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O36

" Si nos educaran para ser felices en vez de ricos, las cosas en lugar de precio, tendrían valor. "

— Quién iba a creer que Yoo Ha-Jin le haría la vida infeliz a su hijo. — Un joven de cabello negro y lacio soltaba risas irónicas delante de la mujer, misma quién lo observaba de manera fulminante. — No será fácil, ese Omega tiene marca y para que el lazo se rompa, tendré que marcarlo yo.

— ¿Y? Te estoy pagando lo suficiente para que lo hagas, no quiero que ese marginal siga con mi hijo. — Gruñó sacando un fajo más de dinero de su cartera, lanzándole el rollo al Alfa más alto.

— Tardará unos meses, debo empezar a distanciarlos y aprovechar la ruptura. — Sonrió ladino guardando el dinero en el bolsillo de su pantalón.

— Mañana te daré un currículum falso, entrarás a trabajar a la cafetería, lo reconocerás de inmediato, es un tipo castaño, su piel es pálida y se llama Kang YeoSang, es el más popular de ahí, así que no tendrás dificultades.

— Eso suena mejor. — Bebió un poco de la botella de agua hasta dejarla vacía, así lanzándola lejos de el. — En unos meses tendrás a tu hijo lejos del estéril.

— Bien JongHo, confío en ti, haz bien tu trabajo. — Esbozó una sonrisa. — Y no creas que soy mala, solo lo hago por el bien de mi hijo.

— ¿Mala? Pff, para nada. — Hizo una pausa. — Tu eres una víbora, ya tienes el pase VIP al infierno. — Se burló. — En fin, tu y yo somos iguales, así que no trates de hacerte la buena conmigo, Ha-Jin. — Bufo con pesadez. — Adiós.

Un pequeño castaño correteaba por los pasillos llenos de estantes de la dulcería, con ver los envoltorios brillantes de chocolates y caramelos su humor subía, incluso cuando los escuchaba crugir a la hora de ser abiertos se emocionaba y el hambre por comer azúcar subía, era delicioso.

En una manito sostenía una canastita celeste de plástico, donde colocaba dos o tres dulces de cada diferente que entraba; tres chocolates blancos, dos de negro, dos paletas de fresa y cinco de uva, un par de cajas de bombones con coco y otro par de menta. A este paso visitaría todos los días al dentista.

— ¿Y así dices que no eres un cachorro? — Molestó su hermano mayor quién caminaba tras él con tranquilidad, sonriendo con alegría al ver a su pequeño y esa sonrisa tan tierna.

— No soy un cachorro Hyung, SeongHwa también me dice eso, ¿Quieren que les muerda? — Amenazó alzando sus cejas pobladas, para después soltar risitas encantadoras.

— Muerdele a él, a mi no, soy tu hermano así que debes respetarme. — Regañó, recibiendo solo una mirada de burla por parte de YeoSang quién le dió la espalda para seguir escogiendo sus preciados dulces. — Grosero.

— No soy grosero~ — Cantó. — Listo Hyung, solo quiero esto. — Dijo enseñando su canasta rebasando de dulces.

— Está bien, lo comprare solo porque en dos días me voy y quiero consentirte.

— ¡Gracias! — Chilló con emoción manteniendo su sonrisa del rostro en todo momento..

Cuando terminaron de comprar todo el antojo del menor, salieron de aquella tienda, caminando hasta la camioneta negra que los esperaba fuera del centro comercial en el cual se tardaron 20 minutos, muy poco para YeoSang y mucho para el hermano.

En el auto esperaban HongJoong y SeongHwa, mismos que conversaban animadamente de algunos temas interesantes para ambos en lo que esperaban a los otros. El moreno sentía un alivio inmenso en su interior, pues el saber que su cuñado reaccionó bien ante la noticia lo ponía muy feliz, más aún por su novio, amaba verlo tan animado como lo estaba ahora.

