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O1O

" Escalaría cualquier montaña y ninguna se me haría tan alta cuando se trata de ti."

..

- ¿Que haremos hoy?

- ¡Hoy haremos sushi de corazón!

- ¿De corazón?

- Si, es que si te das cuenta, los circulares parecen pezones, así que prefiero hacer los de corazón, además se dice que es un plato romántico, así le haces algo rico a tu próximo Omega.

- Lo dudo, tal vez no tenga Omega hasta en muchos años. - Bromeó.

- ¿Como que no? Tienes a muchos y muchas Omegas tras tuyo, ¿No piensas fijarte al menos en unito? - Exclamó con un suave puchero.

- Claro que si, pero no aún, quiero despejar mi mente y no enamorarme por ahora.

- Hyung, eso no lo podemos controlar, es cosa de el destino.

- El destino no existe.

Ambos ya se encontraban en el departamento de SeongHwa, había sido un día tranquilo pero a la vez emocionante, pues ambos no podían dejar de ver el reloj de sus muñecas, ansiosos porque ya llegara la tarde donde se encontrarían y pasarían tiempo juntos.

Cuando el Omega vio al Alfa llegar no pudo evitar correr al auto que se encontraba estacionado en los exteriores de la cafetería, mirando con alegría y emoción al moreno, el cuál lo recibió contento pues aunque no lo aceptara fácilmente, había extrañado a YeoSang y YeoSang a SeongHwa. En el camino rumbo a la casa lujosa, se la pasaron conversando y bromeando con unas sonrisas de oreja a oreja en sus rostros, contándose algunas anécdotas divertidas de cuando eran niños y sus gustos personales, dándose cuenta de que no coincidían algunas cosas, pero eso no se les hizo problema alguno.

Ahora se encontraban en la cocina sacando los ingredientes que usarían para hacer el delicioso plato, SeongHwa estaba emocionado de aprender algo nuevo, pero lo que más le ponía feliz, era el simple hecho de que lo aprendería junto a YeoSang.

- Bien, empecemos, primero hay que hacer el arroz en la olla arrocera Seonggie, así que ven aquí, te enseñaré.

- Yo escuché que el arroz se hace solo, nomás debes poner agua y sal.

- ¡Exacto! Pero debes aprender las cantidades, mira, para seis porciones debes usar dos tazas, pero solo somos dos, así que usaremos una taza no tan llenita, ¿Bien?

- Entendido. - El Alfa agarró una taza no tan grande y lo llenó de arroz, para después mirar al castañito con una suave sonrisa. - ¿Así?

- ¡Si! Genial, lo haces genial, ahora ponlo en la olla.

- ¿Solo eso? Creí que haríamos más. - Murmuró el Alfa con una suave sonrisa de orgullo, pensando que con tan solo poner arroz ya habían acabo de cocinar.

- Claro que no bobo, tenemos que hacer el pollito, la palta y poner cosas ricas al sushi. - Regañó el pequeño con un suave puchero, supervisando que el Alfa ponga las cantidades correctas de ingredientes para que el arroz saliera perfecto.

- Oh... Así que era eso, pero es fácil, ¿No? Ya sé hacer el pollo. - Balbuceó el moreno como un niño regañado.

- Muy bien, haz el pollo, quiero ver cómo lo haces, recuerda no poner mucha agua Seonggie.

- No debes repetirmelo, soy un máster chef. - Ambos empezaron a reír por el comentario de el mayor, el cuál ya estaba manos a la obra para preparar el delicioso pollo, siguió todas las instrucciones que YeoSang le había dado el día anterior; un poco de sal, agua y el pollo, poner a fuego alto para que hierva y listo. - ¡Lo logré!

- ¡Bravo! - Las palmas empezaron a sonar por parte de el castaño, que halagaba al Alfa con frases motivadoras. - Eres genial, lo hicistes genial.

