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♱SX: 4♱

—¿ChangKyun? Amor, no dijiste que venías. —reaccionó, mientras cerraba la cremallera de su pantalón y se ponía de pie. Completamente excitado al ver que Im sí le estaba apuntando con una pistola.

—Quise darte la sorpresa. —Jeon puso sus manos en el aire, demostrando cierta rendición y mirando al contrario con hambre.

—Excitante sorpresa. —pronunció con una voz mucho más ronca de lo normal antes de morder su labio inferior y sentir un escalofrío recorrer su cuerpo.

—Contra la pared, Jeon. ¡Ahora! —gritó, sosteniendo la pistola con seguridad. Su expresión era seria, incluso escalofriante, pero ese era uno de sus encantos.

JungKook adoraba que ChangKyun fuera tan demandante y que jugara a ser rudo. Era obvio que los roles sexuales estaban definidos, pero también era cierto que no todo el tiempo tenía que ser el de ojos grandes quien mandara.

Por supuesto que estaba asustado, no quería matar a JungKook, y mucho menos cuando éste no tenía ni idea de cual era la verdadera razón para aquella visita. Lo consideraba cobarde; pero, ¿qué demonios podía hacer?

No podía decirle que estaba ahí para matarlo, no era estúpido. Pero, al tratarse de otro asesino a sueldo, decidió que la mejor idea era cerciorarse de que éste no portara armas con él.

Por eso le dio la orden de recargarse contra la pared; además de que, era una gran táctica para excitarlo. Sonrió cuando el menor caminó lentamente, con las manos en el aire, y se paró de frente a la pared.

Con la pistola en alto, caminó al chico que mantenía una erección en sus pantalones desde la llamada telefónica. Guardó el arma en la parte de enfrente de su pantalón, entre este y sus duros abdominales.

Posó sus manos con suavidad sobre los hombros cubiertos por un saco negro, el cual fue retirando con lentitud para poder apreciar la preciosa manera en la que se veía el contrario con la camisa blanca. Adoraba la forma en la que se resaltaba su cintura por su ancha y musculosa espalda; mordió su labio.

Jeon echó su cabeza hacia atrás para recargarla en el hombro del chico que estaba detrás de él y lo miró con los ojos entrecerrados y la boca abierta.

—Contra la pared, JungKook. Tengo que cerciorarme de que no lleves más —pasó su mano por la cintura contraria y llegó a la entrepierna del menor, apretándola con su mano y provocándole un jadeo de excitación-- armas contigo. ¿Comprendes?

Jeon asintió al momento de sentir la boca de la pistola negra presionarse contra su espalda baja. El pie de ChangKyun golpeando suavemente sus tobillos lo obligaron a abrir más las piernas.

El mayor se retiró su chaqueta de cuero negra y la arrojó hacia algún lugar de la habitación, en realidad no le importó. Pasó sus manos con pequeños golpecitos desde las axilas hasta la cadera de su amante, cerciorándose de que no tuviera ningún arma.

Jeon sentía la necesidad de buscar algún roce de su entrepierna contra su pantalón negro; se sentía duro a más no poder, y ya no podría aguantar más sin coger.

Im siguió con el tanteo del cuerpo del otro chico por las piernas, en donde paró cerca del tobillo al sentir una pequeña pistola, que, a juzgar por su tamaño, podía llevar a todas partes sin ser detenido.

—Oh, encontré algo, Kookie. ¿Escondes pistolas en tus tobillos? —preguntó al momento que, sentado sobre sus propios talones, pasaba sus manos por las piernas de Jeon, de arriba a abajo y disfrutaba de los tremendos muslos que poseía el azabache menor.

—Sólo una. ¿La quieres? —preguntó mientras movía su cadera lentamente para provocar que el roce de su pene contra su ropa interior y el pantalón fuera aún más placentero. Sus manos se recargaban contra la pared, y apretaba su mordida con los labios ligeramente separados.

—Si no es mucha molestia. —contestó el mayor al momento de provocar un giro brusco de la cadera de Jeon, llevándolo así a impactar su espalda contra la pared.

Dicho esto, y aún de cuclillas, comenzó a desabotonar el pantalón negro que se encontraba un poco húmedo. Lo bajó de un solo movimiento y se maravilló con el gran tamaño que había alcanzado el pene contrario; se podía apreciar por debajo de la tela de los bóxers negros que usaba.

