♱SX: 2♱
~Siete meses antes~
La noche adornaba la cuidad de Seúl, y de verdad le sentaba muy bien. Algunos anuncios en colores neón adornaban las calles, haciéndole saber a los transeúntes de la existencia de ciertos restaurantes o bares.
Un chico azabache se encontraba dentro del auto de su jefe; las luces de auto eran color rojo neón, ¿por qué? A Lee JooHeon le encantaba ese color, además, tenían que combinar con el resto del auto negro, que era bastante llamativo para alguien que se supondría, tendría que pasar desapercibido.
Cuando lo veías por la calle, podías saber de buenas a primeras que se traba del automóvil del mafioso Lee JooHeon; el padre de lo ilegal y del crimen en el país.
ChangKyun era quien esperaba en aquel automóvil; tenía en su mano su cuchillo favorito, el cual, le había regalado su novio y jefe. Tenía dos letras escritas en él, las cuales eran: SX.
Habían miles de significados para esas dos letras, pero el más sencillo y claro de todos era: Sexo. ChangKyun nunca indagó mucho más sobre el significado de ambas letras en conjunto.
Aquella arma era su favorita, porque Lee se la regaló en una promesa de protección y amor sobre todas las cosas. Y en ese momento, significaba mucho para nuestro azabache, quien aún estaba enamorado de ese criminal.
Le parecía extraordinario poder encontrar apoyo, reconocimiento y amor (a pesar de que fuera falso) en una persona como Lee. Quien tenía a toda la cuidad hecha un completo caos y era prácticamente el dueño de la misma. Odiaba recordar todos esos momentos en los que sus padres lo ignoraban y le gritaban sinsentidos.
Los padres de Chang no le daban amor y le gritaban todo el tiempo, lo ignoraban y no le daban a atención necesaria. Y cuando Lee se la dio, no pudo evitar enamorarse de él y del "amor" que ofrecía.
Le daba vueltas al arma blanca sobre su mano y observaba con detenimiento el reflejo de la luz roja sobre la parte más filosa del cuchillo. Estaba esperando a que su jefe saliera de la oficina para dirigirse a donde estaba su objetivo.
Ya llevaba casi media hora esperando, pero no importaba; él esperaría una y mil horas por JooHeon. Aunque fuera una relación muy poco convencional y abusiva, ChangKyun siempre iba a estar ahí para ese hombre; eso creía en esos momentos.
Ya no fue necesario esperar más, puesto que, al voltear en dirección de la puerta principal del edificio, divisó al jefe; el cual estaba vistiendo un traje morado oscuro y lucia su cabello naranja con mullet en la parte de atrás.
Se bajó del auto lo más rápido que pudo para poder abrir la puerta trasera del auto y que su jefe entrara. Sin embargo, al acercarse al hombre mayor que él, fue tomando por la muñeca y jalado hacia su cuerpo.
—Te ves apetitoso esta noche, dulzura. —escuchó de parte de su jefe antes de que sus labios fueran atacados con hambre y agresividad.
Pero estaba acostumbrado, JooHeon nunca besaba con amor ni mucho menos; él lo hacía con necesidad, odio y hambre. Mordiendo sus labios y llegándole a sacar sangre de la boca; así besaba él. Tal vez había desinterés en todos sus besos, pero ChangKyun se conformaba con sentir el cuerpo de aquel hombre cerca del suyo, porque, al menos, reconocía lo que hacía por él.
Cuando Lee rompió el beso, se subió al vehículo. El menor cerró la puerta y volvió a correr al lugar del conductor para comenzar a manejar al lugar acordado.
Esa noche, el mayor le había dicho a su pequeño novio que, el cuchillo, tenía una cita muy especial con el abdomen de un empresario, el cual, se atrevió a retarlo. Por lo tanto, el auto se dirigió al edificio de la empresa de aquel hombre de nombre: Son HyunWoo.
Fue un camino corto a decir verdad; estaba oscuro, pero aún no era tan noche. JooHeon amaba observar la cuidad a la que tenía tan atemorizada, era casi como el villano de la humanidad. Y absolutamente todos los policías estaban tras su cabeza; y habían otros muchos criminales que le tenían envidia.
Im abrió la ventana y fue cuando su jefe sacó la cabeza y con una sonrisa, observaba el caos que estaba hecho la cuidad. Las patrullas sonaban por todos lados, pero ningún policía se atrevía a encararlo sin apoyo.
