₵₳₱. 32 "Desbordado"
"Yo te quiero mi morocho" inesperada confesión de mi rubio que fue sellada por el roce profundo de nuestros labios, proclamando el comienzo de algo muy intenso por lo bajo. Sin segundas intensiones, sin darle más vueltas que sentir el ardor que abraza intrínseco nuestros menesterosos cuerpos.
Y aunque -lamentablemente- no pude responder lo que debiera con vocablos, al quedarme pasmado y congelado en mis funciones mentales en ese momento, traté con todas mis fuerzas de expresar a base de roces indigentes, lo que dicta mi corazón a cada instante que lo observa.
Pero ahora, me encuentro en mi departamento rememorando como un idiota lo que el viento se llevó en esa coyuntura... Cinco palabras cargadas de un inmenso afecto que fueron expedidas por sus labios dejando al desnudo, al sensible órgano palpitante habitante de su pecho.
Hermoso y mágico momento que el imbécil que les habla no supo como remediar cuando ingresó -nuevamente- mi hermano entre risotadas, pidiendo que termine de una buena vez con la follada.
Y entre gritos y malos modos de mi parte mientras le escupía al pariente que "supuestamente" me quiere que se regresara por dónde vino o que se fuera a la mismísima mierda, Jimin escapó todo colorado de mi lado, que ni tiempo tuve de evitar que se alejara.
Así que, si le sumo a todo esto el intenso dolor de cabeza que me aqueja en estos momentos, puede ser que mi creciente mal humor alcance los mismos niveles de ebullición del agua de la tetera sobre la hornalla.
—¿Ya se te puede hablar o seguirás con ese mal humor que se te escapa por los poros? —escucho la juguetona voz de mi hermano mayor al otro lado de la mesa, y tengo que contar minuciosamente hasta diez para no levantarme y continuar con la redada de improperios que tuvo comienzo más temprano, cuando Jimin -inesperadamente- se fue de mi lado.
—Mejor cállate —le suelto tomando una manzana del frutero mientras la muerdo con extremada rudeza.
—¿Pero qué sabía yo que ese hombre era especial para ti? Si según tus dichos, todos eran simples folladas —articula restándole importancia al asunto mientras prepara la infusión para ambos como si estuviera en su casa.
—¡Deja de llamarlo así maldición! Su nombre es Jimin ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?
—Okeyy hermanito, pero ese tal Jimin ¿No es medio grande para ti? —cuestiona dejando la infusión frente a mis ojos y robando -jocoso- la manzana de mi mano. Y me enerva de inmediato su pregunta y a consecuencia, exploto golpeando con cuantiosa intensidad sobre la mesa mientras me incorporo rabioso.
—¿Y eso a ti qué mierda te importa? Así sea un abuelo al lado mío ¡Es mi puta vida y una decisión que es solo mía! ¿O acaso te pondrás como tú querida mamita? —le escupo sobrepasado y sin soportar nada ante la intensa cefalea que me ataca y los recuerdos del pasado.
—¡Wow! ¡Bájale a tu intensidad hermanito! Era solo una mísera pregunta. Y aunque se lo mira de más bonito, por cierto, solo me parece algo mayorcito para ti, por eso te decía.
Me agarro la cabeza mientras me asiento nuevamente en un novicio intento de mantenerme en renuente control. Si dejo que mis emociones salgan a flote, temo perderme -de nuevo- en los confines de mi retorcida mente que últimamente me juega en contra más que suficiente.
—¿Jung Kook? —Hobi se arrima hasta mi lado y colocando su mano sobre mi hombro, anuncia: —Calma hermanito, respira... Ahora, ¿me puedes decir que te sucede?
Y justo ahí, en ese preciso momento, es donde tomo real conciencia de que mi respiración se aceleró sobrepasado de mil maneras.