JungKook terminó de sacarse los pantalones él sólo y se le fue retirada su pistola. ChangKyun eyectó el cargador y fue tirando cada una de las balas al suelo; lo puso de regreso y la aventó hacia atrás.

El suelo estaba lleno de balas diminutas de aquella pistola, que había podido ser peligrosa para él y la situación en la que se encontraba.

—¿Qué esperas, Im? ¿Una invitación formal a chupar mi polla? —preguntó el azabache menor, harto de tener que esperar tanto para poder sentir la calidez de la boca de su lindo chico.

El menor levantó una de sus cejas con arrogancia y bajó el bóxer del menor, liberando una larga y gruesa polla; se podían apreciar las venas de ésta y se le hizo agua la boca.

Acercó sus labios a la punta del falo y lo besó con lentitud mientras saboreaba el líquido pre-seminal que salía de éste y servía como un lubricante. JungKook sintió que su alma abandonaba su cuerpo al momento de sentir esa hermosa boca sobre su miembro.

El mayor sacó su lengua y la presionó con fuerza contra la cabeza del pene, lo que hizo a Jungkook gruñir de placer y recargarse con más fuerza contra la pared.

Seguido de esto, comenzó a pasar su húmeda lengua por toda la extensión del contrario, de abajo hacia arriba —al momento que acariciaba sus grandes y jugosos testículos con la suavidad que le brindaban los guantes de cuero—, para así, meter el gran falo a su boca y llenarlo de saliva.

Comenzó a chupar duro, poniendo más énfasis en succionar la cabeza del pene y provocarle múltiples sensaciones al hombre que amaba, utilizando sus dientes para pasarlos suavemente por la extensión.

Las fuertes piernas de Jeon se veían preciosas tensándose gracias al eficiente trabajo que estaba realizando el asesino con su boca. El cabello largo del menor caía sobre sus ojos cerrados mientras se perdía a sí mismo en un bosque de miles de placeres y maravillas; un lugar cálido como el infierno y placentero como el mismísimo sexo.

ChangKyun en realidad sabía cómo hacer una mamada. Por lo mismo, el de cabellos largos comenzó a embestir con rapidez la linda boca del chico al cual tenía agarrado por el mentón. Ambos ojos se conectaron y el menor sintió su orgasmo dispararse a mil kilómetros por hora sin encontrar una variable en su camino.

Y con un gruñido alto y las manos apretadas en un puño, se corrió con fuerza dentro de la mágica y experta boca del contrario; bañando su cavidad bucal con un líquido blanco algo espeso, el cual, Im tragó gustoso.

El menor, antes de recuperarse por completo de las miles de sensaciones que invadían su cuerpo y se disparaban de un lugar a otro, tomó a ChangKyun por la camisa con fuerza y lo obligó a pararse.

—¿Te gustó? —preguntó, refiriéndose al hecho de haberlo hecho llegar al orgasmo tan rápido y llenar su boca con su esencia.

—Me encantó, Kook. —habló antes de ser jalado con fuerza y besado con un sentimiento de deseo animal. Las lenguas compartían un lujurioso y húmedo momento entre los labios de ambos.

Jeon saboreando su propia esencia, que aún bañaba la boca del contrario, con aquel beso lleno de agresividad, y necesidad.

Y fue cuando el menor llevó sus rápidas manos al pantalón del otro y desabrochó el botón negro con rapidez —casi rompiéndolo en el acto y provocando que la pistola negra cayera al suelo—, invadiendo la boca contraria con su lengua y saliva. Lo bajó junto con la ropa interior contraria antes de tomar al más delgado por la cintura y pegar su cuerpo contra el del otro.

Entre besos cortados y saliva recorriendo las comisuras de ambos pares de belfos, comenzaron a rozar sus miembros el uno contra el otro. Con movimientos de cadera lentos pero placenteros al tacto. Ambos chicos jadeaban entre el beso y se comían vivos mutuamente.

JungKook rompió el beso y bajó por el cuello del contrario, dejando mordidas suaves y parando en un punto en específico de su delicioso y sexy cuello. Comenzó a succionar mientras frotaba ambos miembros con más dureza; cargó el cuerpo del contrario con sus grandes músculos y, en el momento en el que la piel se desgarró por la presión y la marca roja quedó plasmada en su cuello, ChangKyun soltó un gemido ronco.