El rey ilegal era capaz de matar a todos con una simple pistola de bolsillo, y siempre escapaba de la justicia. Por su propio bien, los policías no se acercaban a él a menos que tuvieran un plan para atraparlo; y ahora no lo tenían.
El camino se mantuvo en silencio, lo único que se escuchaba era la música del estéreo del auto; a su jefe le encantaba escuchar la música a todo volumen, así que, aunque intentara hablar, seguramente no sería escuchado.
Pero al llegar a la calle de aquel edificio, ChangKyun apagó la música y JooHeon volvió a estar dentro del auto en su totalidad. El auto se estacionó e Im se colocó sus guantes de cuero: tenía que cuidar que sus huellas digitales no se encontraran en la escena del crimen.
—ChangKyun. Antes de que vayas... —habló el hombre mayor, ganándose una mirada del azabache. Tomó su mandíbula con su mano y lo hizo mirarlo a los ojos—. Puedes hacer lo que quieras con él; recomiendo que lo seduzcas si es necesario. Pero HyunWoo no sale vivo de ese edificio, ¿entendido? —habló seriamente, con una mirada que penetraba el ser del asesino a sueldo y lo hizo temblar.
—¿Seducir? —preguntó atónito por lo que había escuchado. El mayor soltó su rostro y se recargó en el asiento.
—Ya lo oíste. Atrápalo, hazle creer que te lo vas a tirar; no lo sé, pero quiero que caiga. —Im asintió con inseguridad—. Pero, no quiero que te bese, tu boca me pertenece en su totalidad; ¿entendiste, perra?
—Sí, entendí. —soltó, el apodo lo fastidió un poco, pero no podía hacer nada. Prácticamente JooHeon era su dueño, en todas las maneras posibles; pero pensándolo bien, no debería ser así. Ya no era un chico de diecisiete años, ya había pasado demasiado tiempo de eso; y en lugar de pensar que alguien más era su dueño, comenzaba a verse a sí mismo como un ser individual y capaz.
Bajó del auto con su pistola en la mano y su cuchillo escondido dentro de la chamarra de cuero negra que estaba usando. Se alejó del auto mientras pensaba en el pelinaranja. ¿Por qué tenía que ser así con él?
Negó con la cabeza antes de adentrarse en aquel edificio y buscar a su víctima. El edificio estaba casi desierto, y era entendible, ya que, a las diez de la noche, la gente ya se encontraba en sus casas y no en la oficina. Pero siendo el jefe, HyunWoo decidió quedarse hasta tarde.
Im subió al elevador y esperó a llegar al nivel en el que estaba la oficina principal, mientras imaginaba la manera en la que lo iba a matar. Se preguntaba cuál sería la mejor manera, ¿debería de utilizar la pistola para una muerte rápida, o usar su cuchillo y dejarlo morir por la pérdida de sangre?
Eso ya lo decidiría el futuro. Pero, por el momento, tocó tres veces la puerta de la oficina y esperó a que alguien gritara que estaba bien entrar. Y así fue; Son, un hombre moreno que gozaba de mucho dinero y poder gracias a su empresa (qué fue una de las pocas que no se fue a la ruina absoluta), le dió permiso y ChangKyun entró al cuarto. Ejemplificó a la mismísima parca en su versión más caliente al momento de entrar.
El moreno se percató de su presencia y recorrió su cuerpo con la mirada. Era un chico alto, esbelto, que presumía un hermoso y fino rostro; y dejaba a la vista parte de su pecho, sus sexys clavículas y apetitoso cuello.
—¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó cuando notó que el azabache estaba cada vez más cerca de él; quien estaba ordenando papeles que se encontraban en su escritorio de vidrio.
—Por supuesto —habló con una sonrisa coqueta en su rostro mientras se paseaba por la espaciosa oficina—, vengo de parte de Lee JooHeon; el príncipe del crimen y el homicidio me dijo que podías ayudarme con un asuntito.
Son tragó duro al escuchar el nombre de aquel criminal al que se había decidido a retar unos días antes. Dejó los papeles sobre la mesa y cerró los ojos al momento de recargarse sobre el escritorio. En algún momento iba a arrepentirse de cometer semejante estupidez.
