jugueteaban sobre sus piernas con emoción, si era solo eso comería más y tomaría todas las vitaminas que hayan para mejorar su alimentación, deseaba mucho estar bien para que su celo llegara de una vez, el celo que esperó por cinco años. — ¿Qué soluciones hay?
— Puede que si, tal vez nunca has sido estéril y fue un atraso grande del celo, por eso haremos más estudios, después de mi irás con la ginecóloga. — Dijo la mujer mientras imprimía el papel con los datos, guardando una copia en archivos del computador. — La más simple, estimular la ovulación con medicamentos o inyecciones mensuales. Ten, anda al consultorio veintiocho, ahí estará la ginecóloga que te atenderá, has todo lo que ella te pida.
— Muchas gracias doctora… — Se levantó rápidamente de su asiento para hacer una reverencia de noventa grados, apretando con emoción sus ojitos para después tomar la mano de su novio y dar saltitos mientras caminaban por los pasillos buscando aquel consultorio, la sonrisa de YeoSang era tan sincera y grande que sentía sus mejillas doler, tenía muchísimas ganas de llorar de la emoción, había escuchado bien, era probable que su celo llegara y también sería posible tener bebés, no podía evitar dar saltitos de euforia, por fin.
Por fin su sueño de tener un linda familia se cumpliría, por más que se estaba dando muchas bofetadas mentales para no emocionarse de más, su lobito rodaba en su interior y lloraba, aunque estaba cegado por la ilusión, seguía teniendo miedo de volver a ser lastimado por su traicionero cuerpo, YeoSang aún tenía miedo de que su sonrisa se borre por siempre, si sus ilusiones se rompían una vez más, no creía volver a recuperarlas, pero seguía sonriendo, abrazando con felicidad el cuello de su Alfa en el pasillo. — Amor… Tendremos bebitos.
— Claro que los tendremos, muchos, y todos serán igual de lindos como tú. — SeongHwa estaba igual o más feliz aún, pues sentir a través de la marca las emociones inexplicables y profundas de su Omega le contagiaba la alegría inmensa que se sentía interminable. Amaba con todas sus fuerzas a YeoSang y verlo feliz lo hacía feliz de la misma manera, ellos dos ya eran una familia, pequeñita, pero lo eran, e integrar a un bebé a la familia sería realmente una bendición.
La ginecóloga revisó sus partes íntimas, también le enseñó como organizar un pequeño calendario de fertilidad y pequeñas recomendaciones sobre la alimentación, en una semana empezaría el tratamiento que constaba de inyecciones mensuales que serían estimulantes esenciales para ayudar a sus óvulos en volverse muy fuertes, también comenzaría tomando algunas vitaminas para fortalecer más su cuerpo y si sucede algún milagro, su celo se manifestaría muy pronto.
La inyección en su nalguitas fue dolorosa, derramó un par de lágrimas ya que el líquido era lechoso, la aguja más gruesita además de que era la primera vez después de años que no recibía pinchazos en esa zona. No pudo caminar por el dolor en una hora, los efectos de la medicina llegarían pronto también, como apetito muy alto, sueño, cansancio, algo de resfrío o alteraría mucho sus hormonas, la verdad prefería mucho la última opción, quería empezar a notar cambios en su cuerpo de una vez por todas, se sentía muy ansioso y de cierto modo eso era un tipo de motivación para si mismo, continuando con su buena alimentación, vitaminas, su ánimo, con el pasar de los días comenzaba a sentirse mucho más vivo y los sucesos que lo habían marcado ya los había olvidado, como lo que pasó con JongHo.
Ese día, cuando despertó con fuertes mareos y dolor en su marca lo único que hizo fue aferrarse al cuerpo de SeongHwa para no soltarlo en lo que restaba del día. Estaba cansado de recibir tanto odio, de pagar por los platos rotos, no tenía nada en contra JongHo, rencor sería lo último que almacenaría en su corazón, sin embargo tenía un fuerte resentimiento dentro de el, muchas personas se habían dedicado a lastimar su estabilidad mental por no poder ser como los demás Omegas, sus padres, la familia de su Alfa, amigos, incluso personas desconocidas que lo trataban como el peor error del mundo.
Estaba feliz y al mismo tiempo impotente, había sufrido tanto por algo que tenía solución, sin embargo ahora podría cerrarles la boca a los que hablaron más de una vez su nombre de manera terrible para manchar su imagen, sería feliz consigo mismo y podría dejar de avergonzarse de su cuerpo. Para muchos ajenos, la razón de su sufrimiento es muy absurda, pero, todos tenemos derecho a sentirnos miserables por nuestros problemas, no importa si tú complejo es un lunar, o tal vez tú físico, tienes derecho a sentirte mal por eso así como sentirte feliz por superarlo.
Era su lema, comprenderlo había sido muy triste, siempre creyó que por ser defectuoso no tenía derecho a llorar por eso, aún así el lloraba igual, se sentía mal por ser el centro de burlas de sus padres, por no ser el hijo perfecto, por no ser como su hermano, por no ser como WooYoung. Sin embargo, si el era como los demás no tendría chiste, porque todos nacen con algo que los caracteriza, pero la sociedad se encarga de calificarte y ponerte en categorías, "bonito" "feo" "normal" "anormal", fue por esa razón que YeoSang llegó a odiarse mucho, hasta que llegó al límite, se cansó de no poder ser feliz. Ser buena persona no significa ser pisoteado por los demás.
Extrañaba mucho a sus padres, era inevitable no hacerlo, había pasado mucho tiempo de su vida culpandose por la ruptura que tuvo con ellos y fue difícil entender de que soltar a todos los que tengan que irse y hacer espacio para los que van a llegar, también es parte de la vida, no todos los problemas llegan para acabar con nuestra tranquilidad, algunos llegan para sacudirnos y hacernos crecer.
— Amorcito… Tengo mucha hambre~ — Se quejó el castaño rodando sobre la cama de su novio, cada día se sentía más y más enérgico, era por el tratamiento que estaba llevando, eso era más que seguro, ya llevaba dos semanas después de su primera inyección y vaya, que según el Alfa moreno estaban habiendo muchos cambios.
El aroma de YeoSang se volvió más intenso aún, cualquier persona que estuviera cerca creería que su celo estaba por llegar pero no era así, solo era la emoción en el aire capaz de poder respirar, se encontraba muy alegre, aunque aún algo confundido, la doctora le dijo que por estas fechas su celo estaría muy cerca, sin embargo, por más que quisiera percibir algo extraño en el, se sentía como siempre, no tenía ningún tipo de malestar como debería ser, ni siquiera un poquito de calor.
— Pero YeoSanggie, has comido mucho hoy, no te vayas a llenar mucho de comida. — El cuerpo de SeongHwa fue a recostarse a un lado del contrario para poder abrazarlo, las mejillas de su Omega habían crecido y eso era algo que lo ponía realmente feliz, hace mucho tiempo veía a su novio flaquito, más débil y liviano, ahora era todo lo contrario, era más pesadito, tenía más carne por su pancita y muslos, realmente el cambio había sido espectacular, tanto así que le daba ganas de llorar por emoción cada vez que pensaba lo mucho que había sobresalido YeoSang, estaba orgulloso.
— Tengo hambre amorcito. — Murmuró el castaño, subiéndose sobre el grande cuerpo de SeongHwa para abrazarlo, frotó su cabecita en el pecho como un cachorrito, para así demostrar que quería muchos mimos y besitos. — Hace mucho que no como…
— Corazón, acabamos de almorzar, recuerda que debes seguir un balance, solo cinco comidas al día, nada más.
— Pero moriré de hambre y soledad si no me das mi fruta, ¡Es frutita! Eso no me hace daño Seonggie. — Esbozó una de sus dulces sonrisas hacia el rostro del mayor, intentando convencerlo de dejarlo comer su frutita, le gustaba mucho comer mango, era temporada de frutas y cada semana compraba kilos y kilos de mango que todos los días comía al menos dos, uno en la mañana y otro después del trabajo.
— Está bien mi vida, pero antes déjame darte besitos, que esos lindos labios se ven algo sequitos, hm~. — Llevó sus grandes palmas a las mejillas de YeoSang, apachurrando muy suavemente ambas para que los labios gorditos sobresalieran de manera abultada y linda, no tardó en acercarse a repartir pequeños piquitos llenos de cariño sobre los belfos del Omega, mismo que sin dudar correspondía cada morreo que su novio le daba.
— Te amo SeongHwa. — Balbuceó, cerrando sus ojos para disfrutar el lindo contacto que estaban teniendo. — Prometo darte muchos bebitos para que seas feliz.
— Yo ya soy feliz a tu lado, con o sin bebitos, siempre estaré feliz por el simple hecho de que estás conmigo.
— No me digas eso… Voy a llorar porque siempre eres muy lindo conmigo… — Un puchero se instaló en el rostro de YeoSang, para después volverse una dulce sonrisa.
Después de muchos minutos con cursilerías y los aromas dulzones en el aire, decidieron pararse como unos ositos perezosos para ir a preparar los mangos que YeoSanggie tenía en un altar, según el, después de SeongHwa y HongJoong, seguían los mangos en la lista de las cosas que más amaba. Apenas llegaron a la cocina, el castaño iba a correr directo al cajón donde siempre guardaba sus frutas, sin embargo un fuerte y punzante dolor en su vientre lo hizo parar de repente, había dolido mucho, tanto así que tuvo que esperar unos segundos para asimilarlo y recuperarse.
