₵₳₱. 54 "Hasta acá llegué"
Lenta y disciplinada viene siendo mi recuperación luego de semejante trágico accidente. ¿Quién hubiera pensado que justo en ese instante, en donde flotaba en la dicha de ver una vez más el bello rostro de mi rubio amado al otro lado, mi destino estaría sellado como en la devenida de mi anterior vida?
Y por más que suene increíble o surreal, lo hablábamos el otro día con mi ex roummie "aparentemente cuñado" que dijo: "Son las fichas del destino jugándose una nueva partida con los dejes de mi vida".
Y quiera o no, mi fortuna se vería comprometida a repetirse como en toda rueda cíclica en la vida de todo ser humano.
Porque estamos destinados desde el vamos...
Un destino marcado y fijado ya sea por el éxito o la fatalidad, como en mi caso... En donde vagos recuerdos extraídos de mi ensueño ya sea dormido o entre despierto, me rememoraba a ese instante, a una punzante herida en mi costado que me costaba la vida en aquel desafortunado ipso facto.
Pero para mi ventura, el joven al que amé en aquella línea del tempo y al hombre que amo con mi vida en esta bendita coyuntura, fue iluminado como un hado divino... Salvador de salvadores... Que tuvo la dicha (según él) de devolverme la vivacidad. Y aunque me haya enojado en un principio, no dudo de haber hecho lo mismo de haberme acontecido estar en su lugar.
Es que ¿¡ Se puede amar tanto, pero tanto!? Que percibes atorarse el aire en tu cansina garganta cuando -simplemente- lo invocas entre fluctuosos pensamientos.
Y no es una cuestión meramente de piel, porque en estos meses llevamos más tiempo sin meternos mano que metiéndonos en este intenso... podríamos llamarlo ¿noviazgo?
"Maridos sin papel". Dijo mi hermano aquel día mientras nos visitaba de la mano del que realmente siento "mi hermano".
¿Y les confieso algo? Esa definición de conjunción me agrada aún más, y tal vez, diría que demasiado.
Me quedan solo un par de semanas para el alta y trabajar. Y no quiero ni meditar en que realmente son más que solo un par de semanas para volver a laborar, porque me estreso a no dar más.
"Disfruta el tiempo de ocio amor mío". Dijo el hombre con el que quiero transitar hasta mis últimos días siendo un enamorado ancianito.
Si tan solo pudiera estar hundiéndome en lo profundo de su cuerpo no me quejaría, pero entre la sana comida y los intensos cuidados de este trío conformado para hacerme sentir un completo incapaz; no veo las horas de que mi recuperación finalice.
Hoy más tarde toca control. Y estoy seguro de que si Jin me indica más reposo y una nueva mezcla de orgánicos alimentos, lo utilizaré como un maldito saco de boxeo aunque se me abran cada uno de los puntos.
Así que por ahora, me paso leyendo gran parte de la extensa biblioteca de mi amado. Diversos libros desde romances entre nobles caballeros hasta fogosos encuentros entre personajes de mangas con dibujos que ni les cuento. Nada de ciencia ficción que no conlleve una buena sobre dosis de amor como para provocarte un coma diabético.
Mi bello hombre es un romántico empedernido y enamorado del amor. Y estoy dispuesto a recrear cada una de sus épicas escenas para que se sienta el príncipe protagonista de su propio cuento. Porque nada me hace más feliz que verlo enamorado hasta los huesos y ser yo, el aliciente promotor de ese suceso.
Ahora, recostado en su cómodo sofá, en tanto degusto una taza de una mezcla rara de supuestas hierbas medicinales, lo observo imperturbable mientras trabaja desde su apartamento -división que tiene un intenso sabor a hogar- a nuestro hogar para ser más certeros.
Él, al ser un trabajador independiente tiene esa bendita suerte mientras yo, echado a lo ganado, bebo té y me dedico a calentarme con escritos quedando morado mis testículos en cuanto mi belleza me corta de raíz todo intento de jugueteo más allá de los besos.
¡Y maldita sea! Que es tan sexi y caliente como un brasero encendido que reclama que lo apague esparciendo encima mis fluidos.
—Amor ¿Te sientes bien? —cuestiona Jimin con un par de lentes a medio camino sobre su perfecta nariz y mirándome por encima de los mismos como toda una maldita deidad galardonada en erotismo.
Y mi rostro debe ser un expresivo poema o el calco de un tomate estacionado listo para la cosecha, porque puedo jurar que se remueve incómodo en su lugar. Es más, creo que jalonea con su mano por debajo de la mesa, intentando ocultar las evidencias de que la tensión que nos rodea lo perturba igual o más que yo.
—Cariño, deberías dejar de trabajar tanto y venir a rellenar mis labios con el delicioso roce de los tuyos —le suelto tratando de sonar necesitado del calor de sus labios y no como un condenado púbero hormonal que si lo rozan despacio, eyacula en el lugar.
—Jungkooki... Ya sabes... Hemos hablado ya de esto, hoy lo vemos a Jin y consultamos ¿sí?
¿¡Consultamos!? Consultaremos si es que puedo caminar de quedar tan cargado. ¡Al carajo! Extrema necesidad requiere de acciones extremas ¡Y si no que venga Jin, Nam y el otro par de alborotados a plantearme algo y les daré para que tengan!
Me viro despacio diciéndole que no se haga problema, que siga con los suyo. Pero al cabo de unos instantes, en donde le aviso que voy al baño y desisto de su ayuda "¡ya que debo valerme por mí mismo carajo!" Un supuesto e intrínseco dolor insoportable me aqueja. Logrando que mi rubia belleza acuda rápido al rescate de su objeto de cuidado.
Y justo ahí, en donde sus suaves brazos me rodean para ayudarme a incorporar, siento mi cuerpo quemar como un encendido brasero bajo el intenso solsticio del verano. Así que haciendo acopio de todas mis fuerzas y sin forzar demasiado la piel sensible de mi herida, me giro y lo atrapo entre mis brazos; dejándome caer efímero sobre su regazo.
Regazo que golpea en sus espaldas sobre la tibia y mullida tela del mobiliario dejándome a escasos centímetros de su agraciado rostro y con creciente avaricia de devorarlo por completo.
—¿Kook? ¿Amor estás bi...?
No dejo que se atreva a cuestionar si necesito otra cosa que no sea esto...
Mis ansiosos labios apoyados con suma ternura sobre los regordetes suyos.
Lugar de adoración para perecer ardiendo en devoción al sentirlo igual o más estremecido que yo, dictaminando desde el vamos que hoy, no solo mis labios lo tocarán.
Sino que hurgare cada rincón de su alma con la pureza de mis palabras y me dedicaré a venerar cada fragmento de su piel en cuanto reciba el mantón de mis plegarias.
Muchas gracias por leer, comentar y votar. ♥️
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