Embriagado con su aroma mientras recorre con su danzante lengua cada porción de la piel expuesta de mi torso solo para él, trato de no meditar en nada más que en las sensaciones que fluctúan como una corriente demasiado erótica para mi bienestar mental.

Y aunque cierre mis ojos y me dedique a percibir cada toque que me ofrenda como si fuera una pieza valiosa de algún importante museo, mis miedos latentes de dejarme ser están inmersos en los entretejes de mi mente. Entonces trato de empujarlos bien lejos donde no puedan molestar y me dejen disfrutar del plácido menester de contar con su cálida presencia.

Su ansiado toque a cada fibra muscular de mi ser se transmutan en ondas expansivas de placer que me recubren por completo, dejándome ensoñar por los rememores que se reaparecen en mi mente, de sus callosas manos provocando mi temblor, de sus firmes brazos que me moldean a su antojo, de cada sensual y sugestiva situación.

Jadeo sobre que se mezclan fantasía y realidad en cuanto cierro mis ojos, y entonces es mi guerrero el que me recorre con ímpetu dejando mi soma en rastrojos de necesidad ante su impronta.

Deseo y quiero más a cada segundo que transcurre, de aquel fornido hombre que me hace sentir vivo bajo el manto sin piedad de su toque excesivamente posesivo. Que deje marcas latentes en cada rincón de mi ardorosa dermis y de las cuales pueda encontrarme totalmente satisfecho de poder observarlas.

Y cuando escucho el susurro profundo y rasposo de su voz sobre mi oído, diciéndome "Abre tus ojos" me ahogo en un estremecimiento al reconocerlo frente a mis orbes nuevamente... Mi guerrero, mi gran hombre, mi hermoso dueño. Aquel que batalló contra viento y marea con tal de regresar a mi lado siempre.

Mi hermoso morocho con los rasgos más suavizados pero conservando el mismo y perpetuo rostro tenaz.

Aquellas facciones que me observan ensimismado en cada rincón de mi roja faz, hablando sin palabras pero dándome la seguridad de que todo estará bien siempre y cuando me encuentre a su lado...

—Eres tan hermoso —susurra -nuevamente- apegado a mi mentón —deseo fervientemente que me dejes morar a tu alrededor, yo sé que me reconoces tanto como yo te reconozco —finaliza.

—Es todo tan loco... —sentencio mirándolo a los ojos, hacia aquellas orbes en las cuales me escudriño una y otra vez.

Y podría jurar que me veo indefenso y pequeñito ante su reflejo, como si fuera el espejo del vesánico tiempo a su favor. Haciendo retroceso a depender pura y exclusiva de su tacto y su calor.

—Dime qué tanto piensas en este momento cariño —cuestiona acariciando la nívea zona de mi cuello y clavículas provocando mi estremecimiento.

E inhalando profundamente le digo: —A decir verdad, solo te disfruto... Aunque me asusta un poco el reflejo que me devuelven tus renegridos y brillantes ojos ¡Es que me percibo tan ínfimo ante tu presencia! Que me hace cuestionar si estoy haciendo lo correcto.

Él, me observa con un rostro envuelto en aprehensión pero dispuesto a escuchar cada frase que se dicte de mis labios.

—Pero sabes que eso no es verdad ¿no? No se trata de ser menos o más que el otro. Se trata de cómo coexisten nuestros sistemas cuando estamos juntos. De nuestro modo o paradigma que nos designa como somos funcionales a esto que nos sobrepasa... ¡No pienses nunca que eres menos! Y perdóname por lo de pequeño, es que...

—Lo sé —sincero le suelto mientras acaricio levemente su rostro —Se que soy el pequeño rubio de tus sueños, porque cuando cierro mis ojos te me representas como mi guerrero ancestral. Y es difícil separar esta realidad de ese mundo paralelo... Eso, ¿a tí te sucede?

—Más de lo que debería ser. Aunque ahora que te tengo entre mis brazos y conozco de tu existencia, mi ansiedad por poseerte de mil maneras lascivas ha mermado en cierto modo —lo observo convertirse todo rojo por lo que ha dejado entrever con sus dichos —. Quiero decir, este... que yo... ¡De seguro que has tenido sueños así conmigo! —exclama sonrojado y no puedo aguantar mis risillas.

—¿Si te refieres a momentos en donde me dejas sin palabras en sueños porque no te puedes contener de dominarme y yo de entregarme sumiso a tu menester que es mi placer? Si te refieres a eso, entonces sí, he soñado toda mi vida contigo. 

Él, me observa detallado a mi faz con cierto deje de asombro y ensombrecida de repente su visión. Y los pequeños espasmos de risas que proclamaba mi rostro se han convertido de inmediato en cenizas de un posible venidero ardor que lo consumirá todo a su posterior.

Mis terminaciones nerviosas reaccionan por completo a la perspectiva de su renegrida barrida por mi acalorado cuerpo y podría jurar en este momento, que hasta conozco mi posible palabra de seguridad.

—Maizal... —desembucho con mis orbes brillosas sin percatarme realmente de lo dicho.