— Me duele…
— ¿Qué sucede mi amor? — Habló el moreno, acercándose al cuerpo del más pequeño para así tomar su manito, sujetándolo por si volvía a sentir algún dolor.
— Me duele aquí… — Señaló su vientre bajo. — ¡Ay! — Una nueva punzada ahí, era tan fuerte y terrible que se agachó en su sitio para retorcerse, de inmediato comenzó a sentir su ropa interior húmeda al igual que su entradita, comenzó a llenarse de susto, no comprendía que pasaba o porque su cuerpo estaba de esa manera, se sentía cochinito, podía incluso sentir un líquido tibio escurrir por sus muslos internos, chilló. — ¡H-hwa! ¡Estoy m-mojado! — Sus ojitos se cristalizaron y de pronto unas fuertes ganas de llorar y respirar el aroma de su Alfa lo inundaron, le dolía mucho su barriga, tanto que podría lanzarse en el piso para acurrucarse y llorar muy fuerte.
SeongHwa sin embargo se mantuvo en un shock cuando las feromonas en el aire se dispararon en fuertes ráfagas, estaba parado sin hacer nada pero de pronto una bofetada mental lo hizo despertar de su trance, se acercó rápidamente al cuerpo de su Omega para tomarlo en brazos y de esa manera acunarlo, acercándose a besar los labios humedecidos por las saladas lagrimitas que resbalaban por las redondas mejillas de YeoSanggie, estaba pensando en algo que podría ser pero tenía que comprobarlo, sentía tantos nervios que su lobo comenzaba a sentirse tentado ante el fuerte aroma que desprendía el destinado, jadeó.
— Ayuda… SeongHwa me duele y-y estoy muy m-mojado… — El castaño sollozaba de dolor, una vez sintió su cuerpo sobre el colchón intentó despojarse con desesperación de las calurosas prendas que lo encerraban de manera abrumadora, fue ayudado por el moreno.
— Amor… Creo que es tu celo… Déjame ver tu entrada… — Dijo quitando las prendas inferiores del cuerpo más pequeño, fueron indicaciones de la ginecóloga, si había algún síntoma del celo lo primero para comprobar si había llegado era saber la presencia de lubricación masiva, y así fue, podía ver las prendas interiores húmedas de su novio al mismo tiempo que de la entradita rosa salían chorros… Y chorros de lubricante.
Fue algo realmente magnífico, más tarde, ver la gloriosa figura desnuda de YeoSang rodeada de un nido de ropa del Alfa fue imagen digna de admirar, SeongHwa decidió controlarse y dejar que su novio explore su cuerpo, se de placer a si mismo y que pudiera disfrutar el calor del primer celo.
Jamás creyó que podría sentirse tan feliz con una escena tan adorable y preciosa, para el, aunque su Omega estuviera desnudo sobre la cama metiendo y sacando sus pequeños dígitos en su entrada mientras los dedos de sus pies se apretaban por el placer, el solo podía verlo con ojos llenos de amor, algo con lo que había soñado muchas noches, esto significaba muchas cosas, había iniciado su calendario de fertilidad, su ciclo del celo, su cuerpo empezaba a fortalecerse al igual que sus óvulos, realmente estaba agradecido de poder presenciar una escena tan magnífica como esa.
— ¡A-ah!~ — Gimió al sentir que sus deditos rozaban apenas un poco con su punto dulce e intento meterlos más, sollozando con fuerza por el placer y calor en todos sus músculos, tomó una camisa al lado de él para llevarlo a su carita, aspirando con fuerza el aroma impregnado en la tela correspondiente a su Alfa, se sentía cada vez más necesitado, ya no era suficiente con sus tres deditos profanando su entrada, necesitaba algo más grande dentro para calmar su dolor, necesitaba más. Alzó su cabecita buscando con su mirada el cuerpo de SeongHwa y esbozó una débil sonrisa, jadeando. — Alfa… T-te necesito ahora… Por f-favor… — Lloriqueo con fuerza, dándose una fuerte embestida con sus dedos. — ¡Hm!~
— Creo que necesitas algo de ayuda, ¿No? — Se acercó poco a poquito, sentándose en el borde de la cama para comenzar a deslizar su mano desde los muslos flexionados hasta el pecho del Omega, esbozó una pequeña sonrisa al notar la mirada suplicante que tenía en los ojitos de cristal. — Lo haré mi amor, será el mejor celo de tu vida. — Murmuró.
Y pronto, empezaron a devorarse un beso lento y suave, lleno de sentimientos enlazados que los llevaba al mayor éxtasis sin siquiera tener intimidad.
" Las olas me empujan causándome un dolor intenso, pero nunca volveré a ser arrastrado, allí adentro, me vi a mi mismo."
aqui ta ♡
estamos a dos capítulos de terminar. ):♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro