Luego de controlar, en parte, mi ansiosa necesidad de trepar por las paredes hasta sacarte de la guarida en donde te escondes mi aparente rubia deidad. Me encuentro como un desesperado, buscando por todos lados, saber cuál es la entrada hacia mi propia felicidad.

Y sé que parezco un insano ante todo aquel que me pueda escuchar, luego de colarme en el edificio ante la salida de un vecino y preguntar puerta por puerta hasta poder dar con tu posible lugar.

Porque sí. Estoy casi seguro de que eres parte de mi vida o muy pronto, lo serás... Muy dentro mío, yo lo sé. Y lo sé aunque no tenga pie ni cabeza mi maldito pensamiento.

Porque provocas en mí, las mismas sensaciones que provoca mi hermoso plebeyo en sueños, y eso ¿debe ser algún tipo de señal, no?

Y a decir verdad, a veces pienso que estoy dispuesto a sacrificar mi corazón para que lata por alguien aunque no valga la maldita pena ¿Y por qué ésto? Porque estoy cansado de esperar...

Necesito un cambio. Necesito que algo en esta condenada vida me provoque turbación, crispación, o cualquier mierda que remueva -violentamente- mi interior... Así como me sucede en sueños.

"Eres joven aún..." Dirían mis amigos. Pero lo que ellos no saben es que mi corazón late solo por tu amor.

Y que cualquier maldito agujero si no tiene tu aroma, es un simple depósito de fluidos... Fluidos necesarios para mantenerme en contacto con mi parte racional. Porque sentir el calor de otro cuerpo, de algún modo, es sinónimo de sentirme vivo aunque me sienta muerto por no tenerte entre mis brazos, mi plebeyo.

"Así que aquí estás..." Pienso mientras tomo la valía que me sobra de mi impronta para golpear tu puerta con suma firmeza, y a la espera de la cálida recepción de tu mirar...

Mi ensoñado hecho realidad.

Un par de respiraciones profundas y aplico con valor a mi labor. Y luego de unos minutos que asemejan eternos momentos, escucho al otro lado un escueto "¿Sí?" Que me nubla la razón.

—Esa voz... —susurro mientras suspiro bañando mi mente en recuerdos del ayer que parecen hoy —. Necesito escucharte de nuevo... Por favor. — Articulo medio ahogado en lo profundo de mi conmoción. Y entonces, golpeo de nuevo con mi más firme convicción.

Elevas tu entonación por sobre la puerta de madera que nos separa, hombre que paraliza cada fibra de mi ser. Y de nuevo, ese timbre de voz... Voz que me transporta a momentos donde no me importa nada más que tú calor.

Un intenso escalofrío me recorre a lo largo de la columna vertebral, con fugaces líneas entre rememores del tiempo que se vuelven nítidos bajo los vocablos de tu voz.

Y con mi pecho palpitando como galope de caballo en campo abierto, te golpeo la puerta nuevamente y aún más fuerte. Entregando mi último aliento en el intento por conocer aquél ser que asemeja al portador de la voz de mis recurrentes sueños...

Al pasar de unos momentos, minutos en donde me consume una completa desazón, me quedo cabizbajo hurgando entre mis desafortunados pensamientos hasta que unos ruidos provenientes del acceso llaman mi atención.

"E-eres t-tú" Retumba como una continua afirmación en mi cabeza sobre que la puerta es apenas abierta y obligo a mis renegridos ojos a enfocar el interior del lugar.

Tu acaramelada y sorprendida mirada, hace reaccionar cada vello de mi cuerpo, aterciopelado tesoro delicado como fina pieza de porcelana.

Y juntando el coraje que me dicta la razón de ser contigo lo que soy, carraspeo mi garganta para emitir palabras —Hola... —Sale sufrido, acongojado y con inmensas ganas de más.

Mientras tus orbes abiertas, como un resplandeciente sol, me demuestran tempestad con un gran tormento en su interior... Porque puedo ver su conmoción. Él, está igual o quizás, peor que yo.

Entonces, saco valía y prosigo: —Soy Jungk... —pero un fuerte portazo me toma por sorpresa.

"¡No puede ser! ¡Maldita sea!" Me reclamo mentalmente por asustarlo con mi impronta de demente desesperado...

¿Pero en qué cabeza cabe que se me iba a tirar a los brazos reclamando por la calidez de mis besos o la impronta de mis abrazos?

—¡Bien hecho genio! ¡Lo has asustado! Debe creer que eres de esos pervertidos y abusadores que aparecen en la primera plana de las portadad de los diarios.

Me digo a mí mismo maldiciendo por dentro, por no poder contener mi desbordante emoción, por no poder ser como un ser humano normal. Alguien que espera la oportunidad exacta para acercarse a hablarle a aquel chico que le gusta —. No... Tenías que rastrear su hogar e invadir su espacio personal. ¡Eres todo un genio! —me reprendo.

Y dejándome caer sobre el costado del acceso, mientras agarro mis renegridos cabellos con suma necesidad de arrancarlos uno a uno, me sorprende -nuevamente- tu voz en un apenas audible susurro que se pierde entre mis gruñidos de incrementada frustración.

—¿T-te c-conozco?

Velozmente me incorporo, pero tratando de no asustarte con mi acto de mantis religiosa depredadora de cabeza luego de la copulación... "¿Pero qué mierda estoy pensando?" Me reprendo nuevamente bajo tu atenta observación.

—Yo-o... —balbuceo mientras me observas inquieto. Y al ver que arrastro los vocablos a lo borracho, intentas cerrar nuevamente el acceso.

Pero mi buen estado atlético me permite ser más rápido y meter la pierna sin contemplar el posterior alarido desgarrador que pegaría al darme de lleno el pie, entre el marco y el acceso.

—¿Acaso estás demente? —me cuestionas abriendo velozmente al observarme tirado mientras agarro mi pie completamente acongojado. "Pensé que nunca te darías cuenta" Dicta mi traicionera consciencia que busca dejarme expuesto como el peor de todos los tiempos —. Déjame ver tu herida —cuestionas decidido —. ¡Podrías haberte quebrado! ¿En qué estabas pensando? —refunfuñas por lo bajo sin enfocar en ningún momento la línea que conecta nuestras furtivas miradas.

Aún así, me deleito con la cercanía de tu cuerpo... Eres un hombre algo mayor pero de muy buenas proporciones según lo que veo.

Pero entonces, ocurre lo que siempre temí por acierto. Te detienes abruptamente, completamente colorado como tomate maduro y listo para la cosecha, cuando tu pequeña mano roza efímero con mi demás entusiasmado miembro.

—Y-yo... d-de...bería... e-entrar... -Susurras en un nervioso hilo de voz junto a tu tembloroso cuerpo.

—¡No! —tomo tu pequeña mano entre mis dedos, notando que fueron hechas para encajar como piezas exactas del rompecabezas que me faltaba —. Quédate... por favor —efímero acaricio con un suave roce sobre la parte interna de tu mano. Y podría jurar, que percibo tu cuerpo temblar en respuesta al toque fugaz de mis dedos.

Pero entonces, ocurre ese mágico momento en donde se detiene la línea del espacio y tiempo...

En cuanto tus acarameladas orbes se conectan con las renegridas mías. Y te juro por mi vida, que eres tú... amado mío.

Debo admitir que esta historia me puede en su narrativa😍

Gracias por leer, comentar y votar🥰