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ׂ ݂ ⤹ extra uno﹗

Soobin tenía quince años aquella primera vez en la que su camino se cruzó con el de Huening Kai, su Omega.

Nunca se había interesado por las parejas destinadas, aquellos compañeros del alma que estaban enlazados a ti sin importar el tiempo, la distancia y la muerte.

Según dicen, aunque mueras y vuelvas a nacer, tu alma siempre estará enlazada a la de una sola persona.

Soobin encontraba demasiados huecos en aquello, como por ejemplo, ¿Qué te aseguraba el nacer en el mismo siglo que esa persona?, ¿En el mismo país o siquiera, mismo continente?, ¿Quién te aseguraba el siquiera reconocerse cómo tal?, Nacer en el mismo siglo, continente, país, y como extra, conocerse, ambos estando solteros, era una ridícula coincidencia de uno en un millón.

Y a él le pasó.

Nació en el mismo siglo, continente, país y se encontró con su alma gemela.

Era una ridicules, una que le sucedió a él.

Luego entendió que aquella ridícula conciencia tenía sus partes oscuras.

Él y su Omega se llevaban ocho años, y Kai era su profesor.

No podía ser todo tan perfecto y ensueño como los libros relataba, y Soobin lo entendía.

Esa mañana de lunes, cuando comenzaba la preparatoria y caminaba perdido por los pasillos, lo vio.

Y como no verlo, si era lo más hermoso que sus adolescentes ojos pudieron ver en sus quince años de vida.

Kai era, es y será lo más hermoso que el pudo ver.

El ya lo estaba observando cuándo el Omega, mirando su mano siguió un hilo que sólo ellos dos podían ver, llegando a su destino, nada más y nada menos que un niño.

Kai era ya un adulto y tuvo que asimilar a la idea de que su Alfa aún estaba en la etapa de crecimiento.

Eran destinados, pero lo suyo no podía ser.

Y Soobin, lo entendió.

Lo aceptó.

Durante casi cinco años Soobin tuvo que vivir viendo a su Omega, sin poder tocarlo y amarlo como quería.

Por que amaba a Kai, amaba cada pequeña porción de él que había tenido la oportunidad de conocer, y sabía que iba amar aquella que aún le faltaba descubrir.

Fue en una tarde de diciembre que hablaron por primera vez de su lazo, último día de clases, con la navidad pronta a llegar y consecuentemente, el cumpleaños número dieciséis del pequeño Alfa.

No fue coincidencia el verse, ya que Soobin lo estaba buscando, pero lo fue el hecho de estar solos cuando pasó.

―Profesor Huening, lo estaba buscando ― Murmuró Soobin, con su voz aún infantil y su cuerpo pequeño y delgado.

―Choi, ¿Qué sucede?.

Soobin inhalo hondo y se acercó al mayor, con una pequeña cajita roja.

―No podre verlo en las fiestas, así que le quise entregar mi regalo ahora.

―¿Por qué me das un regaló?, No es normal que los alumnos hagan eso.

―Profesor Huening ― Lo miró ―Ambos sabemos que no es sólo mi profesor...

―Lo soy.

Afirmó, y Soobin lloró internamente junto a su lobo.

El tener a Huening Kai cómo pareja sonaba a una fantasía lejana producto de una mente adolescente.

Y sabía, que aquello era más mentira que verdad.

―Antes que eso, soy su Alfa.

―No si yo no quiero.

Soobin trago saliva y caminó hasta el mayor, tomó con timidez la mano, más grande que la de él, deposito la cajita y la acuna entre las propias, volteando las de Kai y besando el dorso de está.

―Crecere ― Susurró, su ojos llorosos mirando al mayor ―No insistiré Hyung, no me volveré una piedra en su zapato, soy un niño para usted aún y lo entiendo, por que al final del día es lo que soy ― Apretó el agarre que mantenía en el mayor ―Pero voy a crecer, me volveré más alto, mi voz se hará estable y volveré por usted, volveré cuando sea un Alfa digno de merecerlo.

