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05. Propuesta Indecente

★ hola, gays, volví (casi me quedo en hiatus).

★ Recomiendo leer con el internet encendido y fondo blanco (ya verán porqué).

★ No olviden votar y darme cariño o lloro.

★ Me disculpan las fallas ortográficas JSSJSJ

★ Intento de comedia?????


-A este paso, te voy a dar contra la pared, Kōzaki.

Cuando Mizu cerró la puerta de entrada a los baños detrás de ellos, la piel de Yōhei se estremeció. Todavía estaban hablando de la mentira que dijo antes, ¿verdad?

-Sé amable conmigo, por favor, mi trabajo no es un lugar para realizar actos con pocas virtudes. -Ella trató de persuadir al chihuahua rabioso que tenía delante.

-No puedes comentar sobre mi falta de virtud -Mizu señaló a Yōhei acusadoramente-. Tienes tres segundos para explicarme qué mierda está pasando antes de que te mate aquí mismo, Kōzaki.

Toda situación tiene sus límites y, Yōhei sabía perfectamente que pasó la mayoría de líneas que poseían una señal de advertencia gigante cada cinco metros en lo que respecta a la paciencia de Mizu. En consecuencia, ahora es su problema lidiar con los problemas que ella misma produjo.

¿Cómo le explicas algo así a tu compañero de cuarto?

«Mizu, ¿podrías fingir ser mi novia por un rato? ¿O al menos solo ahora? Lo necesito, no quiero ser humillada públicamente por mi ex». Yōhei estaba segura de que antes de decir eso, podría tomar té con Dios en el reino de los cielos.

-Entiendo que necesitas que te ponga al día sobre lo que está pasando -se apoyó en el mostrador, donde estaban alineados los lavabos-. Pero me gustaría tener una conversación normal, lo último que queremos es que termines condenado a cadena perpetua.

-Si prefieres que te pida una explicación delante de todos, podemos volver. -Mizu señaló la puerta.

Yōhei agarró apresuradamente el brazo izquierdo de Mizu. -¡No! Este es un lugar perfecto para hablar.

-No me toques -Mizu se soltó bruscamente y retrocedió, alejándose considerablemente de su compañera. Tenía una venda que le cubría desde el codo hasta la mitad del antebrazo-. Será mejor que abras la boca de una vez, Kōzaki. -murmuró con fastidio.

-Pido una tregua. -Yōhei levantó las manos, dándose por vencida.

La mujer de cabello negro hizo ejercicios de respiración subrepticios hasta que recuperó la calma y asintió. La dejaría hablar y explicarle sus razones, o al menos iba a intentarlo.

-¿Por qué no empiezas a hablar? -preguntó, más irritada que antes.

-Mizu, sé que mis problemas amorosos no son de tu interés, de hecho, apenas nos conocemos a pesar del tiempo que llevamos viviendo juntos -Yōhei envolvió un mechón de su cabello entre sus dedos mientras explicaba-. Lo que dije sobre ser novias fue algo que hice en medio de la desesperación frente a mi ex novia ¿Comprendes?

-No.

Yōhei resistió su impulso de gritar de frustración mientras Mizu negaba con la cabeza. Conocía esa mirada, y no iba a recurrir a sus invitaciones implícitas a hablar con el propósito de burlarse de ella hasta el fin de los tiempos. Incluso quería graduarse tan pronto como pudiera, de esa forma, dejaría la residencia y no volvería a ver a Mizu por el resto de su vida.

-No te lo explicaré de nuevo, sé que lo entendiste si eres inteligente -comentó Yōhei para molestarla intencionalmente-. El punto es que quiero hacerte una propuesta indecente, Mizu.

-Kōzaki, eres la persona más irritante que conozco. Ni el mismísimo Taigen me molesta tanto como tú, te mereces un premio -dijo Mizu, colocando sus manos en sus caderas-. Cuidé a tu hermana menor por la tarde, rompiste la cerradura de la puerta del baño y luego pusiste diésel en mi moto, DI-É-SEL -pronunció cuidadosamente las sílabas-. Y, sin embargo, ¿quieres que acepte otra propuesta? Es una locura.

-Resolví todo excepto lo de la puerta del baño, estos son errores que le pasan a cualquiera -espetó Yōhei-. Y para tu información, me indigna que me compares con el pejelagarto que tienes por amigo, es un idiota en toda regla.

