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₵₳₱. 30 "Escocer"

"Márcame... Transforma este fuego que quema por dentro en un puto dolor placentero..."

¡Y maldita sea si no me prendo fuego aquí mismo explotando ante la necesidad de hacerle caso! Atónito es parvo al modo en que quedó mi cuerpo estremecido ante sus actos... Tan desinhibido, tan anhelante de mi duro tacto, tan perverso y a la vez angelical. Una maldita dualidad que pone mi mundo de cabeza.

—Ven con tu amo —resuelto le digo soltando nuestros falos para arrastrarlo desde sus mejillas empapadas en fluidos y lamer todo el contorno de sus labios con extrema devoción.

Su sabor, su maldito sabor a necesidad divina y a oscura posesión me dictaminan que debo ir más allá de lo prudente y hacerlo rogar por mí toque.

Sentir que su penuria está en la misma sintonía que mi intensificado apetito y que este hambre voraz de subyugar a mi merced tiene dos activos participes desde siempre, provoca que mi mente se nuble de rememores en donde me tuvo rogando porque se entregue y por el otro, reclamando con bestiales estocadas dentro y fuera de él.

Sus jadeos, incrementado deseo de cederme su poder, hacen eco en mi caliente y palpitante miembro que se restriega sobre la fina tela de sus pantalones que molestan hasta que su pequeña mano aprieta y desparrama, mi líquido pre seminal; provocando mi jadeo.

Me alejo de su rostro gimiendo y maldiciendo por lo bajo, observándolo completamente acalorado y rozagante y acariciándose con la humedad de la palma de mi mano, cual gatito necesitado, mientras aprieta su mano con presteza sobre mi condenado    miembro.

Y su bendito y sensual rostro en este preciso momento, es el perfecto lienzo para desarrollar mi arte.

Velozmente mi mano realiza un golpe seco sobre su mejilla que transforma su anhelante mirada en un mar sombrío de afección. Y realizo de nuevo el gesto recibiendo como apremio una intensa masturbación más los más fascinantes jadeos emitidos desde sus belfos.

—Te encanta que te queme la piel por mí tacto pequeño ¿Me dejarías marcarte más? —susurro ronco sobre sus labios apresando nuevamente su rostro nada gentil entre mis dedos mientras deslizo mi lengua sobre sus abultados ribetes que se abren cual ofrenda a mi favor.

—Soy tuyo...

Responde ante mi impronta y soltando mi mano de su rostro mientras me encargo de consumir todo rastro de oxígeno desde la fusión de nuestros labios, me limito a desvestirlo presuroso con ganas de desgarrar cada tela pero totalmente consciente de que no tengo ninguna ropa de cambio.

Así que moldeando su cuerpo ante los tirones de mis brazos, me deshago de sus ropas inferiores para percibir la suave textura erizada de su blanquecina piel. Y abandonando sus adictivos labios me deslizo por su camisa entre abierta regalando suaves besos acompasados con la firme prensión de mis dedos.

Al llegar a su ombligo me detengo hundiendo mi inquieta lengua en aquel lugar mientras aprieto con necesidad el bamboleo de sus menesterosos caderas. Y designo a aquel lugar para realizar mi pedido de reclamo territorial, mordiendo y apretando todo a su alrededor mientras mis manos se elevan recorriendo su agraciado torso para retorcer sus erectos pezones con afán.

Se enrosca entre mis brazos pegando su húmedo miembro en rebote sobre su abdomen mientras pellizco reiteradas veces, estirando y doblegando su dureza al punto de escocer y enrojecer. Aferrándose con sus uñas a mis hombros en el ínterin que sorteo lamidas entre la exquisita dermis de su abdomen y su lloroso falo.

—¡Maldición pendejo! —sueltas ido y echando tu cabeza hacia atrás mientras empujas con ímpetu tu cadera hacia el fondo de mi garganta y agarrando con firmeza, mis cabellos.

Y te dejo ser para que no te reprimas al experimentar el poder de darte placer... Y que tú entrega y mi merced sean la perfecta ecuación para nuestra pasión, mutando de sumisión a poder total. Una ola de emociones que vienen y van y que estoy dispuesto a ceder mi lugar las veces que sean necesarias para verte gritando de deleite.

Bendita visión borrosa de mis ojos entre lágrimas del ahogue, mientras aprieto con fuerza los costados de tus piernas.

Tu pelvis brillosa como una perla, chorrea sobre la unión de tus nalgas y poseso en el momento de dejarte ser intenso y sin piedad contra mi glotis, deslizo una mano acopiando humedad que deslizo sin misericordia sobre tu agujero.

Me sueltas el cabello para elevar tus caderas, fuera de mi cavidad bucal, ante la profunda intromisión de mi dedo mientras emites quejidos de gozo con una pizca de molestia. Y morboso como pocos, deslizo mi codo y mi tronco para evitar que cierres por completo tus piernas.

—No, no, no... Nada de quejas mi  perversa debilidad... Ya dejé que me usarás a tu antojo y ahora que lubricamos la zona, es hora de cambiar.

Y apresando tu hombro izquierdo te mantengo relativamente en el lugar, mientras me afirmo con mi cuerpo sobre el interior de tus muslos sintiéndote temblar. Aprovecho en cuanto relajas para incorporar otro dedo torneando tu caliente cavidad.