Kai limpio la pequeña lagrima que se escapó de uno de los ojos del menor.

―Voy a ser un buen hombre para usted Hyung, así que por favor, no me rechace aún, por que no e empezado.

―Está bien.

Fue lo único que pudo decir, Soobin le sonrió hermosamente y beso una vez más las manos de su mayor.

―Espere por mi, Hyung, por que yo me guardare para usted.

Soobin cumplió su promesa, se volvió un Alfa alto, su voz se torno gruesa y su porte imponente, no había Omega que no quisiera estar con él, un Alfa guapo e inteligente, que además era amable y educado. Lamentablemente, él ya tenía a un Omega en su corazón, al cual le fue fiel incluso sin tener compromiso alguno más que el silencioso y secreto lazo que los unía.

Quería ser el mejor por y para Kai, y así lo hizo.

Soobin comenzó la universidad a la par que se mudo con Kai, luego de aquél primer encuentro intimó fue imposible para Kai negar su atracción por él, así que comenzaron a salir en secreto, secreto que terminó el día que Soobin se graduó.

Y aunque ya llevaban el título oficial de novios y Soobin ya vivía con el, Kai aún no se relajaba del todo en cuanto a la relación.

Él ya estaba pisando los treinta y Soobin descubriendo las maravillas de los veinte.

Kai no se extrañaría si de repente al Alfa le interesaba un lindo Omega de su edad, ser destinados no significaba estar juntos. Y creía firmemente que un día Soobin se interesaría por alguien más.

Fue una noche de lluvia intensa que Kai dejó a la luz todas sus inseguridades, Soobin había salido hacia unas horas de la universidad y aún no volvía, y sumándole el hecho de que desde hacía unos meses una hermosa Omega lo rondaba no dejaba tranquilo a Kai.

―Papi Soobin va a volver y nos dará muchos mimos, no te preocupes, Minnie... ― Murmuró, jugando con el dije del collar que hacía ya años había recibido de su Alfa.

El pequeño Minnie lo miró perezoso, como si supiera que esas palabras no eran para él, si no para el mismo Kai.

La puerta de entrada fue abierta y Kai no tardo en levantarse e ir hacia esta, Soobin entraba empapado, con el abrigo hecho una bola en el pecho y una bolsa plástica.

―Dios mio, Soobin, ¿Qué te pasó?.

El menor abrió la boca pero el ladrido de Minnie hizo al abrigo de Soobin también ladrar de forma más aguda.

―¿Qué...?.

Soobin lo observó avergonzado y desenvolvió su abrigo dejando ver a un cachorro pequeño, con más pelo que cuerpo.

―Q-Quise pasar por tus chocolates favoritos y lo encontré en una caja solito, lo lleve al veterinario, esta enfermo, Kai, pero si cuidamos de él lo podemos salvar...

Kai miró al perro, que se estaba conociendo con Minnie.

―Aún es un cachorro y no quiero dejarlo solo.

―Soobin...

―¡Prometo hacerme cargo de él!, ¡No causará problemas y será un buen amigo para Minnie!.

―¿Cómo se llama?.

―Me gusta Mumú, pero no quiero ponerle un nombre aún si no estoy seguro de que podrá quedarse...

―Mumú... ― Acarició al cachorro, luego de que este oliera su mano y permitiera el contacto ―Bienvenido, Mumú.

Soobin chilló feliz y abrazo a su pareja, llenándolo de besos.

―¡Soobin estás mojado!.

―¡Te amo Huening Kai!.

Kai suspiró, dejando escapar todas sus inseguridades.

―También te amo, cachorro.

Lo tomó de las mejilla y lo beso.

Si su relación duraba un años, un mes o una semana más, o si incluso, el día de mañana acababa, no importaba, por que Kai sólo quería disfrutar sin temor el tener a Soobin a su lado.

Al final, si Soobin se atrevía a decirle que lo amaba con esa sonrisa en los labios y esa hermosa mirada, ¿Kai podría dudar de él y de su amor?.

No, por supuesto que no.


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