—¿Acaso, me estás cargando? —cuestiona con una hermosa sonrisa ladeada, la cual podría derretir hasta un glacial —. Yo pensé que era mi exorbitante imaginación esa maldita palabra ¿A quién en su sano juicio se le ocurre poner semejante palabra para decir basta?

—Según los recuerdos de mi joven yo de otras épocas, a tí —manifiesto dejando escapar mis sonrisas y perdiendo el enfoque de su rostro cuando se me achinan mis ojos.

Y al no recibir nada por respuesta ante mis palabras, comienzo a calmarme de a poco pensando que quizás se sintió mal por haberme reído de tal manera frente a su haz.

Y lo que encuentro cuando despliego mi mirada, es todo lo contrario a enojo o irritación. Un semblante de completa adoración se profesa por todo su rostro a medida que acuna entre sus dedos mi estremecido rostro.

—Sé que te asusto —articula sin perder de vista mis facciones con sus brillantes orbes —Pero no puedo disimular como palpita mi pecho cuando te veo sonreir sin impedimentos, cariño.

Mi cuerpo entero trepida ante su afecto, encendiendo por dentro y quemando todo a su alrededor.

Algo más fuerte que el deseo o posesión de que consuma mi ser por completo, más allá de lo carnal.

Una cálida sensación que se aloja en el medio de mi desnudo pecho y que se me representa como las cuatro letras de un concepto universal.

—Es amor... —le digo.

Hipnotizado ante su cercanía. Mi pecho contiene la respiración con tal de alargar el momento en que sus orbes se encuentran con mi amelada visión... Y finalmente creo, que me volví repentinamente loco...

—Y-yo... —arrastro mis pensamientos para ver cómo zafar de la situación hasta que escucho.

—Tienes razón... Es simple y llanamente amor... Y no rehúyo ¡Es más! Lo asumo —se ubica mejor entre mis piernas apoyándose sobre su codo mientras con su mano libre peina mis rebeldes hebras doradas que no tienen acomodo alguno —. Me gustas Jimin... Y mucho.

Percibo como la glotis de mi garganta se cierne ensimismada, mientras una oleada de inmenso afecto atiborrado me recorre la columna vertebral.

Y solo atino a elevar mi mano para dejar acunar su varonil rostro entre mis pequeños dedos, queriendo gritar lo que anuda en mi garganta... Pero es tal mi conmoción, que solo puedo jadear sincero expidiendo sinceridad en mi mirada... Es que tengo miedo de afrontar algo que se vuelva luego espectral, quedándome con migajas de un posible "pudo ser" y con un abarrotado corazón entre mis manos.

Y maldigo por ser así, escondido para mis adentros, maldigo mi necedad de no dejarme llevar. ¡Me dijo que le gusto! Aquél hombre que en sueños amo desde la eternidad y aún así, conllevo miedo en cada uno de mis movimientos, lográndome congelar.

—¡Hey! ¡Cambia esa cara cariño... No estoy pidiendo que me retribuyas lo que te digo... Solo me deje llevar por cada sensación que aflora dentro mío, por tener la dicha de haber sido capaz de reconocerte mi hermoso hombre de antaño... Mira si me viera Tae en este momento, de seguro que me jala de un tirón de orejas por ser tan arrebatado y asustarte con mis cursilerías y demás... Ven aquí.

Se recuesta sobre el lecho y jala mi cuerpo contra el suyo, apegando mi espalda a su amplio y cálido pecho mientras acaricia despaciosamente mis brazos.

Y me inundan diez mil emociones incapaces de retener... Este gran hombre en cuerpo de niño, con semblante joven y actitud de hombre añejo, me entrega todo de sí sin pedir ni siquiera una migaja de mis sentimientos. Y aunque se que puedo ser transparente con mis orbes durante un período de extrema conmoción, necesito recapacitar con urgencia y alejar esta aprensión que me consume por completo.

Me estremezco ante los dulces besos regados por mi espalda y hombro  mientras percibo como golpetea su corazón con sumo afecto. Y aunque lo acompañe una respiración pausada, los suspiros que se le escapan de a momentos, dan indicios del tumulto reinante en el interior de su cuerpo.

Nuevamente me sobrepasan las emociones y no puedo retener la humedad de mis ojos...

Estoy siendo un cobarde y un hipócrita con mis propios sentimientos y provocando un sin fin de suspiros con desgano a aquél que logra templar mi cuerpo solo a base de mimos.

—Cariño ¿Qué sucede? —se incorpora sobre mi cuerpo y corriendo mis cabellos observa mi inundada visión —¡No, no, no..! ¡No llores! Está bien, está todo más que bien... ¡Por favor! No puedo ni quiero verte sufrir...

"¡Dios mío! ¿Cómo puedes ser tan lindo?" Articula mi mezquina consciencia.

Y queriendo taladrar y hacer desaparecer con todas mis fuerzas, las sugerencias que me dicta la razón del porqué no debo, me dejo llevar al darme la vuelta y enfrentarlo directo a sus anhelantes ojos.

—Tu también me gustas mucho Jung Kook...

Haw 🥺me puede todo😭

Se gustan lpm🥺😭

Gracias por leer, comentar y votar 🥰

Los amito mucho❤️