-¿Pejelagarto? -las cejas pobladas de Mizu se fruncieron en una mirada molesta- Taigen no es mi amigo, pero eso no te da derecho a llamarlo Pejelagarto.

-Si no es tu amigo, ¿por qué lo defiendes?

Mizu se frotó la cara con las manos, buscando calma, y negó con la cabeza. -Nos estamos desviando del tema central, Kōzaki.

-Eso es cierto -Yōhei dejó a un lado sus provocativos comentarios-. ¿Dónde dejamos el tema...? Ah, me acordé: en mi propuesta indecente.

Mizu apretó la mandíbula con enojo. -Dilo.

-Mizu -Yōhei se aclaró la garganta- ¿Quieres ser mi novia falsa por un tiempo? Sé que vas a decir que no, pero no puedo dejarlo pasar sin intentarlo -se encogió de hombros-. No sé por cuántos días, pensaré en eso más tarde.

-No voy a tardar, iré a lavarme las manos. -dijo Taigen, detrás de la puerta.

-Esto no termina aquí, Kōzaki. -Mizu agarró apresuradamente la mano de Yōhei y las encerró a los dos en uno de los cubículos que vio por primero.

Ella bajó la tapa del inodoro y obligó a la pelirroja a subirse a la tapa junto a ella.

-¿Qué hace él aquí? -Yōhei preguntó, apoyándose contra la pared-. No sabía que hombres se lavan las manos.

-Cállate, Kōzaki, nos va a descubrir. -Mizu murmuró y puso su mano sobre la boca de Yōhei, quien trató de protestar hasta que se escuchó a Taigen caminando alrededor.

La mente de Yōhei corrió a toda velocidad, tratando de calmarse y pensar en qué hacer. Estaba tan nerviosa que le temblaban las manos mientras se mordía los labios bajo la palma de la mujer de cabellos negros. Sus dedos oscilantes recorrieron la camiseta azul cielo del uniforme de baloncesto de Mizu y agarraron los bordes con fuerza, hasta que la tela se arrugó ligeramente.

Ni siquiera sabía con certeza si su pánico era causado por la situación en la que se encontraban o por la proximidad de Mizu.

-Esta mujer... ¿Por qué no viene? -Taigen se preguntó a sí mismo.

Después de sus palabras, alguien más entró.

-Taigen -habló Akemi-. Me tomó un tiempo, casi no puedo alejarme de allí.

-Eso es lo de menos. ¿De qué querías hablar aquí, frutillita?

La expresión de Yōhei se curvó en una mueca de disgusto por el apodo que Taigen llamó a su amiga.

-Estoy preocupada por Yōhei, creo que hice mal al mudarme de piso, ahora tiene que lidiar con Mizu. ¡Yōhei mintió diciendo que ella era su novia! Menudo lío.

-¿Me estás diciendo que es mentira? Akemi, le creí a Kōzaki por un momento, pero tiene sentido. Dudo que con una personalidad como la suya, Mizu pudiera encontrar novia.

Mizu le arrojó una mirada mordaz y furiosa a Yōhei cuando ella no pudo evitar resoplar con humor. No era momento de bromas. La soltó, la agarró por el hombro y le dio un ligero pellizco, haciéndole saber que había ido demasiado lejos. Yōhei accedió a quedarse callada.

-No las he visto desde que Mizu se llevó a Yōhei, ¿Dónde crees que puedan estar?

Al estar dentro del pequeño y apretado cubículo de baño, intentando no hacer ningún ruido mientras esperaban que Akemi y Taigen se retiraran, era complicado respirar. Las dos se encontraban casi pegadas la una a la otra, haciendo el esfuerzo inútil de que sus cuerpos no se tocaran. Yōhei luchó por moverse para recibir más aire, pero acabó más aferrada a Mizu, con las piernas enredadas sobre la tapa (que en cualquier momento iba a dejar de resistir el peso de ambas), del baño.

-No me toques. -Mizu le susurró al oído a Yōhei.

-Cuando seamos novias, podré tocarte cuando quiera. -Yōhei le respondió en voz baja.

-No vamos a ser novias, idiota. Atrévete si deseas tener una orden de alejamiento en tu currículum. -Mizu extendió una mano sobre el pecho de Yōhei con el objetivo de separarse.

Ella comenzó a resbalar por la tapa del baño. Con suerte, se recuperó rápidamente y agarró a su compañera de donde pudo para evitar caerse al suelo. Al menos, Taigen y Akemi estaban muy absortos en su conversación.

Yōhei se quedó estupefacta por un momento. -Mizu, al menos ten la decencia de invitarme a tomar un café primero. -dijo, casi inaudible.

-Mierda. -Mizu quería que la tierra se la tragara cuando se dio cuenta de la incómoda posición en la que estaba su mano sobre el pecho derecho de Yōhei, mientras intentaba aferrarse al delantal.

-¿Escuchaste algo? -Taigen le preguntó a Akemi.

Ahora fue Yōhei quien cerró la boca de Mizu con la mano.

-No sé, el sonido debe haber venido de afuera. -Akemi le respondió a su novio.

-Sigamos entonces... -Taigen pausó- Akemi, sobre el tema entre Mizu y tu amiga, no te preocupes, son dos adultos que saben lo que están haciendo, ya no vives con ella. Quiero que en este instante te concentres en mí y nada más, ¿Podrías hacerlo? -sonó un beso.

-Taigen, ahora no es momento para hacer este tipo de cosas...

-Estamos solos, Akemi -se oyó el sonido del cierre de un pantalón ser bajado-. Te prometo que no pasará mucho tiempo.

-¡Oye, Taigen! Estoy en mi jornada laboral. -Akemi se rió con picardía.

-¿Y qué? Sé que te gusta relajarte. -dijo Taigen en un tono que provocó escalofríos espeluznantes a la columna vertebral de las dos mujeres que se escondían en los cubículos.

Mizu y Yōhei compartieron miradas de disgusto y desagrado, ninguna de ellas podía creer que de verdad esta pareja de novios estuviera haciendo lo que estaban haciendo. Eran descarados.

-Mizu, esto es espantoso, ¿cómo vamos a salir de esto? -Yōhei farfulló, retirando su mano de los labios de Mizu.

-¿Y qué quieres que haga? -Mizu se sujetó de la cintura de Yōhei, luchando por mantener el equilibrio-. Si quieres huír, no me metas en esto y ve sola.

La boca de Yōhei se curvó en una sonrisa. -Eso es imposible, y por mucho que ame a Akemi, no me gustaría verla en posiciones sexualmente incómodas.

-Yo tampoco.

Los oídos de Mizu querían entregar su carta de renuncia. Nada de esto fue lo que planeó, ella solo quería salir de inmediato y fingir que no pasó nada en este horrible lugar.

-Taigen, ¿alguien te llama? -preguntó Akemi.

«¿Premio o castigo?» Esa interrogante se arremolinó en la cabeza de Mizu y Yōhei en el momento en que una canción de AC/DC sonó en el espacio cerrado del baño. Solo había una persona entre los cuatro (dos sin saber de la existencia de los otros) que estaban involucrados en eso, que parecía tener una carpeta de Pinterest con memes malos de metaleros.

-No es mi teléfono ¿Y en tuyo? Ni mencionarlo. -dijo Taigen. A los fans de Olivia Rodrigo, como Akemi, no son muy devotos del rock.

Él reflexionó. Captó que el ruido fuera de contexto no venía de afuera, ni de ningún dispositivo suyo. Eso solo significó que, deduciendo en lo anterior, alguien se escondía en los cubículos.

El alma se le fue del cuerpo.

-¿Taigen? -Akemi miró hacia todas partes.

-Tenemos que irnos. -Él agarró la mano de su novia y salieron corriendo, más avergonzados que nunca.

Yōhei sintió ganas de llorar lágrimas de felicidad.

-Puedes dejarme ir ahora. -le dio unas palmaditas suaves en el hombro a Mizu una vez la pareja despareció de los baños.

La mujer de cabello azabache apartó las manos de un tirón y se bajó de la tapa del inodoro.

-Qué alivio. -murmuró Mizu, abriendo la puerta del cubículo. No le gustó para nada tener demasiado contacto físico con otra persona en menos de un día entero.

-¿Quién era nuestro salvador? -Yōhei se asomó indiscretamente por la puerta, analizando a Mizu.

-¿Te refieres a quién llamó? -Mizu sacó su teléfono y revisó-. No lo llamaría precisamente "salvador", pero, independientemente de quién sea, eso no te incumbe. -guardó de nuevo el aparato electrónico en su bolsillo.

La pelirroja se cruzó de brazos con molestia por la forma grosera en que Mizu le contestó.

-Como quieras... -dejó de insistir- todavía no me has dicho si aceptas o no. Te prometo que no te vas a arrepentir.

-Déjame pensar... -Mizu caminó hasta la puerta, fingió tener en cuenta en su cabeza la propuesta de Kōzaki y, al final, negó con la cabeza- Olvídalo, no hay nada más de qué hablar.

-¡Mizu!

Pero ella ya se había marchado.

Con derrota, Yōhei salió del baño buscando otra excusa para sonar coherente por la repentina desaparición de su supuesta "novia". Allí Evangeline todavía estaba sentada sobre la mesa, mirando el reloj cada cierto tiempo; ella exhaló con alivio al ver a la pelirroja regresar.

-¿Y tu novia? -preguntó la mujer, indiscreta- La ví salir hace un momento.

-Sobre eso... Puedo ser muy irritante a veces -Yōhei suspiró, decidiendo terminar su café que empezaba a enfriarse por su tardanza en los baños-. ¿Dónde piensas quedarte? -ella introdujo un tema diferente de conversación.

Evangeline conocía hasta cierto grado a Yōhei. Si bien no era la misma adolescente con la que se involucró en Londres, notó algo extraño en su comportamiento, más no insistió. -Todavía no estoy segura, pero el Sr. Fowler acordó que lo solucionaría personalmente con el Director Shindo. Tengo entendido que son socios.

Los ojos de Yōhei visualizaron a Akemi y Ringo manteniendo fuera de la conversación, para su suerte, a Kaji y Kinuyo. Ella les agradecería personalmente después.

-Para mi desgracia lo son -Yōhei dejó su taza de café vacía-. Heiji Shindo no deja de molestarme cada vez que puede.

-Es el lado negativo de ser hija de uno de los socios más importantes que han financiado la Universidad Shindo. -Evangeline dijo.

La rubia tenía toda la razón: Yōhei es hija de un hombre muy adinerado que es amigo y socio del director de la mejor universidad en Japón. Fue el resultado de una relación que tuvo su madre con un extranjero irlandés que llegó a Japón con el objetivo de pasar un tiempo allí y avanzar en sus negocios.

A pesar de no conocer todos los detalles del amorío que duró poco, ella comenzó a vivir con su padre y otros dos hijos que este tenía (de diferentes mujeres) a los cuatro años.

-No lo pedí. Pero, no vinimos a hablar de mí. -Yōhei respondió con irritación. Hablar de su familia no es su tema preferido de conversación.

-Está bien, me voy a callar. -Evangeline tapó su boca con sus manos.

-¿Como un consejo? Sí, prefiero que guardes silencio... Es mejor que te vayas, se hace de noche. -Yōhei se levantó de la silla bruscamente. Se quitó el delantal y lo dejó en el lugar donde estaban todos los demás.

-Nos volveremos a ver entonces. Despídete de la señora Kaji por mí, las agradezco la hospitalidad.

Evangeline cogió su cartera, sus maletas y le guiñó con ojo a Yōhei antes de salir, lo que la hizo suspirar con molestia y frustración. Todo era un desastre.

Mizu no es lesbiana.

O al menos, eso es lo que quería insinuar antes de que su compañera de cuarto la volteara (en contra de su voluntad) de acera.

Una vez escuchó a uno de sus compañeros de secundaria decir que nadie es completamente heterosexual. Probablemente se trate de una simple teoría basada en el hecho de que cualquiera sabe reconocer cuando alguien de su mismo sexo tiene una belleza extraordinaria, lo que en consecuencia aporta atracción, ya que los humanos suelen guiarse por las cosas que perciben sus ojos. Sin embargo, este no es el caso.

A Mizu no le gustaría Kōzaki románticamente en absoluto, ella es una mujer extraña que estaba estudiando una carrera que probablemente ni siquiera le daría suficiente para comer en el futuro y, para colmo, con amigos que eran tan extraños como su personalidad infantil.

-¿Qué rayos le pasa? -se preguntó a sí misma. La silla sobre la que se sentó, daba vueltas alrededor del espacio entre su cama y el escritorio.

Debido al incidente en el baño, no tenía ganas de salir de su habitación por el resto de su vida.

La notificación que sonó en su teléfono finalmente la distrajo de sus pensamientos. Cogió el dispositivo y comprobó de quién provenía el mensaje que recibió.

Don Verg0tas

19:30 _Taigen: Bro
19:30_Taigen: BRO
19:31_Taigen: qué te pasa??????????

Mizu puso los ojos en blanco con molestia antes de responder.

19:33_Mizu: ¿Qué hablas?
19:33_Mizu: No rompas las pelotas.

19:35_Taigen: Mentirosa
19:36_Taigen: Eres como la mayoría
19:36_Taigen: Todas putas
19:36_Taigen:


19:37_Mizu: Wtf amigo
19:37_Mizu: Le estás diciendo ramera a tu propia novia.

19:38_Mizu: Qué maricón.

19:40_Taigen: Maricona tu abuela.
19:42_Taigen: ay xdón no recordaba q no tenías abuela
19:42_Taigen: como no tienes abuela
ni familia entonces la maricona eres tú

19:45_Mizu: Chúpala.

19:46_Taigen: hey
19:47_Taigen: yo también tengo sentimientos.
19:47_Taigen: me desvié del punto.
19:48_Taigen: No me dijiste q tenías novia!!!
19:49_Taigen: Yo sabía q te gustaban las viejas.
19:50_Taigen:


19:50_Mizu: No tengo una razón para contarte
todas mis cosas.
19:50_Mizu: Tu eres el único amigo mentiroso y falso.

19:51_Taigen: 😧
19:52_Taigen: eres una perra cuando quieres
19:53_Taigen: que comida canina comes?
Pásame el nombre.
19:54_Taigen: Relaja la nalga
19:54_Taigen: ya sabes q finjo que no somos amigos por tu culpa.

19:55_Mizu: Taigen, bro, espera un momento.

19:55_Taigen: q pasó??????
19:59_Taigen: Mugrosa holaaaaa
20:05_Taigen: Bro q pasa

3 Llamadas Perdidas de Don Verg0tas

20:10_Taigen: MIZU Q MIERDA DONDE ESTAS?????
20:12_Taigen: Contesta
20:15_Taigen: estás en línea

20:20_Mizu: Perdón, ya regresé.

20:20_Taigen: casi q no apareces
20:21_Taigen: q pasó?

20:21_Mizu: Estaba buscando en dónde alguien
te pidió la opinión.
20:22_Mizu: Taigen, tristemente
no encontré nada 😔
20:22_Mizu:


20:24_Taigen: q mierda
20:24_Taigen: Le voy a preguntar a Kōzaki pq es tu novia
20:25_Taigen: todavía no es tarde para cambiar de pareja

20:25_Mizu: Nadie te preguntó, metiche.
20:25_Mizu: Si tengo novia o no, no te importa.

20:26_Taigen: Claro q sí me importa
20:26_Taigen: idiota
20:26_Taigen: Recuerda la mierda que te pasó en Kohama
20:27_Taigen: No dejaré q nadie sea tu pareja xq sí
20:27_Taigen: Le daría un escopetazo a cualquiera

Mizu inmediatamente apagó la pantalla de su teléfono. La angustia fue el único sentimiento que procesó después de leer el mensaje de Taigen hablando del lugar donde vivía y donde sucedieron cosas desagradables que se incrustaron en su memoria.

Su corazón se aceleró y sus manos comenzaron a sudar. A veces todavía tenía pesadillas sobre Kohama y se le apretaba el estómago cuando pensaba en ello: el pasado del que tanto odia hablar.

20:35_Mizu: Lo tengo, no lo menciones. Lo prometiste.
20:35_Mizu: y no seas payaso, no eres mi papá.
¿Vas a interrogar a Kōzaki con una pistola? WTF

20:37_ Taigen: xdón
20:38_Taigen: no puedo olvidar fácilmente toda esta mierda tuya
20:38_Taigen: Mikio volvió a llamar estos días????

Mizu se mordió el labio inferior nerviosamente. Fue difícil decidirse. No quería que su amigo se preocupara o corriera a Kohama si se enteraba de las constantes llamadas a su número de teléfono celular.

20:48_Mizu: Afortunadamente no.