—¿Cuál es el asunto? —preguntó al momento que suspiraba. ChangKyun se acercó mucho más a él y, de un fuerte movimiento, estrelló la espalda de aquel corpulento hombre contra la pared.
Sacó su cuchillo y observó los asustados ojos de aquel hombre; la cercanía de ambos cuerpos era demasiada, pero eso le dijo JooHeon. Le sonrió de una manera encantadora y colocó el arma cerca del cuello contrario.
—Necesito tomar tu vida con éste cuchillo. —habló antes de soltar una risa ahogada y pasar sus manos por el trabajado torso del empresario—. Mi jefe me mencionó que lo habías retado, y aquí está su respuesta. ¿Podrías decirme por qué juegas con tu vida de esa manera?
La sonrisa desapareció y una expresión espeluznante adornó el rostro del chico delgado; quien, a pesar de su complexión, tenía una gran fuerza en los brazos y abdomen. Y la utilizó para arrojar al hombre contra el escritorio de vidrio y destrozarlo.
Im era conocido por crear escenas del crimen estupendas; y este era un claro ejemplo de eso. Lo único que iba a quedar ahí, sería el piso lleno de vidrios y el cadaver del hombre más imprudente del mundo.
—Yo- —tartamudeaba al momento de quejarse por los vidrios que se incrustaron en su espalda al caer sobre ellos—. De verdad lo lamento, yo no quise-
Se quedó callado en el momento en el que el asesino se subió sobre él, y acarició su cabello antes de pasar sus manos por el torso y cuello del moreno.
—Por supuesto que no quisiste. ¿Sabes cuál es la consecuencia? —preguntó con un tono de burla que le revolvió el estómago a HyunWoo, sentía su espalda empaparse de sangre—. Prefiero mostrártela a decírtela.
Dicho esto, el cuchillo encontró su lugar en el abdomen del moreno, quien justo ahora, lloraba y miraba con miedo al azabache. Estaba tan profundo que logró romper un tejido y perforar su estómago; cosa que causó que el empresario comenzara a escupir sangre por la boca.
ChangKyun se sintió asqueado por la escena, así que sacó el arma blanca del abdomen contrario y se puso de pie; observó la hermosa manera en la que el alma abandonaba el cuerpo de aquella persona imprudente, y sonrió.
Limpió el cuchillo lleno de sangre por los dos lados, embarró aquella sustancia oscura en la ropa del cadaver y lo volvió a guardar dentro de la chaqueta.
Mientras tanto, JooHeon esperaba en el auto; se mantenía ocupado pensando en las miles de maneras en las cuales podría aprovecharse de aquel chico que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por él. Adoraba usarlo de todas las maneras posibles; incluso prometerle amor eterno y protección contra todo. Esa era su pequeña perra.
Sonrió al ver que su chico salió del edificio con prisa; eso le hizo saber que el trabajo ya estaba hecho y que ahora podrían dirigirse a su casa para follar un rato. Sin embargo, cuando el chico entró al vehículo de nuevo, no puedo evitar atiborrar su mente de pensamientos negativos acerca de él.
—Ya está muerto, jefe. —habló al momento que se quitaba su chaqueta y la dejaba en el asiento del copiloto, sólo para comenzar a conducir.
—Ahora a la casa; mi perrita lo ha hecho muy bien el día de hoy, y merece su recompensa, ¿no lo crees? —preguntó en un tono fingido, adornando su rostro con la sonrisa más hipócrita del mundo. Por su mente no dejaban de pasar imágenes de su chico besando al idiota de HyunWoo, o a cualquier otro tipo.
ChangKyun suspiró, de verdad odiaba ese apodo y todos los demás que recibía por parte de su novio. Pero, ¿qué podía hacer?—. Sí, vamos.
El resto del camino, ambos hombres se mantuvieron en silencio. Lee se atormentaba a sí mismo con la idea de que el azabache le podría estar siendo infiel, y que jamás le perdonaría una infidelidad a ese niño.
Por su parte, Im podía sentir que el ambiente era tenso, y que la mirada dura de JooHeon reflejada sobre la ventana expresaba inconformidad de alguna manera.
Tal vez estaba molesto por la idea de estar celoso; era cierto que Lee tenía algunos problemas mentales, pero jamás pensó que llegaría a sentir verdaderos celos por una persona. ¿Estaba celoso por Im ChangKyun?
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