𝐏 𝐫 𝐨 𝐥 𝐨 𝐠 𝐨
Madrid, España
Torneo de Esgrima
Sentía el sudor correr por mi frente, mis músculos ya me estaban reclamando de toda la tensión que se había acumulado, la presión que sentía por los espectadores y sobre todo de mi entrenadora no era factores que me ayudaran a concentrarme, ya estaba en mi última ronda, la chica a la que me enfrentaba esta igual o peor que yo, se estaba complicando el torneo, éramos las finalistas.
Volví a ponerme en posición lista, para enfrentarme al último round y ponerle fin al torneo, los nervios querían hacer de la suyas, pero no dejaba que me consumieran. Me le quedé viendo seriamente a mi contrincante, ella quería aparentar seguridad, pero sabía que sentía el peso que todo esto conllevaba, suelto un suspiro, me aseguro que el piso no estuviera resbaloso. El silencio se apoderó del lugar, solo se escuchaba la voz de los comentaristas, trataba de no poner atención a lo que decían.
El arbitro dio la primera advertencia para que estuviéramos listas de una vez, vuelvo mi mirada al frente esperando a que den la señal.
«En garde, pret, allez »
La contrincante da el primer paso y se acerca a mí, acerca su espada con seguridad y agilidad, esquivo el ataque y se lo devuelvo, soy más rápida que ella y toco su torso, se escucha el sonido que provoca la espada electrónica dando a entender al público que he ganado el último punto que me faltaba para ganar. Suelto un grito por la alegría que me genera saber que he terminado el torneo con satisfacción.
Para finalizar el torneo le doy un apretón de manos a mi contrincante con respeto, le doy una reverencia al arbitro para terminar de una, mi equipo y la entrenadora se acercan a mí para celebrar la victoria de nuestro equipo, a pesar de que estoy efusiva a más no poder, me separo de ellos y decido irme a sentar para calmar el mareo que me consume, veo todo borroso, la bulla que provocan todos al celebrar la victoria me frustra a más no poder, empiezo a caminar, pero todo da vueltas, siento que no voy a poder más, así que empiezo a correr.
Escucho de fondo la voz de la entrenadora llamarme, pero no le hago caso, no aguanto la presión y el sofoco de mi cuerpo, cuando ya voy a llegar a las bancas, todo se vuelve oscuro, caigo al suelo de una forma brusca, cierro mis ojos, siento un dolor punzante en mi tobillo, luego de ello ya no vuelvo a ser consciente de mi alrededor.
Me sumo en un sueño profundo y decido no pelear contra ello.
En garde, pret, allez - 𝐊𝐒𝐉
2022
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