El menor se separó del cuello contrario, observando la hermosa marca que había dejado en el cuello de la persona a la que en realidad amaba. Y, sin importarle que Im no estaba listo para caminar hacia atrás, no perdió el tiempo y llevó a ambos hacia el escritorio.

Tiró todas las cosas que habían ahí al subir al asesino sobre este y subirse sobre él para besarlo aún más fuerte. Sentían sus intimidades rozar entre ellas y jadeaban de la excitación.

Pero no lo pensaron bien, ya que el escritorio estaba hecho de vidrio, y a pesar de que era un vidrio resistente, no iba a aguantar el peso de dos hombres adultos sobre él; cabe recalcar que Chang no era pesado en sí, pero los músculos de Jeon sí pesaban. Así que, contribuyendo a la perfecta escena del crimen que Im estaba creando, la mesa se rompió en miles de pedazos.

Ambos chicos cayeron al suelo; JungKook sobre ChangKyun. Y al momento de impactar, el mayor se levantó de golpe para evitar que se le clavaran vidrios en la espalda: prácticamente amortiguó la caída del otro.

—Mierda... —habló el menor al observar su escritorio hecho pedazos. Sin embargo, nada le iba a bajar las ganas de hacer suyo al amor de su vida, por lo que echó un vistazo rápido al resto de la habitación y divisó su alfombra blanca.

La escena del crimen era perfecta; artefactos rotos fuera del cuarto; el escritorio de vidrio roto y balas de tamaño pequeño en el piso.

Cargó al chico que parecía reírse en su interior por la situación y lo dejó sobre la alfombra. ChangKyun no se quejó al sentir que uno de los vidrios se había incrustado en su brazo derecho; simplemente lo sacó con fuerza, llenado su mano y la alfombra de sangre.

Jeon sonrió con complicidad al divisar la preciosa sangre de su amado y rival sobre su mano y el lugar donde iban a tener sexo. Adoraba las prácticas extremas y peligrosas; y esto en realidad encajaba con las demás ocasiones sexuales que habían tenido en esa oficina.

ChangKyun se recargó sobre sus codos y abrió las piernas ligeramente mientras se comía al hombre que estaba frente a él con la mirada. Lo seducía con sus expresiones y fue cuando Jeon metió dos dedos a su boca para lubricarlos e introducir uno por uno en el cálido interior del contrario.

Con una mano arrancó la camisa contraria, rompiendo todos los botones y atacando de nuevo sus rojizos labios mientras lo masturbaba.

De la garganta de Im salían gruñidos graves de excitación por sentir los dedos del más alto dentro de él; lo estiraba y abría a modo de preparación.

Cuando el ano rosita del más moreno estuvo relajado y estimulado, Kook se subió sobre él sin aplastarlo, usando sus codos a cada lado de la cabeza de Im como soporte. Y con lentitud, comenzó a meter su pesada verga por aquel agujero que se amoldaba su tamaño.

Los gemidos, gruñidos y jadeos se hicieron aún más presentes cuando, conservando la lentitud, comenzaron las primeras estocadas. Todas eran profundas y hacían a ambas partes delirar. Entrando desde la punta hasta la base, el culo del mayor se estaba tragando esa polla por completo.

Los movimientos de cadera por parte del menor eran impresionantes; se movía con lentitud pero con seguridad dentro de ChangKyun, quien jadeaba grave por el placer que sentía.

Sus piernas comenzaron a elevarse cuando los movimientos se hicieron mucho más duros, despiadados y rápidos. De verdad, ambas partes adoraban follar así.

Por su lado, Kook disfrutaba de la conexión que tenía con su amante y del sexo salvaje que tenían; odiaba el vainilla* que mantenía con su pareja por conveniencia.

Por otro, ChangKyun disfrutaba que, en medio del sexo, existiera el amor y el interés. También la preocupación por el otro, y la seguridad de que el otro estuviera disfrutando de la relación de la misma manera. Ya que, cuando lo hacía con su novio, era sexo de una persona, no de dos.

Los brazos del mayor se ubicaron sobre los hombros contrarios, abrazando al hombre que le proporcionaba tanto placer y escalofríos con su vida. Olvidando que lo tendría que matar al terminar.

Jeon acariciaba con suavidad el abdomen de Chang, delineando los lindos y duros abdominales de este y disfrutando de poder tomar su cintura con su gran mano.

