Cuando abrí mis ojos y observé a mi bello rubio tan compungido, sentí una tremebunda opresión en los confines de mi pecho. Entonces, con el resto de cordura que pude rescatar en ese momento, me dediqué a transmitirle entre caricias y con la intensa oscuridad de mi mirada todo lo que proclama mi interior en demasía. 

Gritando con destellos de agonía que necesito de su dádiva para seguir conectado a este mundo de los vivos...

Regresar desde los confines de mi mente para morar consciente al lado suyo.

Tomando certero reparo de que quiero finalizar con todo el dolor adyacente que conlleva dejarme llevar, aunque sea inconsciente, por los diferentes grados de alteraciones de mi maldita conciencia. Y entender de una buena vez, las posibles causas de aquel  trauma que me regresa una y otra vez, aunque no quiera.

Pero, lamentablemente, al haber estado ágil en otra representación pero retardado en este plano, me arrancaron de los brazos del hermoso hombre que quiero pernoctar por el resto de mis días, para revisar mis soportes vitales con presteza y descartar que no estaba en progreso de alguna otra mierda.

Dijo el enamorado de mi jefe que el síncope podría ser a causa de una reducción del flujo sanguíneo hacia el cerebro... Lo que él no sabe es lo que me pasa por dentro, creo que ni yo lo sé realmente, pero pienso averiguarlo.

Así que luego de aguantar los diferentes cuestionamientos para ver si estaba en mi cabal autonomía y comprobar que mi frecuencia cardíaca volvía a su normalidad, me dejaron escapar. No sin que primero me traspase con los ojos mi mejor amigo, dándome a entender que hasta aquí llegue sin analizar qué mierda me pasa, a lo que solo respondí con un ligero asentimiento se cabeza.

¡Y ni ahí que les hice caso de ir a reposar! Demasiado tarde vamos ya con toda ésta mierda como para darme el lujo de dejarlo solo a Nam. Pero para mí bendita suerte, tengo un enfermero personal según el doctor Seok Jin, porque antes de que él se retire de mi lado, mi rubia debilidad le cuestionó hasta el modo de controlar mi frecuencia cardíaca y los síntomas que podría observar en mí si estuviera a punto de partir para otra vida... Y no se rían, porque se siente así... Morir y revivir cada día, antes en sueños pero ahora ¡Oh sorpresa! Malditamente despierto también.

Así que ahora estamos en el viejo local, ordenando un poco y promocionando el nuevo lugar como había quedado más temprano con Nam. Y por supuesto que mi hombre no despega su vista de mi cuerpo por miedo a que me dé el patatús y no cuente más el cuento, aunque ahora se haya retirado a comprar unos alimentos.

—¿Será que te podes ir al departamento? ¿Acaso no tienes que trabajar? —le pregunto al pesado de mi amigo que vino con nosotros de colado hasta el local.

—No jodas Jeon, que bien nervioso me tienes, si luego veo que sigues bien te dejaré solo con tu amor. Pero desde ya te digo que mañana, no te salvas.

—Sí, sí como digas... —le suelto. Y de inmediato, aposento las manos sobre mi cabeza ya que una intensa y feroz puntada me ataca, pero la disimulo lo más que puedo cuando recapacito que solo provocará preocupación a los que están a mí alrededor.

Y en eso ingresa -nuevamente- mi belleza con unos envoltorios de comida para llevar, así que dejo lo que estaba haciendo de lado y haciendo señas a Tae nos dirigimos a su encuentro.

—No sabía que traerte, así que compré un poco de todo —me dice algo ruborizado y percibo como se me anuda todo en mi interior... ¡Y maldita sea! Que se mueve o respira y mi vida se contempla inmediatamente a sus pies.

—Está bien cariño, yo como cualquier cosa —le digo. Y de inmediato salta Tae a interrumpir mis palabras.

—¡Mentira Chimmi! No sabes la tremenda escena que hace si compramos verdu... —me lanzo a su lado y le tapo sus vocablos, lo que menos quiero es hacer sentir mal a mi rubia debilidad.

—No le hagas caso a este tarado cariño, solo sabe molestar, verduras está perfecto para mí.

