₵₳₱. 31"Sublime entrega"
El calor que emana desde su dermis a la vez que quema en lo profundo de mis entrañas, me tienen totalmente poseído a su merced.
Dejarme ser arrebatado por su firme tacto es la puta gloria. Totalmente menesteroso de cada centímetro de su duro y venoso falo golpeando sin piedad los recovecos de mi estremecido canal mientras se acrecientan mis gemidos al percibir mi inmovilización desde sus manos.
La maldita sensación de dominación de su parte me trae aparejado un aumento considerable de mi libido, y en los entretejes de mi mente comienzan a fundirse mi escasa consciencia de lo que no debo con lo que quiero con creces.
Llevado más allá con mis manos atadas, percibo un fuerte escozor al tirar de las mismas sobre que quiero -por inercia- tomarme del barral para adquirir algo de control sobre mi agitado cuerpo, provocando mi estremecimiento más la emisión de un gutural gemido de satisfacción.
Su cadera, su candente meneo de cadera es completamente bestial y cada azote recibido en mi culo me hace entablar dialectos de otros tiempos que ni recuerdo parlar. Emanando continuos fluidos que mojan mi ombligo que sumado a la fricción del frío roce del mueble abajo mío, me hacen delirar.
—¡M-maldita sea pendejo! N-necesito... —jadeo abajo suyo, apresado por su caliente pecho sudado mientras muerde incesantemente mi hombro —. Ne-ecesito... to-ocarme...
—Ni lo sueñes cariño —emite ronco y bajo sobre mi oído mientras me penetra sin descaro —, vas a acabarte sin ayuda, solo conmigo follándote bien duro...
Resuena una firme nalgada antes de ser arrastrado hacia abajo, cayendo sentado sobre su caliente vara que me traspasa de lado clavándose bien rudo. Y solo puedo gemir profundamente rogando que no pare sobre que mueve su pelvis en círculos mientras apresa con firmeza mi garganta.
La maldita necesidad de sentirme solo suyo y que juegue con los hilos de mi vida, se me cruza remoto en mi trastocada cabeza. Y dejándome llevar por el torrente de sensaciones le suplico: —Ahógame...
Percibiendo en automático como su otra mano se entierra duro sobre la blanca carne de mi cadera mientras comienza un tortuoso vaivén, arrastrando hilos de saliva por mi arqueada espalda. Y al ejercer más presión sobre mi cuello mientras tira de mi cabeza hacia su cuerpo me cuestiona: —¿Así, o más fuerte mi vasallo?
Y el obsceno jadeo que se escapa desde lo profundo de mi garganta provoca su enardecimiento. Y afirmándose a mi cadera, mientras me aprieta el cuello con mayor tesón, se entierra presto y sin dudas. Dejándome hecho una gelatina a merced de su cuerpo y su control.
La sofocante prensión eleva tanto mi excitación como mis placeres ocultos hasta de mi propio conocimiento, dejando mi cabeza hecha un solo lamento de placer con aflicción más una rastrojo de culpa, del cual Jung Kook se ocupa de inmediato de taparlo a base de estocadas profundas, llevándome más allá del límite que creí soportar alguna vez.
—¿Cariño, estás conmigo? —resuena en los confines de mi mente y solo puedo gemir ante su impronta sin poder formular una maldita respuesta.
Solo dejarme llevar...
Repleto de un placer inconmensurable y en una nube indecorosa de otro plano terrenal.
Y es tan, pero tan intensa la fusión del ardor con el gozo que siento en mi interior, que promueve mi babeo. Dejando flácido a mi cuerpo y entregándome a su placer que es mi menester -en creces- hasta que escucho a lo lejos: —¿Jimin? ¿Cariño? ¡Responde! —exige aflojando -velozmente- el agarre de sus dedos.
—E-estoy a-aquí —contesto como puedo y en un hilo de voz, dado a mi reseca garganta que reclama ser tomada con presteza desde sus fuertes dedos.
—Creo que por hoy es suficiente —anuncia JungKook, e inclinando mi cuerpo hacia adelante con suma delicadeza, desata mis manos mientras me deja sentado sobre su dureza. Luego me gira y sin salirse de mi cuerpo, me besa y acaricia con suma ternura mis muñecas —¿Así estás mejor, cariño? —pregunta mientras besa despacio cada fragmento de mi brazo.
Y como me cuesta hilar coherencias en mi cabeza, le respondo con mi contextura entre jadeos al menear mi cadera sobre su duro miembro enterrado en lo profundo de mi cuerpo.
La cabeza roma de mi pene está que explota... Necesito tocarme con urgencia o me volveré un maldito loco si no me vengo.
—¡Maldición Jimin! No me das un puñetero respiro aunque estabas casi ido, pero recuerda cariño, que tú decides hasta cuando...
Dicho esto, me gira levantando y aunando mis piernas en el aire hasta quedar frente a su rostro, y apoyando mis pies sobre el asiento mientras rodeo su cuello con mis brazos me dicta —Debemos ocuparnos de un duro asunto por estos lados, pero tienes prohibido tocarte si es que no quieres reprimenda.
Se levanta conmigo de un solo jalón, tomando mi cuerpo desde mis glúteos e inclinando su cuerpo hacia atrás, se hunde profundo en reiteradas estocadas que barren con cada pensamiento crítico que me resta, mientras echo mi cabeza por detrás, dejando salir todo tipo de improperios.