Ambos chicos estaban sumergidos en el placer mutuo y la compañía sexual del ser amado. Sabiendo que sus enredos estaban prohibidos y que, disfrutar tanto de estar juntos, les iba a costar la vida a cada uno.

Pero no podían evitarlo, y mucho menos después de esa primera noche en la que ambos experimentaron algo completamente desconocido y diferente a los que estaban acostumbrados; se enamoraron mutuamente.

Y, cuando estas enamorado, el sexo se siente mil veces mejor. Los gemidos son aumentados al doble y los orgasmos se vuelven mucho más duraderos.

Ambos sudores se combinan y la sangre bañaba ya en cuerpo de Jeon también. Recorría su camino desde el brazo de Chang, hasta terminar sobre la espalda del menor y caer por su fornido brazo hasta la alfombra blanca; misma cuyo color estaba apunto de cambiar por una cortada.

Adoraban la cercanía que tenían con el cuerpo contrario y la excitante manera en la que el pene de JungKook se adentraba por completo en el interior de ChangKyun, estirándolo y golpeando repetidamente su punto más dulce, empujándolo hacia el abismo del orgasmo instantáneo.

Juntos, y con los movimientos de cadera necesitados de ChangKyun, tratando de buscar que la gran polla de su hombre llegara mucho más profundo; y los movimientos desesperados del menor buscando su segundo orgasmo, llegaron al clímax.

Sus gemidos se volvían cada vez más altos; contrastando los, casi agudos de Kook, con los graves de Im. Volviendo toda la habitación un lugar de perdición, calor, lujuria y sonidos obscenos.

El chapoteo de ambas intimidades, chocando con rapidez por el ritmo bestial establecido por ambos chicos, se hizo presente y Jeon se enterró mucho más profundo en el pasivo cuando el semen del último comenzó a manchar ambos abdómenes con fuerza y cantidad.

ChangKyun había llegado a su orgasmo, pero se mantuvo gimiendo fuerte por la tremenda follada que estaba recibiendo. JungKook llegó a su segundo orgasmo segundos después, llenado el interior del otro chico con su esperma y escuchando delirios de placer por parte del contrario.

El dúo volvió a unir sus labios en un caliente y húmedo beso, al sentirse débiles por el orgasmo que los había asaltado unos segundos antes y los había dejado más débiles de lo que en realidad eran.

JungKook lamió la sangre de la herida contraria antes de caer rendido a un lado del cuerpo de Chang. Disfrutaba el sabor a sangre, y mucho más cuando se trataba del hombre que lo volvía loco.

Ambos recuperaban su respiración sobre la alfombra; buscaban el tacto contrario y, cuando el mayor miró al precioso azabache de ojos grandes con una sonrisa de satisfacción, se percató de que su cuchillo —escondido en su bota—, brillaba con el reflejo de la luz.

Su corazón se estrujó y sintió ganas de vomitar al pensar en lo que estaba próximo a hacer.

Se estiró hacia la bota y sacó el cuchillo con las malditas iniciales: "SX" en él. Lo escondió tras su brazo y se volvió a subir sobre el contrario.

—¿Segunda ronda, amor? —preguntó el azabache que abrió los ojos, aún manteniendo su sonrisa. Misma que desapareció al sentir una cuchilla fría en su cuello. Asustado por primera vez, miró al contrario con desconfianza—. ¿Qué haces?

ChangKyun no se sentía capaz de matarlo ahí mismo, y mucho menos con el dolor que sentía en su corazón. Unas lágrimas amenazaban con abandonar sus cuencas oculares al mirar los preciosos ojos negros que expresaban miedo.

Soltó un par de lágrimas sobre el pecho fornido del contrario y entre llantos, lo miró. Era una mirada lastimera y llena de culpa; se iba a arrepentir.

—Lo lamento, Kookie. —habló sintiendo un cuchillo atravesar su corazón—. En serio, lo lamento.

El menor lo miró aterrorizado al sentir que ese cuchillo se hundía cada vez más en su cuello. Sentía la sangre comenzar a recorrerlo y manchar su cabello.

—Perdóname, Jeon JungKook.

*Sexo vainilla: Vainilla, es también una forma de denominar el sexo convencional, sin aspavientos, sin aditamentos, sin BDSM y sin parafernalias... El que practica el común de los mortales.

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