Él, me observa coloreando de tenue carmín sus mejillas y entonces, quiero pellizcarle los cachetes hasta dejar mis huellas completamente marcadas en él, pero luego observo que se retrae demasiado sobre su asiento.

—¿Qué sucede? —le cuestiono por lo bajo mientras Tae engulle sin fin, es más, creo que ni tiempo a respirar se da. 

—Nada, es solo que... —mueve sus pequeños dedos algo nerviosos —. Es que... No sé casi nada de ti, ni tus gustos, ni tus preferencias... Y sin embargo, es tanto lo que contemplo en mi interior por estar a tu lado, que me hace replantearme si es correcto todo lo que siento... Y va más allá de la edad... 

Agarro su inquieta mano por lo bajo y regalándole mis más sinceras sonrisas le comento: —No eres el único confundido en todo esto, yo también siento pavor de todo lo que nace desde mi interior al sentirte cerca. Pero de lo que si estoy seguro, es que nunca sería incorrecto lo que nos sucede si cuando me observas, me haces sentir vivo.

La atmósfera fluctúa a una nebulosa de enamoramiento, en donde su anhelante mirada se reencuentra una y otra vez con la mía.

Tierna y dulce de a momentos y por otras, conllevando algo de ira o resentimiento. Creo que lo enoja -en parte- el no poder determinar o etiquetar sus sentimientos.

Y cuando el culo relleno como pavo de mi amigo finaliza con casi toda la comida, se incorpora satisfecho para extender luego su cuerpo y proceder a señalarnos a ambos.

—Mañana, luego del mediodía, los espero a ambos en mi lugar. Coman algo liviano que debemos tratar de averiguar de qué mierda va todo esto y que ni se les ocurra faltar con alguna excusa barata. Ahora me retiro y los dejo solitos mis tortolitos, que un espíritu me espera.

La sonrisa por debajo de mi bello nos sorprende a ambos, porque si algo tiene Tae es que no miente, sino que exagera cuando te dice algo. Y al escuchar el resoplido de su parte ya me imagino lo que se viene.

Entonces me acerco hasta el costado de Jimin y le susurro: —Prepárate... —seguido de un apretón de mi mano en su rodilla.

Lo siguiente es verlo enrojecerse cuando el endiablado de mi amigo le lanza que no es mentira que se comunica con los espíritus, que tiene un poder que heredó de sus ancestros y aunque no es poseído puede actuar de médium.

—Bueno, bueno fantasmón ¿no te estabas retirando? —le insinúo al verlo de más incómodo a mi bello.

—Fantasmón tus pelotas Jung Kook —me retruca antes de darse la vuelta y detenerse en el acceso —Esto es algo serio chicos... No pienso quedarme de brazos cruzados si luego de encontrarse a través del tirano tiempo deciden dejarse derrumbar por miedo.

—No te preocupes amigo que eso, es lo que menos quiero y creo que hablo por ambos ¿no es así cariño? —le suelto y recibo a cambio, un rostro completamente embelesado en mis vocablos, un ángel que me observa con completa adoración en sus retinas y un hombre que me dicta que es tan mío como yo lo soy tan suyo.

No sé en qué momento se retira por completo aquel que buscará formar parte de nuestro alivio en este plano terrenal. Solo sé que en este bendito momento solo estamos él y yo, en un espacio compartido donde sobra el aire entre nosotros y en donde sus labios me llaman como un ferviente imán de adoración.

Y aunque no quiera transportarme a mis recurrentes sueños, ya sea entre dormido o condenadamente despierto, no puedo dejar de observar y ver al hombre que mueve las malditas mariposas dentro mío, así como también al joven que se entrega como fiel servidor de su amo.

Y sobre que nuestras narices se exponen a un trémulo toque que eriza cada célula de mi dermis, me convierto en aquel que reclama con lascivia cada fragmento de su piel.

Un enfermo animal sediento de su dueño con los más bajos instintos por reflotar.

Un menesteroso de lo que me pueda ofrendar, ya sea un parvo o excelsa deidad, en donde lo marco centímetro a centímetro con la impronta de "solo mío"

Y entonces, escucho las palabras que por arte de magia recrudecen mis sentidos...

—Amo... Hazme tuyo... 

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Los amito mucho❤️