20:50_Taigen: q bueno
20:50_Taigen: me siento más tranquilo
20:51_Taigen: ya sabes q si no fuera x mí tendrías 40 hijos con el abuelo de Ken
20:51_Taigen: q le viste?

20:52_Mizu: Fastidioso.
20:52_Mizu: Le ví lo mismo que Akemi te vio.
20:52_Mizu: Pobrecita, deberían de recetarle lentes.

20:52_Taigen: Te odio con toda el alma
20:53_Taigen: x eso mañana tu y yo
tenemos una cita a las seis am.
20:53_Taigen: Dónde siempre
20:54_Taigen: Y me vas a contar sobre
la mujer con la q me fuiste infiel

20:54_Mizu: ¿Pero qué mierda?
20:55_Mizu: Kōzaki está loca
20:55_Mizu: al menos no tanto como tú

20:57_Taigen: Imposible
20:58_Taigen: No hables así de tu novia 🌝

20:59_Mizu: 🖕

20:59_Taigen:🖕❤️

Mizu resopló. No tuvo más remedio que dejar de discutir con Taigen porque, al final, siempre han sido ellos dos (con sus constantes burlas mutuas) desde que eran niños.

Ella dejó a un lado el chat, abrió su computadora y buscó una de las muchas tareas que sus maestros le habían asignado para esta semana en las clases de astronomía. En este momento yacía muy preocupada por las miles de cosas que atormentaban su cabeza, pero aún así, investigó más de lo habitual y se forzó a sí misma a prestar más atención a las líneas de letras que aparecían en la pantalla brillante que era la única fuente de luz de su oscura habitación.

Fue su culpa. Durante esos días, Mizu se escapó de sus clases de astrofísica para jugar al baloncesto y liberar el estrés que la consume lentamente. Su mente ya estaba extremadamente agotada y, por las mañanas, ni siquiera quería poner un pie fuera de la cama. Cuando eso sucedía, se recordaba lo difícil que fue para ella llegar a la Universidad Shindo y, se motivaba.

Mizu recibió otro mensaje de texto, pero no revisó esta vez.

22:08_Mikio: No puedes seguir evitando esto.
Tenemos una conversación pendiente, Mizu.

-No culpo a Mizu, Yōhei. Si una lesbiana rara me llamara amor públicamente de la nada, también entraría en pánico. -Akemi señaló a su amiga con el rodillo que usó para amasar la harina de la pizza casera.

Yōhei se rió, pero no encontró nada divertido. -¡Es raro! ¿Crees que no lo sé? Lo que pasó es que no lo pensé bien, fue solamente un impulso loco que tuve -ella se lavó las manos y las secó con una toalla-. Quizás si le pido disculpas a Mizu y le digo la verdad a Evangeline no sea tarde.

Akemi le sostuvo la mirada por tres largos minutos incómodos. Luego dijo-: Jamás harás eso, te humillarías el doble.

Y con razón. Quizás Yōhei sí es de los que no piensan con la cabeza en momentos que involucran su lado emocional, pero, tampoco es del tipo de personas que se retracta con facilidad. Gracias a su estupidez, su reputación ahora depende de una mujer amargada con la que ni siquiera se conoce bien.

-No puedo obligar a Mizu -Yōhei cortó una rebanada de pizza y se la llevó a la boca-. Han pasado dos semanas y todavía me ignora. Ya debe odiarme.

Akemi se encogió de hombros.

-Ella está en todo su derecho de imponerte la ley del hielo. -Akemi dejó el rodillo sobre la encimera, caminó por toda la casa hasra llegar al sofá de la sala, en el que sentó cómodamente

Yōhei fue detrás de ella y le entregó su parte de la pizza, haciéndose un lugar frente a su amiga.

-¿Qué me ves? -preguntó con un indicio de fastidio al notar el escaner constante que Akemi le daba con la mirada.

-Lejos del tema de Mizu, ¿Esa mujer rubia era enserio tu novia? -Akemi comió su rebanada y, Yōhei asintió- No me lo creo, es demasiado bonita para alguien como tú, a lo mejor estaba ciega.

Yōhei puso los ojos blanco, fastidiada. Ella cogió una de las almohadillas del sofá y se la tiró a Akemi en la cara. -Evangeline tiene una visión perfecta y, recuerdo que soy una mujer que le quitaría la heterosexualidad a cualquiera, ¿Recuerdas a tu compañera? La que es alta y de pelo azul.