- Gracias, nunca me habían dicho esas palabras, me harás llorar. - Murmuró colocando una mano en su pecho, mostrando lo sentimental que se encontraba por su reciente logro, haciendo reír al pequeño.

- En lo que se cocina el pollo y el arroz vamos sacando lo que utilizaremos, compré las algas y el tapete en la hora del break, así que no hay que preocuparnos por eso.

- ¿Por qué vas a comprar en vez de almorzar? Podía comprarlo yo también, no debes interrumpir tus horas de comida Yeosanggie.

- Eish, no lo hago, solo no me gusta almorzar a veces, prefiero solo desayunar y cenar.

- Está mal, debes de comer a tus horas, estás muy delgado, mh.

- Claro que no Seonggie, yo estoy bien. - Renegó, cruzando sus bracitos y formando un pequeño puchero en sus labios. - Yah, no me digas más, vamos a preparar lo demás.

- Te regañaré más después. - El Alfa sin poder evitarlo se acercó al castaño, empezando a picar su barriga y costillas con sus dedos, haciendo reír al cosquilludo Omega que se encontraba retorciéndose e intentando alejarse de el más alto.

- ¡No! ¡Ay!~ Seonggie b-basta. - Gritó entre chillidos, haciendo escuchar su risa por toda la cocina, la cuál fue música para los oídos de SeongHwa, que disfrutó ver al pequeño reír.

Hasta que por fin el Alfa se dignó a soltarlo, y una vez lo hizo pudo sentir pequeñas manitas golpear su pecho repetidas veces junto a pequeñas risitas traviesas. - Soy tu mayor, debes respetarme. - Exclamó SeongHwa, tomando las manos de de el contrario para apegarlo más a él, y así evitar que se mueva o que ataque. - Eres un cachorro muy travieso, mh. - Sus fuertes brazos apresaron el pequeño cuerpo de el castaño, que se encontraba chillando como un bebé, haciendo berrinche y pataleando para alejarse de el moreno, fallando en el intento.

- Suéltame Seonggie, ¿Si? Prometo ya no pegarte. - Dijo con voz cariñosa, intentando convencer al mayor para que lo soltara, aunque en realidad le encantaba estar pegado a SeongHwa como lo estaba ahora.

- Mh... No lo sé, primero debes prometerme que comerás a tus horas, aunque no tengas hambre.

- ¡Nunca!

- Bueno, para que sepas que no tengo problema de quedarme así por mucho tiempo. - Advirtió con una sonrisa ladina en su rostro.

- ¡Seonggie! - Chilló el pequeño, intentando soltarse de los fuertes brazos de el Alfa. - Está bien, está bien, lo prometo.

- ¡Genial! - Sin más que decir liberó al menor, no sin antes darle un leve apretón en su cintura. - Sigamos cocinando o se nos pasará la noche como ayer.

- Tonto. - Bufó. - Bueno, ahora saca el queso crema, la palta y la mayonesa, no usaremos pescado porque no me gusta, es feo.

- El pescado es nutritivo, pero si lo dices, bueno. - Rió, buscando en la nevera los ingredientes que su querido maestro le había pedido.

En unos minutos el pollo y el arroz, ya estaban listos, así que el pequeño empezó a enseñarle a su mayor como ordenar el arroz, como manejar el tapete y las algas, fue complicado, pues al principio el torpe Alfa rompía o rasgaba las algas que tenían que ser tratadas con más delicadeza, ganándose así unos cuantos regaños de su maestro, cuando por fin logró hacer un tubo de sushi con forma de corazón no pudo evitar aplaudir como celebración.

Una vez le agarró el ritmo pudo hacer los tubitos con más facilidad, pero aún así el que sobresalía era el Omega, pues tenía más experiencia en todo lo que tenía que ver con la gastronomía, estaban concentrados en lo que hacían, tanto el Alfa como el Omega no quería cometer ningún error, pero aún así se le empezaba a dificultar el trabajo gracias a sus torpes manos, se había rendido, giró a ver al menor listo para renegar y quejarse por su falla, pero no pudo hacerlo por el simple hecho de que quería admirar lo precioso que se veía YeoSang al estar tan concentrado con lo que hacía, transmitía motivación y calma, sus lindas manitos se movían con agilidad y precisión sobre el tapete, dando forma al tubito y acariciando con delicadeza.

SeongHwa se encontraba hipnotizado, se sentía totalmente afortunado de tener al pequeño en su cafetería, pero quitando eso, tenía la necesidad de protegerlo, el presentimiento de que YeoSang estaba sufriendo de manera silenciosa apareció, sus gestos, sus rasgos eran preciosos, pero ahora que lo observaba con atención podía darse cuenta que el Omega no era feliz del todo. Eso lo preocupo y lo conmovió, sentía la necesidad de abrazar al menor y protegerlo de todo mal, de todo lo que le preocupara y llenarlo de felicidad.

- ¡Listo! Ahora solo hay que servirlo, saca platitos y uno chiquito para poner la soya.

El Alfa salió de sus pensamientos casi de inmediato, soltando una pequeña sonrisa para después asentir con la cabeza. - Claro que si. - Hizo caso, sacó tres platitos, dos planos y uno pequeño, dejándolos en la mesa donde comerían para que el pequeño pudiera servirlos. - Se ven deliciosos, aunque los que tu hiciste se ven muy bonitos.

- Los tuyos también se ven muy bonitos Seonggie, lo hiciste realmente bien.

- Fue más fácil de lo que imaginé YeoSanggie, ¿Me darás otro abrazo como premio? - Preguntó de manera inconsciente el Alfa, sonriendo al ver de reojo como las mejillas de el menor se tornaban a un rojo intenso.

- Claro que si Seonggie. - Susurró sonriendo de manera cálida, su corazón se ablandó y pudo sentir una chispa de ilusión en el al ver lo lindo que era SeongHwa con el, su lobito sentía confianza, una enorme confianza en poco tiempo que a él le parecía extraño, pues siempre había sido un poco antisocial, pero con el Alfa era tan diferente, tenía la necesidad de acercarse más a él, intentar llamar su atención y demostrarle lo mucho que podía quererlo.

- Sabes... Hace un tiempo también intenté seguir clases de cocina, pero no entendía absolutamente nada, ¿Por qué a ti si te entiendo?

- No lo sé... También siento que es fácil enseñarte, creí que sería más complicado, nuestros lobos se entienden muy bien. - Dijo el pequeño mirando con una sonrisa al más alto, mostrando sus lindos y blanquecinos dientes al Alfa, el cuál no pudo evitar tomar las mejillas de el pequeño para apretarlas con cariño.

- Ah... Eres tan tierno... Y lindo... Y bonito. - Susurró el moreno con una suave sonrisa, acercándose un poco más al más bajo.

- Tu también eres bonito, me gustan tus hoyuelos. - Respondió el menor, llevando sus manos a las mejillas de SeongHwa también, acariciando la suave y morenita piel de el Alfa, el cuál se acercó un poco más para acortar la distancia.

Ambos conectaron sus miradas, sintiendo sus cuerpos estremecerse y vibrar al mismo tiempo, los ojos de el pequeño cachorro empezaron a brillar en un intenso dorado acaramelado al igual que los ojos de el Alfa, sus lobos estaban por salir y apoderarse de ellos para guiarlos por los impulsos, el deseo que tenían ambos lobos de respirarse y amarse era inmenso, sus almas estaban unidas desde que nacieron y lo estaban sintiendo ahora, podían escuchar incluso los latidos acelerados de sus corazones al verse tan cercanos de repente.

No pienses más y déjate llevar por lo que sientes, mi precioso Omega.