— ¡YeoSang Hyung! ¿Me compraste dulces? — Exclamó el menor de todos quién traía el uniforme escolar desarreglado, el cachorro se la había pasado jugando sin cuidado en los recesos, ese día no había sido tan malo.

— Claro Joong, pero no los compré yo, los compró tío TaeHyung así que dale las gracias. — Habló el castaño subiendo al copiloto, acercándose a dar un beso en la mejilla de su querido Alfa, mismo quien no dudó en devolverlo, pero esta vez en los labios.

El camino fue tranquilo gracias a la conversación amena que mantuvieron de regreso a casa, todo había salido muy bien y para YeoSang era un sueño hecho realidad, bueno, casi, solo deseaba estar bien con sus padres, era lo único que necesitaba para permanecer tranquilo lo que restaba de su vida, pero sería difícil, las personas no cambian de la noche a la mañana y si lo hacen, son muy pocas las que reflexionan. Aún así, no guardaba rencor, quería llevar la fiesta en paz y así sería por un buen tiempo, hasta que tome el valor para comprar un ticket a Busan e ir a visitar a su familia.

La tarde fue tranquila, cada quien haciendo lo suyo, la pareja de tortolos enamorados dándose mimos y besos en medio de la sala, mientras que un pequeño HongJoong leía al pie de la letra una receta de mini pastel que con tanta insistencia quiso elaborar y decorar, ¿La razón? Deseaba cantar el 'Happy Birthday' para su amigo. Por eso mismo pidió que nadie le ayudara a preparar el pastel, quería hacerlo con su voluntad y cariño. "Todos merecen un pastel el día de su cumpleaños" fue lo que pensó cuando JongHo le contó que desde sus seis años sus padres se olvidaban el día especial.

Decoró con crema blanca y encima le puso chocolates, corazones, estrellas, más chocolates de colores y escribió con manjar el nombre del cumpleañero, se alejó un poco de la mesa para admirar su obra de arte y aplaudió lleno de felicidad por lo lindo que se veía. Quitó el polvillo de harina que había en su rostro y ropa, sabiendo que tenía muchos trastes por lavar pero aún así seguía feliz, era la primera vez que preparaba un pastel, sabía que su Hyung estaría orgulloso.

A pesar de que JongHo no era muy buena persona, su corazón se debilitaba ante cualquier tipo de afecto, era como si un pequeño y vulnerable Alfa recordara su pasado deteriorado, eso no justificaba sus acciones, simplemente era difícil de olvidar, aún vivía en una burbuja donde para el su cielo necesitaba más colores que solo el celeste, su vida era tan común y ordinaria que se aburría de despertar en ciertas ocasiones.

— Cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, es tu día JongHonnie, feliz cumpleaños a ti~ — Caturreaba un pelinegro entre palmas y aplausos. — ¡Pide un deseo Hyung! — Exclamó.

— Eres tan infantil... — Murmuró el mayor soplando las pequeñas velas de cera rosa, sonriendo con suavidad al ver la torpe y adorable decoración que había sobre el bizcocho. — Gracias HongJoong, pero no era necesario que hagas esto, yo ya estoy acostumbrado a que nadie la pase conmigo, es sólo un día cualquiera

— Claro que no, es tu cumpleaños, ya tienes dieciocho y eso es genial, yo aún tengo dieciséis soy muy pequeño. — Puchereó cortando dos rebanadas de pastel en pequeños platos descartables, dándole uno a su mayor para así empezar a degustar.

— Eres un cachorro. — Se burló comiendo. — HongJoong, mañana empezaré a trabajar en una cafetería, así que ya no tendrás que darme más dinero.

— Eso es genial JongHo Hyung, ¿Qué harás en la cafetería? ¿Harás café?

— No lo sé, tal vez sea cajero, en fin, con el dinero que gane compraré un regalo para ti. — Dijo sin importancia, saboreando el bizcocho de vainilla con crema.

— ¿Para mi? Creí que me odiabas. — Murmuró con su carita confundida.