Akemi deseó dejar calva a su amiga ahí mismo.

-Dijo que eres un mal polvo -aseguró ella, a pesar de que su compañera de estudio habló todo lo contrario-. Y por eso te voy a pedir que dejes de cogerte a mis compañeras.

-Es una falta de respeto que digas eso -Yōhei tenía la palabra indignación pintada en toda su cara-. Yo soy muy fiel a la relación que tengo con Mizu.

Las dos se echaron a reír, primero porque Yōhei no se ha cogido a ninguna mujer de la facultad de Derecho exceptuando a la compañera ricachona de Akemi y, segundo, porque la pelirroja no mantiene ninguna relación amorosa con Mizu.

Ringo había salido de viaje por unos días. Por eso, ambas se comprometieron a venir a su casa siempre que pudieran para estar seguras de que todo anda bien adentro y, de tomar un descanso de sus vidas que están hechas un completo desastre. Para su suerte, la casa de su amigo era la mejor de todas, tenía un patio pequeño adentro, pero con flores y un espacio para sentarse y pasar el rato. Adentro todo parecía de un estilo más tradicional y antiguo, como si fuera otro mundo en el que a ellas les gustaba sumergirse.

Unas horas más tarde, Akemi llevó a Yōhei hasta el campus y se fue de regreso a su departamento. La pelirroja subió a su piso, dejó sus zapatos en la entrada y se acostó en la alfombra.

-¿Qué haré? -ella suspiró antes de rodar sobre su vientre.

Evadía a Evangeline siempre que podía, ya que es obvio que iba a preguntarle sobre su extraña relación de "novias" con Mizu, pues ¿Qué clase de pareja no están casi siempre juntos? Y el fuerte lazo amoroso no es una justificación.

Con esperanza de ahogarse más en su depresión, puso una canción muy triste en YouTube que le llegó al alma y, siendo interrumpida por un anuncio sobre la menstruación, se frustró el doble. Aquél hoyo que no parecía tener fin de acabó en cuanto una melodía más rítmica la hizo moverse de su posición.

Yōhei se levantó, ocupó su mente haciendo los oficios del hogar que hace mucho tiempo no le prestaba tanta atención y organizó todo, incluyendo su habitación. Limpió la cocina, el piso, pasó la aspiradora hasta por sus narices y acabó muy satisfecha consigo misma por ser tan productiva en un solo día.

-¿Qué horas son? -Ella miró el reloj y notó que pasaban de las seis y media de la tarde.

De inmediato hizo algo improvisado de comer y cenó tranquila allí sentada en el sofá, viendo la serie de un samurái por el que Ringo casi se desvive pidiéndole ver juntos.

No le dirá nunca que vio los primeros tres capítulos sola.

Cuando por fin se acabó una buena parte, revisó sus redes sociales y se distrajo por un rato.

@quiero_unakatana: Buenas noches.
@quiero_unakatana: ¿Este es el usuario de Yōhei Kōzaki?

Ella se detuvo en un chat en específico.

@fōwheii69: Hola
@fōwheii69: Soy yo
@fōwheii69: quien eres???

@quiero_unakatana: soy Mizu.

Yōhei quiso morir acostada en el sofá.

@fōwheii69: queeeee??????? Mizu
@fōwheii69: cómo conseguiste mi usuario?
@fōwheii69: eres stalker o algo? Qué miedo

@quiero_unakatana: Sí.
@quiero_unakatana: Revisé tu galería.
@quiero_unakatana: Tienes gustos terribles.

@fōwheii69: no hablas enserio
@fōwheii69: VERDAD?

@quiero_unakatana: Obviamente no.
@quiero_unakatana: Todavía no quiero tener traumas.
@quiero_unakatana: Me costará mucho dinero contratar cuatro psicólogos.

Yōhei apretó los dientes con fastidio, tener una charla civilizada con Mizu era imposible.

@fōwheii69: Qué quieres? No me escribirías sin tener una razón.
@fōwheii69: 🤨

@quiero_unakatana: tienes razón.
@quiero_unakatana: ¿Recuerdas la propuesta indecente?
@quiero_unakatana: Lo pensé todos estos días.
@quiero_unakatana: Acepto.

Nota: Me tomó 40 años acabarlo xD, está bien de la vrg, pero es trabajo honesto.

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