—Eres el puto hombre más sexi y hermoso de todos los condenados mundos... Ni tu otro yo me tiene así de loco y a sus pies —susurro cerca de tu sonrojado rostro —. Tan caliente, tan perfecto, tan mío...

Me deslizó por tu cuello lamiendo y besando con cierta presión. Y la aparición de lamparones rojizos sobre tu sensible piel me vuelve un poseso por querer mucho más.

Deslizas una mano sobre mi coronilla queriendo separar mis ansiosos labios de mi lienzo artístico y reniego mordiendo tus pezones con fervor. Obtengo como resultado un profundo gemido seguido de un sonido aparentemente lamentoso.

Y retirando mis labios de tu zona de escozor me acerco hasta tu oído para decirte fuerte y claro: —Recuerda cariño que tú dices hasta cuándo y hasta donde voy, mientras no uses tu palabra de seguridad yo iré siempre por más.

Lamo intenso el lóbulo de tu oído mientras deslizó tres dedos en tu interior, amoldando tu canal para luego recibir mi grosor.

—¿Recuerdas la palabra? —y sobre que la digo me sonrío en tu oído, maldita insólita palabra de seguridad.

—S-sí... —gimes profundo ante la tiranía de mis dedos, pero no contento te reclamo.

—Dila fuerte y claro...

—M-maizal... —articulas y sonrío sobre la sensible piel de tu pecho.

—Esa misma cariño, increíble pero real... Ahora date la vuelta y las manos sobre tu cabeza —dictamino.

Salgo de tu jugosa intimidad lamiendo mis dedos en el proceso que te incorporas para girar mientras apreso con firmeza mi roja cabeza que está a punto de explotar... Debo retrasar lo inminente o me vendré como un hormonal sobre tus nalgas antes de entrar.

—Eres un asco... —me sueltas mientras te giras y recibes como castigo, una sonora palmada sobre tu níveo culo.

—Eso, por atrevido. Vamos a ver si te sigue dando asco luego... —suelto sobre tu hombro y mordiendo en el proceso.

Te acomodo boca abajo sobre la amplia barra elevando tus rodillas de lado, aprovechando la increíble flexibilidad que posees de la nada para nuevamente marcar cada nalga con un seco sonido seguido de una amasada a la enrojecida piel de cada una. Me deleito ante el tono que toma el contraste de mi reclamo con tu normalidad. Pero más me deleito al percibir tu estremecimiento seguido de un gutural gemido.

Entonces aprovecho a intercalar rudas caricias con la intromisión a tu profundidad, salivando en el proceso para no entrar en seco mientras distribuyo húmedos roces de labios a donde alcance mi rostro. Y luego de unos minutos que te enroscas como bicha, separo tus nalgas para hundir mi rostro en tu gloriosa obscuridad.

Tus malditos jadeos desesperados mientras golpeas con fuerza la barra, me traen loco y cuando noto el agarre de mis cabellos demando: —Las manos sobre la cabeza...

Pero a los pocos minutos, renuente de seguir el proceso pactado, nuevamente estiras mis cabellos. Entonces me incorporo de un tirón acercándome a tu oído —Dije que las manos a la cabeza, pero como no haces caso, te mereces la reprimenda... —y jalando sus cabellos hacia atrás, me fundo en un posesivo beso que comparte la pasión desbordante entre los dos

¡Bendita obsesión de morar usurpando el espacio del otro!

Al separarme y dejarlo jadeando por más, tomo sus manos llevándolas hacia atrás y sacando velozmente mi cinturón, ato sus manos.

—¿P-pero qué mierda? —exclamas queriendo mirar y recibes otro azote como bono.

—Los niños malos merecen perdón, pero tú no tienes acceso a eso cariño, así que te follaré así, bien rudo e inmovilizado de tus brazos —ronco y profundo te digo mientras bajo a toda velocidad mi pantalón para deslizar luego tu cuerpo más al borde del tablón, alineando mi necesitado miembro a tu expandido canal y así traspasar tu anillo de músculos, recibiendo tu opresión en el intento de ir por más.

—¡Sí! ¡Maldita sea! —gritas mientras elevas tu pecho en respuesta, y estoy seguro que el aguijón de dolor se te confunde con el anhelante deseo de que me entierre presto.

—Tranquilo bonito... —susurro recorriendo con mi mano tu escultural dorso mientras respiro como un toro bufador, aguantando el impulso de quebrantar cada una de tus barreras.

Pero me sorprendo cuando empujas tu cuerpo como un animal rastrero enterrándote profundo mediante un gutural grito combinado con dolor.

Y ¡Maldita sea si no eres el elegido!

Así que apresando tu esbelto cuello me deslizo dentro y fuera con ardorosa devoción, bramando a los cuatro vientos la maldita suerte de poseer la dicha de gozarte y de que me goces así.





































👀😈🏃😏🤣

Recuerden que todo lo que se hace con consentimiento del otro es válido, a ti no te gustará (capaz) pero al personaje le encanta. Porque esto es ficción, nunca lo olviden.

Aunque a mí, me estaría haciendo falta un poco de actuación 😏😈🤣

Gracias por leer, votar y comentar🥰

Los amito mucho ❤️













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