— Claro que te odio, pero me haz ayudado en mucho así que debo estar sin deudas. — Se encogió de hombros, para después suspirar. — Esto está delicioso, ¿De verdad lo hiciste tú?

— Si, lo hice yo solo, ¿Te gusta? — Sonrió encantador mostrando sus lindos dientes y pequeños colmillitos que apenas comenzaban a crecer.

— Me gusta, pero hay mejores.

— ¿Por qué eres así? — Se quejó metiéndose un pedazo de pastel y chantilly a la boca, manchando gran parte de sus mejillas pero no le importó.

— Tienes dieciséis años y aún no sabes comer, ¿Qué pasa contigo? — Cuestionó agarrando una servilleta para acercarse a limpiar las partes sucias del rostro de HongJoong con delicadeza.

— Tu tienes dieciocho y no sabes resolver una ecuación. — Se burló el menor soltando pequeña risitas traviesas, dejándose limpiar.

— Parece que un cachorro está pidiendo a gritos que le pellizque la barriga gordita que trae, eh.

— ¡Yo no soy gordito!

— Si lo eres, aunque no te queda tan mal, es una cualidad tuya.

Se sacaron la lengua de manera infantil, tal cuál como dos niños discutiendo por un dulce, sin embargo continuaron pasando ese momento juntos, en silencio.

La conexión entre ellos dos permanecía ahí, a pesar de que uno llegó a odiar al otro, siempre habrá un poco de cariño en lo más hondo del alma, era algo inevitable, JongHo no lo quería aceptar, pero recibir ese regalo del menor fue lo único bueno que le pasó en la semana, o mes. Se arrepintió de en un principio haber tratado tan mal a HongJoong solo por envidia de saber que venía de una familia millonaria, creyó que era algún tipo de burla ya que normalmente los adinerados se iban a escuelas con mejor educación y como no, con mejores comodidades.

Sin embargo se prometió a si mismo y no hacerlo de nuevo, ese cachorro tierno y adorable le había demostrado ser un angelito sin rencor, no habían razones para seguir tratándolo con indiferencia, al fin y al cabo era el único que le hablaba.

— Gracia por lo de hoy, Joong. — Susurró acostando su espalda en el césped para mirar el cielo con nubes paseando por ahí.

— No es nada JongHo Hyung, ¿Si te gustó el pastel?

— Claro que si, estaba muy rico, aunque ya te dije, hay mejores. — Rió, sabiendo que recibiría un berrinche como respuesta.

— ¡Pero yo lo hice con cariño! Eres un tonto. — Sin pensarlo dos veces arrancó hojitas de pasto y lo lanzó al rostro que descansaba en paz, de inmediato se arrepintió.

— Kim HongJoong acabas de declararme la guerra de nuevo.

Entre cosquillas y algunos jalones de cabello nada suaves terminaron su mini pelea, bueno, solo porque era hora de volver a clases, si no hubiera sido por eso jamás hubieran terminado su guerra, ya se habían hecho amigos sin darse cuenta,  JongHo sentía que fue lo mejor, todos los años que llevaba estudiando en esa escuela casi no había tenido amigos, y si los tenía se cambiaban de lugar de estudios o simplemente dejaban de hablarle, no tenía miedo de que fuera así ahora, ya no le sorprendería, pero si sería algo bastante triste para el, HongJoong era especial...

Nunca había tenido un amigo que le dure hasta cada cumpleaños.

— ¡Hola! ¿Eres nuevo?

— Si, soy el nuevo cajero. ¿Como te llamas?

— Soy Kang YeoSang.

Una sonrisa ladina se pintó en su rostro. — Yo soy Choi JongHo, un gusto, lindo.

" El dolor es colectivo, la herida social. "

Hola, disculpen la demora, me encontraba descansando y acabando algunas tareas. Espero les guste el capítulo de hoy, veré si les actualizo el sábado o el próximo martes.

Si hay algún error pueden decirme y con todo el gustó los arreglaré. ♡

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