Dos, tres, cuatro embestidas bien profundas, y siento formarse un cosquilleo intenso en mi bajo vientre. Y envalentonado confieso: —¡Sí! ¡Ahí mismo! S-sigue a-así.
La contracción de mis paredes deben verse reflejadas en la prensión de su pene, que apoyando -de inmediato- la porción superior de mi espalda sobre una pared lindera, separa con eficacia mis glúteos para socavar aún más profundo —Nos venimos juntos mi plebeyo. Quiero llenarte con mi caliente leche y ver cómo se escurre por tus piernas...
Me aferro a sus cabellos con la fuerza que le restan a mis dedos y sintiendo su aliento sobre mi garganta, rebusco sus labios para besarlo sucio e impaciente, entregando mi lengua al ocaso de sus succiones y dientes.
Un par de segundos lanzando todo tipo de comentarios sucios y me estaca a la pared liberando su espeso y caliente semen por dentro. Explotando a consecuencia del vivo ardor que me recorre por dentro y apresando sus cabellos hasta querer arrancar algunos de ellos mientras rasguño todo a mi alcance en el proceso.
—¿¡Pero qué demonios!? ¡Lo siento Kooki! ¡Realmente lo lamento! — Nos congelamos al escuchar la voz proveniente de un tercero.
Y aunque me excite eso de que nos vean en caliente, luego de acabar, me regresa la escasa consciencia que me apremia. Retomando mi rostro en mil rojos al instante de que me percato de su presencia.
—¿Se puede saber qué carajos haces aquí, Hobi? —cuestiona mi imponente morocho, resguardando mi desnudez con su cuerpo.
—Tu jefe me dijo que estabas aquí, promocionando el nuevo lugar. Pero por lo visto se le escapó un pequeño detalle, tu follada de turno... Y por cierto, lindas piernas rubio.
”¿Pero qué mierda?" Me resuena en la cabeza aunque me encuentre lo suficientemente mareado de los restos de mi entrega.
—¡Vete a la mierda Hobi! —escupe Jung Kook totalmente irritado —Y su nombre es Jimin, no "follada de turno" o "rubio" —enojado como nunca lo he observado se estira para alcanzar su camisa y tapar, en parte, mi desnudez.
—¿Te encuentras bien cariño? —me pregunta en un cálido susurro, acariciando mi mejilla y sin salir -del todo- desde mis adentros.
Entonces, percibo como empiezo a chorrear por el interior de mis muslos, y alarmándome e incrementando mi incomodidad, le digo: —Déjame en el piso Jungkooki —y sobre que suelto el apodo, me pego mentalmente —, digo Jung Kook.
—Jungkooki me encanta... mi bonito. Solo deja que despida al estúpido de mi hermano y estoy de nuevo contigo —se retira dándome un efímero beso que quema sobre que me roza.
Y no sé si es la consecuencia de nuestros actos o la manera de reclamar su alma como mía.
"¿Hermano?" Rebusco en mi desordenada mente para ver en qué punto se encuentra la relación con su familia según el recuerdo de sus palabras.
Luego, lo observo ponerse los pantalones a toda velocidad mientras le grita que se mantenga lejos y ni se le ocurra mirar. Y con su exquisito torso desnudo se aleja en dirección al intruso.
Dejándome apoyado a la pared y envuelto en su gran camisa mientras trato de rebuscar mis extraviadas fuerzas entre tanto libido para luego caminar hacia el lavado y asear el pegote que chorrea impune por mi pierna. Eso, sin contar el tirante pegote de mi abdomen.
Suspirando en profundidad e impregnando mi cabeza de fugaces rememores, se me hace casi imposible creer hasta el punto en que llegamos. Desde follar sin un maldito cuidado, y me refiero tanto a la puerta de acceso como al preservativo, hasta dejarlo ahorcarme casi al punto del delirio y encima hablando en lenguas extrañas.
—Jimin, oficialmente te has vuelto un demente... Comidilla para los terapeutas —me digo entre susurros.
En eso, regresa mi imponente morocho al cual en "gozo" amo llamarle pendejo, cuestionando como me siento.
—Ven aquí cariño que te ayudo, tengo conmigo tus prendas, pero debo lavarte primero el vientre y esas gloriosas piernas que te cargas... Al final, debo terminar por darle la razón al idiota de mi hermano.
Mi expresión se muta en cuestión de segundos y no pasa para nada desapercibida por el joven frente a mis ojos.
—¿Jimin? ¡Mírame! —eleva mi mentón con extremo cuidado —. Me refiero a tus piernas y no, a ser la follada de turno.
Sus cálidos ojos me transmiten toda la seguridad del mundo que necesito. Y en este preciso minuto nada más importa, solo perderme en la inmensidad de su mirada acompañada de su perfecto rostro que me regala una bella y genuina sonrisa.
—Me gustas Jimin, y mucho... Y eres tú al que elijo por sobre todas las cosas del mundo. Y eso, incluye hasta mi familia.
Lo observo sintiéndome, repentinamente, un pequeño niño necesitado de mimos y de afecto. Y decido confesarme con mis ojos brillosos en una especie de anhelo incontenible para mis adentros... Que él es para mí también, la parte primordial de mi todo.
—Mi cuerpo te reclama con sumo deseo. Pero mi corazón late fuerte más allá de la piel que profesamos. Y aunque sé que es muy pronto, yo te quiero, mi morocho...
Empezamos 🔥para terminar 💖
Gracias por leer, comentar y votar 😍
Los amito mucho❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro