Si algún día alguien me hubiera dicho que sería un afortunado hombre amado por aquella afección sellada desde el infinito, seguiría creyendo que todos deliran en su limbo de ensueño... Porque hace un poco más de dos años atrás, conocía ese excelso sentimiento solo en sueños.

Pero la afortunada dicha y el fastuoso destino dictaminaron que fuera el promotor de mi designio al reconocer el apego en aquel hombre maduro y retraído.

Park Jimin, mi tándem, mi consorte sin papel de por medio, mi amado compañero de esta y otras vidas, y seguramente vendrán más... Aquel hombre que fue capaz de abrir su corazón luego de haber pasado por mil y una, regalándome el recíproco sentimiento más puro y hermoso del firmamento.

La perfecta definición de la fusión de cuatro letras que mueven el cosmos a su alrededor: Amor.

Verdadero amor...

Y creía que único... Hasta ese bendito momento en el que ambos observabamos abrazados y con incontenibles lágrimas en los ojos, los extenuantes movimientos de un minúsculo corazón que latía a todo vapor a través de la conmovedora grabación del ultrasonido enviado por mail de su gestante.

Así es, ahora somos padres de intención de un pequeño retoño pedido con todas las fuerzas al universo. En un rezo divino de inquebrantable fe y genuino deseo.

Milagro devenido del haber conversado durante largas y ostensibles noches sobre su incipiente deseo de querer ser padre, y el mío de querer acompañarlo en todo momento.

Así que luego de una interminable investigación desde la biblioteca de mi facultad, ya que no quería que él se estrese o enoje por esto, logré dar con un estado al otro lado del mundo en donde se cubre -legalmente- la subrogación de vientre.

Y fue su simiente el que hizo posible que este milagro ocurriese. Aunque en un principio él no quería ya que se sentía viejo, incapaz y no sé qué más. Así mismo, no desistí bajo ningún aspecto y luché contra todos sus demonios dándole fuerzas para que se animara a donar.

Así que este milagro maravilloso se siente tan mío como suyo.

El perfecto complemento para nuestra dádiva de afecto y la más bella expresión del resultado de la unión de nuestro amor.

Y -realmente- no sé cómo explicar lo que nació dentro mío cuando vi aquel pequeño y hermoso bebé retorcerse en la pantalla del televisor... Algo que creció desmesuradamente en mi interior y que logró multiplicar mi corazón en mil partes.

Así que no me quiero imaginar lo que será tenerlo entre mis brazos o verlo a mi hermoso hombre amado dándole sumo afecto, contención y dedicación. O verme reflejado en los orbes de mi amor cuando despliegue todo mi encanto paternal.

Estos últimos días, la ansiedad me consume. Así que troto a más no poder antes del horario laboral. (Aunque luego entrene fuerte durante toda la tarde en la facultad para tratar de realizar al pie de la letra cada exigencia física y deportiva) necesito descargar la incrementada inquietud que me genera el sabernos cerca de la fecha.

Observo el horario que me dicta mi reloj pulsera "6,30 am". Poco más de media hora de potente carrera llevé a cabo hoy. Ahora, un buen baño, un ligero desayuno y a trabajar por lo que resta de la jornada matinal.

Sobre que el silencio del amanecer es interrumpido por el tintineo de las llaves al abrir, me encuentro con mi rubia debilidad acodada en la mesada de la cocina y con una humeante taza en sus inquietas manos.

—¡Cariño! ¿Qué haces levantado tan temprano? —suelto hacia las tenues luces que ingresan por la ventana del comedor y a las cuales se dirige su desorbitada mirada —. Si mal no recuerdo, anoche te acostaste bien entrada la madrugada.

—Jungkooki... ¿Crees que seré un buen padre? —cuestiona con trémula voz a causa del nerviosismo reinante en su interior.

Y no sé si reírme por lo absurdo de su pregunta o gritarle para que espabile y descanse mejor. Demasiado no dormiremos después como para andar haciéndose problemas antes de tiempo.

Pero dándole la importancia que su inquietud se merece, y porque me juré que siempre atendería cada una de sus inseguridades con suma paciencia, me acerco hasta su espalda para rodearlo con mis brazos y besar con suma afecto, la unión entre su hombro y su cuello.

—Cariño, ya eres un buen padre. Y esto, se refleja en tu continua preocupación a medida que se acerca la fecha programada de parto.

Y no sé cómo hago para controlar la ansiedad que me genera esta misma situación. Pero al verlo a él peor, y sumado a que reflota sus miedos con absurdas preguntas, saco mi armadura de Guerrero valiente de antaño guardada bien en lo profundo de mis pensamientos para ser el aliciente promotor de su valor.

—¡Mírame cariño! —exijo decidido a cambiar su semblante por un rostro más distendido —. Eres y serás por siempre un padre maravilloso así como has sido un compañero maravilloso de vida para mí. ¿O te olvidas que me has salvado la vida en más de una manera? Y gracias a eso, estamos unidos de por vida por una parte de ti en mí, aparte de tropezar más de una vez con el hilo vítreo de nuestro marcado destino.

Mi bello rubio sonríe perdiendo sus ojitos en dos finas líneas y no hay nada más bello en este momento, que extraviarme en cada fracción de su rostro mientras me siento un afortunado de la vida.

—Gracias mi amor, gracias por ser mi catalizador cuando no veo la salida —anuncia algo compungido y avergonzado a la vez.

Y no hay otro lugar en el mundo en donde quisiera estar, más que empapándome con el suave arrope de sus dulces besos.

Así que haciendo caso omiso a la razón que dicta que me bañé y desayune veloz o llegaré tarde a la labor. Lo abrigo con el manto de mis brazos para trasmitirle con mi tacto, la calma que tanto necesita.

Dejándonos llevar por el ansiado roce de nuestros labios que se aman sin igual, así me dedico a devorar cada una de sus dudas para reemplazarlas en valía.

Besando cada fragmento e infinito firmamento que significa cada célula de su piel para mi cuerpo. Y entregando todo de mí en el proceso de aventurarnos en esta nueva etapa de ser capaces de extender una rama de afección que corre con suma emoción por cada una de nuestras venas.

Ya que tenemos la dicha de poder ser padres primerizos y todo lo que conlleva esa fuerte emoción. Porque nos tenemos con todo el amor del mundo, el uno al otro, apoyando codo a codo y luchando sin cesar en cada decisión acertada o equivocada...

Porque al fin y al cabo la vida es esto, caer y levantarse como tantas veces lo hemos hecho.

Tomar decisiones erradas, pagando las consecuencias con ojos empañados en lágrimas que son capaces de ver el sol luego de cada tormenta. 

Lanzarse y arriesgar aunque se tenga miedo...

Porque hay que ser valientes para amar y atreverse a sufrir las consecuencias de un posible desapego... ¿Pero saben qué? Malditamente vale la pena, vale cada sufrimiento, vale cada tormento si luego de cada dolor vas a poder reconocerte y tomar las cartas de tu vida para salir adelante aunque te cueste.

En una de esas, tienes la dicha de encontrar a tu plebeyo así como él encontró a su valiente guerrero y escribir con lágrimas de felicidad, tu más hermoso cuento.

🥺Haw que me quedó bien bonito lo parió 😭

Tendrán bebito!! 🥰

Muchísimas gracias por amar y empatizar con cada uno de mis personajes. Lleva tiempo y dedicación ponerse en la piel de ellos. Pero espero haber transmitido de manera correcta, cada una de las sensaciones que genera y que puedas llevarte algo bonito de aquí.🥺

Lo sé, la señorita maestra me sale desde mis adentros 🤣 Pero para mí defensa, se me hace inevitable.👉👈

Gracias por cada lectura y a vos lectorcito fantasma, anímate a votar que eso nos da más fuerza para seguir escribiendo😍

Gracias infinita por cada hermoso comentario que me dejan🥰

Nos vemos en los extras😉

Los amito mucho♥️