La inminente confesión de mi cursi y hermoso morocho tirada cual liviandad acompañada a la acción, dejó a todos mis crecientes sentimientos resonando como caballo al firme galope.

Retumbando fuertemente contra mi pecho y provocando que, una vez más, como tantos otros momentos dentro de este itinerario; mis orbes se empañen de agraciada ensoñación hacia esto que nos nace sin tener en cuenta la razón y sin medir las consecuencias.

Porque no hay un lapso pedido u ofrendado para iluminarnos de que todo esto estaba predestinado desde que nos soñamos en otro plano.

Período del tiempo ancestral en donde me aferraba con creces a la firme musculatura de mi fornido guerrero y vibraba bajo el poder de su mando con cada uno de mis suspiros y lamentos.

"Te amo"

Dos simples palabras con un gran significado, que me guían a un verdadero compromiso sin ni siquiera percatarme de que lo estaba buscando.

Ya que logras que me vicie en cada fragmento de tu cuerpo y de tu alma. Jugando al límite entre lo que está mal o está correcto, entre hacer despacio las cosas o dejarme llevar por el huracán de mis afectos, entre resguardar mi corazón ante posibles futuros daños o partirlo al medio para recibirte con tesón y permitirte que me consumas por completo.

Entonces... Me observo en el brillante reflejo que me devuelven tus ojos provocando el latir desaforado del músculo cardíaco aposentado sobre mi pecho, mientras percibo el inminente afloje de la musculatura de mis piernas ante tu vehemente entrega que me dicta que aquí y ahora es el lugar, que estoy ubicado en el momento correcto.

Comunión de espacio y tiempo que conjuga uniendo dos corazones y un solo lugar.

Sentimiento pleno que rebasa cada poro de mi dermis y le dicta a mi anonadado cerebro que articule con amparo de algún dialecto, una simple devolución del más hermoso afecto.

—Yo también te amo mi amor.

Sale solo y sin dudarlo...

Porque nuestra suma siempre dio dos, que multiplicado por un solo corazón repartido en dos partes, nos devuelve constantemente a los pronombres tú y yo... Un solo cuerpo emocional unido por los filamentos del intrínseco afecto que reflota desde siempre entre los dos.

Por tanto, te aferras pulido a mi rostro sin perder contacto en ningún momento de nuestra visión, acercando paulatino aquel seno que cobija como manifiesta huella; cada toque apasionado de mis labios con fervor.

Y me entrego... Me entrego de lleno a consentir en tu sabor con matices del ayer y del mañana y con una buena gradación del hoy, donde no hay resto para las dudas porque las tiñes con suma fortuna y excelsa determinación.

Y donde cada magnífico roce de labios que me otorgas ¡Quema y grita en el nombre del amor! Hasta el punto de sentir hervir mis venas en constante adoración...

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Dos amantes confesados se someten decididos a la terapia de retrocesión. Comenzando con el joven morocho bajo el atento control del parapsicólogo amigo de los dos. Que procura aclarar todas las dudas posibles al término de la sesión y que espera crear un puente de conexión hacia el inconsciente con el fin de mejorar su presente y aliviar así, en parte, su creciente nivel de estrés y tensión.

La angustia latente que ha sufrido a lo largo de estos años lo ha convertido en un fiel reflejo de la tiranía de los espejos del tiempo.

Arrastrándolo tanto en sueños como despierto a donde se repiten cada vez más, las paramnesias del reconocimiento de algunas experiencias que se sienten como vívidas previamente y manifestadas en el presente con forma de déjà vu.

Un sordo dolor que se ha ido incrementando con el paso del imparable tiempo, acusa recurrente al joven enamorado y su mejor amigo que confía en tener las herramientas necesarias para poder ayudarlo.

Amparándose en un conjunto de técnicas que se apoyan en la hipnosis y en otros métodos de alteración de los estados de conciencia, para hacer que recuerde acontecimientos de su supuesto pasado.

Se trata de una técnica esotérica. Término que se refiere a un conjunto de conocimientos de una corriente de pensamiento que utiliza secretos o símbolos de difícil comprensión, que se transmiten a una minoría selecta. En donde se busca comprender al mundo y a las personas a través de sus causas internas.

El parapsicólogo utilizará en este caso la famosa llamada "terapia de reencarnación." Haciéndolo tener la certeza de que está aquí, en el presente, mientras al mismo tiempo tiene la sensación de estar en el pasado, con otra personalidad, para comparar y entender el origen de sus posibles traumas.

Su chamán amigo en estado de trance, herencia de su madre, une este mundo con el otro. Pero esta unión no se puede realizar sin conflictos ni dolor ya que en todo ritual chamánico vamos a encontrar elementos de dolor, muerte y resurrección.

Así que prefiere recurrir como prima vez en Jung Kook, a sus estudios en parapsicología y no a sus cualidades de Mudang, nombre con el cual se los conoce comúnmente a los chamanes en Corea.

Así que Tae comienza con el intento de apaciguar, en lo posible, el tormento de emociones que recorre todo el cuerpo del zagal. Que sumado a las emociones recientes de confecciones y demás. Supone un incremento tanto de su ritmo cardíaco como de su estado de ansiedad.

—Procura respirar conmigo Kook, necesito que inhales profundo y exhales muy lentamente... Sigue mi ritmo, trata de concentrar tu atención en el aquí y el ahora —articula Tae decidido, tratando de calmar a su amigo para poder predisponer su cuerpo a lo que deberá soportar luego.

A un costado y entre las sombras del consultorio, se encuentra Jimin templado pero con un incrementado resquemor que nace desde lo profundo de su pecho. Observando como su amado, lentamente, va cediendo ante los pedidos constantes de su amigo pero con un deje de miedo de lo que verá cuando a su mente, la atrapen sus recurrentes sueños.

Por su parte ha cesado -en gran manera- las sensaciones de habitar entre dos mundos paralelos, pero no por eso deja de ser susceptible ante lo que no se puede explicar científicamente. Así que se prepara para estar y acompañar como pueda y desde donde se lo permita Tae.

—Muy bien Kook, creo que estamos listos... ¿Qué opinas amigo? —cuestiona el parapsicólogo al morocho que logró calmarse bastante, logrando mantener estable su inminente ansiedad.

—¿Qué estoy cagado hasta las patas? Tu dale nomás... Ilumíname —le comenta el joven morocho entre risas compartidas por todos.

Decidido a afrontar lo que tenga que afrontar y lograr conocimiento de lo que debe sanar o de cuál es su propósito final en esta vida.

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Los amito mucho ♥️