- Alfa. - Murmuró YeoSang con una sonrisa en sus labios, deslizando sus manitas hasta el fuerte pecho de el moreno, el cuál se encontraba con una sonrisa boba, admirando lo precioso y artístico que era su Omega en todos los sentidos, tan perfecto, delicado, su alma era la más preciosa y eso podía saberlo incluso a millas de el, se estaban reconociendo.

Los ojos de ambos regresaron a su color natural, al igual como ellos regresaron a si mismos, sus mejillas se ruborizaron y mantuvieron sus miradas conectadas, para después soltar pequeñas risas.

- Hay que comer ya Seonggie.

- Si YeoSanggie, vamos a comer ya. - Murmuró soltando el rostro de el pequeño.

Ambos se sentían alegres por alguna razón, se sentaron a comer y compartieron sonrisas en el transcurso de la cena, compartieron risas y halagos por lo bien que había salido el sushi, en el fondo ambos disfrutaron los segundos que pasaban juntos, se encontraban felices.

Al día siguiente:

- SeongHwa, necesito que te quedes unos minutos después de que termine la jornada. -Habló un Alfa, ingresando a la oficina de su querido amigo el cuál ya se encontraba guardando sus cosas.

- No puedo MinGi, tengo que ir a recoger a YeoSanggie.

- ¿Otra vez? No dejas de hablar de el en todo el día, siempre vas a recogerlo y según lo que me contaste se quedan hasta tarde en tu casa, ¿Te estás acostando con el? - Susurró la última frase, como si se tratara de un secreto.

-¡Claro que no! Solo cocinamos.

- Ajá, eso suena demasiado creíble. -Exclamó con sarcasmo el de nariz respingada, lanzándole una mirada pícara a su amigo.

- Es verdad, es tu mente sucia la que piensa otra cosa, debes de dejar de ir a la casa rosa, tal vez cojas alguna enfermedad.

- Claro que no, voy cada semana al doctor para descartar enfermedades, así que no te preocupes, señor que cocina con un Omega en su casa.

- Mira MinGi, no perderé más el tiempo con tus sucios pensamientos, iré a recoger a YeoSanggie.

- Suerte en la cocina, no hagan tanto desastre, puede ser anti higiénico comer con semen en medio.

- ¡Suficiente! -Las risas escandalosas de su amigo empezó a escucharse por la oficina, victorioso al ver a SeongHwa sonrojado.

- Ah, te estás enamorando seonggie. - Murmuró MinGi, sonriendo con suavidad, pues cualquier persona podría darse cuenta que el moreno estaba templado por algún Omega.

- El es lindo, también es muy tierno, me gusta cuando hace rabietas, a veces me insulta pero no deja de ser tierno, me gusta que lo haga, también es...

- Bueno, ya me quedó claro que tu YeoSanggie es muy precioso y que es tuyo, ¿Te gusta?

-No, como crees, yo dije que no me enamoraría de nadie, quiero esperar un tiempo para hacerlo.

- SeongHwa, eso no lo decidimos nosotros, solo pasa y ya.

- Lo mismo me dijo el, tiene una voz muy linda.

Suspiró. - Bueno, supongamos que no te gusta, pero si vas a intentar algo con el asegúrate de que el sienta lo mismo, también reconoce lo que sientes, será mejor.

- Si, lo tomaré en cuenta, ahora me voy, me dijo que hoy me enseñaría a hacer arroz con leche.

- Espero que no sea con otro tipo de leche.

- Eres un sucio. - Respondió el moreno, despidiéndose de su amigo, para después salir de la oficina con una sonrisa adornada por sus hoyuelos, pensando en las palabras de MinGi. - ¿El sentirá lo mismo?

─── · ─── · ─── · ─── · ───

- Me gusta mi jefe. -Balbuceó un pequeño mirándose en el espejo de el baño de la cafetería, esperando a que un Alfa viniera a buscarlo, estaban ansiosos.

" Incluso si alguien me detiene, no dejaré de amarte, mi amor por ti será siempre a prueba de balas. "

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