—S-solo... —trato de forzar palabras percibiendo la incorporación paulatina del aire a mis renegados pulmones —S-solo d-déjame... ¿Quieres? No te metas, no preguntes, no indagues, tú no sabes nada de lo que nos sucede -realmente- a nosotros —finalizo mi acongojada verborragia con unas inmensas ganas de llorar como un bebé de pecho sin darme cuenta del verdadero peso de mis palabras.
Entonces, un silencio sepulcral se adueña del lugar en donde solo se escuchan mis incipientes y ahogados sollozos. Y al cabo de unos minutos, me atañen los brazos de aquel hermano que vastas noches me arrullaban siendo un niño, apoyando mi cabeza sobre su pecho y logrando que me desarme en cuantiosos lamentos.
Tañido rasgados en clamor que traen aparejado los recuerdos de mi antaño, las razones del desprecio de mis parientes más allegados, el dolor que atravesé siendo tan joven cuando me dejaron de lado y el aflore de todos mis sentimientos juntos que ahogan mi garganta en un vigoroso nudo.
—Llora mi niño —murmura mi hermano enteramente afligido —. Lamento tanto no estar a tu lado todos estos años. Te juro que nunca fue mi intención abandonarte cuando más me necesitabas, pero es que nuestros padres no me decían por teléfono las verdaderas razones del por qué de tu partida de la casa.
Entonces, sollozo aún más fuerte aferrándome a su torso con todo el peso de lo que me sucede. Y es que muy dentro mío sé que no es solo su visita lo que me sensibiliza hasta este punto de partida, es una suma de situaciones vividas y otras tantas perdidas. El maldito dolor de coexistir una vivencia anticipada que no se sintió mía hasta que apareció cierto rubio de mis ensueños en batalla. El dolor de reconocernos como parte de un "nosotros" y haber dejado que se vaya sin decirle lo que punza por escaparse desde mis trémulos labios.
—Yo r-realmente l-lo q-quiero Hobi —tomo aire para abrir mi corazón al único lazo de sangre del que nunca recibí desprecio —Él, es mi complemento, esa parte de mi todo, el que aúna uno a uno mis retazos perdidos haciéndonos uno, sin siquiera ser consciente de provocarlo —absorbo mi mucosidad como un niñato, dejando salir luego un extenso suspiro que me nace desde lo profundo de mi pecho.
"¿Pero qué diablos estoy haciendo?" Se me cruza por mi jodida mente, lamentándome de hechos que pueden ser fácilmente remediados y yo acá, solo siendo una bola de gimoteos sin llegar a ningún puerto mientras Jimin debe sentirse lo más parecido a un trapo desechado.
—Lo lamento tanto hermanito —toma mi rostro entre sus manos —Y te juro por el amor que te tengo, que si veo ese lindo par de piernas rubias no me alcanzará la vida para reverenciar que me perdone por mis dichos.
Le muestro mi rostro con el ceño enteramente fruncido ante sus palabras. No me gusta para nada que lo vean como un objeto de deseo aunque sé que me es inevitable eso. Y más todavía, cuando me percibo un hipócrita ya que yo lo observo con la misma llamarada intensa desde la profundidad de mis ocelos.
Entonces, un pequeño sonido de carraspeo nos demanda direccionar nuestros ojos hacia el ingreso de la cocina.
—¿Qué decías, hermano de Jung Kook? —cuestiona mi rubia deidad con extremada seguridad en sus palabras. Deidad que se presenta cual ofrenda hacia mis besos que queman por marcar la nívea piel de su cuello.
Por el otro lado, ingresa como un animal agazapado, mi roomie a su costado, posicionándose a nuestro lado y golpeando con delicadeza el hombro de mi hermano articula: —Que la fuerza del Señor te acompañe en ésta, mi bonito —en tanto sus miradas se conectan emanando cierto brillo especial desde sus ojos.
"¿Pero qué mierda..?" Se inmuta mi cabeza ante sus dichos y la forma en que sus cuerpos se expresan frente a mis ojos.
Gracias por leer, comentar y votar 🥰
Los amito mucho❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro